Capítulo 50
Convicto... Una palabra que no pensaba escuchar en mucho tiempo, al menos no de esos labios.
La sorpresa constante que era el castaño no debería sorprenderlo más pero eso era simplemente imposible. Nunca se imaginó que las grandes emociones y sorpresas lo esperarían justo en el pseudo final del camino cuando él ya había aprendido a no asombrarse con nada. Justo con una sonrisa burlona el rostro de Kim aparecía en el cartel anunciando el final de la ruta diciendo... "¿Realmente crees que este es el final? Mira y aprende."
Lucifer o Dios en la tierra, Jungkook no sabía exactamente a cuál de los dos personificaba Taehyung en el momento en que sus ojos lo divisaron. Ese hombre podría ser su salvación pero también la más gloriosa perdición. Desde el instante en que comenzó a planear todo junto a su padre y Hoseok hasta esa mañana en que se despertó pensando como siempre en ese hombre que ahora lo miraba, solamente deseaba mantenerlo al margen de los problemas, mantenerlo sano y salvo. Él podía morir gustoso si con su muerte el agente seguía vivo pero ese maldito testarudo siempre encontraba la forma de revelarse.
Molesto, feliz, angustiado, animado... No podía decidirse por una única emoción, quedándose pasmado sin decir o hacer nada viendo como un rostro tensado también lo contemplaba. ¿El castaño estaba molesto o estaba feliz? No lo sabía pero lo que sí tenía en claro es que estaba jodidamente mal de la cabeza y él no le iba a celebrar que estuviese ahí poniéndose en peligro, algo con lo que su pareja ya contaba.
Verlo sin siquiera un rasguño en su rostro era algo Taehyung agradecía. Estuvo siendo positivo porque sabía el alcance del hombre que amaba pero una parte de él estaba preparado para reducir todo el lugar a cenizas sin ayuda del Pirómano si le hubieran hecho el menor de los daños.
De soslayo, observó a los hombres de los que tendrían que obtener información sentados en un rincón del comedor ajenos supuestamente a todos pero pendiente de ambos. Estaban notoriamente protegidos por un grupo variado de agentes, oficiales y prisioneros. Sabía perfectamente que tenía solo un día para que todo fuera callado pero se estaba dando cuenta de que posiblemente no sería posible hacerlo en ese tiempo.
Cuando su atención regresó a los oscuros, gélidos e inexpresivos ojos azabaches que lo miraban, cierta cantidad de saliva resbaló por su garganta. ¿Estaba mal decir que ver al Liquidador en su área de recreo era tan caliente que lo excitaba tanto como quería regañarlo? Incluso el uniforme azul de prisionero que llevaba le quedaba excelente.
Lo había modificado un poco, la parte superior del overol caía libre por su cintura, una camiseta sin mangas y muy fina blanca dejaba a la luz no solo sus músculos sino también sus tatuajes y algunas pequeñas cicatrices. Su mano empuñada sobre la mesa resaltaba aquellas sensuales venas que también hacían presencia en su cuello hasta llegar a esa mandíbula tensada. El cabello negro a diferencia de como creyó que lo llevaría estaba parcialmente peinado hacia atrás dejando su frente al descubierto y aquellos labios que en ese momento humectaba sutilmente con su lengua le terminaban de dar el toque perfecto a la perfección.
Ambos se estudiaban detalladamente pero parecían estar en una batalla de poder porque habían adquirido ese aire peligroso, posturas parecidas y ninguno movía algo más que sus pestañas. Desde el exterior parecían estar a punto de matarse y aunque una parte de ellos sopesó esa idea por su razones, estaban muy lejos de querer asesinarse.
La atención de todos estaban en ellos, algunos confundidos, otros nerviosos o incluso preocupados porque se esperaban que en cualquier momento se formara una guerra que posiblemente fuera ganada por el Liquidador. Otros, como los guardias, estaban preparados para tomar acciones según lo que el reo veterano indicara. Era una tensión que mantenía a todos en jaque de una forma u otra y esto también lo sabía la pareja. Estaban consciente de su poder a pesar de todo.
Sin embargo, en ese grupo de persona también estaban aquellos fieles seguidores que se tomaban atribuciones que no le correspondían y, para ganarse la confianza del Liquidador, se acercaron para sacar por la fuerza al nuevo de la mesa. El pelinegro notó el movimiento, pero no se inmutó, permaneció mirando a su hombre, mismo que ladeó una sonrisa que rozaba la psicopatía mientras sentía como se iban acercando a él.
Buscando apoyo en la mesa con sus manos, Taehyung se empujó echando la silla hacia atrás para ganar espacio, logrando a su vez que uno de los reos chocara casi tontamente contra la mesa. Elevó su brazo derecho para tirar de uno por la cabeza impulsándose para no dañar su espalda hasta dejarlo en el suelo mientras que con la izquierda golpeaba a otro por el mentón. En movimientos rápidos y sincronizados se levantó para utilizar el lugar donde estaba sentado como arma, golpeando fuertemente a uno de los cuatro hombres con ello.
Uno logró golpearlo en el abdomen pero pese a sentirlo, la adrenalina de Taehyung lo tenían extrañamente alegro y en frenesí por lo que solo sintió cosquillas, tomando a quien lo golpeó y a otro más de sus cuellos, clavando sus dedos con fuerza en los huesos hioides produciéndoles gran dolor, avanzando con ellos hasta incrustarlos contra la pared. Sabía con con ligeros movimientos podía mandarlos a otro mundo pero solo descendió y apretó lo suficiente para hacerlos desmayar por la falta de aire.
Justo a tiempo se volteó para esquivar el golpe del último en pie, lo agarró por sus cabellos y con gran fuerza lo incrustó contra la pared, notando el sangrando nasal que comenzó casi automáticamente. No obstante, el sujeto regresó para pegarle y sin poderse contener Taehyung rió ante esto, dándole un rápido gancho que lo hizo caer. ¡Por todo lo que pudiera o no existir, había extrañado demasiado esa sensación! Esa pelea fue como un torpe juego, una batalla entre niños de seis años contra un hombre de treinta, así se sentía.
Moviendo su muñeca se volteó para encontrarse con una orgullosa sonrisa ladeada en el rostro del hombre que se quedó en su sitio sabiendo el triste final que le esperaba a esos hombres. Ese era su agente, su hombre... Relamió su labio inferior sintiendo su corazón latir desbocada mente ante esa imagen de Taehyung, tan tranquilo, despiadado y hermoso. Joder amaba a ese maldito desquiciado con locura.
Cinco guardias se acercaron pero cuando Jungkook se levantó se su silla y los miró permanecieron a pocos metros de ellos, notando como todos se agitaban creyendo que pelearían. Bordeó la mesa hasta quedar frente al castaño que lo miraba con una sonrisa, humectando continuamente sus labios debido a la adrenalina que aún lo azotaba.
Recostándose al borde de la mesa, el pelinegro le indicó con su índice y sin decir palabra que se acercara. En otro momento o lugar Taehyung le hubiese dicho vulgarmente que se metiera ese dedo por donde le cupiera pero a ninguno le convenía que la prisión en ese momento viera que el poder entre ambos era parejo y que él no se sometía fácilmente ante el Liquidador por lo que acató su orden.
Parándose justo delante del convicto, el castaño se detuvo, controlando su sonrisa, perdiéndose en esa seria y atractiva mirada. Cuando una mano lo agarró de su nuca y lo bajó al nivel de su boca con brusquedad, el corazón del mayor se desbocó, sintiendo una adrenalina muy diferente a esa experimentaba cuando luchaba, una que solo Jungkook provocaba con una mirada o roce.
Ese momento fue tortuoso pero cuando sus labios se sellaron para sorpresa de todos aquellos que comenzaron a murmurar, sintió que el oxígeno regresaba a sus pulmones. Dios, quería pegarle, deseaba pegarle pero en esos momentos no podía. Además, podía esperar un poco más, ¿verdad? Solo necesitaba sentir aquel beso un poco más.
Ellos conocían el significado de cada uno de sus besos y ese no solo significaba "hola" sino también un aviso para los presentes de parte del Liquidador. Significaba un "mío y no se toca" que hizo revolear el corazón del castaño.
Se separaron muy al pesar de Taehyung dejando un hilo de saliva que se rompió cayendo en su barbilla. Sus miradas se encontraron y sus bocas se cerraron pero, antes de que Jungkook pudiera alejarse, fue el agente quien adueñándose de la parte posterior de su cabeza los unió a un nuevo beso. Ese movimiento sorprendió a los espectadores de ese espectáculo porque eso era una demostración de poder en el convicto que el castaño en un comienzo quería evitar pero no le importaba más.
Que lo supieran, él era de Jungkook pero ese hombre también era suyo y sinceramente, no tendría contemplaciones frente a los graciosos que quisieran actuar con osadía.
El pelinegro lo alejó tirando de sus castaños cabellos, manteniendo la seriedad y ese porte que tanto le estaba gustando a Taehyung. Le hizo una seña al jefe de guardias y se alejó de su pareja dejándolo en aquella mesa frente a las miradas que ahora se volvían más discretas y disimulados. Se sentó con cierto fastidio centrando los ojos en sus objetivos mientras sus oídos captaban cada palabra que pudiera ser de uso.
— Bueno, creo que el Liquidador estará un buen tiempo de buen humor. Después de la sorpresa de bienvenida que le dieron y esta otra que recién llega, estará bastante animado. Tres días y medio aquí pero ya tiene semejantes manjares bajo su ala. — Murmuraba uno de los guardias a su compañero pero, lamentablemente, esa murmuración no fue tan baja como debería y a dos metros de Taehyung, este pudo escucharlo todo sintiendo como el fuego del inframundo comenzaba a consumirlo.
A gran velocidad se dirigió caminando hacia el hombre que hablaba tomándolo de su uniforme para enfrentarlo. Todos se mantuvieron en alerta pero ninguno hizo nada. Sin embargo, ese corto revuelo fue tan notable que incluso Jungkook se volteó para saber qué sucedía maldiciendo al ver quién era el protagonista de aquello.
— ¿Qué mierda acabas de decir? ¿Quién mierda fue el regalo de bienvenida del Liquidador? — Interrogó con firmeza.
— Tranquilo, chico, no eres el único pero no te debes alterar así. Ahora quita tus manos de mí antes de que te mande a aislamiento. — Respondió firme el guardia pero aquello causó todo lo contrario en el castaño que lo golpeó con fuerza mandándolo al suelo. — ¡Maldito desquiciado! Tú no eres el Liquidador y de esta no te librarás tan fácil.
— ¿Sí? ¿Quién va a impedirme que lo haga, tú? — Le volvió a pegar una y otra vez. — Mándame para la puta celda de aislamiento si puedes, pedazo de cabrón. ¿Quién mierda fue la ofrenda de bienvenida?
La razón de Taehyung se nubló por su molestia y los celos de imaginarse al Liquidador con alguien más. Ese convicto no lo sabía pero sus testículos iban a ser la nueva decoración del lugar en cuanto sus manos se posaran en ellos.
Jungkook lo retiró rápidamente, alejándolo de guardia que le pegaba e incluso él recibió un fuerte golpe en el rostro pero pudo controlar a su pareja, obligándolo a caminar detrás del jefe de los custodios hacia el exterior del comedor y, una vez que estuvieron fuera de la vista del resto de los prisioneros, Taehyung se separó de golpe. Empujó al pelinegro contra la pared, los dos guardias que ahí estaban iban a interferir pero el Liquidador no lo permitió.
— ¿Te follaste a un maldito reo, convicto? ¿Tuviste los cojones de acostarte con otro? ¿Tantas ganas tenías de follar a tan solo un día de estar conmigo? — Preguntó furioso el castaño empujándolo enojado, sin poder creer que algo como eso pudiese estarle doliendo. — Maldito convido tú y la puta con la que te hayas acostado están muertos.
— Me avisas cuando te calmes. — Mencionó Jungkook cruzándose de brazos. El dedo que lo señalaba se mantuvo en alto varios segundos antes de descender mirando a los custodios sorprendidos que intentaban no mirar en su dirección. — Abran mi celda, no permitan que nadie se acerque.
— Enviaremos al resto de los reos al patio, Liquidador. — Avisó el jefe de los custodios. — El director acaba de avisarme que ya se tramitó el cambio de celda, a partir de ahora el nuevo recluso dormirá en tu celda.
¿Dormir en su celda? Lo único que Taehyung haría en su celda sería enterrarlo vivo en el concreto. Los oficiales se retiraron y su brazo fue tomado con fuerza, guiado al interior de la celdapero una vez dentro, se separó golpeando a Jungkook.
— Esto imbécil es por haberte atrevido a meter tu polla en otro lugar. — Volvió a pegarle. — Esto es por atreverte a planear algo sin decirme. ¿En qué quedamos, convicto? — Gritó molesto. — Si morimos lo hacemos juntos, si peleamos también lo hacemos juntos. ¿Por qué mierda me has dejado fuera?
— ¿Puedo hablar ya?
— ¡No! — Exclamó Taehyung molesto. — ¡Sí!
— ¿Cuál de las dos, Taehyung?
— Habla.
— Ahora mismo no sé cómo reaccionar al hecho de que realmente creyeras que de solo entrar me haya follado a alguien más. El chico que quiso venir a darme la bienvenida lo único que hizo fue dormir en una cama vacía porque no hice nada. Entiendo que en ocasiones te puedas llegar a sentir molesto o incluso celoso pero una cosa que tendrías que tener más que clara es que yo teniéndote y amándote como te amo no estaría con el primer trasero que me pusieran delante. — Musitó molesto, frunciendo el ceño al ver a Taehyung sonreír.
— Lo sé pero igual me molesté y además, quería golpearte desde que te dejaste agarrar, por dejarme, por pensar solo y porque estaba jodidamente excitado. — Exclamó acercándose a él pero el pelinegro detuvo su avance.
Juntó sus muñecas con fuerza y con dos pasos lo incrustó a la pared más cercana situándose él a escasos centímetros de su espalda que fueron disminuyendo. Con una mano sosteniendo aquellas muñecas en alto junto al concreto y otra acariciando su cabello, Jungkook suspiró apoyando su cabeza sobre su hombro.
— No te lo dije por protección, esto era algo que podía hacer yo solo. No puedo ni quiero vivir si a ti te llegara a pasar algo, agente. — Confesó algo ya sabido respirando su aroma, sintiéndose calmado por primera vez desde que se separaron. Era su paz, su isla desierta alejados de todos.
— Pasarme... Lo que me pasa es que muero en vida con solo pensar que podría perderte. — Murmuró girándose, empujándolo con fuerza para que lo mirase a los ojos. — Sé que puedes solo con muchas cosas pero te repito lo que le dije a tu padre, que puedas hacerlo no significa que tengas la obligación de ir por el mundo enfrentando todo solo cuando me tienes a mí. No soy débil, no soy solamente tu pareja. Estamos juntos para amarnos, hacer el amor, acompañarnos pero también para protegernos mutuamente no de un solo lado. ¿Sinceramente crees que yo podría estar a salvo sabiendo que tú estás en peligro o que puedes morir? Enloquezco sabiendo que puedo serte de utilidad, que pudo servirte de apoyo mientras estoy sin hacer nada como pretendías que me quedara. Que sea última vez que haces algo así sin consultarme. Tú y yo juntos contra el mundo pero parejos y sin diferencias.
Volvió a empujar a Jungkook con fuerza sintiendo lágrimas de rabia resbalar por sus mejillas. Sus ojos fieros se encontraron y conforme lo empujó, tiró de él desgarrando su blanca camiseta. El pelinegro lo besó con fiereza, desvistiéndolo con fuerza sin dejar de lado el contraste de algunas caricias sutiles.
— Deja de someterme e incrustarme contra la pared, puedo adivinar tus pensamientos, Quieres castigarme pero el que mereces ser castigado eres tú. — Habló agitado extendiendo su cuello, tirando sin tacto de las hebras azabaches entre sus dedos.
— Serás tan castigado, agente Kim, que no podrás moverte el resto del día. — Mencionó mordiendo con fuerza su espalda desnuda.
— Me gustaría poder salir esta noche de ser posible. — Espetó sonriendo porque la forma en la que los dientes arañaban sus glúteos le hacían cosquillas. — Creí morir cuando vi la forma en la que te inmovilizaron con descargas eléctricas en esa calle. Fue tan cruel, quería matarlos a todo, quería incluso matarme a mí por no poder defenderte. — Confesó con voz cortada y esto hizo que Jungkook se detuviera y ascendiera hasta abrazarlo con fuerza.
— Lo lamento, amor. — Besó su frente y luego sus labios con un poco más de calma. — Lo siento mucho creí que...
— Sé lo que creíste y te entiendo porque quizás yo hubiera hecho lo mismo pero que no suceda más. Juro que te mataré la próxima vez que me hagas eso. ¿Me estás escuchando? No te buscaré como ahora solo para estar a tu lado, te buscaré para ponerte un bala justo aquí. — Presionó el índice contra su frente y Jungkook sonrió.
Un nuevo beso pero más agresivo llegó, haciéndose con el labio inferior del mayor que se perdía entre sus dientes mientras que lentamente se hacía camino de regreso succionándolo. Ambos se tocaban con desespero, tratando de canalizar todo lo que sentían en esos toques que si bien no eran los más suaves y sutiles, estaban cargados de sentimientos positivos y único que solamente ellos eran capaces de generar.
Sin esperarlo, Taehyung rió jadeante cuando su pecho chocó contra la fría pared y segundos más tarde sus glúteos fueron abiertos y una nariz lasciva aspiró fuertemente la zona antes de que dientes mordisquearan el anillo de piel arrugado.
— Eres un asqueroso, convicto. ¿Lo sabías?
— Sí, contigo lo soy y no me importa, había extrañado demasiado tu aroma y no me cansaré jamás de admirarlo. — Respondió propiciándole otra mordida suave que lo hizo gemir alto. — ¿Cómo es posible que sepas tan bien?
— Es que mi culo tiene miel, convicto. — Los dos se carcajearon pero esas risas cambiaron por gemidos lascivos a medida que la tortuosa lengua dejó de ser usada para hablar y se dedicó a prepararlo a penetrarlo exquisitamente apoyada por un primer dedo. — No llevamos tanto sin hacerlo, puedes apresurarte un poco más.
Jungkook se levantó y con un único movimiento torció un poco su cuello para besarlo mientras introducía dos dedos en su boca que pronto cambiaron de destino perdiéndose en su ajustado trasero. A diferencia de otras veces, no daba constante penetraciones con sus dígitos sino que se concentró única y exclusivamente a masajear la protuberancia en su interior.
— ¿Desde cuándo me dices qué hacer? Tú siempre has pretendido mandarme y yo obedecerte pero no te confundas, Kim. — Expresó con lascivia sabiendo lo mucho que ese tono demandante prendía a su compañero. — Levanta más tu trasero, estás haciendo que mi mano pase dificultades. — Apretó ese punto y Tae mordió su propio brazo para no gritar.
Era enloquecedor que en su voz hubiese tanta posesividad y seriedad cuando los besos y mordidas proporcionadas eran tan suaves, tan dulces incluso.
— Voy a entrar ya, amor... — Avisó Jungkook posicionándose en su entrada. — ¿Estás listo para escalar la pared?
— ¡Métela ya! — Exclamó el mayor y su pedido fue una orden.
El pelinegro se adentró con una estocada, abrazándolo con fuerza mientras sus caderas oscilaban con suavidad. Llevó las manos a ese hermoso trasero frente a él, abriéndolo bien para ir hasta lo más profundo, moviéndose circularmente para con su pene poder masajear esa necesitada próstata.
El suave meneo cambió a fuertes interacciones de pieles que hacían eco en aquella celda mientras se aferraba a su cabello y cuerpo. Palabras obscenas alternaban con otras de amor más dulces. Fuertes mordidas se mezclaban con suaves lamidas y castos besos. Azotes y golpes de manos le daban paso a cuidadosos roces con las puntas de sus dedos.
Taehyung podía sentir cada embestida golpear su interior, gemía cada vez y aquello le fascinaba. Cuando el pelinegro se hizo con su miembro desatendido, no pudo hacer más que ceder por completo el control, entregándose en cuerpo y alma a un avasallador orgasmo que literalmente lo hizo intentar escalar por esa pared fría que entibiaba su ardiente cuerpo.
Jungkook lo siguió no muy tardío, aprovechando que el mayor estaba sobre estimulado para orillarlo a un nuevo orgasmo que compartieron hasta quedar jadeante sobre su cuello. Se volteó para besarlo, utilizando la fuerza remanente para cargarlo y llevarlo hasta su cama entre continuos besos, caricias y miradas cargadas de tanto.
Entrecerró con desconfianza sus ojos al ver al castaño chupando vulgarmente sus dedos mientras acercaba la cadera a su rostro.
— Límpiame y ayuda a que esté listo pronto para clavarme aquí. — Inquirió Taehyung enterrando sus dedos sin mucho aviso en el interior de Jungkook. — Sigues necesitando ser castigado, ni siquiera debes ser anfitrión de aquellos que vienen a follar contigo. Eres tan libre como eres mío, convicto. — Decretó presionando con su mano libre su mandíbula para que abriera la boca, haciéndolo engullir su aún flácido miembro. — Chúpalo bien o seré muy, muy rudo contigo.
— Lo bueno es que siempre queda la revancha.
Su boca ayudado de dedos que volvieron a estimular la sensible próstata del castaño después de unos minutos para no infligir dolor, lograron el cometido de darle una nueva erección. Sin embargo, para el momento en que esto ocurrió, él mismo gemía necesitado porque esos malditos dedos de Kim estaban haciendo estragos en su interior.
Pese haber dicho que podría ser rudo, Taehyung se perdió dentro de él con suma suavidad. Le hizo el amor con calma, sus movimientos eran tan lentos que disfrutaba más ver el desespero en Jungkook que cualquier otra cosa y esto hacía que esa tortura funcionara de ambos lados. No obstante no pudo evitar caer él mismo en ese exquisito desespero que le arremeter con fuerza sujetándolo de su fina cintura.
— Mierda, convicto. Eres tan jodidamente genial... — Jadeó cerrando sus ojos siendo abrazado por un Jungkook que succionaba su cuello con vehemencia. — Necesitas estar abajo más seguido, estás demasiado estrecho y es tan rico sentirte así.
— Cállate, Taehyung. — Ordenó sonrojado procurando su boca para enrollar sus lenguas y acallar aquel grito que deseaba dar cuando un nuevo orgasmo los hizo estremecer.
Los dos cayeron en la cama algo exhaustos pero increíblemente se sentían llenos de vitalidad. Sabían que lo recién sucedido era algo que bien podrían no tener por un tiempo con todo lo que se avecinaba pero se permitieron al menos por lo que restó de la mañana disfrutar de eso. Aún restaban horas para llevar a cabo lo que realmente habían ido hacer ahí.
Hello por aquí mis adorados tormentos. 😂 ¿Cómo han estado?
Por aquí les dejo un nuevo capítulo que espero que sea de su agrado.
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