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XIX

Últimos capítulos

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-Oye, ayer que fui a dormir sin celular me puse a pensar - dijo Mau, mientras mordía una galleta.

Nos encontrábamos en el comedor desayunando lo que nos indicó Héctor que había en la alacena.

- ¿Se te quemaron las neuronas?

Reí. Y él me miró con cara de pocos amigos.

-No, ¿recuerdas cuando fuimos a 1910? - Asentí. -Es que nosotros fuimos a octubre del 1910.

Vaya, no lo había pensado.

-Es cierto, ¿pero que hacíamos en Octubre?

-Es que al GPS se le puede poner día, mes y año. Yo recuerdo que antes que viajáramos seleccioné esa fecha sin querer, entonces al sincronizar con el microondas. Nos mandó a esa fecha.

Asentía lentamente, ya que no había pensado en ello.

-Cierto, estábamos en enero. ¿Cómo es que no lo noté? - Dije desconcertada.

Yo soy una fan de la Revolución Mexica, y mi personaje favorito es Francisco I, Madero, por eso sabía todo lo que iba a pasar.

-Es un buen descubrimiento, podemos viajar en la fecha que queramos.

Se levantó para dejar su taza en el fregadero.

-Tienes razón. ¿En qué mes estamos ahora? ¿En marzo? – pregunté, pero antes de que me respondiera Héctor interrumpió.

-Hola, chicos.

Traía bolsas llenas de cosas que no distinguía muy bien. Mau y yo lo ayudamos a llevar las cosas a la cocina.

- ¿Por qué no avisaste?

-Es que no quería despertarlos, además lo necesitamos para los tres – dijo mientras sacaba las cosas de la bolsa que traía.

-Te vamos a pagar cuando encontremos trabajo.

-No se preocupen, por mi está bien. Me hacen compañía y... olvidé la mantequilla - buscaba por todas las bolsas. -Mauricio, ¿me harías el favor de ir a la tienda por mantequilla?, está a tres cuadras a la derecha.

-Claro, ¿de cuál marca o cómo se llama?

Héctor le dio un billete antiguo, Mau lo aceptó.

-Il burro. Es una marca italiana.

Asintió. Salió de la casa.

-Te ayudo a acomodar las cosas para la cocina - tomé todo lo que había seleccionado y lo coloqué sobre un espacio que estaba disponible al lado del fregadero.

-Gracias, Caro.

Me dedicó una sonrisa tierna.

-Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Ya la estás haciendo - me reí por su respuesta. -Sí, dime.

- ¿Tienes novia? - me miró sorprendido y sonrió. -No, no malinterpretes. Es que no vaya a venir y me vea aquí.

No quería que sonara como un coqueteo, pero no quería problemas.

-No, no tengo.

Se recargó en el refrigerador que estaba al lado de la repisa para colocar con lo que se va a cocinar. Donde ahora estaba sacando la fruta para ponerla en su lugar.

-Está bien, pero debes tener a chicas detrás de ti.

-No, pero si estoy interesado en una chica - me guiñó el ojo. -Tú, ¿tienes novio?

Justo en la herida.

Por primera vez en mucho tiempo sería contestada con un NO, pero no estoy tan segura. ¿Aun tendré una relación con Diego?

-No lo sé.

- ¿Por qué dices eso? - Frunció el ceño.

-Hace un mes que no nos comunicamos. Fue de visita a mi país, él estudia en Inglaterra. Antes de irse tuvimos una discusión pequeña. Se fue, dijo que me llamaría - mi voz se entre cortaba. -Jamás lo hizo, solo se despidió. Ya no volví hablar con él - lagrimas pasaban por mis mejillas, me las limpié en seguida. -Intenté hablar con él hace una semana, pero no obtuve respuesta.

Héctor se acercó a abrazarme, yo le dejé que me abrazara. Solo quería llorar, no sé porque me seguía doliendo.

¿Será por qué te has enamorado por primera vez? Así que se siente así cuando pierdes a esa persona que amas con toda alma.

-Carolina, por algo se fue. Fue muy tonto al dejarte ir, eres una chica linda y dulce. No llores por él.

Sostuvo mi rostro entre sus manos haciendo que lo mirara a los ojos.

-No lloro por él, si no...por qué se fue así, no fue honesto y directo.

Bajé la mirada quitando las manos de Héctor. Me abracé con mis brazos y él también me abrazó.

-Sabes... - volvió a tomar mi rostro para mirarlo fijamente. -Hay chicos que se enamorarían de ti.

En sus ojos había un brillo que reflejaba mis labios. Se acercaba cada vez más, sentía su respiración cerca de mis labios.

- ¡Ya llegué! - Nos separamos al ver entrar a Mau. Él se nos quedó viendo con una ceja alzada. - ¿Todo está bien?

Asentimos después de darnos una mirada rápida.

-Yo iré a mi cuarto – habló Héctor.

-Yo empezaré hacer la comida.

- ¿Qué estaba pasando aquí?

Mau se cruzó de brazos y sonrió.

-Nada.

Me hacia la loca buscando las cosas para empezar hacer la comida y estuviera a tiempo para cuando las tripas nos rugan. Mau seguía mirándome con una sonrisa pícara.

- ¿Tú crees que te voy a creer?

- ¿Sí? - sonreí. -Está bien, estuvo a punto de besarme.

-Si no me dices no me doy cuenta. Ya sé, pero ¿por qué lo iba hacer? - dijo sarcásticamente.

-No lo sé - me encogí de hombros.

- ¿Qué les haces? - yo lo miré confusa. -Enamoras siempre a un chico de cualquier tiempo.

-No es mi culpa, aunque quiera seguir la regla. No enamorar y no enamorarse - suspiré.

-Parece ser buen tipo.

- ¿Y? Es de este tiempo, no puedo enamorarme. ¿O quieres que lo busque en nuestro tiempo? Ya que esté todo viejo.

Negaba varias veces con mi cabeza. Hasta que sentí de nuevo ese recuerdo cuando estaba cerca de mis labios.

-Si es que sigue vivo – argumentó.

En cuanto terminé la comida, me dispuse a servir. Ya deben estar hambrientos, a pesar de que Mau y yo nos despertamos a las 10:30, pero conociendo a mi mejor amigo, siempre tiene hambre. Los llamé para empezar a comer, en la comida sentía las miradas de Héctor hacia mí.

- ¿Qué les parece si vamos al diner por unas malteadas y salimos a divertirnos?

Asentimos.

Después de unos minutos, salimos a dirección al diner. Estaba muy cerca, no podrías perderte. En el camino nos topamos con unos compañeros de Héctor, cuando me presentaba siempre me abrazaba cruzando su brazo por detrás de mis hombros. Llegamos al diner como había sido el plan. Yo pedí una malteada de chocolate, igual que Héctor, mientras que Mau pidió un sabor menta.

Cuando terminamos, Héctor nos llevó a conocer la plaza central. Después a conocer a una iglesia cuyo nombre no recuerdo. Luego a ver la Casa de los Caramelos, así que terminamos por comprar muchos dulces.

Al caminar entre las calles, visualizamos un algodonero. Necesitaba un ayudante, Mau aceptó ese trabajo. Así que iniciaría a partir de mañana. Sin más que hacer, pasamos de nuevo por la plaza, pero ahora había mucha gente, nos acercamos y era un concurso de baile.

-Ven, vamos a mostrarles como bailamos.

Héctor me llevó al centro donde estaba toda la gente bailando, nos dieron el número 15. Poco a poco iban sacando parejas y nosotros no estábamos entre ellas.

-Solo quedan las parejas 8 y 15 – dijo el conductor.

-Vamos a ganar.

Héctor me dio varias vueltas y cuando paró me balanceo para atrás. Nos quedamos viendo y la otra pareja paró en seco al vernos. Todos aplaudieron.

-Beso, beso, beso - todos los expectantes gritaban.

Así que él se acercó cada más a mí que sentía su aliento muy cerca. 

CONTINUARÁ...

Editado: 19/10/21

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PROXIMAMENTE

LINEAS TEMPORALES

*Un cambio en el tiempo*

Segunda temporada.






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