Capítulo 11
— No me acostumbro a verte en esas fachas. — Se quejaba Suga con una mueca formada en su cara poniendo en la mano de su amigo un vaso de whisky. La entrega de la bebida duró algo más de lo normal, el peliverde no solo estudiaba el aspecto de Jungkook, sino que se tomó también su tiempo pasando su dedo pulgar por los dígitos del menor. — Aunque debo de decir que físicamente luces mucho mejor que antes.
Los dos se limitaron a dedicarse una sutil sonrisa cargada de muchas inquietudes y preguntas. De ambas partes había tensión, Min Yoongi aún no se creía totalmente lo de la fuga de su amigo. Aunque el gobierno quisiera llevar todo con discreción y el caso de Jungkook no hubiese sido el más mediático, la fuga de un recluso de su nivel, quien era líder del penal no hubiese sido tan poco sonada. Indagó y supo que un día sin más, nadie lo volvió a ver un día y todo el ambiente se mantuvo apacible pensando que este estaba en una celda de castigo pero conforme pasaron las horas el rumor de que se había fugado comenzó a crearse, llegando hasta sus oídos.
Por su lado Jungkook sabía perfectamente que Suga sospechaba, lo conocía demasiado bien como para no darse cuenta de cada una de sus miradas y gestos. Esa era un arma de doble fijo porque si él podía conocer a su amigo, él también lo conocía bien. La única diferencia era que, en inteligencia y ocultamiento de sus pensamientos o sentimientos, él llevaba siempre la ventaja. Porque no era nada nuevo, eso siempre fue así para él.
— ¿A qué te refieres con mis fachas? Estoy vestido normal. No pretenderás que yo anduviese escondiéndome llamando la atención con ropas caras y llamativas, además, mi dinero era contado. No es como si pudiese fugarme llevando lo reunido en la cárcel conmigo o ir simplemente a pedirle dinero a alguien. Si no fuera por mi pareja, ni siquiera hubiese logrado ocultarme apropiadamente. — Bebió un trago sin apartar la mirada suya de la de el peliverde, hasta que este último cedió.
Su pareja, ese era otro punto que lo tenía inquieto, podía ser que ese hombre fuera la carne que su amigo se estaba comiendo pero, ¿su pareja? Nada en los orbes del pelinegro le dejaba ver que entre ellos existía algo más allá de lo físico y si eso era así, ese rubio era el equivalente de una puta, no tenía nada que hacer allí.
— Hablando de él... ¿Quién es? ¿Dónde lo conociste y por qué lo trajiste a mi recinto oficial? — Estudió la reacción a sus preguntas pero como siempre, en ese hombre no había rastros de intranquilidad, nervio o cualquier cambio de humor y emociones que se vieran reflejadas. — Al no ser que se trate de alguien verdaderamente especial para ambos, se acordó que no traeríamos a nadie. Él no estaba en la cárcel, tú no podías recibir visitas y llevabas demasiado tiempo allá dentro. ¿Amor en tres días? ¿Una semana? No puede ser tan importante como para que lo trajeras aquí.
— Si algo claro tenemos tú y yo es que sabemos que no amamos a nadie. No lo amo, tampoco estoy enamorado de él pero sí tengo sentimientos por él, los suficientemente como para estar seguro que es quien quiero a mi lado. — Se levantó caminando hacia él, aprovechando que Taehyung no estaba en el lugar debido a que se había retirado al baño hacía pocos minutos. — Quiero que se le respete Suga, guste o no, es mi pareja.
— Tú nunca has tenido pareja. Desde el día que te conocí, hasta el día que te dejé de ver, unas semanas después de que dejaras la banda y fueras detenido, nunca tuviste apego con nadie. ¿Qué tiene él de diferente?
— Hay sentimientos que superan al amor en ocaciones, como la gratitud y lealtad. — Quitó las manos que había colocado a ambos lados del cuerpo de Yoongi, sobre los brazos del sillón y regresó a su asiento. — Respondiendo a tu pregunta... ¿Conoces al Pirómano? Estoy seguro que recuerdas haber oído hablar de él. — Suga asintió. — Él es su primo, a través de él fue que conocí a Taehyung. Seguro estás enterado de que compartimos celda, aquí afuera los chismes correr igual de rápido que adentro.
— ¿En qué momento te lo presentó? Pensé que él había sido tu pareja, eran inseparables, ¿no? ¿Cómo pudo presentarte a su primo?
Jungkook dejó salir una sonora carcajada mirando al hombre de cabello color menta para recomponerse segundos después.
— ¿Estás celoso o me estás interrogando, Suga? — Su mirada fue gélida y de su rostro se borró todo ápice de alegría que había tenido desde que se reencontraron. — Sabes que no me gusta que me interroguen y desde que caí preso me gusta menos, tampoco deberías estar celoso. Tú menos que nadie.
— Tengo derecho a saber y querer preguntar. No es un interrogatorio aunque te esté haciendo tantas preguntas, no le veo lo malo al querer saber y enterarme de la vida de mi mejor amigo. ¿Acaso no puedo? — Era un enigma, no sabía si realmente se había molestado por su desconfianza o aquello no era más que una pantalla de humo para desviar el tema.
— En respuesta a una de las cartas donde el pirómano le contó que me conocía, él le mandó una foto junto a una carta que quería que me entregara. No solamente recibí apoyo y consuelo de un desconocido que parecía ser el único en creer en mi inocencia, sino que, incluso recibí palabras que nunca había escuchado antes, hizo de cierta forma mis días más amenos. Él y el pirómano me ayudaron a escapar, gracias a él no me volví loco y gracias a él, estoy respirando aire puro tras siete año a pesar de haber recibido cadena perpetua.
Estaba diciendo todo lo acordado por su supuesto abogado y pareja pero también le había dado su toque personal, cambiando levemente algunos detalles. Todos seguían sin creer en su inocencia pero realmente hubiera sido grato para él que alguien le hubiese creído. Su garganta se resecó y bebió para calmar la sensación, sintiendo como el líquido ardía a su paso.
— Si lo traje aquí fue porque como ya te dije es mi pareja y no lo pienso dejar atrás, él me salvó la vida y a donde yo vaya, irá él.
Suga asintió con una sonrisa ladina y se tragó de golpe todo el alcohol que quedaba en su vaso. Esas palabras no le era gratas pero aún así no podía rebatirlas. Apoyó sus manos sobre sus rodillas descubiertas debido al gran agujero que su pantalón allí tenía y se levantó. Caminó en silencia hasta la mesilla donde se encontraba la botella y volvió a verter licor en él. Era necesario para superar ese día sin cometer una locura que lo pusiera en malos términos con Jungkook.
Miró de reojo hacia atrás para verlo, sentía su mirada arriba de su cuerpo y eso lo había estremecido. Dio pasos firmes hasta la puerta y le dio órdenes a uno de sus hombres de que nadie entrara sin su permiso, que, si regresaba quien fue al baño le dijera que por el momento no podía entrar. Cerró la puerta, regresando así con su ya surtido vaso al asiento donde se encontraba su amigo de cabello negro, su Liquidador.
Humectó sus labios con la bebida manteniendo parte de esta en su boca para sin aviso, inclinarse hacia adelante y posar sus labios en los ajenos, pasándole lentamente aquel líquido en que en un principio cayó por la comisura de su boca cuando el convicto no la había abierto aún.
Al alcohol le siguió su lengua, su boca agradecía y brincaba de gozo de volver a besar esos finos labios que tanto había añorado, casi ocho años, desde la última vez que compartieron un beso. Demasiado tiempo sin sentirlo, sin tenerlo para él. Jungkook supo de sus intenciones en el momento que lo vio encaminarse a la puerta, podía haberlo detenido, alejado o frenado, pero no lo hizo. No porque él también deseaba ese momento, porque él también extrañaba esa otra parte de la relación de ambos donde en momentos inesperados calmaban sus instintos más salvajes mutuamente.
— Más exquisito que antes. — Jadeó entre los labios del Liquidador. — Pensé que vendrías a mí rápidamente pero no lo hiciste. Me dejaste a la espera y con incertidumbre, viniendo acompañado sin permitirme recibirte como mereces.
— Tras mi fuga este iba a ser el primer lugar donde me hubieran venido a buscar, el sitio que más tendrían vigilado porque conocen de nuestro vínculo. A pesar de no ser condenado por las acciones que realicé para la organización iban a e venir aquí. — Respondió mordiendo su cuello, con su cabellera verde fuertemente sujetada por sus dedos.
— Vinieron pero como siempre, no encontraron nada. — Bajó del brazo del asiento y se sentó a horcajadas sobre él. — Eso me confirmó tu fuga y aumentó mi anticipación por este momento.
— Ellos seguros volverán, no podré estar aquí a tiempo completo pero estoy de regreso, Yoongi. — Se levantó con el peliverde entre sus brazos y lo dejó caer en el sillón. — Seamos rápido, desvístete. — Ordenó dejando caer sus pantalones, amasando su entrepierna mientras con lujuria miraba como aquel cuerpo se desnudaba.
Sus cuerpos se extrañaban, si bien nunca tuvieron una relación amorosa, si nunca le dieron esa etiqueta a lo que tenían porque sabían que lo de ellos no era amor ni pegarían como novios, siempre hubo esa chispa, esa atracción que de vez en cuando los hacía sucumbir aunque, casi siempre tuvieron un tercero de por medio que les ayudaba a mantener su fachada. Esa que ambos se empeñaron en mantener entre ellos.
Cuando Taehyung regresó del baño, una excusa que utilizó para también mirar un poco alrededor pese a estar acompañado, no pudo entrar en la habitación donde estaba antes. Si bien podía derrumbar a esos dos impertinentes hombres que seguían órdenes, no podía hacer nada.
— ¿Por qué no puedo entrar?
— El jefe ordenó que nadie entrara hasta que terminara de hablar con el segundo al mando. Ya te lo dijimos, así que ve a esperar a donde te estamos indicando. No nos obligues a ser groseros. — El rubio rodó sus ojos y asintió dejando que lo guiaran hasta otra sala donde le permitieron servirse de lo que quisiera. Eso no estaba en sus planes pero no se quejó y se limitó a esperar que aquella conversación de la que no pudo formar parte se acabara.
Mientras tanto, en la otra habitación Min Yoongi ahogaba sus jadeos, al menos los que podía, disfrutando de sentir nuevamente dentro de él, algo que había añorado por mucho tiempo. Entre ellos no habían caricias innecesarias o demasiada delicadeza pero congeniaban muy bien en la intimidad. Si le preguntaran a cualquiera de ellos, cuál era el mejor sexo que han tenido, sin dudas responderían sus nombres. Porque hasta ese momento, no habían experimentado el sexo con emociones o sentimientos incluidos hacia la otra persona más que entre ellos.
Sus sudorosos cuerpos quedaron pegados una vez terminado el acto, sintiendo sus respiraciones y el calor que ellos emanaban llenar la habitación. Jungkook mordió la espalda que estaba a su merced y se despegó yendo en busca de su ropa.
— Sabes que esto no es algo que vaya a tener repetición, ¿cierto? — Rompió el convicto el silencio de la habitación.
— ¿Cargo de consciencia por la nueva pareja? — Sonrió ironizando sus palabras, buscando de igual manera su ropa. — No es algo nuevo, así que tranquilo. Mejor sigue a uno de mis hombres para que te lleven a mi cuarto, ahí podrás bañarte y vestirte de acorde a tus gustos. Soy más bajo que tú pero es seguro que encontrarás algo que te quede, tengo en la parte baja del clóset que se encuentra en mi cuarto de vestir varias cajas con ropas nuevas que me quedan grandes.
— Gracias.
— Sabes que si hoy estoy aquí es gracias a ti, no tienes nada que agradecerme. Siempre serás el Liquidador de los Cocodrilos, tan jefe como yo.
Se acercó para darle un último beso, al menos temporalmente, sabía que aunque no le sería fácil podía lograr volver a estar con su amigo y, esperaba que esa próxima vez fuera en condiciones. No deseaba otro encuentro apresurado debido a su pareja. Observó como lentamente Jungkook desaparecía por el pasillo y llamó adentro a dos de sus hombre.
— Quiero para mañana no, para ayer, toda la información sobre Kim Taehyung y el pirómano. No me da buena espina y necesito tenerlo controlado. Manda a alguien a seguirlo cuando se vaya a ir, quiero ver a dónde va, con quien, si respira, si come. ¡Todo! ¿Está claro?
— Sí señor. Pero... ¿Qué hacemos con el Liquidador? No creo que le guste que estemos vigilando a su pareja. — Suga rodó sus ojos con pesadez.
— De él me encargo yo, no preguntes más y ve hacer lo que se te ordena. — Expresó entre dientes mientras tiraba con extrema fuerza de cabello de su subordinado. — ¡Vete!
— Sí señor.
Dejó ir su cabeza y se sacudió las manos. Salió de aquella sala y miró hacia donde había mandado a llevar al rubio. Dejó ver una sonrisa ladeada y se encaminó hasta el baño. — Veamos quién eres y cuánto duras Kim Taehyung... — Murmuró a medida que se alejaba.
...
Taehyung no había logrado dejar algunos micrófonos alrededor de los lugares donde estuvo. Pudo darse cuenta desde la entrada la gran cantidad de cámaras que habían en el sitio, incluso algunas no convencionales. Estaba seguro que incluso en ese momento estaban mirando todos sus movimientos y, aunque podía haberlos instalado cabía la posibilidad de levantar sospechas. En su primer día todo debía salir perfecto.
No entendía qué tanto podían estar hablando esos dos que todavía no lo mandaban a llamar. Más de una hora ahí sentado sin poder hacer nada, se sentía intranquilo, asqueado de tantos criminales. Se levantó y se dirigió al pequeño bar que habían dejado a su disposición. Debía matar el tiempo al menos de esa manera, buscando algo que prepararse que no contuviera mucho alcohol.
Agitaba su Cuba Libre con más refresco cola que ron mientras que miraba por la ventana del lugar. Ya su operación estaba en marcha pero habían muchas más que debía llevar a cabo. Necesitaba saber como le había ido al agente Park con Kim Namjoon, lo que ellos hacían era igual de importante y no quería dejar nada de la mano. Suspiró con cierta frustración por sentirse como si estuviera perdiendo el tiempo, agitó su cabello y volvió a sentarse. Sintió esa sabrosa mezcla de bebidas abrirse paso por su garganta, si no estuviera trabajando, le hubiera encantado haberse dejado llevar por el alcohol.
Miraba hacia al piso cuando sintió unos pasos resonantes acercarse al lugar. Notó unos pulidos zapatos de cuero negro algo afinados en la punta, los tobillos descubiertos y según subía su vista, en pantalón oscuro ceñido a unas muy bien formadas piernas, unos asombrosos muslos y una camisa blanca. Esa camisa contrastaba muy bien pero, los tatuajes que lograba divisar en el pecho descubierto por el largo escote causado por los botones desabrochados, le llamaron la atención.
Detalló cada zona que sus ojos recorrían pero cuando llegó al rostro no pudo creer lo que veía. Siempre supo que ese bastardo tenía buena apariencia pero ahora era diferente. No estaba empercudido, su aspecto era limpio y varonil, más claro en comparación con lo que había visto de él hasta el momento. Su aún húmedo cabello combinado con su irónica sonrisa era algo letal, Taehung supo que, era probable que se hombre le resultaría atractivo a muchas personas, exceptuándolo, claro estaba. No era ciego y podía claramente aceptar que era bien parecido pero hasta ahí, eso era todo.
Otros pasos se escucharon y los dos miraron hacia la puerta, dejando ver a un Suga igual de arreglado haciendo presencia.
— Perdona haberme tardado, tuvimos que discutir algunas cosas y decidí darme un baño como hacía mucho no toaba uno. ¿Te aburriste esperándome? — Dijo Kook acercándose a su supuesta pareja, estudiando como sus ojos batallaban para no mirarlo.
— Algo. Pero no importa, sé que tenían mucho de que hablar. Así que no pasa nada. — Respondió con desinterés clavando su mirada en Yoongi.
Este le daba una mirada que no lograba distinguir bien. ¿Se estaba regodeando de algo o lo estaba examinando? Sus labios fueron tomados nuevamente sin previo aviso y esta vez, para evitar que la mirada fija que le daban no captara índice de molestia de su parte, le correspondió rápidamente. El aroma era abrumador, podía aspirar una suave fragancia de lavanda que provenía de Jungkook. Entre ese olor y la intensidad innecesaria del beso, se mareó levemente, obligándolo a poner las manos sobre los hombros ajenos para alejarlo.
Reprendió al convicto con la mirada y con una mueca desvió su vista, encontrándose con la mirada sombría y sonrisa falaz del líder de la organización.
— Es bueno tener a nuestro Liquidador de vuelta así que, gracias por traérnoslo.
— No hay que agradecer, aunque debo aceptar que no lo saqué por eso sino porque quería tenerlo para mí. — Sonrió de forma ficticia a Jungkook recibiendo a cambio una mirada seria de parte de ambos, no obstante, la del peli-menta le molestaba, parecía incómodo con todo eso y tenía dos opciones. Él definitivamente no le agradaba, o le gustaba su amigo y estaba celoso.
— No es bueno que permanezca aquí tanto tiempo, hyung. Así que creo que lo mejor sería que Taehyung y yo nos retiráramos para evitarnos problemas a todo. Yo me mantendré en contacto contigo, como ya te dije... ¡Estoy de regreso!
— Más te vale que así sea imbécil. — Se acercó para abrazarlo a modo de despedida.
El rubio vio por un breve momento la comisura de los labios de Jungkook alzarle dejando ver una sonrisa real por primera vez. El lazo que ellos tenían ea claro que era más profundo que el de socios. Eran amigos reales, quizás se veían como hermanos pero nada de eso aparecía en la investigación que él había realizado o los informes que le entregaron. Todo eso, lo estaba descubriendo ahora que miraba todo de cerca.
Varias despedidas y algunas palabras después, los dos finalmente salían del edificio en el que horas antes habían entrado. Caminaron en silencio hasta el vehículo, sentándose lentamente sin siquiera mirarse mutuamente. Al menos no hasta después de que el Liquidador sintiera el puño del rubio colisionar con su mandíbula. Su cabeza se volteó levemente hacia su derecha, dejándolo mirando por la ventanilla.
— No vuelvas hacerte el novio amoroso conmigo. Hubieron muchos besos y toques innecesarios, no te vuelvas a pasar imbécil.
El golpeado movía su lengua por el interior de la zona en la que el pegaron, también por su comisura donde aquel sabor metálico le avisó que tenía sangre. Su respiración aunque calmada, era profunda, conteniendo las ganas de matar en ese momento al hombre que tenía a su lado. Taehyung encendió el motor y cuando iba a colocar sus manos sobre el timón su frente chocó contra este.
Reaccionó rápidamente y tiró a Jungkook de la camisa para golpearle pero este se zafó y ávidamente quedó sentado encima de él, presionando su cuello con fuerza.
— Me estoy jugando el pellejo con este invento tuyo, si descubren que nuestra relación es falsa, las consecuencias no serán lindas. Por ende si tengo que besarte, follarte, pegarte o hacer lo que sea necesario para que este teatro sea creíble, lo voy hacer. — Se acercó más al rubio y aunque este logró liberarse por algunos segundos y tomar de igual manera su cuello, él volvió hacer presión sin separarse. — Dije claramente que no me gustaba esta idea y tú insististe así que, abogado, actúe como el agente encubierto que estoy seguro que es y deje de joder con eso. No me gustas y disfruto tanto besándote como tú, así que no te hagas ideas equívocas en tu mente. Me vuelves a pegar y juro que no respondo.
Soltó su cuello y apoyándose en el espaldar del asiento del copiloto, regresó a su sitio en un único movimiento. Permanecieron callados varios segundos mientras Taehyung procesaba todo y ambos se calmaban para luego, ponerse en marcha hacia el que sería, su nuevo apartamento.
Un nuevo capítulo que espero sea del agrado de todos.
Me gustaría actualizar muchísimo más seguido pero mi trabajo me lo impide, aún así seguiré haciendo mi mejor esfuerzo para entregarles esta historia continuamente sin tardar mucho.
Cuídense y nos vemos en el próximo.😘
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