El primer contacto de Lisa con el lugar que emanaba un delicioso aroma a sexo hizo que Jennie se estremeciera de pies a cabeza, conteniendo con la mano un gemido que podría ser demasiado fuerte y molestar a los chicos que estudiaban en el piso de al lado. Lisa pasó su lengua por el centro de su novia en una burla que hizo que la chica moviera las caderas con desesperación. Luego besó perezosamente sus labios mayores con tanto cariño, pasando a sus labios menores con las mismas intenciones, pasando rápidamente la lengua por su clítoris. Se dirigió hacia la vagina de Jennie donde intentó jugar con su lengua, haciendo que su novia le tirara del pelo y se retorciera para que sus piernas se abrieran más para que la menor abusara de ellas.

— Espera, hoy quiero hacerlo de otra manera — pidió Lisa en voz baja, dejando todo y acostándose en la cama junto a Jennie, que se sentía vacía, con una sonrisa traviesa en sus labios color sangre. La chica abrió los ojos y se puso un poco más roja, al darse cuenta de lo que quería su novia.

— ¿Sentada en tu cara, Lisa? —- preguntó Jennie medio tímidamente.

— Estará bien.

— Es raro, ¿no?

— Voy a cogerte con la lengua, ¿Qué tiene de raro? — preguntó Lisa divertida. — ¿No te gusta?

Jennie ya se había arrastrado sobre su novia, jugando con los pezones rígidos de la otra como quien no quiere nada. Dibujó la forma de un corazón sobre el pecho izquierdo de la menor, concluyendo con un carácter que no decía más que "mía", y sonrió tímidamente cuando la otra le empujó un mechón de pelo castaño detrás de la oreja, murmurando lo hermosa que era Jennie.

— Me gusta mirarte a los ojos — confesó la chica. — Y besar tu boca. — Para completar la afirmación, besó a Lisa, sintiendo en ella el sabor que debía ser de ella, algo un poco agridulce.

— A mí también me gusta, mi amor — dijo Lisa cariñosamente, besando las ardientes mejillas de la chica. A Jennie le gustaba mucho cuando Lisa la llamaba así, fundiéndose en todo su cuerpo y haciendo imposible negar nada. — La única diferencia es que yo quiero mirarte y besarte en otro lugar. — Le dió a Jennie un pequeño mordisco en la boca. — Besarte esos labios tuyos de ahí abajo. Chuparlos, en realidad.

Jennie sonrió contra la boca de Lisa, mordiendo el pecho de la menor.

— ¿Qué no me pides sonriendo que no haga con las piernas abiertas? — la morena volvió a refunfuñar, adoptando la posición que Jennie quería ese día, apoyándose en la barandilla de la cama para poder dejar sus caderas y todo lo demás para que su novia lo poseyera a su antojo.

— Me gusta así. — Lisa apretó las redondas nalgas de Jennie entre sus manos, sintiendo que esa deliciosa carne se calentaba aún más en su parte inferior. Para rematar, le dió una palmada en el culo a su novia y la escuchó soltar un adorable gemido junto con una expresión jodidamente sexy mientras se mordía el labio inferior y su pelo castaño le caía por la cara.