Capítulo 35
Dos codos apoyados sobre una mesa, dedos entrelazados y cerca de unos labios que lentamente fueron mostrando una ladeada sonrisa que poco tenía de agradable. Un cabello negro que caía sobre la frente del Liquidador mientras toda su atención se centraba en las imágenes reflejadas frente a él. Tuvo sus dudas, le pareció realmente imposible que Park Bogum no dejara ver ni siquiera una mirada de incomodidad o angustia cuando llevó a Hyunjin a su encuentro la primera vez.
El director general del Servicio Nacional de Inteligencia surcoreano había cometido infinitos errores a lo largo de su vida, pero el peor fue atreverse a poner las manos en aquello que era intocable para el mundo. Kim Taehyung, a ese hombre no lo podían tocar ni con la seda más fina y él, siguiendo las órdenes de alguien más, se había atrevido a tomar lo más valioso para la leyenda viviente que era el Liquidador.
Dar un paso sin mirar las consecuencias de gran alcance a corto o largo plazo, no era algo que él haría. El Liquidador podía llegar a ser muy sanguinario, era cierto, mas eso jamás fue lo que le permitió alcanzar un estatus tan reconocido. Existían muchas personas que mataron más que él, a una mayor escala que lo hacía casi perecer frente al resto metido en ese mundo de mierda.
Aquello que lo volvió imparable fue el hecho de no tener algo que lo anclara a la humanidad, no tenía nada que ganar y tampoco que perder. Dinero y poder eran cosas vacías que no le interesaba, pero necesitaba y por ello sabía obtenerlo sin cegarse por ninguno.
Le hizo destacar su destreza, su mente e inteligencia en todos los sectores de ese planeta. Podía ser considerado un hombre de negocios exitoso porque nunca invertía en aquello imposible de obtener, algo que no le produjera ganancias porque odiaba tener pérdidas evitables. Aplicaba en todas las situaciones, cuando invertía en hombres, armas o inteligencia, cuando unía los muros que lo protegerían y aquellos que derribaría también.
Sin embargo, no se limitaba a la ciega ambición de los empresarios porque estos muchas veces se centraban tanto en lo que podían ver y calcular de manera física delante de ellos que perdían el resto del panorama. Como esos que orquestaron gran parte de sus desgracias, Jungkook también podía ser considerado un político porque sabía qué decir, dar y mostrar al mundo mientras por detrás cometía todo tipo de desfachateces respaldado por su posición para obtener ganancias. Como los políticos, él buscaba llegar a aquello que no podía ser visto a simple vista.
Jeon Jungkook podía ser tildado de mafioso e incluso narcotraficante porque, en su momento, había hecho ambas cosas, si tenía que volver a mancharse las manos por conseguir sus objetivos y proteger a los que le importaban, lo podía hacer mil veces. Sin embargo, por muy desesperado que tuviera, procuraba no dejarse guiar pos sus impulsos. Cada paso debía ser premeditado, seguro y factible.
Cada persona que pasaba por su vida teniendo que ver con él, era debidamente escogida. Nadie llegaba a él si no quería, no se quedaba con nadie que no le reportara algo a cambio. En cualquiera de los casos, él siempre tenía la última palabra y procuraba investigar a fondo para que no hubiese sorpresas. Por lo tanto, que él se acercara a Hwang Hyunjin, un joven atractivo que en su momento seguía siendo un novato en la fila de los Jebbies no fue casualidad, así como tampoco lo fue el hecho de que le permitiera acercarse tanto a Taehyung cuando sabía lo que podía ocurrir. Alguien de poca paciencia y alguien que podía agotar esa paciencia en cuestiones de segundos fue un tiro certero que no falló.
Le gustaba moverse así, poniendo cada pieza en su sitio sin tener que embarrarse las manos en la mayoría de las ocasiones. Por eso el Liquidador estaba en todos lados y en ninguno a la vez, por ese motivo no dejaba ni siquiera una huella si esto no le beneficiaría en un futuro.
Con su lengua jugueteando en el interior de su boca, continuaba observando y escuchando aquella interacción propiciada por él. La posibilidad de que Bogum fuera un hijo de puta que no asomara su pescuezo ni siquiera en una situación así era alto, pero no nula cuando este sabía que su hermano menor estaba envuelto con el hombre que posiblemente más odiara. Sus investigaciones arrojaron varios resultados, cuando pidió información de un analítico y forense que mágicamente fue del peldaño más bajo hasta la cima de todos los escalones a una velocidad extraordinaria, convirtiéndose en el director general, esperaba encontrarse con varias sorpresas y no se equivocó.
No fue sorpresa saber que pertenecía a una distinguida familia coreana, tampoco que tenía un hermano. Supuestamente, el menor de los Park había roto lazo con su familia justamente el año en el cual Bogum ascendió de posición. El seguimiento arrojó varias imágenes tomadas en diferentes circunstancias en donde el rubio Hyunjin era abordado por Bogum. En las tres veces que estos encuentros quedaron plasmados en fotografías y videos, se podía notar que su relación no era la más cercana, pero seguía guardando una familiaridad bastante peculiar.
Jungkook investigó todos los antecedentes de este chico, todos cerrados y sin un libre acceso, mas para él nada era imposible. En la lista que él le robó a Jung Wheein tiempo atrás, luego de interceptarla tras su reunión con el difunto Seojoon, vio que debía pasarlo una importante suma de dinero a ciertos beneficiarios entre los que Hyunjin se encontraba. Gracias a esto pudo ir siguiendo un hilo demasiado extenso hasta que ese mismo dinero fue transferido a una cuenta sin nombre perteneciente a Hwang Jungeun, una actriz reconocida que tuvo dos hijos gracias en una relación extramatrimonial con un expolítico o mejor dicho, un expresidente, Park Haesoo.
Un dato curioso el hecho de que todo el país ignorara que ella tenía dos hijos, pero sabía que la mano de su amante estaba metida en ello. Ellos recibieron los apellidos de su padre y fueron criados dentro del matrimonio legítimo, pero Hyunjin tomó el apellido de su verdadera madre luego de alejarse de ellos. Por esta razón, se convirtió en la presa perfecta para el Liquidador. Lentamente, se había estado acercando a Bogum mientras fingía ignorar ese parentesco que ahora volvía a confirmar.
De manera inteligente, Bogum se había deshecho de todas las cámaras y micrófonos del hospital, mas Jungkook dejó algunos instalados dentro de las mismas máquinas pegadas al paciente, de este modo, si revisaban rutinariamente, todo lo que encontrarían era la respuesta de los equipos médicos.
— ¿Cómo fue que terminaste así de herido? ¿Fue el LIquidador?
Hyunjin sopesó en silencio la mejor forma para responder a la pregunta de su hermano. No sabía si decirle que Mister D fue el causante de todo o inventarle algo más. Por suerte para él, su hermano mayor no esperó por una respuesta y continuó interrogándolo.
— ¿No sabes el peligro que corres si se llega a filtrar que somos familia? — Preguntó Bogum incrédulo viendo el desinterés dibujado en el rostro contrario. — Lo único que lograrás con tu rebeldía es que yo tome medidas severas y te aleje de él a la fuerza. Créeme, si tu esperanza y garantía es que estás justamente con él, me confirmas que eres más ingenuo de lo que pensabas. ¿En verdad piensas que el Liquidador te protegerá o buscará? Él tiene cosas más importantes que hacer.
— Desconoces el nivel que ha alcanzado nuestra relación, lo viste con tus propios ojos desde el día que me llevó a ese club de mala muerte donde se reunieron.
— Hyunjin... — Suspiró acercándose más a su hermano. — Aléjate del Liquidador. ¿Cuál es el motivo para seguir junto a él?
— Lo amo y no me alejaré de él por ti o por nadie. Si quieres probar fuerza, adelante, después de todo, sigo teniendo tu cochina sangre y no me temblará el pulso para ir contra mi propio hermano.
— Está bien... — Asintió Bogum sentándose a su lado, intentando acariciar una cabellera rubia que evitó su tacto. — Hagamos un pacto tú y yo. Te dejaré vivir tu fantasía romántica junto al Liquidador si me mantienes informado de ciertas cosas. ¿Sabes o has descubierto algo hasta ahora que pueda hacerme de utilidad?
