Capítulo 31
¿El punto de inflexión exacto?
Taehyung lo desconocía, no estaba seguro cuándo exactamente comenzó a recordar y cómo sabía que esas eran memorias reales, no un invento depositado en su cerebro. Lo único que tuvo claro fue que todas eran ciertas porque cada una de las imágenes que llegó a su cabeza fue sentida en su cuerpo. Familiares, un recordatorio de lo que su corazón, mente y cuerpo ya habían experimentado.
El electrizante estremecimiento que lo azotó de diferentes maneras cada vez que Kim Taehyung se encontró con el Liquidador le costaba descifrarlo. A veces sentía unas ganas enormes de matarlo y luego de besarlo, justo como aquella noche en la cual tomó una motocicleta y fue tras su automóvil, sintiendo la necesidad amenazante de reclamarlo que había en su pecho. Porque simplemente se sentía molesto cada vez que lo veía acompañado de ese palito con cabeza rubia que simulaba un girasol.
El primer recuerdo vívido que tuvo junto al convicto le indujo una parálisis momentánea. Todo su cuerpo se tensó porque los recordaba a ambos apuntándose mutuamente con una pistola en un cutre autobús. Sintió el impacto de sus bocas, la respiración sobre su cuello, era imposible, mas podía afirmar que pudo olerlo.
Justo ahí, navegando por esos recuerdos mientras sostenía en su mano derecha el arma recibida horas antes...
Mientras observaba su mano incesantemente como si en esta algo faltase....
Fue como si todo el mundo hubiese dejado de existir para Kim Taehyung. Cualquier monumento erguido en ciudades por las cuales alguna vez transitó, cualquier objeto de valor, cualquier persona con la que se cruzó en su pasado, todo quedó relegado a nada frente a la imagen de un único hombre. Un sujeto de cabello negro y serio semblante que luchaba por no elevar una de sus comisuras. El mismo que llevaba no solo su brazo, sino también su fornido pecho tatuado.
Su pasado no se escuchaba con claridad, las imágenes se desvanecían lentamente en un lúgubre mar de confusiones. El dolor sentido en su pecho le hizo tambalear y caer en el sofá buscando un soporte que apaciguara esa incertidumbre. Porque ante sus ojos se posó la imagen de dos seres cubiertos de sangre, lágrimas, pero también risas. Rabia mezclada con temor, pasión y otro sentimiento que reconocía...
Ahí, quien había sido apodado Mister D recordó que esa D solamente podía significar una cosa.
Desquiciado.
— Imbéciles... — Murmuró apretando fuertemente su cabeza buscando mitigar el dolor que comenzó a molestarlo.
Quienes desarrollaron ese plan y cualquier otro involucrado, tenían que ser imbéciles para creer que eso les funcionaría para siempre. Los humanos no se daban cuenta de que el pasado determinaba constantemente las acciones presentes, evitando aprender algo sobre su historia. La conocían y de todos modos se condenaban a sí mismos a repetirla. Muchos seguían viviendo en aquella situación infantil, adolescente o incluso adulta ya reprimida, ignorando el hecho de que por mucho que quisieran atesorarlas en su mente o pecho ya no existía.
No buscaban un balance entre el recuerdo y el olvido, quizás por eso la NIS cometió un error semejante. Continuaron insistiendo, temiendo, evitando peligros que jamás desaparecerían mientras el Liquidador y el Desquiciado siguieran con vida.
Porque aunque el pasado no podía recuperarse y ellos dos aprendieron de este por la fuerza. No solamente el cuerpo y el cerebro recordaban, Taehyung no creía en esas estupideces, mas creía que el verdadero almacén de recuerdos se encontraban en el alma. Por eso tal vez la reencarnación fuese posible, porque se podía incinerar y desintegrar a las personas, pero aun así, las vivencias pasadas que realmente marcaron un antes y después en su diario aclamaban y corrían tras los verdaderos dueños de esos recuerdos.
Todavía había muchas cosas esclareciéndose en su mente, mas una cosa era segura. En esa vida y en cualquier otra, aunque pasaran siglos, absolutamente nadie podría eliminar a la jodida mancuerna perfecta que ellos formaban. Simplemente lo supo, lo sentía y mientras más dolía su pecho, incluso enviándolo al suelo envuelto en llanto, más confirmaba Taehyung sus pensamientos.
— Noona... — Sollozó recordando una vez más lo sucedido con su hermanita mayor, porque no importaba la diferencia de edad, él continuaba sintiendo que fue su responsabilidad cuidarla, velar por ella e impedir que esos hijos de puta llegaran a ella. — Mamá... — Cerró sus ojos ante la imagen de la mujer que para él le había dado a luz, su abuela. Podía verla rodeada de sangre en el suelo y la desesperada mirada de su hermana, su verdadera madre. — Jin, Bokie... — Su hermano mayor, su sobrino. — Jungkook, mi jodido convicto.
Fueron sus últimas palabras antes de entregarse a un llanto que no le pertenecía porque él evitaba llorar, pero en ese momento simplemente no pudo luchar contra la necesidad de su cuerpo y cerebro. Porque sus lágrimas estaban compuestas por cólera, frustración, añoranza, dolor, felicidad por haber contado con la suerte de recordar, satisfacción y a su vez tristeza de saber que el idiota que tuvo... Corrección, el idiota que tenía de forma vigente como novio, su esposo sin papeles, no se había dado por vencido con él.
Ese tonto debió haber seguido adelante y olvidarse de un muerto desde el momento en el cual sus manos se separaron en el puente de Dubai.
— De la que te libraste, cabrón, porque en estos momentos te hubiese dado una verdadera caza. — Rio entre lágrimas terminando de acostarse en el suelo para mirar al techo y dejar que las memorias continuaran resucitando. — Se acabaron las vacaciones, Corea me ha extrañado demasiado.
+++
El viaje de Mister D a Corea del Sur fue un factor sorpresa con el cual Bogum no contó. Cuando las alertas le avisaron que Taehyung estaba regresando al país, se vio obligado a cambiar muchos de sus planes, incluyendo el cese de actividades encabezadas por T73. Supuestamente, él era quien debía estar en suelo surcoreano como la cara de varias operaciones que el verdadero Taehyung no podía saber.
— Me dijiste que tendría tres meses para moverme libremente. — Protestaba T73 mientras veía a Bogum vestirse apresuradamente. — No quiero quedarme encerrado otra vez.
— Sabes cómo es que funciona esto, bebé. Taehyung llega, tú te desapareces. — Respondía con un fastidio evidente, terminando de colocarse la corbata.
— No es justo, Bogum. No quiero volver a quedarme encerrado, quiero estar con mi hermano y mi sobrino, quiero poder hablar con Tae. Yo... — Sus palabras se vieron interrumpidas cuando los largos dedos de la mano de Bogum se afianzaron a su rostro, apretándolo y haciendo que sus dientes lastimaran el interior de su boca.
— Cállate un rato y ya deja de fastidiarme porque estoy realmente cansado. ¿Tú? No hay un tú, no existes. No fuiste hecho para sentir, jugar a las casitas o ser feliz. Acaba de meterte en la cabeza que simplemente eres una jodida herramienta de trabajo y has llegado al límite de mi paciencia. Si no dejas de comportarte de este modo, te encerraré, pero no aquí, te enviaré a los laboratorios y te haré dormir hasta que me acuerde. — Utilizando su otra mano libre, llevó dos dedos a la sien del pelirrojo para presionarla. — Eres un número, 73, no una persona y, si no lo comprendes, reprogramaré tu inútil cerebro. ¿Quedó claro?
El pelirrojo empujó la mano contraria para liberarse, intentando contener sin éxito sus lágrimas. Sin embargo, el mayor no lo liberó, por el contrario, le pegó y sostuvo con mayor fuerza en su lugar.
— Deja de llorar, maldita sea. — Espetó empujándolo, haciéndole caer sobre su trasero en el suelo. — Te he dicho mil veces que te comportes como Taehyung y él no llora como un niño por cualquier regaño. Estás dejando de serme útil y si llego a prescindir de tus servicios, dejarás de existir.
— ¡No! ¡No, Bogum, no! ¡Me portaré bien! — Se arrastró hasta la pierna del mencionado para aferrarse a él, incorporándose rápidamente cuando lo vio rodar sus ojos. — Estoy a tus órdenes. — Habló ahora firme luego de secarse torpemente las lágrimas. — ¿Qué tengo que hacer?
— Ves, así me gusta. — Mencionó acercándolo para besarlo. — Puedes hacerlo mejor porque Taehyung no ruega ni se humilla delante de nadie, pero esta actitud definitivamente me sirve más. Lo único que necesito es que te quedes aquí tranquilo hasta que te avise de lo contrario. Lo más probable sea que él regrese en horas o pocos días a África porque no estaba supuesto a llegar ahora, así que no te preocupe. — Se acercó nuevamente para apretar su trasero y darle un último beso. Nos vemos.
El pelirrojo permaneció en su sitio y en silencio hasta que Bogum abandonó el lugar. Con rabia frotó sus labios en busca de eliminar cualquier rastro de ese hombre mientras lloraba y caía vencido en el suelo. Abriendo su teléfono contempló una fotografía que se le entregó tiempo atrás para familiarizarse con la vida de Taehyung.
— ¿Por qué nos hicieron vivir, Tae? — Preguntó mirando el rostro que lucía igual al suyo. — Nuestra existencia es una mierda y, a pesar de saber algunas cosas que has vivido, te envidio. Todas esas personas te quieren, eres alguien. El Desquiciado, Kim Taehyung... Incluso Bogum te venera. Odio tener que ser tú porque eso me convierte en nadie. Soy nadie, el experimento número 73. — Dándole una última mirada al teléfono, acarició sutilmente la foto ampliada que mostraba únicamente a su objetivo principal. El Liquidador y el Desquiciado. — Ojalá me hubiese programado para que creyera que soy tú como pasó con T72. Al menos él fue feliz creyéndose la mentira, yo estoy demasiado consciente de esta falsedad como para poder disfrutarla.
Park Bogum se encontraba ansioso en su camina al hangar por donde Taehyung llegaría. Según él, lo iba a interceptar, pero Kim había preparado eso deliberadamente. Si entraba a escondidas al país levantaría demasiadas sospechas, prefería que se siguiera suponiendo que él era Mister D, sin recuerdos, sin pasado, sin futuro. Desconocía los verdaderos planes de Bogum y los altos mandos, no podía rebelarse sin más, así que le tocaba ser inteligente y contener sus impulsos como nunca antes.
Al aterrizar y observar por la ventana los vehículos que aguardaban por él, todo lo que Taehyung sentía eran deseos de abrir fuego contra todos y no dejar ni un solo cuerpo en pie. No obstante, cuando escuchó el anuncio de que ya podía desembarcar, se colocó unas gafas que disimularan un poco su mirar, alborotó su roja cabellera con la mano y descendió seguido de tres de sus hombres en cuando la puerta fue abierta.
Tenía que utilizar bien sus recursos y los diamantes, el nombre de Mister D, el propio Bogum y la NIS, todos debían servirle para sus propósitos.
— MIster D... — Bogum intentó interceptarlo para exigir sutilmente una explicación, pero el semblante de Taehyung le imposibilitó decir mucho más.
— No tengo tiempo. — Espetó el pelirrojo dirigiéndose hacia el vehículo en donde viajó el propio Bogum. — Hay que organizar una reunión para mañana con carácter urgente con todas las organizaciones de Corea del Sur. Si los militares del Norte se pueden unir, mucho mejor, pero dudo que se dejen ver abiertamente en territorio enemigo.
Mencionaba mostrándole en un tablet la imagen de los hombres pertenecientes a Carlos Zaccanti que andaban vigilándolo y cuidando seguramente por orden de Jungkook. Los necesitaba muerto, así que aunque esos hombres estuvieron protegiéndolo, él les hizo una emboscada y los mató rápidamente. La imagen parecía mostrar muertes realmente espantosas, pero lo cierto era que Taehyung primero les dio de baja y luego se encargó de despellejarlos literalmente.
— Los Cocodrilos bajo el comando del Liquidador se han estado expandiendo demasiado dentro y fuera del territorio nacional, estaban en África, ¿sabes lo que eso significa? Nos pleitearán nuestros territorios allá y yo no lo permitiré. Quien pega primero, golpea doble, así que daré yo el primer golpe y necesito hacerme ver. Estoy casi seguro de que ellos planean algo más, pero me cuesta mucho saber qué. Necesito estar aquí. — Mencionó mirando de soslayo a Bogum, auspiciado por sus gafas que le daba mayor libertad a su visión.
— ¿Dices que necesitas la reunión para mañana? — Taehyung asintió recuperando el aparato que le entregó minutos antes. — Creo que no se va a poder, tengo otros planes.
— Pienso que te confundiste al creer que yo me acomodaría a tus planes. — Esta vez, habló seriamente, buscando su rostro para retirar sus gafas y observarlo fijamente. — No viajé de un continente a otro en espera de una autorización de tu parte. Hasta donde tengo entendido, somos socios, colaboramos, pero tú me pusiste al mando de los Diamantes. Te estoy comunicando que mañana habrá una reunión por si deseas participar, yo me encargaré de todo.
El contrario no le respondió, simplemente asintió casi con una sonrisa en su rostro porque aunque siempre eran tan similares, él conocía al verdadero T73 y era una decepción cuando no actuaba. El número lloraba y rogaba, el hombre mandaba y reinaba con solo mostrar su presencia.
Le gustaba demasiado Kim Taehyung.
Tenía al verdadero y también al falso, pero quería más. Deseaba ver el día en el cual Taehyung se doblegará y entregara a él no por obediencia, sino por deseo.
Volviendo a colocarse las gafas de sol, Taehyung dejó de observar a Bogum y se acomodó en su asiento. La idea de la reunión era acercarse a Jungkook de una manera que solamente él podía. Estaba seguro de que sin necesidad de prepararlo, él captaría el mensaje. Haría una réplica de sus palabras de aquella primera reunión a la cual ambos asistieron juntos después de que lo liberara. En aquel entonces, más allá de los negocios, la reunión fue una pantomima para mostrar su poder y asegurarle a todos que el Liquidador estaba de regreso. Una forma de que no quedaran dudas de que era él quien organizaba todo, una confirmación tácita de su identidad.
Taehyung ahora haría algo similar y realmente esperaba que Jungkook captara la señal.
+++
Park Jimin no se esperó recibir esa llamada, Namjoon le estaba cambiando los teléfonos todas las semanas para asegurarse de que no estuvieran pinchados y también confundir a cualquiera que lograse dar con sus números. Sin embargo, dos días atrás escuchó una voz que lo citaba a un encuentro discreto.
En ese momento, estaba viendo al dueño de esa voz y de alguna manera simplemente lo supo. Todos habían estado interactuando con el falso Taehyung en el último tiempo según lo pedido por Jungkook para no alertar a quienes los querían bajo tierra. No tenía ningún sentido que Mister D lo llamase justamente tres minutos después de haberse visto.
No estaba del todo confiado, podrían existir infinitos Taehyung, así que tenía hombres aguardando por él y también iba armado. Claramente, eso no imposibilitaba que Jimin avanzara con cierta tensión hasta el pelirrojo sentado en la banca de una abandonada iglesia. En ese mismo lugar se reunieron cuando sacaron al Liquidador de la cárcel y también buscaron al Pirómano.
El pisar de sus zapatos resonaban en el suelo de madera, la luz del atardecer se colaba por los coloridos cristales con figuras de algún santo. En silencio, se sentó junto al hombre que ya aguardaba y, cuando ese mismo silencio se volvió demasiado inquietante, Jimin finalmente se decidió a hablar.
— Te escucho. — Espetó Jimin más tranquilo de lo que realmente estaba.
— Gracias por venir.
— No me agradezcas todavía, podrías no salir con vida de aquí. — El pelirrojo rio sin muchas ganas y negó mirando hacia el techo.
— Eres demasiado malo peleando para eso. — Jimin enarcó una ceja y el contrario se giró para observarlo.
— ¿Quién eres y qué quieres?
— Sabes perfectamente quién soy, no haré hincapié para demostrar mi identidad, porque como yo solamente hay uno. — El rubio giró su cuerpo para observar a quien hablaba. — Quiero llegar mi hombre y sería imposible hacerlo sin que él lo sepa si no tengo ayuda de alguien.
— Deberías buscar la ayuda de ese alguien, porque yo no sé que haces hablando conmigo. Si me conocieras, sabrías que no te diré una mierda y tampoco te ayudaré. — Para el grupo, él no era el más confiable en esos momentos, no deseaba arriesgarse. — No me hagas perder el tiempo.
Sin darle tiempo a que dijera algo más, Park se levantó de su asiento y se dirigió al pasillo por el cual entró sin ser detenido.
— ¡Gracias! — Gritó Taehyung logrando que se detuviera por breves segundos. — Nunca te lo dije y siempre ignoré tu cercanía por varias razones, pero agradezco que hayas estado ahí para mí en el pasado.
Las cejas de Jimin se fruncieron, mas continuó avanzando. Cualquiera podría tener el conocimiento de que ellos se conocían desde antes, el propio Mister D que vio dos días atrás hablaba de la escuela en donde estuvieron.
— Por esperarme cada mañana para preguntarme si estaba bien y acompañarme. Por las veces que curaste mis golpes sin hacer preguntas o esas veces en las cuales me cubriste porque sabías que no quería que los profesores volvieran a meterse en mi vida para empeorarla. Gracias por llevarme comida y pasarte por el culo todas las veces que te dije que no lo hiciera. Por soportar mis malos tratos y por albergar sentimientos por mí. No pude corresponderte, mi corazón ya estaba fragmentado y el tuyo mantenía incluso su inocencia intacta.
Mirando a una pared fija, los ojos de Jimin se aguaron porque a pesar de ser la primera vez que escuchaba esas palabras de esa boca, simplemente sabía que sí pertenecían al Kim Taehyung que una vez amó, su primer amor.
— Muchas gracias por confiar en este bruto para calmar las hormonas adolescentes. Me soportaste en mi adolescencia y lo volviste a hacer en mi adultez a pesar del distanciamiento que manteníamos. Muchas gracias por seguir junto a mi hombre, pelear por mí, defenderme... Gracias incluso por venir hasta aquí hoy sabiendo que te estabas poniendo en riesgo, ya sea por mí o por ellos.
— Eres un desquiciado estúpido.
— Y también sin vergüenza, porque, una vez más, necesito de ti.
— ¿Qué quieres? — Preguntó Jimin una vez más girándose sobre los talones para mirar a Taehyung a los ojos.
— Namjoon, Yoongi y Kook esta noche irán a una reunión organizada por mí. — Sí, ya Jimin había escuchado sobre esa reunión. — Una vez que finalice necesito hablar con Jungkook, pero no podré hacerlo correctamente en ese lugar, necesito verlos en su residencia.
— ¿Piensas que te voy a decir en dónde estamos?
— Yo sé donde están, no necesitas decírmelo. Solamente te pido que me permitas el acceso. Tú mismo puedes preparar un esquema de seguridad para resguardarte, coméntalo con Namjoon si quiere, pero no le digas a Jungkook. Puede que se desespere por hablar conmigo y es riesgoso en estos momentos. — Mencionó Taehyung acercándose a Jimin. — ¿Cuento contigo?
El rubio no le respondió, pero esa ausencia de respuesta lo decía todo, por eso mientras se alejaba, Taehyung sonreía aliviado.
Esa noche...
Esa noche él se paró frente a las actuales organizaciones de Corea del Sur y sus cabezas. Mientras imitaba lo que tiempo atrás a él le pareció un discurso innecesario, podía sentir su corazón latir contra su pecho. Procuraba no mirar en dirección del Liquidador y Suga, pero ese fósforo desteñido le llamó la atención. Esto le sirvió para notar las miradas que le eran dadas, tanto Jeon como Min habían reconocido sus palabras.
Con la misma naturalidad de siempre, Taehyung terminó de hablar y se retiró hacia una de las habitaciones mientras controlaba el tiempo. Sabía los minutos que su hombre se tardaría en llegar a él y casi sonrió ampliamente cuando divisó su sombra en la puerta y segundo después, la imagen del convicto se apropió de toda su visión.
No fue una sorpresa su discusión, tampoco la reacción del pelinegro luego de apretarle su muslo, seguramente verificando que fue él con quien se encontró en Madagascar. Deseaba lanzarse a sus brazos y volverlo a golpear por todo el tiempo de lejanía, mas en ese momento y lugar no se lo podía permitir.
Pero dicen que a quien con paciencia espera, la recompensa le llega y para Taehyung fue así. Pudo posar sus puños en ese precioso rostro. Justo en ese instante en el cual ambos rodaron por el césped golpeándose como tantas veces durante sus entrenamientos o verdaderas luchas, Taehyung sentía que volvía a respirar. La respiración que contuvo en el momento en el cual supo que no podría agarrarse a su mano por más tiempo en aquel puente, salió en un tibio aliento entre sus besos de reunificación.
La mancuerna fracturada volvía a ser una.
— Tenemos que hablar... — Musitó Taehyung entre besos un poco más calmos. — Debemos reunirnos con todos fuera de aquí. — Jungkook dudó varios segundos, pero Taehyung no pudo evitar poner los ojos en blanco. — No me hagas ponerte una bala en el centro de tu malita cabeza y mueve el culo porque no tengo demasiado tiempo.
Jungkook no iba a discutir, se levantó sacudiéndose cualquier rastro de hierba y le extendió la mano al pelirrojo que lo observaba como si aquello estuviese siendo un sueño. Sus dedos se entrelazaron con firmeza, dolía debido a la fuerza ejercida por ambos, pero ninguno retrocedió. Así, juntos, avanzaron frente a todos los hombres que los observaban entre sorprendidos, extrañados y asustados.
Namjoon y Jimin mantenían una posición de vigilia; eso no les impidió sonreír procesando ese encuentro. Ellos también habían llorado a Taehyung. Ellos habían llorado por Jungkook. Todavía podían recordar la pesadilla que vivieron luego de lo acontecido en Dubai; esto palideció por completo frente al día en el cual las máquinas conectadas a un cuerpo que creyeron de Taehyung anunciaban un deceso. Esa escena fue tan dolorosa y desgarradora como el momento en el cual todos vieron despertar a un Liquidador que quedó muerto en vida, uno que parecía haber perdido la razón junto con la vida de su pareja. Todos fueron a su entierro, vivieron algo peor que un Apocalipsis, pero ahí estaban.
— Ni creas que... — la frase de Taehyung se cortaba a cada beso que se volvía a dar — me comprarás o tranquilizarás — rio mordiendo a Jungkook — con un par de besos. Eso no impedirá que te corte eso que tienes entre las piernas.
— Puedes hacer lo que quieras con eso y conmigo, después de todo, somos tuyo. — Risas, ellos rieron, mas las lágrimas también le siguieron en un raro contraste. — ¿Realmente debemos hablar con todos ahora mismo? — Preguntó Jungkook uniendo sus frentes mientras ambos presionaban sus cabezas y a la vez acariciaban sus mejillas. — No quiero sexo, no quiero reuniones, todo lo que quiero es abrazarte hasta confirmar que esto que estoy experimentando no es un sueño. Que no me levantaré con mi cama vacía y deseando vaciar el cargador de mi pistola en el primero que me hable.
— Tenemos que hablar, sí... — Aseguró Taehyung acariciando la negra cabellera de Jungkook, sonriendo pleno con sus ojos cerrado. — Es imprudente decir esto, pero a la mierda todo, veré cómo justificar unas horas de ausencia. — Mencionó citando con suavidad de su cabello para que sus miradas se encontraran, una sonrisa triste y a la vez feliz ahí que solamente desapareció cuando con suavidad sus labios volvieron a unirse sin prisa o brusquedad alguna. Solo necesitaban ese tacto perdido durante tanto tiempo.
Hola por aquí, espero que hayan estado bien. Les estaré dejando este capítulo y cuando termine con mis exámenes finales, estaré por aquí mucho más seguido.
LORED
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