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¿Eres tú?

Lisa era observada de forma acusatoria por ocho de sus nueve hermanas, todas las mayores. Puesto a que la que era la única menor que ella, jugaba con su sobrino en la alfombra de la sala a unos centímetros de su posición.

Más de alguna volteaba a ver al pequeño Linky y luego a la genio, luego a Linky y nuevamente a la genio, una vez más al pequeño albino y después de un largo rato de estarlo observando, volvían a observar a Lisa.

—¿Y bien? —La genio llamó la atención de sus hermanas de forma fría.

En ese instante todas miraban al niño con algo de nostalgia. La mayoría dejó sus sueños por lo que le pasó a su hermano y ahora que alguien idéntico a él estaba frente a ellas las hacía sentir muy extrañas.

—¿Les gusta? —Preguntó Lisa con tono burlón.

Mala idea, eso hizo que dos de ellas se le acercarán de forma amenazante.

—¿¡Qué demonios te pasa!? —Lori la tomó del cuello de la camisa y la intentó levantar, pero la genio era un poco pesada.

—Pues a mi nada y, ¿A ti? —Preguntó Lisa de forma calmada. Ninguna de sus hermanas la intimidaba en lo absoluto, por lo que podía hacer lo que quisiera.

Lori simplemente apretó los dientes y la soltó. No iba a ganar nada con esto. La siguiente en confrontarla fue Lana.

—Lisa, ¿Nos explicas por favor lo que está pasando? —Preguntó con calma y de forma tranquila. Aunque por dentro estaba muy inquieta. —¿Linc crecerá mucho o se quedará así? —Señaló al pequeño que jugaba a las palmaditas con Lily.

Lisa no tuvo de otra que soltar un suspiro de cansancio aunque estaba mezclado con algo de fastidio. En verdad odiaba dar explicaciones, hace años que le importaba un comino hablar o sociabilizar con alguien.

—Bueno Lana, verás... —Habló Lisa. —... Le inyecte a Linky un suero que lo ayudará a ser fuerte e inmune a varias enfermedades... —Continuó. —... Y si se preguntan por que lo hice, pues fue para que creciera sano y fuerte... —Se tapó la boca para decir lo siguiente. —... Moriría si algo le pasa a mi bebé. —Parecía que iba a romper en llanto.

Lana la abrazó, seguida de Leni y Lori. Luan y Luna aun estaban idas mientras veían a su sobrino jugar.

—Pues yo pienso que se ve lindo tal y como se ve —habló Lily mientras jugaba con él.

Varias no supieron que responder pero si sabían que preguntar.

—¿Crecerá más? —Preguntó Luna.

—Probablemente... —Respondió de forma seria la genio.

—¿Se detendrá algún día? —Preguntó Lynn temiendo lo peor.

—Obvio que si, no quiero cuidar a un anciano y luego explicar a los demás que es mi hijo —Lisa pensó mejor eso último, si ni conocía a nadie a parte de su familia.

La deportista lo pensó bien y en efecto, Lisa tenía razón, nadie quería cuidar ancianos, de todos modos su abuelo murió hace tiempo y nadie podría reemplazarlo.

—¿Hasta cuándo seguirá creciendo? —Preguntó Luan de forma seria.

—Y yo que se —respondió de forma molesta.

—Cómo sea —Luan sonó más molesta.

—¿Te das cuenta de que si sigue creciendo se perderá toda su niñez, no irá a la escuela y no podrá tener amigos? —Habló Lori de forma dura.

Lisa se separó de Lana y camino hasta su bebé. Lo cargo en el aire ignorando las protestas de Lily y miró con enojo a la mayor de todos.

—En primera Lori Loud, es mi bebé. En segunda yo lo educare hasta que sea más inteligente que yo y en tercera... ¡No necesita amigos, para eso me tiene a mi y a ustedes! —Lisa lo abrazó con fuerza. Junto su cachete con el cachetito de él.

Linky miró de reojo a su madre. Soltó una pequeña risa y enseguida rodeo con sus brazitos la cabeza de la genio cubriéndole los ojos a Lisa.

¡AAAAAWWWW!

Esa tierna acción hizo que Lola, Leni, Lily y Lana soltaran un suspiro de emoción.

—Pero Lisa...

—¡Pero nada! —La genio silencio a Lori. —Si no quieren estar cerca de él, bien por ustedes...

—¡No! —Lola la interrumpió. —Nunca me alejaría de esta dulzura. —La empleada del restaurante se acercó a Lisa y tomó a Linky en sus brazos. —Yo pienso que es genial que no pueda enfermarse y que crezca grande y fuerte. —Dijo con emoción mientras lo cargaba en sus brazos.

—A mi también me alegra —Lana se acercó a su gemela y empezó a acariciar la cabeza del pequeño haciéndolo reír en el acto.

—¡Siiii! ¡Linky será un hombre grande y fuerte! —Leni también quería cargarlo.

—Oigan yo aún no terminó de jugar con él —Lily hizo su berrinche mientras se acercaba a sus demás hermanas.

Poco a poco, una a una se iban acercando a Linky. En verdad no querían alejarse de él y menos por andar echándole en cara algo a Lisa, la cuál solo quería lo mejor para él. Además le debían mucho a ella, sin Lisa la mayoría viviría en la calle y eso era algo digno de agradecerle a la genio.

—Esta bien Lisa, no volveremos a cuestionarte... —Lori fue la ultima en acercarse a las demás que cargaban al pequeño Linky.

Lisa solo le asintió en señal de que todo estaba bien. En verdad era una chica ruda, fría, madura y directa, aunque a veces era un poco bromista.

—"Solo espero que esto no se nos salga de las manos..." —Pensó Lori con miedo.

—Muy bien, suficiente juego por hoy —Lisa se acercó a Lola y le quitó a Linky de las manos con suma delicadeza pero con seriedad.

—¡Oh vamos! —Se quejó Lily.

—Lo siento, pero debo darle un baño antes de llevarlo a dormir —finalizó Lisa y se fue a su habitación junto con su pequeño bebe.

Las demás soltaron un pequeño suspiro. En verdad querían estar más tiempo con él pero debían hacerle caso a Lisa, después de todo ya tendrían su momento a solas para jugar con Linky.

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Una semana después.

Edad aparente: 2 años.

—Vamos Linky, te llevare al patio para que juegues un poco —Lana llevaba cargado a su pequeño sobrino.

Este se veía feliz por tanta atención que recibía, nunca estaba solo y lo mejor era que aún no había cambiado. Tal vez si podría disfrutar su infancia.

O no...

—¡Wooooah! —sorprendió la de la gorra.

Un extraño resplandor verde rodeo el cuerpo de Linky, para cuando finalizó, él era más grande y parecía tener más años.

—¿Y vamos a jugar en el lodo? —Habló claramente el albino. —Mami me dijo que tu antes jugabas en el lodo tía Lana. —Le sonrió.

—S-si p-p-por supuesto... —Su voz sonaba muy temblorosa y estaba un tanto paralizada, cualquiera en su lugar hubiera salido corriendo pero le prometió a Lisa que aceptaría al pequeño sea lo que sea. —... V-vamos al patio. —Un par de lágrimas bajaron por sus ojos.

—SIIIII —celebró el pequeño inocente, ignorando por completo el estado de ánimo de su tía Lana.

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Dos semanas después.

Edad aparente: Cinco años.

Era de noche y cierto albino de más de un mes de nacido, caminaba de forma sigilosa por los oscuros pasillos de la enorme casa Loud. Tenía mucho miedo pero se alzó de valor para tomar cierto juguete que su tía Leni guardaba en un cajón en su habitación.

—Ah... Hola, veo que siguen allí —habló a la cuarta pared. —Siempre los veo observándome pero... Pero... Pero, ¿Cómo se dice? —Se quedo pensando un poco, aun le era muy difícil articular ciertas palabras. Hubiera seguido pensando pero una sombra paso frente a él, eso lo alertó. —Oh no... Los monstruos se acercan... —Camino a prisa hasta la habitación de su tía Leni.

Al llegar entró rápidamente en esta y se oculto detrás de la cama de la rubia que por suerte para él, estaba en el baño.

—Al parecer ya se fue... —Se limpió el sudor de su frente y liberó un poco de aire. —Muy bien, es hora de que inicie la operación: Encontrar ese conejito de peluche que mi tía Leni sostenía el otro día para llevarlo a mi habitación para que me ayude a dormir y encontrar un nombre más corto para esta operación... —Se quedo pensando un poco pero luego se distrajo al ver a Bun-Bun en un armario muy alto.

Se acercó al gran mueble y estiró sus manos para ver si podía alcanzar el pequeño peluche de felpa, pero no lo alcanzaba.

—N-no ooo... Uuuu... —Empezó a dar saltos y ni aun así llego.

Como último intento se dispuso al escalar el armario. Puso un pie en una de las gavetas pero apenas escaló un poco, cayó sentado al suelo.

Al parecer le dolió mucho el golpe por que empezó a llorar mientras se cubría el rostro.

—¡Linky, nooo! —La misma sombra de hace rato se hizo presente, revelando a su madre, Lisa.

Esta lo cargó en sus brazos y lo mesio un poco para calmarlo.

—Ya, ya. Mami esta aquí —le habló bonito, pero el niño en un acto de conseguir algo. Señaló el pequeño peluche arriba del armario. —¿Ah? ¿Te gusta? —Preguntó ella. Linky asintió lentamente mientras detenía su llanto. Lisa sonrió con calidez y sin esfuerzo, estiró su mano y alcanzó a Bun-Bun.

Él abrazaba el pequeño conejito contra su cuerpo.

—Se llama Bun-Bun... Y pertenecía a alguien muy especial para mi... —Dijo Lisa con nostalgia.

—Es muy lindo —dijo el pequeño, al parecer le había gustado mucho su regalo.

Lisa entre cerró los ojos y lo miró fijamente con malicia.

—Pero no están lindo... ¡Cómo tú! —Al finalizar empezó a darle besos en los cachetes.

—¡Jijijiji! ¡Nooo! –Reía el pequeño mientras su madre lo llevaba de vuelta a su habitación.

La genio paso de lado a Leni quién quedo enternecida por la escena y no le importo en lo absoluto que su sobrino tuviera algo que ella misma ha cuidado desde hace mucho tiempo... Desde el día que le dijeron que Lincoln no volvería a casa.

A la mañana siguiente.

Lisa despertaba de repente y lo primero que hizo, fue ver si su hijo estaba durmiendo bien.

Al parecer ahora tenía unos siete años de edad y se veía más grande.

—Todo en total normalidad —dijo con tranquilidad y cómo no tenía nada que hacer, abrazo a su hijo contra su cuerpo.

Linky por instinto abrazó la cintura de su madre y así ambos continuaron durmiendo.

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Un mes después.

Edad aparente: Siete años.

—¡Ya llegueeeee! —Se anunció Lola al entrar por la puerta de entrada, llegaba del trabajo. —¡Linkyyyy te traje una rica hamburguesaaaaa! —Cantó con alegría la joven rubia de casi veinte años.

—¡Siiii, hamburguesa! —Linky apareció y corrió hasta los brazos de su tía.

Lola extendió los brazos esperando recibir a su sobrino. Desde hace unos días el albino saltaba siempre a sus brazos cuando llegaba y ella era feliz al abrazarlo con fuerza.

Aunque esta vez fue diferente, mientras corría hacia su tía, el mismo resplandor verde lo iba rodeando y mientras eso sucedía el salto. Un segundo antes de llegar a ella, su cuerpo ahora se veía más grande y mucho alto, como si tuviera catorce años.

Lastima que Lola tenía los ojos cerrados o si no, hubiera podido esquivarlo.

—¡AAAAAAH! —Gritó la rubia mientras era embestida por el chico.

Ambos cayeron al suelo, pero el albino no perdió tiempo y tomó su hamburguesa para poder comerla.

—Ummm... Eta deliciusa, gracias tía Lola —agradeció con la boca llena mientras se encontraba sentado sobre su tía, la cuál estaba acostada en el suelo.

—L-lo que sea... Por mi sobrino querido... —Habló torpemente la rubia para luego caer inconsciente.

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Un mes después.

Edad aparente: Catorce años.

Lily y Linky salían de la habitación de la primera. Al parecer iban a hacer algo juntos.

—Vamos Linky, hay que jugar video juegos —Lily llamó a su sobrino. Ella era quien más se divertía con él y junto con Lola y Lana, peleaban para ver quién era su tía favorita, aunque la menor de todas las Loud les ganaba y por mucho. —Una carrera hasta la sala. —Lo retó ella y él acepto.

Ambos corrieron hasta la sala.

—¡Gane! –Celebró Lily. —¡Apresúrate tortuga! —Lo llamó al ver que él se quedo muy atrás.

—Ya voy Lily —no le llamaba tía por que Lily se lo prohibió. —(Jadeo) Ya... Voy... (Jadeo)... —Estaba muy exhausto por hacer nada y eso le empezaba a cansar a Lily.

—¡Aich! Oh vamos Linky, no puede ser que ya estés cansado —se cruzó de brazos y lo miró con enojo. Su sobrino y mejor amigo si que era un caso perdido.

—Es que... (Jadeo) corres... (Jadeo) muy deprisa... —Sudaba como nunca y eso que solo corrió unos cuantos metros. Su cuerpo estaba un poco desnutrido y eso le empezaba a preocupar a la rubia, también a su madre y a las demás.

De pronto a Lily se le cruzó una idea por la mente. Sonrió de forma siniestra, se acercó a él sigilosamente mientras aun jadeaba por el cansancio.

—¡Woah! —Se sorprendió cuando Lily se monto en su espalda y rodeo su cuello con sus brazos.

—Muy bien, es hora de ponerte en forma —dijo decidida la rubia. No había problema con que la cargará, ya que casi eran del mismo tamaño y no se lastimaría si se caía.

—Lilyyyyy... Uff, pesas muchooo... —Se quejó él. Sus piernas temblaban mucho y parecía que estas cederían tarde o temprano.

—Vamos Linky, no te hará mal hacer ejercicio, así que sube por las escaleras hasta el segundo piso un par de veces y será todo —ordenó ella.

El albino no tuvo de otra que aceptar con pesadez. En verdad odiaba hacer ejercicio, el prefería leer cómics y jugar video juegos con Lily.

—Uff... —Subir por las escaleras era una tortura para el joven chico de menos de un año de nacido y con apariencia de catorce.

—Vamos, solo unos cincuenta escalones más y listo –lo alentó Lily desde su espalda.

Sudaba demasiado y parecía que iba a sufrir un desmayo pero para su suerte, su cuerpo empezó a brillar con aquella luz verde. Cuando terminó ahora parecía tener como dieciocho años y no sólo eso...

—¡WOW! —Gritó Lily asombrada.

El albino ahora se veía más grande, tal vez media 1.70, tenía una musculatura asombrosa, no tan musculoso y no tan flacucho por lo que lo hacía verse muy atractivo y junto con su cabello un poco largo, su bonita cara y su sonrisa harían llorar a un super modelo por la envidia.

—¡Si, ya crecí! —Se emocionó al ver que estaba más grande.

—Si... —Dijo Lily bajando su cabeza mientras una sombra cubría sus ojos. Parecía triste pero luego levantó la vista mostrando una sonrisa muy malvada. —¡Ahora! ¡Correeeeee! —Ordenó con emoción.

—¡Si! —El también estaba emocionado, ahora ya no se sentía tan cansado.

Se puso en posición de arranque y sin más, empezó a correr con Lily en su espalda.

—¡Woooohoooo! —Celebró la rubia por el divertido paseo que estaba teniendo en la espalda de su fuerte sobrino.

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Un par de semanas mas, después.

Edad aparente: dieciocho años.

Nueve de las diez chicas que vivían en esa casa, se encontraban haciendo fila para el baño a la espera de que el único hombre de la casa saliera de este.

Muchas de ellas no tenían prisa, ni siquiera Lola, que era la única que trabajaba, pero tenía como tres horas para alistarse y llegar al trabajo, así que no estaba preocupada en lo absoluto.

La puerta del baño se abrió de repente y de allí salio Linky envuelto en una toalla. Lynn que era la siguiente en entrar se detuvo a observar a su sobrino, algo en ella le hacía sentir extraña al momento de verlo y recordar a esa persona que tanto lastimó en el pasado. No tuvo de otra que suspirar y entrar al baño, pero antes de hacerlo.

—¿Uh? —Se sorprendió al ver que el cuerpo del albino empezaba a cambiar.

Eso sorprendió a todas las chicas, aunque Lily se maravilló por ese nuevo cambio, ahora su amigo parecía tener veintitrés años y se veía más alto, tal vez tenía 1.80 de altura. Si, Lily estaba muy asombrada, luego impactada, luego asustada y por último con la cara completamente roja a más no poder, incluso parecía que podía iluminar el cuarto por la intensidad con la que brillaba su cabeza.

Al terminar de brillar el chico se sentía diferente pero también con algo de frío, pues... Se le cayó la toalla y quedó desnudo mostrandole su fiel compañero a un grupo de chicas de las cuáles, la mayoría de ellas en su vida habían visto algo como lo que estaban viendo ahora, aunque les aterraba la grandeza de esa cosa.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! —Rápidamente levantó la toalla del suelo y se cubrió. No espero a que ninguna de ellas hablará o dijera algo, simplemente salió corriendo en dirección a su cuarto que compartía con su madre.

Las chicas se quedaron paralizadas en su lugar por un tiempo, hasta que el sonrojo desapareció de su rostro y siguieron haciendo la fila para entrar al baño. Aunque aún pensaban en lo acababan de ver.

En el cuarto de Linky y Lisa.

El albino se cambiaba de ropa bajó la atenta mirada de su madre. Lisa lo miraba de reojo mientras mezclaba unos químicos que seguramente explotarían si los dejaba caer o los mezclaba mal.

Terminó de vestirse con ropa adecuada a su nueva estatura, cosa que Lisa ya había previsto que pasaría y por eso le compró mucha ropa para sus cambios.

Usaba una camisa de mezclilla naranja, unos jeans negros y unos tenís blancos, además de su cabello un poco largo que le llegaba hasta los hombros bien peinado y con algo de acondicionador.

Linky se acercó a su madre para ver que estaba haciendo.

—Oye mami, ¿Qué haces? –Preguntó con curiosidad.

—Pues mi querido hijo, trabajo en un nuevo experimento ya que no tenía nada que hacer —le comentó Lisa. —¿Me ayudas en algo? —Preguntó con una sonrisa.

Linky como buen hijo, aceptó de inmediato. Le gustaba ayudar a su madre y que ella lo consintiera mucho.

La castaña le rocío un poco de ese líquido en la nariz.

—¿Para que sirve esto? —Preguntó con inocencia.

Ella sonrió de forma alegre y le explico.

—Sirve para ver que chicas son vírgenes y que chicas no lo son —explicó.

El albino no entendía muy bien eso que dijo su madre. Puesto que tuvo que seguir preguntando.

—¿Qué significa ser virgen? —Preguntó.

Ella después de acomodarse las gafas le explico.

—Significa... —Se tapó la boca para evitar reír y al instante se aclaró la garganta para continuar. —... Qué si una chica es virgen esta limpia y si no lo es, pues esta sucia y necesita un buen baño. —En ese momento quería reír pero se aguantó. —Mira, ¿Puedes sentir mi olor? —Preguntó.

Linky olfateo a su madre y olía diferente.

—Si —contestó.

—Pues ese olor es el de una chica que no es virgen jeje —rio con inocencia. —Perdón, aun no me he bañado. —Mintió otra vez.

—Ay mami, pero descuida, ya casi se desocupara el baño —le mencionó con una sonrisa.

Lisa se excusó falsamente. —Y si una chica tiene un olor diferente, quiere decir que si lo es. —Finalizó. Ella desde hace rato tuvo la idea de hacer esa broma, y lo malo es que Linky saldría perjudicado.

—Oye, ¿Por que no vas a ver cuál de tus tías es virgen y cuales no? —Le aconsejo.

El albino lo pensó un poco y luego soltó una risa inocente.

—¡De acuerdo! —se fue corriendo hasta donde estaban sus tías, ellas aún estaban haciendo una fila para el baño.

—... Jajaja... Jajaja... ¡JAJAJAJA! —Empezó a reír de forma divertida, en verdad le gustaba bromear con su hijo.

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Mientras tanto Linky se encontraba olfateando a sus tías una por una. Cosa que extrañó un poco a todas.

—¿Qué haces viejo? —Preguntó Luna.

—Olfateo a ver quienes de ustedes son vírgenes y quienes no... —Dijo con una sonrisa y prosiguió con su labor.

Luna y las demás abrieron los ojos como platos al escuchar tal cosa. Incluso Lynn que se acababa de duchar y salia del baño, se quedó paralizada por eso que su sobrino dijo.

—¿Q-qu-que? —Preguntó Leni con miedo.

Esperaban haber escuchado mal.

—Listo —dijo él. —Tu y tu no son vírgenes. —Señaló a Lori a Luna quienes abrieron aun más los ojos como platos y la quijada se les cayó hasta el piso. —Y tu, tu, tu, tu, tu, tu y tu aun son vírgenes. —Señaló a Lily, Luan, Lola, Lana, Lucy, Leni y por último a una iracunda Lynn.

Puso sus manos en su cintura en forma de jarra mientras levantaba alzaba la vista al cielo, sonreía como si hubiera hecho muy bien la labor que su madre le pidió hacer.

Pero fue muy mala idea.

—¡Ay pero como te atreves! —Lola gritó con mucha vergüenza.

En un segundo todas las nueve chicas avergonzadas a más no poder, se le acercaron y le empezaron a pegar con las palmas de sus manos en donde sea que le dieran.

—Au, au, au... —Se quejaba el pobre mientras se cubría el rostro con sus manos. No le dolían los golpes pero si eran muy incómodos.

Mas tarde.

Lisa les explico a todas que solamente le jugo una broma al albino. No está demás decir que más de alguna la miró con enojo, pero al final los perdonaron a ambos y siguieron haciendo sus asuntos.

Aunque había una de ellas que estaba muy molesta aun por lo que dijo el albino.

Lily se encontraba jugando vídeo juegos en la sala con el ceño fruncido y con un aura que le decía a muchos que se alejarán.

Pero cierto albino no se rendiría por nada del mundo para obtener el perdón de su única amiga.

Mientras Lily jugaba, una mano se asomó por detrás del sofá y dejó una caja de galletas de chocolate sobre este, además de que tenía una nota encima que decía:

Siento mucho el haberte ofendido, vuelve a ser mi amiga, por fis.

Lily miró de reojo la caja y la ignoró para seguir jugando video juegos. Pero la misma mano volvió a aparecer y acercó un poco más la caja hasta la rubia molesta.

Ella aun lo ignoraba, pero lo cierto es que poco a poco relajaba su semblante, esas galletas olían deliciosas y eran sus favorita .

Al final las galletas llegaron hasta su alcance y ella no tuvo de otra que ponerle pausa al juego. Sonrió mientras negaba con la cabeza y habló.

—Ya Linky, ven aquí —dijo ella.

El albino salió de detrás del sofá y la volteo a ver.

—¿Me perdonas? —Pregunto, aun no estaba muy seguro. Lily fue quien lo atacó con más fiereza hace rato.

—Si, pero no vuelvas a decir algo así de vergonzoso, ¿Si? —Le hizo jurarlo.

El lo prometió y se acercó hasta ella para darle un abrazo.

—¡Woahh! —Se sorprendió al ser levantada en el aire por su sobrino.

Después de esa reconciliación, ambos se pusieron a jugar video juegos mientras comían galletas durante un largo rato, hasta que Lisa lo llamara para su clase de educación personal.

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Edad aparente y final: Veintitrés años.

La computadora termino de mostrarle los vídeos a la mujer de anteojos. Lisa revisaba con determinación cada fase de cambio que tuvo su hijo de menos de una año de nacido.

—Al parecer todo esta en óptimas condiciones —menciono mientras terminaba de observar el video donde Lily y su hijo jugaban video juegos el cuál era de hace un par de días.

Estiró un poco sus brazos y se levantó de su asiento. Apago su computadora y miro a su hijo dormir en la cama.

Linky estaba sin camisa mientras dormía. Su pecho bien torneado era visible y un manjar muy jugoso para cualquier chica, incluyendo a Lisa.

Antes de acercarse a la cama, se despojo de sus prendas usando únicamente una ropa interior de color verde. Después de eso, se recostó sobre el pecho de su hijo y se acomodo para dormir.

Linky por instinto la abrazó contra su cuerpo para que así pudieran dormir juntos por el resto de la noche.

Continuará...

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