— No finjas estar de acuerdo con mi relación para utilizarme como chivo expiatorio, sé que esa es la única razón por la que no has intentado nada todavía, eso y bueno, papá. Estoy seguro de que sigues necesitando de sus favores para que te muestren como alguien competente frente a las cabezas principales, a pesar de no ser más que un inepto orgulloso. — Sus palabras se vieron interrumpidas en el momento que unos dedos se afianzaron en su pelo, su mirada encontrándose con una más oscura y molesta. — Si de mí depende, no permitiré que le hagas daño al Liquidador, es mi pareja y el hombre que amo.
— Eres libre de hacer lo que te dé la gana, quedar como el hijo único será algo beneficioso para mí, así que te lo advierto, no arruines mis planes y no te metas en mi camino. De lo contrario, yo mismo te enviaré a otro mundo y en nombre de la familia te colocaré la corona de flores más grande que se haya visto nunca. No me provoques porque te lo juro Park Hyunjin, olvidaré que tú y yo compartimos la misma cochina sangre.
— Eso nunca lo he puesto en duda, eres capaz de vender tu propia alma con tal de conseguir lo que quieres, por la aceptación de nuestro padre y todo su círculo de conocidos, esos de los que te has valido para llegar hasta donde estás. En vez de odiar tanto al Liquidador, deberías darle las gracias porque gracias a él y su relevancia en este país es que pudiste colgarte la medalla que te puso en donde estás ahora. Incluso sin su padre respaldándolo, el Liquidador se convirtió en una leyenda con un poder inimaginable, mientras que tú... — Rio negando con su cabeza mientras que la mano en donde tenía colocado su suero batallaba para liberar su cabello de su agarre. — Eres simplemente un títere de Dios sabe quién.
— ¡Cállate! — Exclamó conteniéndose, pero apretando más su mano.
— ¿Qué? ¿Te molesta que en la vida e incluso en el amor ese hombre haya tenido más suerte que tú? — Se burló abiertamente sin mostrar su alivio cuando su hermano finalmente lo soltó. — Dime algo, hyung... ¿Qué fue exactamente lo que ocurrió con el Desquiciado?
Escuchar ese apodo logró que el pelinegro diera la vuelta sobre sus talones y mirara fijamente a su hermano.
— ¿Por qué lo preguntas?
— Me molesta su hermano gemelo, que alguien tan parecido a él esté haciendo negocios con el Liquidador no es algo que me agrade. — Bogum se relamió sus labios porque su hermano desconocía la existencia de clones, también que el verdadero Taehyung continuaba con vida. — ¿Sabías que estuvo intentando acercarse al Liquidador y que este lo tuvo que rechazar varias veces, incluso delante de mí?
— Lo sé. — T73 le había dado todo el informe. — Es normal que se sienta atraído por alguien idéntico al hombre que ama. Pero no estés celoso, hermanito, Mister D está controlado.
— No lo pareció hoy. — Espetó bajo, pero no lo suficiente para evitar que el mayor lo escuchase.
— ¿Hoy? — T73 estaba guardado y Taehyung... — ¿A qué hora? ¿Fue Mister D quien te hirió?
— No sé de qué hablas. — Negó Hyunjin, pero Bogum no se quedó satisfecho con esto, sin decirle otra palabra, le dio la espalda y salió de la habitación, dejándolo solo.
A varios kilómetros del lugar, Jungkook continuaba escuchando todo, por lo que al notar la manera en la cual Bogum abandonó el lugar, aprovechó para enviarle un mensaje de texto cifrado a Taehyung avisándole este hecho.
+++
— Hola. — La voz de Hoseok tenía la capacidad de llamar siempre la atención de Yoongi sin importar cuán ocupado estuviera. Sentado en un sillón a media luz y con un vaso de whisky en la mano, el mayor parecía perdido en sus pensamientos. — Traje todo lo que me pediste.
En silencio avanzó hasta el asiento de Min, sentándose en su regazo mientras le extendía una tableta con varios informes en ella. Intercambiaron los objetos, Hoseok agarró el vaso y Yoongi comenzó a leer todo detenidamente. Su mano libre de un modo casi distraído acariciaba la cintura del menor que sonreía por la sutileza de su caricia.
— Ahí está toda la información sobre los nuevos hombres reclutados después de las bajas masivas. — Comentó en el mismo momento que su teléfono sonaba. — Tengo que irme. — Avisó mostrándole la pantalla de su teléfono. — Haneul quiere verme, así que iré a encontrarme con él.
— De acuerdo, conduce con cuidado y no olvides llevarte a dos de nuestros hombres.
— He sido un agente activo por muchísimos años, Suga, sé cuidarme solo.
— Si de como te cuidas a ti mismo se trata, estamos muy jodidos. No digo que fueras mal agente, ya que eras considerado el mejor de los Halcones, pero muy bueno tampoco fuiste. — Se burló recibiendo un manotazo del pelirrojo.
— Te hice sudar muchas veces, ahora simplemente juegas con ventaja. — Mencionó inclinándose para besarlo. — Me adelantaré.
Yoongi permaneció en su asiento para revisar con calma todo lo que su pareja le había entregado. Se quedó en casa hasta que Seokjin estuvo completamente dormido y el niño también. En silencio lo contemplaba porque ese niño que no era suyo despertaba sentimientos nuevos en él. Desde el momento en el cual se brindó para protegerlos a él y a Seokjin en el pasado después de la muerte de Moonbyul, estar en esa casa, con ellos, fue una nueva puerta de luz en su vida. Podría decirse que era la oportunidad de una nueva familia y temía perderla.
A muy temprana edad para Suga muchas cosas quedaron claras, cuando se vio perdido en una calle en donde se vio obligado a matar para sobrevivir. Una de las cosas que lo unió al Liquidador fue que, supuestamente, ambos eran personas huérfanas. Tal vez, eso también fue lo que le permitió darle la entrada a Hwasa en el pasado, esas similitudes que los tres compartían.
El director del orfanato en donde él se quedaba le dio la noticia de que sería llevado a una pareja que semanas atrás había hablado con él. Nunca vio indicios de cariño o emoción, nada que le diese a entender que un chico de catorce años sería adoptado. No obstante, su emoción y esperanza le permitió eliminar de su mente cualquier sospecha posible.
Recordaba todavía como el director lo llevó hacia aquel lugar en donde había animales y personas peleando por igual. Peleas de gallos, de perros, de personas, todos batallaban en un ring donde el perdedor no saldría de ese sitio, caería en su lugar y luego alguien se desharía de su cadáver. La espalda del adolescente fue empujada, tropezó y avanzó hasta que quedó frente a un hombre que, fumando lo que parecía ser un puro cubano, lo contempló de pies a cabeza.
— ¿Con esto saldamos la deuda? — Preguntó el director del orfanato sin mirar a Yoongi.
— No lo sé, tus deudas de juego no se saldarán con cualquier chico que me traigas aquí. — Mencionó expulsando el humo en el rostro del director. — ¿Cuánto crees que puede costar ese infeliz?
— Es rebelde, no es violento al nivel de tus hombres, pero puedes convertirlo en algo valioso.
Ahí fue cuando todo se volvió dolorosamente claro para un Min Yoongi que le dio la bienvenida a su suerte. A pesar de vivir en un lugar despreciable, mientras todavía era un niño guardaba cierta alegría. Sonreía algunas veces, confiaba en otras, pero la mayoría del tiempo, estuvo callado y solitario. Reaccionaba cuando tenía que hacerlo, de lo contrario, callaba y observaba.
Aquellos que lo molestaban y traicionaban por una ración más de comida, por librarse de algún castigo después de causar problemas. Esos que lo intentaron usar como saco de boxeo dentro y fuera del orfanato. A lo largo de su vida, Suga tuvo que aprender a mostrar su sonrisa para que lo viesen tierno y dulce, mientras en su espalda escondía el puñal con el cual mataría o se defendería. Siempre llegaba en ese momento en donde tenía que alejarse demasiado del azúcar mientras pretendía tener su dulzor. Por eso nació su apodo; de ahí provinieron sus sospechas, odio, miedo...
Si los niños que conservaron su inocencia fueran los regentes del mundo, quizás las cosas serían diferentes, pero eran los adultos quienes lo hacían. Ellos eran los que creaban guerra, enemistad y destrucción sin fin mientras tenían el descaro de ir produciendo nuevas generaciones en donde ponían sus falsas esperanzas para un futuro que ninguno quería cambiar realmente. Podría ser cierto eso de que los niños eran la esperanza del mundo, pero llegados a la adultez, hombres y mujeres condenaban el presente, matando toda esperanza.
Le fue difícil alguna vez llegar a confiar en alguien hasta que el Liquidador entró a su vida. Alguien que a pesar de todo guardaba cierta inocencia mientras lucía completamente perdido, al mismo tiempo que con un pulso de hierro podía quitar una vida. Había pasado mucho desde entonces, tuvo miedo de volver a quedar completamente solo, de perder a la única persona que tuvo en su vida, la única con la que compartió comida, sonrisas reales, un abrazo o un beso sincero. Eso lo llevó a cometer errores que hasta la actualidad lo atormentaban. Sin embargo, incluso en ese tiempo en donde perdió todo el rumbo, su intuición pocas veces le falló.
Min Yoongi no estaba tranquilo, mientras conducía en dirección a su lugar de encuentro continuaba dándole vueltas a sus ideas. Al llegar, se estacionó y descendió de su vehículo, viendo como Jimin se acercaba a él.
— ¿Saliendo? — Preguntó viendo a un mejorado Jimin sosteniendo el casco de una motocicleta.
— Tengo cosas que hacer, Hoseok también está adentro. — Comentó el rubio que se dirigía al vehículo de dos ruedas. — Las cosas han estado agitadas, así que seguramente te necesitarán.
— ¿Dónde está el Pirómano? Se supone que él es quien se encarga de esos asuntos, pero todavía sigue sin aparecer.
— Namjoon no es uno de tus hombres, así que no te confundas demasiado. Que él le brinde su apoyo y ayuda al Liquidador no lo convierte en alguien que trabaje bajo las órdenes de ustedes. — Mencionó dándole una mirada amenazante. — Lo mismo ocurre conmigo, decidí quedarme con ustedes por Taehyung, porque me enamoré y creía que todos nos habíamos acercado como amigos, quizás una familia, pero no trabajo por o para ustedes, Suga.
— ¿Por qué tan a la defensiva? — Indagó el mayor enarcando una ceja, viendo como Jimin simplemente negaba con una sonrisa.
— Ve a medicarte porque siempre luces medio paranoico. — Sonrió colocándose el casco. — También podrías pedirle a alguno de tus hombres que te den un poco de cariño, porque esa amargura te matará primero que nuestros enemigos.
— Sí, amargura... — Asintió Yoongi viéndolo alejarse en la moto.
Todavía asintiendo muy levemente y relamiendo sus propios labios, el hombre de verde cabellera rascó su cabeza. Procuraba disipar esa inquietud latente en su pecho, porque podrían llamarlo paranoico, loco, pero su olfato no se equivocaba y algo no se sentía bien. Se sentía intranquilo queriendo evitar un golpe que no sabía por donde vendría, le desagradaba esa sensación.
— Buenas noches. — Saludó una vez en el interior de la casa observando al pelirrojo hablar con el señor Jeon. — ¿Interrumpo?
— Para nada, siéntate, ya yo me estaba yendo. No quiero tener problemas con mi mujer, hoy prometí ir a dormir temprano. — Sonrió Haneul poniéndose en pie.
Las despedidas sobraban, así que con ligeros movimientos de cabezas los presentes dieron por terminada la noche. Yoongi caminó hasta el pelirrojo que lo miraba con clara preocupación, iba a hablar, pero todo lo que recibió fue un profundo beso que descendió todas sus defensas y alertas.
— ¿Viniste para ver al Liquidador? — Preguntó Hoseok entre besos, intentando calmar sus impulsos de ir por más porque no quería terminar teniendo sexo en el medio del salón.
— Sí, pero primero quise verte.
— ¿Todo bien? — Min ladeo su cabeza, su mano derecha barriendo su propio rostro.
— Algo se siente mal, hay algo que no estamos viendo. Vi todo el informe que me entregaste, pero hay algo inquietante que ninguno de nosotros seis está viendo. — Mencionó rascando su cabeza. — Necesito que le vuelvas a seguir el rastro a todas las personas envueltas en el caso de Moon Byulyi, también el de Corea x Canadá 2002. — El ceño de Hobi se frunció al escuchar las últimas palabras, estudiando con detenimiento el semblante de su pareja.
— ¿Sabes lo que me estás pidiendo? No estamos hablando de personas y un caso cualquiera como para investigar todo por mi cuenta.
— Tuviste información de primera mano.
— Yo supe lo que mis superiores quisieron que supiera. Cuando reclutamos a Taehyung yo ni siquiera sabía quién era realmente el Liquidador, tampoco que lo estaban utilizando, me enteré después. Cada día me revelaban algo a conveniencia, no fue hasta que me uní a Haneul que realmente tuve la certeza absoluta de lo que estaba ocurriendo. A día de hoy ni siquiera sé si todo lo que conozco es real porque cada persona le da su versión, Yoongi.
— Eso no importa, sigues siendo de las pocas personas que tuvo acceso a toda esa información, que estuvo cerca de esas personas y solamente puedo confiar en ti. — El pelirrojo llevó las manos a la cabeza para contener su desesperación, dio media vuelta y volvió a mirar a su pareja.
— ¿Por qué revolver las aguas?
— Con todo esto de Taehyung, que si muerto, si vivo, si clon, gemelo, no sé qué mierda más... Seokjin, Bogum, no lo sé, no sé qué esté pasando realmente y no voy a esperar a que nos maten a todo si puedo hacer algo. Por favor, Hobi, me lo debes.
— No te debo una mierda, Suga, no juegues esa carta conmigo. — Espetó y suspiró con cansancio. — Veré que puedo hacer.
— Discreción plena, no le puedes decir ni siquiera a Jin,
+++
— Regresaste... — Musitaba Jungkook viendo al pirómano entrando a su oficina.
— Sí, tuve que encargarme de algunas cosas, pero ya estoy de regreso. Ya supe todo lo que sucedió en el poco rato que estuve fuera. — Moviendo una silla para sentarse, Namjoon observaba a Jungkook. — ¿Sucede algo?
— Quiero que vuelvas a revisar todo lo referente a Moon Byulyi, pero principalmente, lo que sucedió con sus padres. — Namjoon enarcó una ceja y Jungkook suspiró. — Sé que fueron mis padres los que se encargaron, los que desarticularon esa red y todos los demás detalles que ya conocemos, pero siento que algo se está quedando por fuera y necesito saber qué es.
— Entendido. — Asintió el mayor observando al pelinegro pensar.
— Quiero discreción absoluta, nadie puede saberlo.
Él también investigaría por su cuenta ese caso porque, de cierta forma, ahí fue donde todo explotó, donde sus padres y Yoori se vieron envueltos. No era todo, lo sabían, pero era un buen comienzo.
— Necesito un seguimiento exhaustivo de todas las personas involucradas, aunque se trate de un simple chofer. No importa si están vivas o muertas, sus familiares, conocidos, cualquiera en sus círculos, quiero saber cada detalle. — Aceptando un papel que Jungkook le entregó, el pirómano se puso de pie.
— Me retiro. — El menor asintió tranquilo.
— Buenas noches.
Estrujando el papel en su mano ya memorizado, Namjoon permaneció cortos segundos detenido en el pasillo antes de dignarse finalmente a abandonar el lugar. Cerciorándose de que nadie lo seguía, condujo hasta su residencia, viendo la moto de Jimin ya estacionada. Aunque le dolía siquiera pensar en ello, necesitaba hablar con su pareja, la investigación iniciaría por él.
— Ya sabes todo de mí, la manera en la cual entré a la agencia, lo que hice, el motivo para que me pusieran ese chip, lo sabes absolutamente todo de mí, Nam. — Hablaba el rubio acercándose a él para abrazarlo. — Lamento haberte ocultado los detalles, pero comprende que para mí no fue fácil. En un comienzo, para mí, ustedes simplemente eran delincuentes. Mis sentimientos se fueron desarrollando, pero las situaciones también cambiaron y cuando me vine a dar cuenta ya era muy tarde para hacer algo.
— ¿Realmente no queda nada más por decirme?
— Te lo he dicho todo, Namjoon.
— Con la verdad, sin importar lo que hagas, yo estaré a tu lado, Jimin, trataré de defenderte hasta el final y si me toca morir, también lo haré contigo, pero no me ocultes nada más, por favor. — La calidez de unas manos llegó a sus mejillas, Jimin unía sus frentes y juntos respiraban tranquilos.
— Perdóname, por mentirte, por todo lo que hice que te causó dolor, perdón. — Namjoon asintió, estirando sus manos para abrazarlo, sus labios se unieron y antes de notarlo, Jimin había aferrado sus piernas al torso del mayor mientras se dejaba llevar por toda la casa hasta la habitación. — Te amo.
— Y yo a ti, Jimin, y yo a ti...
+++
Gracias al mensaje recibido la noche anterior de parte de Jungkook, el pelirrojo pudo dejar todo como estaba. Tras conseguir que T73 aceptara permanecer callado sobre su visita, con la promesa de una pronta conversación y la extraña sensación de haber visto a un clon de su persona, Taehyung se fue a la cama. Cuando Bogum llegó, él no estaba dormido, pero sí fingió estarlo porque si hablaba con él, lo más probable fuera que su contención se marchara de paseo y eso echaría todo a perder.
En la mañana, Bogum fue el primero en marcharse, no hablaron una sola palabra y eso fue lo mejor. Taehyung esperó paciente y, una vez seguro, se dirigió a uno de los nuevos clubes. Allí, reunió un grupo de hombres y de armas que Bogum no contabilizaba. Ahora se encontraba en ese sitio, en una pequeña gasolinera a un lado de la autopista, mientras revisaba unas coordenadas dibujadas en su teléfono. Cuando los puntos entraron en una zona cercana, Taehyung le dio la farsa orden a sus hombres de mantenerse alertas en su lugar mientras él revisaba los alrededores.
Todo aquello fue una maniobra para distraer a Bogum si este andaba siguiendo sus movimientos y tenía a alguien diciéndole algunos de sus pasos. Esos hombres que llevó consigo eran necesarios y las armas, bueno, con esas nunca se sabía. Se montó en una motocicleta y se incorporó a la avenida, haciéndole una pequeña encerrona a un pelinegro que con una sonrisa rodó sus ojos y le ordenó a su chofer que tomara un desvío en la siguiente salida. Se detuvo varios segundos en un lugar sin cámaras en donde cambió de vehículo, dejó que su chofer reanudara la marcha y él se desvió para seguir al otro motorista.
El destino de ambos estaba algo desolado, un puente abandono lejos de la civilización, rodeados únicamente de plantaciones y un riachuelo.
— Hoy no tengo mucho tiempo, así que evita darme vueltas innecesarias, convicto. Necesito una explicación de lo que está sucediendo.
— No pienso revelarte nada, agente. — Veía el labio superior de Taehyung temblar, sabía que estaba molesto, pero de igual forma no podía revelarle todo, aún no.
— Bien, entonces háblame del girasol que anda contigo y en eso no pienso ceder. ¿Quién mierda es Hyunjin? Vi tu mirada, te conozco demasiado bien y hay más que sexo entre ustedes, ¿quién es él? Una mentira, Jungkook, y te juro que ente momento no respondo, voy a herirte dolorosamente.
— Hwang Hyunjin o mejor dicho, Park Hyunjin, es el hermano menor de Park Bogum. Por esa razón me acerqué a él, por eso lo tengo y durante un tiempo seguirá a mi lado, te guste o no.
Hola por aquí, cómo se encuentran? Espero que este capítulo no les haya parecido demasiado aburrido y que les guste. Nos leemos pronto...
LORED
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro