Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 47

Muchos quizás aún no han leído el 46 por los problemas que Wattpad ha estado teniendo, así que asegúrense de leer el capítulo anterior primero. 😘

— ¡Buenos días! — Pronunció Jungkook abriendo sus ojos, notando que el castaño ya estaba vestido y preparado para salir. — ¿A dónde vas?

— Iré a ver a mi hermano. — No entendía por qué pero desde que vio al padre de Kook con vida tenía la urgencia y necesidad de ver a Seokjin.

— Ya tenía planes para hacer contigo hoy. — Murmuró incorporándose con rapidez. — Te acompaño.

— N-No creo que sea muy buena idea. — El pelinegro frunció el ceño y Taehyung suspiró. — No quiero que veas como tu pareja es reprendido por su hermano mayor, además, aún no sabes todo acerca de nosotros.

— Ya lo sabrá. — Sentenció sin darle una brecha para contradecirlo, acercándose para besarlo. — Dame cinco minutos y estaré listo.

Taehyung asintió con algo parecido al nerviosismo invadiéndolo porque no estaba muy seguro de la reacción de su hermano. No es que esto fuera a cambiar algo pero, prefería evitar sus sermones y molestia una vez más por el tiempo que llevaba sin contactarlo junto al hecho de que ahora salía con el asesino serial que tanto odió. Tendría que empezar por contarle de la inocencia de Jungkook y eso definitivamente tomaría su tiempo.

Pese a que quisieron irse en cuanto salieron de la habitación, el señor Jeon se los impidió, obligándolos a desayunar. Desayunaron una vez más hablando de cosas triviales pero el foco no fueron las armas sino la relación del agente con su convicto.

— Hijo... — Llamó su padre cuando este estuvo a punto de salir. El menor se detuvo observando su rostro, viendo la preocupación que jamás admitiría tener, aceptando el duradero abrazo que le dio, sintiendo las reconfortantes palmadas en su espalda. — Tengan cuidado... — Musitó en su oído antes de alejarse para abrazar también a Taehyung.

— Solamente iremos a hacer algunas diligencias, así que no se preocupe, suegro. — Padre e hijo fiero ante el uso de la última palabra y con golpecitos en sus hombros se despidieron. — Creo que tu papá está algo sentimental.

— Nos vimos después de muchos años, creo que es normal puesto que yo también me sentí algo extraño cuando me despedí. — Admitió el pelinegro ya en el ascensor.

Cuando llegaron a la planta baja, Hwasa los esperaba en un vehículo, todavía algo contrariada sin querer mirar a Jungkook a la cara. El castaño estiró las manos para que le entregara las llave pero en cambio los guió hasta otra puerta que daba a un garaje con diferentes vehículos. Optaron por el más discreto y salieron por el mismo camino que llegaron hasta que estuvieron en la autopista.

Ya en la ciudad, Taehyung se removió en su asiento cuando vio que el menor no seguía el rumbo pensado. No estaba yendo hacia casa de su hermano pero no hizo preguntas hasta que finalmente se estacionó frente a un edificio que no conocía.

— Hey, where is my Big Matthew at? — Exclamó Jungkook saludando sonriente al hombre que se aproximó hacia ellos.

— Ma boy in da building, yo... Liquidator liquidating as always. — Chocó sus manos en un saludo que Taehyung reconoció pertenecía a cierto selecto grupo de presos que compartieron la prisión con el convicto. — Great to see ya out.

— Same bro... — Pasó su mano por la espalda del castaño atrayéndolo hacia él. — My boyfriend.n

— You came to get some inks I presume.

— You're right...

Taehyung los siguió al interior del lugar, observando todo detalladamente, comprendiendo ahora el motivo por el que estaban ahí. El pelinegro se sentó directamente en la silla de cuero negro mientras el hombre preparaba agujas y tinta para tatuarlo.

— ¿Qué te tatuarás?

— Nos tatuaremos... — Corrigió haciéndole una seña para que se acercara y darle un beso. — Tres letras cada uno en nuestros dedos. KTH para mí, JJK para ti.

Frente a esto el mayor sonrió ampliamente, asintiendo en respuesta. Tatuarse las iniciales de su convicto le pareció lo más correcto, algo que no supo necesitaba hasta ese entonces. Ambos salieron de allí con sus manos tomadas, luciendo su recién hecho tatuaje.

— Tengo algo que hacer, así que ve con tu hermano, yo pasaré por ti en unas tres horas.— Comunicó el pelinegro cuando llegaron al vehículo, notando la confusión del contrario. — No te preocupes.

— No me piensas decir qué harás por lo que veo, solo te pido que te cuides. Quiero que regreses a mí sin un rasguño, ¿entendido?

— Alto y claro, agente. — Asintió atrayéndolo de su mandíbula para plantar un candente pero lánguido beso. — Dame solo tres horas.

Taehyung asintió, dándole un último beso antes de montarse en el auto y salir de allí. Pocos segundos después, un auto negro se estacionó frente a Jungkook, entrando en él sin decir nada.

Su destino fue unos almacenes abandonados que le pertenecían, esos que adquirió junto al agente cuando reclutó sus primeros hombres luego de salir de la prisión. Adentro, un grupo de hombres esperaban rodeando un cuerpo suspendido en una de las vigas del techo.

— Nos volvemos a ver, Kim Mingyu... — Musitó demandando que los dejaran solo con tácitas órdenes que sus hombres captaron. — Creo que esta posición no te favorece mucho pero, ¿qué se le va hacer, cierto? Esto es algo que tú solito te buscaste.

— L-Liquidador... ¿Qué significa todo esto? ¿Por qué estás haciendo todo esto?

— ¿Por qué? Pues ya aplacé suficiente el día de tu muerte, dejé pasar muchas cosas de tu parte pero, fuiste estúpido yendo hacia lo único que sabías era prohibido tocar. ¿En serio planeaba matar a mi hombre? — Cuestionó con una de sus cejas enarcadas. — Mal, muy mal Mingyu-ssi.

Se quitaba su chaqueta mientras sonreía cínicamente, notando el terror en la mirada contraria. Mingyu había dejado escapar varias lagrimas aunque su semblante permanecía estoico. Sus dedos apenas rozaban el piso, sus muñecas amarradas en una soga, causándole gran dolor e incomodidad. Sabía el motivo por el cual el Liquidador lo tenía allí y eso le molestaba aún más. Todo por ese maldito oficial pero, su satisfacción era que, aunque muriera en ese instante, el castaño enfrentaría un final similar.

— A ver, enumeremos algunas de las cosas que has hecho mal.

Con el cuchillo que había sacado del arnés en su pierna, el pelinegro caminó hasta el cuerpo suspendido, clavando la punta, viendo la sangre comenzar a brotar mientras su piel se desgarraba lentamente.

— Estuviste confabulado con tu padre para que jodiera mi cabeza y vida. Fuiste testigo de cada uno de los lugares a donde me llevaron para matar a esas mujeres y después, te cobrabas, disfrutabas entregándote a mí aún cuando sabías que ese no era yo realmente, solo una marioneta que ustedes manipulaba.

— Y-Yo puedo explicar eso.

— No es necesario, no es momento de explicaciones, ya no me interesan. — Dicho esto, cortó rápidamente uno de sus pequeños pezones, lanzándolo al suelo, ignorando el grito que abandonó la boca de Mingyu. — Es tiempo de continuar enumerando. Estuviste en mi juicio, me fuiste a ver prometiendo dar con los culpables cuando tú eras uno de ellos.

— Yo no fui quien te entregó, no sabía que te meterían preso, no me lo dijeron. Quien te delató fue...

— Suga, claro que sé que fue él quien preparó el final pero fue un pobre imbécil que después de todo se dejó engañar por el circo que ustedes armaron. Aunque claro, eso no significa que no tenga cuentas pendientes conmigo pero por ahora, solamente somos tú y yo, como siempre has querido. ¿No te gusta?

— J-Jungkook... — Susurró notando como la mirada de este se oscureció más ante su nombre. — L-Liquidador, perdón. Perdóname yo...

— Shhh, sigamos enumerando mientras acaricio tu cuerpo como querías. ¿No fue por esto que estúpidamente se te ocurrió pedirle ayuda a tu padre para que moviera sus hilos en la agencia e hicieran parecer su muerte como represalias de la NIS? — Otro pezón fue cortado y otro grito llego. — Siempre fuiste muy escandaloso pero hoy te estás esmerando.

— Ese imbécil me amenazó, tú mejor que nadie sabes cómo funciona esto, Liquidador. — Logró decir con dificultad, luchando contra el dolor.

— ¿Y eso a mí que me importa? Podía amenazarte, golpearte o matar y tú no podías levantar un dedo para lastimar lo que era mío. Grave error, Mingyu, grave error. Sabes qué... — Comentó mirando su teléfono viendo lo rápido que el tiempo pasaba. — Te perdono y por eso seré misericordioso contigo. Por primera vez, cometeré un asesinato que sí deje huellas, para que sepan que fui yo. Tampoco te desapareceré, le avisaré a tu familia de la terrible pérdida.

Sonrió manteniendo su cabeza en alto con un fuerte agarre en su cabello, con sus ojos cruzándose con los de quien una vez fue su amante. Lo soltó bufando mientras daba béquelos pasos hasta quedar, detrás de él. Elevó su cuchillo hasta su cuello, tirando nuevamente de su cabeza.

— Liquidador, p-por favor, perdóname.

— Lo hago, es por eso que seré rápido para que no sufras más... — Pronunciadas esas palabras, su muñeca se movió con habilidad, degollándolo con un rápido movimiento. — Kim Taehyung no se toca. — Susurró antes de que este diera su último respiro.

Descuidadamente se limpió la sangre de sus manos con la parte trasera del pantalón de Mingyu, sacando de este su móvil. Llamó a sus hombres para que lo desvistieran y deshicieran de lo que quedaba de su ropa. Una vez desnudo, lo fotografió, enviando tanto al ex ministro como a su hijo, el primer ministro actual de la República de Corea del Sur, un recuerdo de su querido niño.

— ¿Dónde están los hombres que detuvieron junto a Mingyu? — Preguntó a uno de sus hombres saliendo de aquella bodega.

— ¿Los trasladamos a la bodega que está atrás para que no estuvieran juntos, Liquidador. Es solo que usted dé la orden y los eliminamos. — Se apresuró a responder.

— Dije que yo mismo los liquidaría a todos, ¿cuántos son?

— Incluyendo a su mano derecha fueron doce hombres los retenidos, todos ellos iban al encuentro del señor Kim. — Comunicó abriendo la puerta del lugar que estaba siendo custodiado por varios hombres.

Jungkook entró en silencio, observando las caras de los tipejos que estaban dispuesto a cazar a su hombre como si este fuera nada y no tuviera respaldo alguno. Escupió en el suelo con asco antes de voltearse para tomar dos pistolas de sus hombres porque no iba a desperdiciar balas de la suya en esos imbéciles.

Se ubicó justo en el medio de aquellos doce hombres amarrados de rodillas en el suelo. No tenía mucho tiempo que perder por lo que caminó hacia un extremo, estirando sus dos brazos para apuntar a la cabeza de los dos primeros hombres, eliminó sos seguros y disparó ambas armas al unísono.

Cinco veces en total repitió aquella acción hasta llegar a la otra punta en donde se encontraba la mano derecha de Mingyu. Vio la molestia mezclada con el miedo en sus ojos y no pudo negar sentir regocijo frente a esto. Sonrió ladinamente susurrándole lo pronto que podría encontrarse con su jefe y, en cuanto el hombre se removió, le disparó a él y al otro sujeto que aún quedaba con vida. Regresó las armas a su dueño legítimo y abandonó aquel inmundo sitio.

+++

Dos horas y media después de que el Liquidador y su pareja se despidieran, el pelinegro se encontraba estacionando en los bajo del edificio de Seokjin. Sabía dónde vivía, sabía todo lo referente con Taehyung y su familia pero, desde que el mayor de los Kim los acompañó a aquel evento, no había vuelto a verlo a la cara. Nunca intercambiaron muchas palabras o tuvieron siquiera una pequeña conversación por lo que se sentía nervioso.

Subió al ascensor observando que no quedase ningún rastro de lo que había hecho. Se duchó pero temía que el hedor a sangre o muerte todavía estuviese impregnado en él. Su cuñado era vivaz, intrépido, inteligente y con años de experiencia como policía judicial siendo testigo de muchas más cosas de las que cualquiera podía imaginarse a pesar de que comparado con otros países la taza de crímenes violentos era menor.

La única razón por la que Taehyung no lo inmiscuía más era por la sencilla razón de que su hermano mayor tenía una familia que mantener y proteger, sin contar, que este no compartía mucho de sus métodos o estaba de acuerdo con muchas de sus actividades.

Según caminaba por el pasillo no pudo evitar pensar una vez más que la seguridad de ese lugar era precaria. Desde que descendió de su auto lo pensó, cualquiera tenía entrada al edificio. Cualquiera podía subir como si fuera a su casa y hacer lo que se le viniese en gana. Sabiendo que allí vivía la familia de su pareja, este hecho lo inquietaba.

Tocó el timbre de aquella puerta con cierta ansiedad sin detenerse un solo segundo a pensarlo, no estaba solo, Taehyung lo apoyaría frente a su cuñado. Unacastaña abrió la puerta mirándolo con cierto interés, por la foto sabía que se trataba de la mujer de Seokjin.

— Moonbyul, ¿quién es? — Se escuchó la voz de un hombre que se acercó a comprobar la visita inesperada, frunciendo el ceño sin poder ocultar su descontento. — Ah, eres tú, pasa...

— ¿No me van a presentar? — Cuestionó la fémina mirando a su esposo y luego al recién llegado. — ¿Quién eres?

— Ummm... — El pelinegro se inclinó ante ella en una venia para saludarla cortésmente. — Jeon Jungkook a sus órdenes.

— ¡Ah, eres el novio de Tae! ¡Bienvenido! — Exclamó entusiasmada.

— Por desgracia es así. — Masculló el mayor dejándolo avanzar a la sala, notando que el delincuente del que su hermano se había enamorado miraba cada rincón de su hogar poniéndolo inquieto.

Ya había escuchado por boca del rubio todo lo que habían vivido, ya estaba al tanto pero eran muy pocas horas para procesar correctamente todo. Lo veía y solo podía pensar en todo lo que del Liquidador se habló porque él también llevó esos casos. Recordaba incluso el extraño hermetismo con el que se realizó su juicio aunque ahora entendía mejor los motivos.

— ¿Qué te trae por aquí? No creo que se te haya perdido nada en mi casa, convicto.

— Jungkook, mi nombre es Jeon Jungkook, Kim Seokjin. — Su seriedad fue palpable, a excepción de Taehyung, no le gustaba que nadie lo llamara de esa forma. A decir verdad, si no fuera su cuñado ni siquiera le permitiría llamarlo por su nombre. — Sinceramente no se me ha perdido nada en tu casa, quería conocer a la familia de mi pareja y de paso venir a recogerlo.

— ¿Viniste a recogerlo? — Jungkook asintió y tanto Jin como Monbyul se miraron confundidos. — Mi hermano se fue hace como una hora después de recibir una llamada de tu parte.

— ¿Una llamada de mi parte? — Ambos asintieron y todas las alarmas en la mente de Jungkook comenzaron a activarse. — Su auto aún estaba estacionado abajo cuando yo llegué.

El teléfono del pelinegro sonó, iba a ignorarlo pero algo le decía que tomara aquella llamada. Vio el número reflejado y supo inmediatamente que se trataba de Namjoon.

— Namjoon, en estos momento no puedo hablar, te lla- — Se calló un segundo dando media vuelta para dirigirse a la puerta. — Estoy en camino...

— ¿Qué sucede? Si me hermano está en algún problema por tu culpa, yo...

El convicto trancó la puerta ignorando las palabras de su cuñado. En su mente solamente estaba el nombre de su pareja y del próximo hombre que ese día dejaría de respirar entre sus manos... Alguien más sentenció la fecha de su muerte y ese fue, Min Yoongi.

+++

Kim Taehyung se sorprendió cuando su teléfono mostró el número privado que Jungkook utilizaba cuando ejercía como líder de una organización o trabajaba junto a Suga. Solamente lo utilizaban cuando hacían encargos o actuaban como mafiosos delinquiendo. No lo habían utilizado desde que fueron a Busan por lo que no esperó aquella llamada.

Teniendo en cuenta que él se había ido sin decirle a dónde más temprano, supuso que tenía que ver con algún cargamento o precisaba de su presencia, motivo por el cual decidió tomar aquella llamada lejos de su hermano. Se despidió con la mayor naturalidad del mundo pese a su preocupación y abandonó la casa de su hermano aprovechando que su sobrino dormía la siesta.

Sin embargo, no esperó sentir en el preciso momento que cerró la puerta principal un enorme pinchazo en su cuello. Supo que se trataba de un dardo tranquilizante en el momento que lo agarró pero el sedante fue demasiado fuerte y antes de darse cuenta, sus ojos se cerraron.

Todo estaba demasiado silencioso, tranquilo cuando volvió en sí. Levantó con cierta pesadez sus párpados, encontrándose con un hombre de cabello color menta frotando su cabeza con el cañón de una Glock 26. Lentamente miró a su alrededor, encontrándose con Hoseok in movilizado a su lado, encadenado al igual que él.

No necesitaba pensar demasiado para llegar a la conclusión de que Min se había enterado de que ellos eran agente o al menos él porque estaba seguro que ya sabía que su jefe lo era desde el momento en que traicionó al Liquidador. Lo único que no entendía era la razón por la que los tenía a los dos en la misma situación.

— Kim, ¿estás bien? — Preguntó sin poder esconder su preocupación el pelirrojo. Asintió como respuesta desviando la mirada al frente, viendo una cínica sonrisa en el líder de Los Cocodrilos. — Detén esta estupidez, Suga, ya te dije que estás en un error.

— ¿Un error? Me estás diciendo que este imbécil del que desconfié desde un inicio no es uno de tus agentes, ¿es eso? — Ladeó su cabeza como si necesitara traquear su cuello con una sonrisa falsa. — Tú eres su superior directo pero aún así no pudiste encontrar absolutamente nada de él cuando te mandé a investigarlo, diciéndome cualquier cantidad de boberías. Que era primo del pirómano, un delincuentucho cualquiera. ¿Cómo se supone que no piense mal? Todo esto me huele a trampa, una que has andado preparando muy bien.

— ¡Ya te dije que no es así! — Exclamó molesto. — No es así, Yoongi.

La risa de Taehyung causó que los amantes miraran en su dirección, no solo eso, sino que el mayor de todos se levantó de su asiento para tirar de su cabello y escupir su rostro antes de golpearlo. Esto no logró disminuir la risa del castaño, por el contrario, solo aumentó.

— ¿De qué mierda te ríes? — Interrogó.

— De lo imbécil que eres, Suga. Sinceramente te creí más inteligente, pero no eres más que estúpido sin tener la menor idea de lo que sucede a tu alrededor. ¿Sabes qué es lo más gracioso? — Ladeó su sonrisa, desvaneciéndola lentamente hasta mostrar un estoico rostro. — Haz firmado tu puta sentencia de muerte.

Su pierna derecha había logrado liberarse de las cadenas cuando su pie salió del zapato, dolió debido a que tuvo que jorobar su tobillo bordeando la posibilidad de fracturarse pero no lo hizo, en cambio, colisión con gran fuerza contra la cabeza del cocodrilo líder. Su extremidad izquierda también logró liberarse y, en un movimiento rápido, lo atrajo hacia él e inmovilizó ejerciendo gran fuerza entre sus piernas alrededor de su cuello.

— Taehyung, suéltalo. ¡Suéltalo! — Gritó Hoseok forcejeando con sus propias cadenas. — Está confundido y es normal. No puedes culparlo por dudar de nosotros, Kim. Vas a asfixiarlo si no lo liberas.

Suga en un comienzo intentó agarrar la pistola que dejó caer pero le estaba costando trabajo; llegó al momento en que sus únicos movimientos era el de sus manos contra as piernas que lo sujetaban.

— Una confusión hace que nos metan una maldita bala en la cabeza. ¿Estás olvidando las reglas básicas, Jung? No pareces ser tú, ¿qué sucede? — Su rostro mostraba la fuerza que estaba ejerciendo, no le era fácil, se estaba haciendo daño perora buscaría la forma par liberarse más tarde. En esos momentos eran ellos o Min.

— L-Lo amo, no lo mates.

— El amor no le impidió atarte como un animal.

— A ti tampoco te impidió querer matar al Liquidador. — Respondió rápidamente ganándose una mirada del castaño. — Y-Yo sé que va contra las reglas pero de todas formas hemos estado yendo contra ellas desde hace mucho. P-Por favor, suéltalo, Kim...

Las miradas de un Yoongi completamente rojo en el que se le marcaban las venas en su frente y un Hoseok preocupado se cruzaron. De este último emanó una débil sonrisa que llegó a algún lugar que Suga no conocía aún.

El sonido de varios disparos llamó la atención de Taehyung, lo dudó varios segundos pero terminó soltándolo, viendo como este caía al suelo vomitando, aclamando por aire mientras se arrastraba hasta su pistola. Los tiros seguían resonando, cada vez más fuertes, avisando la cercanía de aquel que probablemente inició todo.

Min Yoongi se levantó sobre sus pies apuntando a la puerta derribada, encontrándose con un cuerpo de espalda que cayó frente a él y detrás de este el Liquidador sosteniendo un fusil que evidentemente le había quitado a uno de sus hombres.

— ¿K-Kook? — Preguntó percatándose de su aspecto, las salpicaduras de sangre en su rostro y ropa eran evidente pero no tanto como su rabia, conocía esa faceta a la perfección. — Liquidador...

💜💜💜

¡Hola por aquí!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro