Momentos
Tang estaba sentado en una de las sillas delante de la barra de pedidos, comiendo de su ya acostumbrado tazón de fideos mientras leía un libro. Estaba tan encimisado en su lectura que en ningún momento escucho como Crimson pasaba detrás de él como si no existiera y se paró a su lado, completamente curioso por cómo el mayor pasaba la hojas del libro tan rápido que no parecía ni leerlo, pero podía ver perfectamente el movimiento de sus ojos pasando sobre las letras.
Tang quiso comer otro bocado de fideos, pero accidentalmente se equivoca y termina manchando su mejilla, obligandose a despegar su mirada del libro para buscar una servílleta.
Pero al girar su mirada para ver si encontraba lo que quería se topo con la imagen del linze, dejando salir un grito ahogado y perdiendo el equilibrio. Cayo hacia atrás, pero cuando creyó que sufriría un fuerte dolor en su cabeza termino sintiendo algo suave; abrió sus ojos de par en par al notar que estaba mayormente sobre el animal.
Se levantó rápidamente, viendo cómo el linze se sacudía para quitarse la sensación del peso del cuerpo, solo para después mirarlo y compartir un largo contacto visual.
–Gra...gracias– dijo el de anteojos, notando por primera vez que veía borroso, sus lentes se le habían caído, intento tantear el suelo en su búsqueda, pero sintió algo tocar sus manos, levantó la vista solo para notar la cara del animal, el cual tenía los lentes en la boca; Tang noto esto y los tomo para ponerselos –Gracias– volvió a decir ya más calmado, comenzando a sentarse otra vez y limpiándose con la servílleta que tenía más serca.
El felino salto a una silla, mirando el libro que el mayor estaba leyendo. Colocó una pata en la hoja y miro a Tang con lo que parecían ser ojos suplicantes.
–Tú... ¿Quieres que... Te lea?– pregunto sorprendido al recibir un rugido suave como respuesta. Había oído de animales inteligentes, incluso había notado que Crimson era uno de ellos, pero no había esperado que tabien le interesara la lectura, este felino era muy extraño, casi humano –Valla, no esperaba eso– admitió sonriendo; no debería de haberlo jusgado antes.
Primero explico detalladamente lo que había pasado anteriormente, y luego comenzando a leer desde las paginas del libro con tal entusiasmo, que te podías sentir parte de él.
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Esto paso antes de la charla grupal.
MK creyó que sería mejor mostrarle el animal individualmente a Mei, sintiendo que ella armaría una especie de escándalo si se enteraba junto con todos los demás.
Pero no había podido asistir ese mismo día, pues sus padres habían sido invitados al cumpleaños de uno de los hijos de un amigo, que la verdad, Mei no había tenido ni idea de que existía. Pero tuvo que ir con ellos ya que también había sido invitada.
Al resivir el mensaje rogó y suplico que la dejarán ir, pero tuvo que emplear el método de escape para llegar al departamento de su amigo. Lamentablemente, tuvo que ir a regañadientes el día siguiente, pues la habían cachado justo cuando estaba por lograr su comentido, obligandola a estar sentada todo el tiempo y con dos guardaespaldas a cada lado.
Cuando entro corriendo a la tienda de fideos casi dejo fuego a su paso, llendo inmediatamente al frente de su amigo y pidiendo ver a Crimson con estrellas en los ojos.
–Mei, cálmate, MK no se ha sentido bien estos últimos días– afirmó el de anteojos notando como el chico se veía un poco descansado, pero no lo suficiente para quitar sus ojeras.
–Ho... Lo siento MK, ¡Es que de en cerio quiero verlo!– declaró dando saltos en su lugar y escuchando como su amigo se reía.
–No hay problema– resto importancia haciendo un jesto con la mano, sonriendo al mismo tiempo, aunque Mei podía ver qué aquella sonrisa no era la de siempre, se veía cansada y adormilada, pero podía notar una ligera alegría, algo que la tranquilizó.
–Vamos– dijo el chico tomando la muñeca de su amiga, conduciendola hasta su departamento. –Por sierto, Crimson prefiere la tranquilidad, así que no lo andes cargosiando mucho, hasta ahora no a lastimado a nadie pero no quiero que seas la primera– dijo teniendo la mano en la manija de la puerta, viendo cómo Mei daba saltos de emoción en su lugar.
–No te preocupes MK, tienes mi palabra– dijo poniendo una mano en su pecho y la otra levantada, eso le saco una sonrisa a MK y abrio la puerta.
–Crimson~– canturreo el chico, haciendo que el animal levantará las orejas y su cabeza para verlo. –¿Recuerdas que te dije que Mei tendría que venir hoy?– como respuesta resivio un asentimiento lento y algo perezoso –Pues acaba de-...– Se interrumpió al ver cómo su amiga corria directo a sacarle una foto al felino y después chillaba de emoción.
Suspiro al verla tomar fotos de todos los ángulos posibles, al menos su amigo no le parecía disgustar, más bien, parecía ajeno a lo que pasaba a su alrededor, girando ciertas veces la cabeza solo para centrar su mirada en el teléfono de la chica.
Cuando terminó, le dió un fuerte abrazo, canturreando con ánimos al sentir el suabe pelaje del linze y chillando con emoción al escuchar su ronroneo, quedándose en su lugar solo para sentir la vibración contra su cabeza y sacando su teléfono para hacer un “en vivo” sobre su momento con Crimson, permitiéndose divagar y chillar con ternura cuando el animal apoyo su cabeza contra la suya y su ronrroneo se hacía más fuerte.
MK miraba la escena con ternura, sabiendo que si ya veía a su amiga con frecuencia, ahora la tendría las 24/7 en su departamento. Dejo salir un ruido ahogado cuando sintió que era repentinamente jalado, sin haberse dado cuenta antes qué Mei se había levantado para agarrarlo y arrastrarlo junto con Crimson.
Dejo soltar una carcajada al sentir las esponjosas almohadillas de las patas de su amigo sobre su cara, riendo también ante las repentinas costillas que le empezó a hacer su mejor amiga.
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MK llevo a Crimson con Sandy, sin querer dejarlo solo para ir a entrenar con Macaque, él se había ofrecido a ayudarlo con su entrenamiento después se enterarse de lo susedido con su real maestro. El felino lo vio con ojos suplicantes, obviamente sin querer dejarlo solo por miedo a que tubier otro ataque de pánico, pero el chico había logrado combenserlo en algún momento, prometiendole que volvería y estaría bien con él, sabiendo que el mono también era una gran ayuda.
En estos momentos Crimson está en la cubierta del barco, descansando bajo el agradable sol sin prestar atención a los pasos que oía acercarse, supo que eran los de Sandy por como resonaban y gracias a los maullidos de Mo, quien nunca paresia querer dejar solo a su grandote amigo.
–Hola Crimson– saludo el de piel azul, resiviendo un corto pero sonoro ronroneo como respuesta, sacándole una gran sonrisa –¿Te gusta estar aquí afuera?– está vez fue un gruñido, sonando agradablemente amistoso.
Se sentó a su lado, pasando una de sus grandes manos por el pelaje del animal, escuchándolo ronronear, llevo la taza que sostenía a su boca, tomando un largo sorbo y dejando salir un sonido placentero al sentir el delicioso sabor.
Crimson escucho ese sonido y lo miro con curiosidad, esperando saber cuál fue el motivo de aquello. Movió sus orejas curioso al sentir el dulce aroma del té, acercando cuidadosamente su hocico a la taza para seguir olfatenado.
–¿Te gusta?– pregunto encantado ante la curiocidad del animal, resiviendo un ronroneo como respuesta –¿Quieres probar?– Crimson lo miro ante estás palabras, sus ojos parecieron resplander al entender el ofrecimiento y se levantó para estar serca, lamiendo el líquido una vez que se lo fue dado y acabando con todo el té en cuestión de segundos. –Se ve que sí te gusta grandote, ¿Quieres un poco más?– está vez Crimson asintio, ya queriendo sentir de nuevo el rico sabor de ese té, relamiendo su hocico al sentir que había quedado un poco mojado por el líquido.
Sandy descubrió con asombro y encantó que ningún tipo de té le caía mal. Incluso podía comer galletas sin ningún problema, también parecía llevarse muy bien con sus gatos, sin hacer ningún tipo de peleas o alboroto, incluso separando con facilidad a los gatos que peleaban entre si.
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Red Son no se esperaba para nada econtrar a Crimson en su casa cuando se levantó por la tarde después de una de sus cortas siestas. MK había aparecido en su casa después de que Iron Fan lo invitará a tomar el té, fascinada por la repentina aparición del felino en la extraña familia del chico. El pelirrojo se quedó unos segundos observando al animal, sin creer como era posible que incluso su padre pareciera curioso de aquello.
Decidió que no quería presenciar nada de eso y fue hasta su taller mientras era seguido sin darse cuenta por Crimson, quien dió por echo que no era necesario cuidar al chico en estos momentos, ya se había mejorado mucho y podía sonreír ampliamente sin ninguna dificultad, no dejaba de hablar y todos parecían querer ayudar lo más posible con su cituacion, así que confío en su instinto y decidió que era correcto dejar a su amigo a cargo de Iron Fan y su esposo.
Había oído a MK divagar con entusiasmo sobre los inventos del pelirrojo, diciendo que eran increíbles y poderosos, también un poco peligrosos, y eso, sinseramente había atraído su curiocidad.
Al llegar al taller se dispuso a observar todo a su alrededor, inspeccionando los diversos inventos sin acercarse demaciado, noto como Red Son estaba soldando con su máscara puesta para no lastimar su vicion, se acercó un poco, solo para querer saber en que trabajaba el chico de fuego, notando cómo esté accidentalmente dejaba caer una llave que nesesitaria más tarde.
Se paro un poco más cerca que antes al saber que esa herramienta era necesaria, así que cuando vio que Red Son tanteaba en busca de la llave la tomo con la boca y se la extendió, el chico girando a ver y tomandola para disponerse a terminar su trabajo.
–Gracias– dijo una vez que tomo la herramienta, pero antes de continuar se lebanto la máscara y se giro con brusquedad a ver al linze, parpadeando con confucion y asombro al darse cuenta de lo que acababa de pasar. –¿¡Cómo demonios entraste!?– exijio saber quitándose por completo la máscara.
El felino miro la puerta y el pelirrojo lo imitó, notando que la había dejado habierta.
–¿¡Y como encontraste mi taller!?– Crimson lo miro y pestaneo lentamente, cambiando su exprecion por una de completo aburrimiento, y de algun modo, Red Son entendió –Tú... ¿Me seguiste?– el felino asintio. –Bueno ahora vete, no dejo que animales entren aquí– de echo, nunca había tenido animales, pero si los tuviera estaba seguro de que no los dejaría entrar.
Crimson le hizo caso omiso y se sentó lejos, desidido a no irse, pues le había interesado su trabajo y quería ver todo lo posible.
–Dije que te fueras– repitió el pelirrojo sintiendo como su cabello comenzaba a convertirse en fuego lijeramente, detestaba que le hicieran la contra.
Crimson siguió en su lugar, solo haciendo que el de rojo se enojara más, juro ver cómo la comisura de los labios del animal se curbaban hacia arriba en una pequeña sonrisa, esa cosa no era un simple linze.
Intento sacarlo a la fuerza, pero cada paso que daba el felino se alejaba uno mucho más largo, llegó un punto que empezó a abalanzarse sobre él en intentos de eatraparlo y echarlo, pero el linze se movía con rapidez y agilidad, esquivandolo con mucha facilidad.
Si fuera por él ya lo hubiera sacado con un buen tornado de fuego, pero eso lo lastimaria y probablemente resibiria quejas de parte de MK, retos de su madre y padre y de todos los demás, y la verdad, no quería sufrir la furia de ninguno.
Hubo un momento en el que el chico estalló, pero extrañamente no destruyo nada, como si su poder se hubiera contenido en una enorme esfera.
–¿Que...?– se pregunto al notar aquel suseso, sintiéndose relativamente mejor después de haberse descargado sin destruir nada, volteo al oír un rugido que llamo su atención, notando entonses como Crimson lo miraba con tranquilidad.
El animal señalo con la cabeza el invento a medio terminar y golpeó con la cola una caja de erramientas, tomando una llave y extendiendosela a Red Son, quien lo miro perplejo ante su gesto. Agarro el objeto extendido y lo miro por unos segundos, notando entonses como Crimson movía la punto de la cola constantemente, como si le estubiera gustando lo que había echo.
–Hagamos un trato– dijo de pronto el pelirrojo, sabiendo que si seguía insistiendo no conseguiría nada –To te dejo estar en mi taller, y tú no tocas nada y mucho menos molestas ¿Trato?– el felino rugió con lo que pareció una sonrisa, volteandose y sentándose cerca pero no lo suficiente como para tocar su invento aún incompleto –Lo tomaré como un si– murmuró comenzando a acercarse y poniéndose la máscara.
Se sorprendió cuando noto que el felino parecía querer ayudar, buscando lo que el no encontraba o simplemente extendiendoselo cuando podía, siempre manteniendose alejado pero lo suficientemente serca para ayudar y ver, no le molestó su presencia como creía que lo aria, sentía como si fuera una especie de apoyo en su trabajo.
Quizás empezaría a pasar un poco más seguido por esa tienda de fideos.
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