XX
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Estaba tan cerca de mis labios, pero me negué. Evité que me besara, no quería ilusionarlo, yo no era de este tiempo. Al separarme de él frunció el ceño que se transformó en una mirada de tristeza y desilusión.
-La pareja 15 son los ganadores. ¡Felicidades! - Una mujer aproximadamente de 20 años, nos entregó un trofeo de dos bailarines, era pequeño, uno 15 cm de alto.
-Tenemos que festejar.
-Sí, pero ¿en dónde? – preguntó Mau.
-Al diner, vamos por favor.
-Es que no tenemos dinero y ya no queremos abusar.
-No se preocupen, este yo lo invito - comenzó a correr y nosotros detrás de él. Hasta que llegamos al Diner.
En cuanto entramos estaban Teresa y Dante sentados en una mesa tomando una malteada entre los dos. Se veía tan tierna esa escena.
-Tú y yo podremos estar así, si quieres - me dedicó una sonrisa tierna y no pude evitar sonreír.
- ¡Oh! Hola, chicos. No los vimos - Dante interrumpió el momento romántico que quería crear Héctor.
- ¡Hola! - dijimos al unísono.
- ¿Y ese trofeo? - preguntó Teresa. Mientras nos sentábamos en la mesa haciéndoles mal tercio.
-Es porque bailamos en un concurso y ganamos - dije alegremente
-Que bien, es que hacen muy bonita pareja.
Dante nos guiñó el ojo y nosotros nos miramos con sonrojo.
Gracias, Dante. No quiero ilusionarlo y tú lo haces por mí.
-Chicos, ¿qué quieren pedir?
Un señor canoso se acercó a nuestra mesa con una libreta y pluma.
-Don Gaspar, ¿por qué anda haciendo los pedidos? - Héctor habló.
-Mi ayudante salió de la ciudad por una temporada y no tengo quien me ayude.
-Yo lo puedo ayudar, estaré aquí por dos semanas. Si usted gusta – dije.
-Claro, está bien. Inicias mañana, ahorita ya se va a cerrar el diner - se retiró, pero se regresó. - ¿Qué van a pedir?
Don Gaspar comenzó a reírse de sí mismo y nosotros también.
-Nada, ya nos vamos para que se vaya a descansar.
Todos nos levantamos, salimos del diner y comenzamos a caminar sin rumbo alguno.
- ¿Qué día será el festival? - Pregunté.
-Será este 16 de marzo - Mau y yo nos miramos, sabíamos que estábamos en el mes de nuestro tiempo.
-Que bien, solo una pregunta. ¿Será así todo casual o formal? - rieron todos menos Mau y yo. No entendía.
-Es casual, es un festival de música moderna - Teresa complementó.
Después de caminar y caminar, nos detuvimos en una banca, solo charlábamos sin parar nos estábamos conociendo. Encontré muchas cosas en común con Dante, dijimos que seriamos amigos.
-Yo también iré a trabajar con Don Gaspar. Necesito dinero para la inscripción del festival. Lo junto en una semana – dijo Dante.
Estaba emocionada, pues estaría haciendo un nuevo amigo sin tener que estar sola en mi trabajo.
-No te preocupes, yo le echo ojo para que ni una chica se le acerqué.
Observé a Teresa quien se reía por mi comentario.
-Claro, yo seré la futura señora Venzaneda - Teresa le dio un beso corto a Dante. -Por cierto, en tres días, ¿quieres ir a comprar los vestidos para el concierto? - Asentí gustosa. Sabiendo que ya tendría dinero.
A las altas horas de la noche, decidimos ir a casa todos, era un vecindario muy seguro, no había robos ni nada parecido. Yo necesitaba llegar para bañarme y descansar, ya que al día siguiente trabajaría en el diner.
Cuando llegamos a casa, cada uno fue a su habitación. Yo estaba a punto de acostarme cuando alguien toca la puerta. Fui a abrirla de mala gana
-Mau, si eres tú te voy a matar.
Abrí la puerta, no era Mau sino el otro chico que duerme en esta casa.
-Solo estoy agradecido de no ser Mau en este momento - nos reímos. -No te vas a dormir aún.
- ¿Por qué no? - Fruncí el ceño.
-Te falta mi beso de buenas noches - se acercó a dármelo, pero cuando se retiró, yo giré mi cabeza accidentalmente y quedamos a pocos centímetros de nuestras bocas.
-Creo que debes irte - me quedé intacta.
Se acercaba más y más, pero un ruido nos interrumpió. Asomamos nuestra cabeza para ver a Mau saliendo de su cuarto.
-Lo siento, sigan con su momento romántico - nos decía en cada paso que daba hacia las escaleras.
-Ya me voy. Descansa.
Acarició mi mejilla y se fue. Yo me tumbé en la cama con una sonrisa.
Al DÍA SIGUIENTE
-Dante, pásame una malteada de chocofresa, por favor - estaba repartiendo un par de hamburguesa y una malteada a una de las mesas. - También una hamburguesa - Dante estaba en la cocina y preparaba todo.
-Claro, ahí te va la torta para la mesa del fondo a la izquierda - la tomé y la serví en la mesa indicada.
-Aquí está, provecho.
Giré y observé una mano levantada en otra mesa para pedir una orden.
-Hola, me podrías traer dos malteadas de menta y una de fresa con plátano - me miraba de abajo a arriba, me sonreía de una manera coqueta. Era un chico joven, venía acompañado de sus amigos.
-Tú no puedes estar aquí, no eres bienvenido - Dante me puso detrás de él. -Lárgate - El chico se levantó con cinismo.
-No me voy a ir. Ve a traer nuestros pedidos - en eso el señor Gaspar interrumpió la tensión del momento.
- ¿Qué está pasando aquí?
Los chicos lo miraron y se sentaron ignorando su presencia.
-Nada, solo que su mesero no nos deja en paz y su mesera no nos sirve.
-Sabes que no debes venir, pero te lo daré para que te vayas pronto - nos fuimos de la mesa y Don Gaspar hizo las malteadas para que sus clientes imprudentes se fueran. -Toma llévaselos - me entendió la bandeja con las malteadas pedidas.
-Aquí están. ¿Algo más? - Dije de mala gana mientras servía las malteadas.
-Claro, ¿tienes novio? - Preguntó ese chico busca problemas.
-Sí, es Héctor - intervino Dante. -Tomen sus malteadas y lárguense.
Asentí. Después abrí lo ojos como platos al darme cuenta lo que dijo Dante.
El chico y sus amigos se retiraron del lugar de mala manera tirando malteada en los asientos de la mesa donde estaban.
Después de ese bochornoso momento, y sin trabajo. Nos dispusimos a poner música y platicar un rato con Dante. El señor Gaspar estaba ocupado haciendo las cuentas del mes, mi primer día de trabajo era el mejor.
-Y así conocí a Teresa - concluía contándome su historia romántica.
-Vaya, con razón se quieren tanto - sonreí.
-Si ganamos el festival, le pediré que sea mi esposa - abrí los ojos como platos.
-Vaya, que bien, sé que se pondrá contenta. Espero que sean muy felices.
-Te tengo mucha confianza, pero no sé por qué. Es como si ya te hubiera visto en un lado.
Nos miramos y reímos a carcajadas por el comentario.
Al terminar nuestro turno, tomamos nuestras cosas y salimos del diner. Antes de salir nos despedimos del señor Gaspar, era un buen hombre, trabajador, simpático, pero sobre todo cariñoso y chistoso.
-Te acompaño, si gustas - Dante se ofreció a llevarme a casa.
-No, yo puedo ir sola, no te preocupes - nos despedimos con un abrazo. - ¡Nos vemos mañana! - grité antes de empezar a alejarme más de él.
Estaba a un par de calles para llegar a casa, Héctor me comentó que tenía una sorpresa para mí. Le estoy tomando cariño, pero siento que no debo; ya veo que sintió Mau con Miranda. Aun no creo que esté lista para tener otra relación y menos con un cincuentero, que en mi tiempo tendría unos 80 o 85 años.
- ¿Qué le ves al tarado de Héctor? - Una voz me sacó de mis pensamientos y busqué el dueño de aquella voz. -Aquí estoy - era el mismo chico con sus amigos que estaban en el diner estaba atrás de mí.
-Ya déjame en paz. ¿Quieres?
Caminé más rápido para llegar a casa.
-Respóndeme.
Paré en seco y me giré hacia él.
-Es un caballero, más que tú. Es cariñoso, lindo y sabe cómo comportarse con una mujer.
Él se acercó amenazante, pero yo no demostré miedo.
-Porque ni siquiera sabes como es. Porque yo sí – me dejó sin aliento.
¿A qué se refería exactamente?
CONTINUARÁ...
Editado:19/10/21
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PROXIMAMENTE
LINEAS TEMPORALES
*Un viaje en el tiempo*
Segunda temporada
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