Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 36

A veces basta una palabra mal dicha o interpretada para causar un enfrentamiento que desemboca en una guerra, dejando a su paso innumerables pérdidas y otros tantos conflictos que resolver. Para las leyendas apodadas Liquidador y Desquiciado — al menos entre ellos dos — pocas veces existía ese tipo de problemas. Eran directos y bastante transparente con aquello que sentían o pensaban. Sin embargo, esto no los eximía de enfrentamientos provocados por sus palabras o actuar.

Lo dicho por Jungkook continuaba reproduciéndose en bucle en la mente de Taehyung, por un momento preguntándose si ese idiota era real o un clon pobremente entrenado para tener la audacia de decirle eso.

Habían estado distanciados, para ambos el tiempo corrió de manera diferente, pero no lo suficiente como para olvidar la esencia que los envolvía, quiénes eran ellos en realidad. ¿Cómo podría Jungkook actuar obviando todo lo que conocía de su persona?

— ¿Me guste o no? — Cuestionó buscando rectificar lo escuchado.

— Sí, te guste o no seguiré manteniendo a Hyunjin de mi lado. — Jungkook vio la manera en que Taehyung sacudió su propia nariz utilizando su dedo pulgar mientras avanzaba hacia él, quedándose a escasos centímetros de su persona.

— Comprendo que el tiempo es capaz de borrar y cambiar muchas cosas, quizás por eso ahora mismo parece ser que tu memoria está fallando, pero las cosas conmigo no funcionan así, convicto. Hago las cosas a mi manera y no me tengo que acoplar a tu jodido tiempo o mandato porque simplemente el Liquidador lo dice. Sé que eres un cabrón hijo de puta cuando deseas, pero yo también lo soy. Por virtud o defecto, me desquicio en un santiamén, así que no me provoques porque será lo último que hagas en mucho tiempo.

— ¿Me estás amenazando con joder mis planes, Kim? — Indagó el menor frunciendo el ceño, dando un paso atrás para mirarlo fijamente a los ojos.

— ¿Mis palabras por casualidad se escucharon como una amenaza, Jeon? Porque hasta donde yo sé, si algo tenemos tú y yo en común, es que no ladramos antes de morder. Te estoy avisando.

La cabeza de Jungkook se ladeó, sabía que ese era Taehyung, pero seguía tomando precauciones al no saber qué tan comprometida era toda situación a su lado. No obstante, el reto en sus ojos en ese momento no era una broma o algo que podía pasar por alto. Ese fue el motivo por el cual esta vez, él dio dos pasos adelante, quedando justamente al lado del pelirrojo. No giró su cabeza, su mirada estaba concentrada en el escaso pasaje que desde ese lugar se apreciaba.

— Sabes perfectamente cómo funciona esto. Te metes conmigo, mis planes o mi gente y me olvidaré que he movilizado el mundo por ti, que eres el hombre que amo y a quien le he llorado tanto. ¿Confías ciegamente que eres lo suficientemente fuerte y desquiciado para enfrentarte a mí en estos momentos? — Cuestionó girando levemente su cabeza. — Yo puedo ser tu vida, pero también tu muerte, Kim.

— Mencionas a la muerte como si no fuera yo su propia encarnación, convicto. — Sonrió con cierto cinismo.

— Incluso la muerte trabaja junto a mí cuando liquido. Recuerda eso la próxima vez que quieras amenazarme e interferir en mis planes por puro capricho. Aún amándote, el Liquidador puede ir contra el Desquiciado.

Jungkook comenzó a avanzar, cada paso que daba hacia adelante lo alejaba de Taehyung una vez más, como si eternamente ellos fuesen a caminar en direcciones contrarias.

— ¡Nunca subestimes las cosas que soy capaz de hacer, Liquidador! — Gritó Taehyung mientras se daba la vuelta para observarlo. — Eres casi lo único que me queda en este mundo, sin ti todo se volvería un infierno, pero he vivido en uno desde el puto día en que nací y no me importaría mostrarte el camino.

Jungkook lo observó, pero todo lo que hizo fue sonreír, acción imitada por el pelirrojo que suspirada lleno de alivio por encontrar como siempre un gran refugio en el mirar ajeno. Vio sus pasos detenerse y esperar a que fuese Taehyung quien se acercara a él. No se tambaleó cuando el mayor agarró su cuello y lo atrajo a un beso agresivo, posesivo incluso que él devolvió con la misma intensidad.

— Eres un hijo de puta, convicto. — Sonrió entre besos, descendiendo una de sus manos por la espalda hasta agarrar su nalga derecha, riendo cuando sintió que su propio trasero también estaba siendo agarrado. — Sigues siendo mío.

— Eso es algo que está más que claro.

— No lo olvides. — Reafirmó Taehyung. — Usa condón cuando metas eso que tienes entre las patas en el culo necesitado de Hyunjin.

— Siempre lo he hecho, espero que seas igual de responsable. — Respondía volviendo a unir sus labios. — Es hora de irnos.

— Mantente vivo, imbécil.

— No mueras si no es en mis manos, agente. — Ambos asintieron al unísono, sonriendo mientras chequeaban los alrededores y retomaban sus caminos.

De alguna manera, ambos tenían una misma meta, pero sus caminos para llegar a la misma eran momentáneamente muy diferentes. Taehyung tenía sus propias dudas, responsabilidades y problemas para resolver. Por mucho que quisiera volver todo a como estaba en Madagascar, era imposible hacer borrón y cuenta nueva. Necesitaban vivir para lograrlo y sería difícil seguir respirando con tantas personas detrás de sus pasos. Se encontraba en un mundo lleno de individuos en los cuales no podía confiar.

Sentado al volante de un automóvil, Taehyung condujo en dirección del Club desde el cual estaría trabajando esa semana, al menos eso era lo que verían los ojos situados sobre su persona. Como líder de los Diamantes fue recibido por todos sus hombres en cuando se estacionó. Sin preocuparse le lanzó las llaves del vehículo a un Bang Chan que lo esperaba evidenciando su ansiedad. Obviamente, Taehyung lo notó, mas no se detuvo a averiguar lo que ocurría hasta que ya dentro, una elegante mujer de larga cabellera roja le dio la bienvenida.

Sus instintos se activaron, no cualquier persona podría llegar sin más a ese lugar para esperarlo sin que sus hombres hicieran algo. Bang Chan estaba a cargo, por ende, este seguramente había recibido la orden de dejarla estar. Una única persona tenía la potestad para dar una orden similar, Park Bogum.

No la conocía, no directamente, pero sí sabía quién era ella, se podía decir que era la inversora preferida de aquellos que blanqueaban dinero. Jung Wheein era una cara escondida, escurridiza y aun así bien conocida para ellos. Lo único que Taehyung no entendía en esos momentos era el motivo detrás de su repentina aparición.

Dejando a sus hombres cuidando los alrededores, el pelirrojo avanzó hasta donde se encontraba la mujer que con gracia, seguridad y elegancia se irguió sobre sus piernas para estirarle la mano a modo de saludo. Sentirse bajo el profundo escrutinio de alguien no era una nueva sensación para él, pero le desagradaba cuando no era algo deseado o provocado con toda la intención.

— Un placer conocerte, Mister D. — Habló la mujer aun esperando que su Mao fuese sostenida. — Mi nombre es...

— Jung Wheein, sé quien eres, pero no lo que deseas. No tengo tiempo para perder, así que te agradecería que fueras al punto que te interesa de inmediato. — Con desinterés se sentó en una de las sillas, cruzó sus piernas y observó sus propias manos mientras la mujer lo miraba entre intrigada y disgustada antes de finalmente tomar asiento frente a él. — ¿Qué deseas?

— Tú y yo tenemos un interés común.

— Dudo que tengamos algún interés común tú y yo. — Agregó observando su reloj, levantándose acto y seguido, logrando que la mujer se apresurara a mostrarle varios documentos.

Inexpresivo, así se mostró Taehyung mientras observaba las imágenes borrosas de Jungkook y otras un poco más nítidas. Fue entonces cuando sus pupilas se fijaron en una fotografía bastante peculiar que mostraba a la mujer frente a él junto a Jake Smith, podía diferenciar fácilmente el papel que Jungkook estuvo desempeñando junto a ella. Conteniendo una sonrisa, elevó su mirada porque podía reconocer una persona dolida y rencorosa cuando la veía.

— Tengo entendido que los Diamantes quieren la cabeza del Liquidador y yo estoy dispuesta a entregársela siempre y cuando me ayuden a recuperar todo lo que él me quitó.

— No quieres entregármelo, deseas buscar información y que lo encontremos para poderlo tener de rodillas frente a ti pidiéndote perdón por algo que hizo. Necesitas restaurar tu orgullo, uno que asumo el Liquidador pisoteó. Por eso ahora vienes para que sus enemigos hagan el trabajo sucio, pero guiándome por estas fotos, el agravio provocado lo perdonarás en un abrir y cerrar de ojos si ese tipo te da la oportunidad que deseas. Ese sería un gasto de tiempos y recursos que no me interesa afrontar por un corazón partido.

— Han querido alcanzarlo desde hace mucho, tengo contactos que me pueden dar el día y la hora en que podrán desaparecerlo de este mundo para siempre y no solo temporal. Sé que si alguien puede matarlo, eres tú.

— En eso te doy la razón, soy el único capaz de matar a ese hijo de puta, pero no me gusta que me utilicen de verdugo para implantar sentencia.

— Mister D, está perdiendo una oportunidad maravillosa de...

— Yo sé perfectamente lo que hago o dejo de hacer, definitivamente no necesito que alguien me lo remarque. Si me disculpas, ahora tengo cosas que hacer, mis hombres te acompañarán a la salida. — Espetó poniéndose de pie sin volver a mirar las imágenes o a la pelirroja de mirada altanera que sonreía de manera ladeada.

— Estás cometiendo un error conmigo, Mister D. Yo siempre consigo lo que quiero y lo que deseo en estos momentos es tu ayuda.

— Lo puedo ver.— Asintió respondiéndole su sonrisa. — Que tengas un buen día.

Los pasos de Taehyung se alejaron a una velocidad constante y nada moderada hacia su oficina. Despidió a los hombres que se acercaron a él, buscando un poco de concentración y soledad para pensar. ¿Por qué tenía la sensación de estar en constante observación? Sabía que era así, con todo lo ocurrido no le quitarían la vista de encima, pero se sentía diferente. Todavía existía espacios en blanco de la vida de Mister D o el Desquiciaido dentro de su memoria. Bien podía estar alterada, recuerdos camuflados o borrados, mas necesitaba encontrar los peldaños faltantes de su escalera y camino.

El pasado no desaparece simplemente porque alguien no lo pueda recordar, en el momento menos esperado emergerá como una bestia hambrienta que se lanza a la yugular de su presa para ir desangrándola lentamente. Taehyung lo había presenciado de muchas maneras a través del tiempo, en sí mismo y en otras personas, lo vio amenazar con devorarse a Jungkook.

El pasado, esa bestia que muchos le temen a veces ni siquiera busca matar, sino atormentar, enloquecer, para ir nutriéndose de la desesperación mientras se divierte. Por eso, en comparación con otro tipo de torturas, la muerte sencilla era demasiado fácil y aburrida, el Desquiciado no sería tan benevolente y tampoco le concedería un regalo tan pasivo a esos que habían estado jodiendo sus vidas, a quienes los separaron e hicieron caminar como dos monstruos solitarios cuando ya se habían vuelto uno.

Con una sutil y rápida ojeada al lugar, Taehyung se aseguró que colocar un repetidor de imagen que se filtraría en cualquier cámara que lo observara. En sus oídos colocó un par de audífonos y de su caja fuerte sacó un pequeño ordenador que, después de ese día, tendría que desaparecer.

Él desconocía la existencia e T73 hasta que Jungkook le habló de él, tuvo que verlo personalmente para en verdad interiorizar que por el mundo caminaba más de una persona que físicamente lucía igual a él. Mientras un Mister D estaba en una ubicación, muchas veces a una larga distancia, el otro realizaba diferentes actividades que desconocían. Esto significaba que existían lugares y personas que Taehyung no pudo conocer porque otra persona ocupaba su lugar en esos momentos. Tendría que haber una pista, algún hilo del cual tirar para comenzar a desenredar todo a su manera. Jungkook podría tener sus planes, pero él también tenía los suyos, planes que no compartiría con él.

Utilizando un método de aprendizaje profundo artificial que la agencia había creado y Namjoon modificado, dejándolo disponible exclusivamente para ellos, Taehyung comenzó a procesar varias imágenes aleatorias de diferentes cámaras de seguridad. Gracias a los ajustes hechos por Kim, esta tarea tomaría menos tiempo del necesario y obtendría fotogramas de alta resolución. Con su laptop no sería tan eficiente como en los equipos que comúnmente utilizaban para ese tipo de actividades, tardaría un poco más y debía escoger un poco mejor ciertas diapositivas, pero tenía tiempo para ello.

Segundos, minutos, incluso horas fueron pasando mientras Taehyung restaba atención, esperando que las alertas saltaran cuando su imagen fuese identificada, pero la mayoría de las veces que saltó, él reconocía el encuentro, lo que significaba que se trataba de él mismo y no de otro clon.

— Mierda... — Musitaba estirando su cuerpo, traqueando su cuello y levantándose de su asiento para cambiar un poco la posición.

Su especialidad no era la tecnología, era el estar encubierto, la fuerza bruta, ser un francotirador, esas eran las tareas que mejor se le daba y en esos momentos le hubiese gustado pedirle ayuda a Hoseok o incluso al propio Namjoon. Sin embargo, sabía que en esos momentos ambos le reportarían directamente a Jungkook buscando protegerlo y, si bien Jungkook era capaz de dar la vida por él, no le iba a dejar toda esa carga. Él tenía que ser capaz de salir de esa basura por sí mismo, aunque más adelante utilizase la ayuda de ellos.

Suspirando caminó por la habitación buscando una copa de vino. Únicamente, luego de escuchar la alarma que advertía de una imagen, regresó sin mucho ánimo a su asiento. Esta vez, sus ojos se ensancharon en respuesta, viendo como el programa procesaba la foto hasta mostrarle a un Mister D acompañado de Bogum que se adentraba a un hotel. Según los metadatos del archivo, esa foto fue tomada hacía aproximadamente dos años, diez meses después de lo sucedido en aquel puente.

Guiándose por lo que le había dicho Bogum, en ese tiempo él estuvo en un hospital recuperándose. Si se guiaba por lo que le contó Jungkook, el propio pelinegro había estado en cama por esas fechas. Por un lado, todo encajaba perfectamente, por el otro, no tanto.

Las imágenes no fueron grabadas por una cámara corriendo, para poder procesar las imágenes de esa forma, tuvo que haber sido un equipo de alta capacidad de fabricación japonesa o norcoreana, similar a la que ellos utilizaban para misiones importantes. Un archivo demasiado grande para ser una simple foto perdida en los datos.

Cuando el procesamiento de la foto llegó al final, Taehyung amplió la foto para ver con mayor nitidez cada detalle, fue entonces que notó dos cosas. La primera, esa imagen fue lo que restó de un video que se intentó manipular y borrar, la frecuencia restante le dijo el autor de esa obra de arte, Kim Namjoon.

Por un momento no comprendía por qué había manipulado esa foto, dos clics más al zoom le dieron la respuesta al ver en el reflejo de uno de los cristales a un Park Jimin camuflado cerca de la entrada. Ambos habían estado al tanto de esa reunión, ahora solamente le quedaba saber si esto le fue o no informado a Jungkook una vez que recuperó la consciencia. Asegurarse si al menos lo habían comentado con los señores Jeon o ellos estaban llevando su propia agenda.

¿Para qué y con quién habían ido a reunirse en ese hotel Bogum y T73?

El lejano resonar de unas pisadas lograron que Taehyung borrara rápidamente el historial de su ordenador y lo regresara a su caja fuerte justo a tiempo para evitar que el inesperado visitante lo viera.

— ¿Qué haces aquí, Bogum? — Aunque ellos fueran amantes, Taehyung nunca fue alguien dulce o demasiado suave con Bogum, por eso la apatía en su voz fue algo que en ese momento pasó desapercibido.

— Ármate, vienes conmigo. — Espetó el mayor, observando de soslayo toda la habitación, centrándose en la copa de vino sobre la mesa. — Nos dieron un aviso, no podemos perder la oportunidad.

Mister D no preguntaba demasiado cuando algo así se decía, sabía que era importante por lo que sin más tomó su arnés y siguió a Bogum sin hacer muchas preguntas. No fue hasta que llegaron a la cima de una terraza que Taehyung no unió todos los puntos. Allí, sentada en una de las altas butacas, una mujer de cabello rojo bebía una copa de champán que elevó en su dirección. Al parecer, Jung Wheein se había salido con la suya más pronto de lo esperado. No tuvo tiempo de reaccionar correctamente, en sus manos un rifle de largo alcance fue colocado.

— Todos están cubriendo el perímetro, tu objetivo está en el séptimo piso, quinta ventana. — Habló Bogum mientras estiraba su mano izquierda, recibiendo unos prismáticos que utilizó para comprobar las palabras dichas. — Derríbalo.

— Solo para recordarte, no soy tu gatillero personal. — Espetó Taehyung pasando de Wheein y Park para posicionarse.

Sabía perfectamente lo que le esperaba al ver las personas que tenían la vista fijada en él. Una de las reglas cuando una persona estaba infiltrado era estar dispuesto a sacrificar a su compañero para no volar su tapadera. A veces arreglado, otras, como esa, inesperado.

El corazón de Taehyung latía agitado, conociendo sin necesidad de verlo la identidad de quien tenía que ser abaleado. Estaba seguro de que era una prueba, el problema radicaba en cómo ejecutaría dicha prueba. En un disparo de largo, pero a la vez corto alcance como el que estaba supuesto hacer, el Desquiciado no fallaba, no podía avisar o negarse rotundamente a ello sin una buena excusa.

Cuando sus rodillas tocaron las gravillas esparcidas por el suelo de la terraza y su ojo divisó al Liquidador por la mira telescópica, todo lo que pudo hacer fue respirar profundamente.

— ¿Sabes que en el momento exacto que yo presione el gatillo se iniciaría una guerra sin precedentes una vez más? — Preguntó sin mirar hacia atrás, viendo a Jungkook conversar con otras dos personas, Yoongi detrás de él.

— Fuego.

— Más te vale que esa tranquilidad sea un acto, maldito convicto. — Fue lo último que susurró hasta de presionar el gatillo y ver el tiro atravesar por la ventana hacia el pecho del Liquidador. Hubo algarabía, todos se movilizaron cuando el pelinegro calló al suelo y Taehyung echó a correr junto con quienes lo observaban.

¿Cómo han estado? Ha pasado casi un siglo, los he extrañado. Espero que les haya gustado el capítulo, nos leemos pronto.
LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro