Capítulo 42
Estaban de regreso en Seúl, lo cierto es que hacía menos de una hora que habían pasado el letrero que daba la bienvenida a la ciudad en la autopista principal, sin embargo ellos tenían varios planes y compromisos entre los que no entraban tomar un descanso inmediato.
Quizás poco se imaginarían que llegarían directo a reunirse con personas que muy bien sabían los querían enterrados y que el lugar donde ellos llevarían a cabo su reunión era en un templo budista o al menos, esa era la fachada. Estacionaron su vehículo, viendo como atrás de ellos llegaban también Namjoon y Jimin, quienes calcularon perfectamente el tiempo para llegar a la misma vez.
El clima estaba inestable, entraba la primavera pero el sol no decidía si mostrarse completamente o dejar el día gris. Quizás ni siquiera la estrella alrededor de la que orbitaban quería ser partícipe de lo que podía ocurrir en aquel lugar.
Los agentes se saludaron con un asentimiento de cabeza y los antiguos reos hicieron lo mismo antes de mirar hacia atrás y ver a un buen grupo de hombre bajando de tres furgonetas que se colocaron frente a Jungkook a la espera de una orden que llegó de forma tácita.
El oficial Park y Namjoon avanzaron junto con los hombres del Liquidador mientras este se quedaba atrás. Le había sostenido la mano a Taehyung para detenerlo, ignorando al resto de las personas que caminaban al sitio exacto de la reunión y a quienes ya se encontraban ahí. De todos ellos, al único que podía ver era Taehyung, solamente en él podía pensar sin poder controlarlo. Desde lo ocurrido con BamBam e incluso antes en donde pensó que su vida corría peligro, no podía dejar de pensar en él, de querer protegerlo a toda costa.
No le importaba si era un agente de élite, si estaba más que capacitado para cuidarse solo. Para él, si no estaba al pendiente de su agente corría el riesgo de que algo le ocurriese y no quería o podía permitírselo. Era un asunto no dicho, algo sobre lo que no pensó mucho pero en ese castaño encontró un nuevo deseo de vivir que no tenía desde mucho antes de ser apresado y condenado. Todo pareció sin sentido por años y ahora, al menos una cosa tenía sentido para él, lo que sentía por ese hombre y la forma en que lo hacía sentir, como una persona, como un ser humano más y no un simple rostro diseñado para matar.
Kim no comprendía por qué de repente el convicto lo estaba mirando rígidamente con su ceño fruncido desde que se dio la vuelta para detenerlo. Quería poder saber qué estaba pensando o sintiendo pero este seguía siendo un enigma para él que muy pocas veces le daba claras señales. Sí, ya lo conocía un poco más que antes, habían cosas que simplemente eran su sello identificativo, unos que realmente reconocía pero otras simplemente se le escapaban de su comprensión.
Tragó saliva un tanto nervioso, no por lo que estaban a punto de hacer sino por esa mirada inexpresiva que por un momento le pareció llena de afecto. El ambiente que los rodeaba era tan serio que tenían todos sus instintos en alerta pero pasaba todo a un segundo plano en ese momento en que Jungkook colocó sus manos en la nuca haciendo con sus pulgares que levantara la cabeza.
— Sé que eres un agente excepcional, que estaremos con personas que ya has visto antes, con nuestros hombres, respaldados por Park y Nam pero, aún así, te quiero siempre cerca de mí. Te quedas al alcance de mis manos y vista. No confíes en absolutamente nadie más, incluso en nuestros conocidos, en los nuestros. — Lo vio con intenciones de rebatir pero sus labios detuvieron las mudas quejas. — No puedo permitir te que ocurra nada, no quiero volver a sentir el miedo que experimenté en Busan, no puedo perderte. Te quedas todo el tiempo donde pueda verte, ¿me oyes?
El castaño parpadeó confundido pero asintió besando la frente del contrario, apretando fuertemente sus hombros en un apoyo incondicional que sabía que ambos se brindaban. El calor que se extendían de sus manos a sus cuerpos consolaron todas las preocupaciones, asintiendo mansamente ante la calma que se brindaban aún cuando estaban conscientes de que se encontraban en el ojo del huracán.
El número de personas que los querían muertos no era pequeño y no solamente se reducía a una agencia, sino a gobiernos, países que querían ver sus cabezas rodar y lo sabían, estaban conscientes de ello. Guiados por el instinto comprobaron las armas de su cuerpo y las del contrario, compartiendo una risa cómplice al ver que ambos pensaron de la misma forma.
Se tenían. Se estaban cuidando sus espaldas y a pesar de todo confiaban mutuamente el ellos. Creían firmemente en la idea de que juntos, eran invencibles, podrían contra todo aunque en ello pudiese írseles la vida.
— ¿Agente?
— Detrás de ti, convicto. — Respondió el castaño caminando detrás del Liquidador, igualando rápidamente su paso mientras comenzaban a subir las escaleras para adentrarse en el templo.
En la reunión estaban todos los grupos que supuestamente eran aliados. A un lado se encontraba el italiano Zaccanti con dos de sus hombres debido a que el espacio para verse era reducido. Dentro de la habitación donde se llevaba a cabo el encuentro solamente estaban los líderes con dos guardaespaldas por personas, el resto cuidaba los alrededores, atentos en caso de que tuvieran que batirse entre ellos.
Otro de los presente como era de esperarse era el líder de Los Cocodrilos, Min Yoongi aunque técnicamente, Jungkook seguía siendo parte de esa organización, ambos sabían en el fondo que eso no era del todo cierto. Mingyu junto a su mano derecha y otro hombre también se encontraban en la habitación, así como Park Yuri quien estaba en presentación de su padre como siempre, representando también la mafia rusa al ser mitad ruso y tener su propia organización. Esta era de menor tamaño pero no dejaba de ser una mafia al fin y al cabo.
Una vez que estuvieron todos situados formando casi una estrella si se mirara desde arriba, el Liquidador miró a todos los lados y sonrió encogiéndose de hombros antes de sacar su arma y dispararle al hombre de confianza de Kim Mingyu en el centro de la cabeza poniendo a todos en alerta.
— Esto es por Busan. Espero que no hayas pensado que no sabría que fuiste tú quien envió a Euisung a mi dirección, menos que yo me quedaría con los brazos cruzados. — Volvió a guardar su arma y se sentó en el suelo recibiendo la bebida que uno de los monjes llevaba en una bandeja. — ¿Algún problema, Mingyu?
El aludido que mantenía los puños cerrados casi temblando del susto e ira mezclada negó luego de varios segundos, volviendo a mirar al hombre que lo había acompañado por años yacer a su lado envuelto en un charco de sangre. Cerró los ojos maldiciendo, recordando por qué ese hombre era nombrado el Liquidador y se sentó en el suelo para acompañar al pelinegro que volvía a tener un semblante gélido e impenetrable.
Los demás se mantenían un tanto reticentes, aún con sus armas desenvainadas pero al ver que los involucrados parecían no hacer alguna otra acción, suavemente fueron tomando su lugar en el suelo. Teóricamente Taehyung debía tomar asiento también al ser junto a él líder de u organización pero prefirió mantenerse de pie y preparado para cualquier inconveniente. Escuchaba todo lo que decían y veía a su alrededor, comprobando que todo estuviese en orden.
Jungkook podía estar seguro, no le ocurriría nada mientras lo tuviera a él respaldándolo. No podía sonreír pero cada vez que miraba al castaño de soslayo su pecho se llenaba de orgullo y algo similar a la felicidad. Ese que alguna vez pidió su cabeza ahora cuidaba que nadie más intentara tocarla.
Una vez terminada la reunión en la que tocaron varios puntos como la repartición de los territorios y rutas utilizados por Euinsung, entre otras tantas cosas, todos salieron como si fueran los mejores amigos hacia la parte trasera del lugar en donde parecía haber un pseudo club para los involucrados.
Taehyung miraba todo y negaba en silencio sin poder creer que un supuesto templo fuera realmente la guarida de tantos delincuentes entre los que ahora de cierta forma debía incluirse. Él formaba y se sentía parte de la organización de su convicto, ¿por cuánto tiempo? No lo sabía, podían no pasar siquiera esa noche vivos pero... Dejando de lado a su hermano Seokjin, quien tenía una familia, una vida ordinaria que él no quería estropear porque sabía que su pasado tenía una larga cola que los perjudicarían, no le quedaba mucho más.
Su propósito por años fue encontrar al asesino de su hermana y llevarlo ante la justicia pero bien se dio cuenta que con él no había justicia más correcta que la que su arma de fuego le dio. No lo vio como una venganza, no se sintió como tal porque para eso debía haberlo mínimo torturado y hacerle sufrir de a poco no matarlo tan fácilmente como lo hizo.
Creer en su agencia, luchar por la justicia de la forma que ellos querían siguiendo ciegamente sus reglas tampoco era más un propósito o razón de vivir. Podía hacer más por las personas al lado del Liquidador que muchos temen que junto a esos funcionarios por los que el pueblo pagaba mensualmente con sus impuestos y que no hacían absolutamente nada.
Claramente no todos eran así, su propio hermano formaba parte de esa bolsa pero aún así, eran los menos. Ya no se sentiría a gusto en ese lugar aunque lo quisiera, no confiaba en su sistema, se sentía más seguro entre todos esos hombres que llamaba delincuente. Quizás siempre formó parte de ellos y ya no le quedaba más que abrazar ese futuro.
No podía mentirse y decir que seguía haciendo aquello por trabajo porque su misión inicial supuestamente era no solo lograr desmantelar a todas esas personas sino usar a Jungkook para llegar a la gobernadora canadiense para luego regresarlo tras las rejas para que pagara por todos sus crímenes.
Ahora, él estaba seguro que quienes debía llevar tras las rejas o mejor aún, a los que debía mandar a mejor vida era a todos esos que estaban en el bando de los buenos. Esos eran los verdaderos corruptos, quienes no se tocaban el corazón para robar, matar casi por placer y deporte, siguiendo su vida como si nada. Ellos eran los que mientras más tenían, más querían pisoteando a todos los demás que se interpusieran en su camino e incluso a los que no.
Su convicto podía matar a sangre fría sin que le temblara el pulso, no era una blanca paloma como tampoco lo era él. Quizás la violencia no era la mejor forma de resolver las cosas pero era casi la única factible que conocía. Por mucho que dijeran, no meterían a los presidentes, gobernantes, ministros y demás en la cárcel si él revelaba todo. Se manejaría con "discreción" por mucho que incluso se expusiera a la prensa y los medios hiciesen un festín con ello.
Al final lo máximo que conseguirían es que los destituyeran pero al final, desde sus casas o supuestas prisiones seguían viviendo como reyes sin preocuparse de nada disfrutando de los millones que generaron por años. Una vez derribados no se quedarían tranquilos, esa era una mentira, lo primero que harían sería juntarse con otros y darle caza a aquellos que los entregaron o tuvieran algo que los comprometieran.
Algunos desaparecían sin que se supiera siquiera, otros supuestamente morían de casas naturales, accidentes, se suicidaban, se iban del país y demás con el efecto dominó. Los ricos seguían cada vez más rico y la corrupción seguiría siendo igual.
Jungkook y él fueron monstruos creados por el propio sistema, por ese "honrado" gobierno para su uso y ahora que ya no tenían mucho que ofrecer, iban a ser desechados. Sin embargo, hacían falta monstruos como ellos dos para derribar a monstruos como esos que sonrientemente seguían parándose ante las cámaras mostrando su última buena acción mundial creando un hermoso circo mediático.
— Kim... — Jimin interrumpió los pensamientos de su colega. — El general Jo desea felicitarte por la captura del asesino de su hijo y de la última ola de mujeres muertas. El tipo era un maldito loco que buscara romper el récord de nuestro querido Jeon aquí presente. — Soltó con ironía. — Asesino...
Si bien había aceptado trabajar con él y le gustaba la cama de su amigo, — bueno, de acuerdo, algo más que la cama — eso no significaba que terminaba de aceptarlo. Para él, el Liquidador debía estar tras las rejas, no caminando tan pacífica y libremente por ahí habiendo hecho tantas barbaridades.
Taehyung le dedicó una mirada asesina antes de poner en su pecho la bebida que sostenía, empujándolo en el acto haciéndolo tambalear.
— Cuida lo que dices, Park. Ese asesino que está ahí ha salvado tu vida y la mía más veces de las que te imaginas cuando no tenía obligación ninguno. Sí, una buena acción no exonera miles de pecados pero entre todos esos pecados, él ha hecho más bien que mal a muchas personas. No te dejes engañar como yo lo hice.
Jimin arrugó el entrecejo mirando al pelinegro que miraba en dirección a su amigo a escasos metros y este último le devolvía la misma mirada con una sonrisa no exteriorizada que él podía ver.
— Jungkook no mató a todas esas mujeres y se demostrará. Además... — Lo miró serio. — Es mi hombre y no quiero o permito que se hable así de él. Esta es la última advertencia. En cuando a la aprensión, yo solamente les di el dato que ese que llamas asesino consiguió con una llamada. Me alegra que lo hayan atrapado.
— ¿Qué sucede? — Preguntó Namjoon acercándose al ver la tensión entre ambos. — ¿Jimin?
— No ocurrió nada, solamente que está deseoso de que lo trates bien para no estar al pendiente de cosas que no entiende. ¿Por qué no te lo llevas? Creo que no tenemos mucho más que hacer aquí. Una vez que me reúna con Kook y salgamos pueden irse.
El otro agente rodó los ojos molesto pero la mano que apretaba su cintura lo calmó, asintió a lo dicho por Taehyung girándose para terminar la bebida que hasta hacía segundos tomaba el castaño. Una vez que se alejó, Namjoon se acercó entregándole un diminuto chip que nadie noto.
— ¿Conseguiste todo lo que te pedimos?
— Absolutamente todo, creo que con esto podrán empezar y quizás avanzar bastante. No le dije nada a Park, no te preocupes, sé que es un tema delicado. — Mencionó el pirómano y Taehyung le sonrió. — Solamente quiero pedirte algo, ¿podrías medir tu temperamento para hablarle a Jimin? Sabes que los apoyo, pongo mi vida en la línea por el Liquidador y de paso por su pareja que eres tú, sin embargo tampoco permitiré que lastimen lo mío. ¿Nos vamos entendiendo?
— Perfectamente, solamente manténlo en la línea para no desalinearme yo tampoco. — Le respondió en otro susurro y palmeó su espalda. — Ve a consolarlo, me alegro que estén bien.
El antiguo reo asintió dándole una mirada y con una seña militar uniendo sus dedos índice y medio a la frente, se despidió. El castaño le sonrió viéndolo alejarse y suspiró con cansancio llevando su mirada a Jungkook que conversaba junto a Suga y un Mingyu que no podía apartar su vista casi sumisa del Liquidador. Chasqueó su lengua concentrándose tanto en ellos tres que olvidó su entorno.
¿Qué demonios tenía Jungkook en su miembro? ¿Acaso antes de conocerlo llevaba miel endulza traseros o qué mierda que traía a esos imbéciles de cabeza?
Si lo miraba desde su punto de vista y debía dar su testimonio, podría decir que miel no tenía. Un gran tamaño, sí, buenos movimientos también, a eso había que agregarle su pasión desbordada y la facilidad que tenía para hacer cualquier cuerpo suyo. Era jodidamente atractivo junto a ese aire malvado cargado de arrogancia y peligro que lo hacía convertirse en un imán de atracciones masculinas, no ponía en duda que femeninas también.
De acuerdo, entendía el punto pero ya tenía dueño. Entrecerró los ojos escupiendo en el suelo para caminar y unirse a la reunión pero su paso fue interrumpido por uno de los hombres Yuri que, pasado de copas sin autorización tenía sus manos y lengua un tanto sueltas.
— ¡Aléjate! Sal de mi camino. — Ordenó Taehyung serio pero el alcohol le había dañado sus entendederas e hizo cometer un error garrafal.
Taehyung pasó por su lado y él estiró su mano para agarrarle el trasero que en esos pantalones resaltaban. El castaño se volteó furioso sacando su arma para darle una última advertencia pero el sonido de un disparo a varios metros se le adelantó, viendo caer a sus pies al sujeto, haciéndolo chasquear por la asquerosa sangre que le salpicó.
Una vez más todos los presentes se pusieron en alerta sacando sus armas y el agente realmente deseaba preguntarle a su convicto si el gatillo de su arma estaba teniendo problemas para mantenerse sin ser presionado por mucho tiempo. Al parecer su pareja tenía la mano demasiado caliente y liviana, no comprendía como aún todavía tenía el descaro de decirle que era él quien perdía rápidamente los estribos. El primero fue justificado y ese... Bueno, realmente si no hubiese disparado Jungkook lo hubiese hecho él.
— ¿Se debe recordar la regla de que lo mío no se mira o toca? — El pelinegro preguntó furioso , su rostro estaba completamente desencajado you mirada era tan oscura como su mente en el momento que vio a ese sujeto propasarse con Taehyung.
Tanto Yuri como los demás le apuntaban al Liquidador pero casi ninguno parecía tener la verdadera intención de disparar porque comprendían la falta de respeto y respetaban los códigos. Tocar a los líderes o sus parejas sin autorización era algo grave, incluso con autorización podían haber consecuencias.
No obstante, el hermano de ese sujeto que parecía ser gemelo no querer quedarse cruzado de brazos, quitándole el seguro al arma para dispararle a Jungkook. El castaño, quien lo había divisado desde que se fue acercando, le apuntó y disparó antes de que este tuviera el chance de jalar el gatillo y disparar. ¿Quién demonios se creía que era para intentar dispararle a su hombre, siquiera a apuntarle?
Mirando hacia los alrededores para asegurarse que nadie más quería cobrar venganza, Taehyung caminó a paso firme hacia el convicto, atrayéndolo por la nuca para darle un voraz beso. No lo quiso aceptar pero sintió su corazón caer a sus pies en el momento que vio a aquel hombre con intenciones de dispararle a Jungkook.
— ¿Quién fue el que advirtió que teníamos que estar alerta? — Preguntó molesto, comprobando que el pelinegro estaba en perfectas condiciones. — Casi te meten un puto tiro y tú no lo viste.
— Taehyung, nos están viendo — murmuró un poco avergonzado por la forma en que este controlaba que todo estuviese bien con él. — Estoy bien.
— Me importa una mierda que nos estén mirando. — Reclamó con voz temblorosa, comprendiendo el por qué Jungkook había estado tan protector con él. La sola idea de que pudo pasarle algo lo hizo morir y volver a vivir en fracciones de segundos. — No te puede pasar nada, convicto. Es una orden.
Jungkook sonrió atrayendo su cintura con firmeza y cierta posesividad, respondiéndole el ansioso beso que le estaba arrebatando. Los presentes bajaron sus armas, decidiendo que era momento de dar por terminada la reunión. Se separaron de aquel intenso beso y se sonrieron más tranquilos, uniendo sus frentes sin romper el contacto visual. Sus manos palmearon mutuamente sus traseros de forma simultánea y se separaron.
Todos se quedaron extrañados frente a la actitud de ambos porque, si bien sabían que eran pareja y algunos fueron testigos de uno que otro beso, era la primera vez que sentían realmente su complicidad de pareja y equipo como un halo oscuro que azotaba a todos. El aire se sentía pesado, se veían peligrosamente bien juntos.
La forma en que actuaron fue como si estuvieran conectados y la acción de uno estuviese unida a la del otro. Se protegían de a corazón no por interés o guardar las apariencias porque ya no eran agente y convicto que no se soportaban sino Kim Taehyung y Jeon Jungkook, dos hombres de temer que se amaban.
El castaño notó la mirada de desagrado que Mingyu le estaba dando aún con evidente sorpresa en sus ojos, con más rabia que horas atrás cuando le mataron su hombre de confianza. Todos se fueron retirando pero cuando estaban descendiendo las escaleras del templo, el agente se le pegó a la espalda tomándolo desprevenido.
— ¿Te paso una servilleta? Tengo algunas en el bolsillo para que recojas la baba que estás dejando caer viendo a mi hombre. — Se rió con cinismo viendo que a pesar de no detenerse este se tensó incómodo. — Puedes soñar despierto, ese es un derecho libre pero recuerda que ya tu temporada pasó. Sin importar quién seas, quiénes sean tus familiares, te pondré una bala en la cabeza la próxima vez que intentes cualquier cosa en mi contra o en dirección a Jungkook para persuadirlo. Sé que folla rico, y que lo quieres en tu cama pero contrólate porque si ahora estás caminando es porque eres importante para la organización pero no imprescindible. Tómalo como un consejo, sabes que en este negocio no se dice, se hace y ya yo dije, no me hagas hacer algo. — Palmeó su espalda y se adelantó para alcanzar a Jungkook. — No te preocupes, yo lo estaré cuidando bien.
Taehyung bien sabía que eso podía ser una provocación pero contaba con que fuera lo suficientemente buena como para que perdiera un poco los estribos por su rabia y evidenciara. Lo necesitaba.
🧡🧡🧡
¡Hola por aquí! ¿Cómo han estado?
Como muchos saben he estado enferma, me operaron y estoy llevando una recuperación muy lenta que me impide estar sentada o caminar por mucho tiempo. Voy mejorando pero, lentamente así que he estado sacando las cosas que ya tenía escrito o al menos adelantado, escribiendo un poco en mi teléfono acostada para no perderme por mucho tiempo. No obstante, les pido un poco de paciencia tanto en esta como para el resto de las historias.
Espero que les haya gustado el capítulo.
🧡Lored🧡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro