XIV
- Por favor, toma el dinero. -
María me suplicaba para que entrara a la farmacia a pedir la pastilla del día siguiente. Estaba nerviosa, era la primera vez que yo pediría una pastilla como esas.
Asentí. Tomé el dinero, entré nerviosa. Cuando estaba frente a la caja, le sonríe y pedí a la encargada lo que solicitaba. Me sentí incómoda con la mirada que me dio. Fue a la parte de atrás para regresar con una pequeña caja, la pagué y salí.
- Te lo agradezco. -
María me abrazó en cuanto le extendí lo que había comprado.
- Me debes un favor, no puedo creer que tú me hicieras pasar una vergüenza.
Apunto a la farmacia, comienzo a caminar y ella me sigue el paso. La tarde tiene una pequeña brisa que te hace respirar un aire puro y fresco. Sin rumbo alguno, admiraba mis alrededores.
- Es que mi mamá conoce a la encargada de la farmacia y no quiero que le cuente a mi madre. -
- De acuerdo, pero me debes algo. - Le guiñé un ojo.
Paré en una tienda de ropa, admiraba un vestido para el verano. Era de color amarillo corto con escote barco y falda vuelo. Decidí entrar a la tienda para medírmelo, me quedó perfecto. María se posó a un lado de mí para verme mejor y asentir con aprobación.
Salimos de la tienda con el vestido ya comprado. Cuando estamos por cruzar la calle, sonreí y un pequeño recuerdo vino a mí. La plaza rodeada por gente caminando sin estar pegados al celular, los carros sonando el claxon para saludar a los pobladores que conocían. Los adolescentes paseando con sus amigos y parejas.
- ¿Caro? -
Giré mi cabeza para ver a una confundida María. Le sonreí, cruzamos la calle y en cuanto pisé la plaza, caminé para detenerme en la banca donde una vez me senté a conversar con Héctor.
- Sigue siendo muy visitada la plaza, ¿cierto? - asiente.
- ¿Cómo lo sabes? Creí que jamás habías viajado en avión. -
¡Rayos! Acabo de cometer un error. ¡Inventa algo pronto!
- Valentín me lo comentó anoche. -
Me posé en la banca, giré a mi lado derecho observando el espacio solo, recordando a Héctor con una sonrisa, pero se desvaneció cuando María se sentó a mi lado.
-¿Tú crees que sea la chica correcta para Mau? -
-Sí, lo eres. Está muy loco por ti. ¿Qué le diste? -
Ella se ríe y se queda en silencio como si estuviera recordando algo. Se gira hacía mí.
- No lo sé, pero yo también estoy loca por él. Como sé que mi primo lo está de ti. -
Desvié un poco mi mirada encontrándome con la mirada de Valentín que venía hacía nosotras con una sonrisa.
- Las estamos buscando, chicas. -
- Es que queríamos pasar tiempo juntas y conocernos mejor. - María se excusó.
- Hubieran avisado, no fue lindo despertar sin ti.
Me sonrojé como un tomate.
- Duerme con ella todas las noches, por mi no hay problema. -
- Solo que ella quiera, aún no somos novios.
Solo negaba con la cabeza y riéndome por lo bajo, ese chico como me hacia sonrojar, siempre tan coqueto, pero tierno.
- Espera, ¿acaso dijiste las estamos buscando?-
- Sí, Mau te busca. Él se quedó en casa por si volvían, se veía muy preocupado. -
- Tengo que irme, los veo después, chicos. -
Sin esperarse a una respuesta se fue tan rápido que casi choca con un par de personas.
Valentín me extiende una mano para levantarme, accedí para caminar tomados de la mano, no sabía que tramaba.
-Te quiero llevar a un lugar para decirle adiós y tener una nueva oportunidad.
Confundida lo seguí hasta llegar a una entrada de cementerio, entramos para caminar en silencio por respeto a los difuntos. Valentín se detuvo en una tumba, guíe mi mirada al nombre de la persona que descansaba ahí.
"Héctor Martí López.
06/02/1933 - 15/06/1974"
Se me formó un hueco en el pecho al saber quien estaba ahí. Observé a Valentín quien estaba como una estatua, solo viendo hacía un punto fijo. Recordé todo lo que vivimos juntos, en su casa, besos antes de dormir, concurso de baile, paseos. Su rostro enojado, sonriente y triste. Aun sabiendo que está a mi lado, me duele que le haya hecho mucho mal con mi rechazo.
- ¿Encontraron su cuerpo?-
Negó con la cabeza.
-Solo algunos cuerpos pudieron ser rescatados, mientras otros no. Unos se hundieron en el avión, se quedaron atrapados. Mientras otros con la explosión, salieron a flote, pero quemados. Ninguno fue identificado como Héctor.
- Lo siento mucho.
Toqué su hombro para acariciarlo en modo de consolación, sabía que le devastaba que su cuerpo no fue encontrado.
-Hoy vengo a decirle adiós, ¿para que visitar a un muerto que está vivo en otra persona y tiene una nueva oportunidad para vivir? Creo que las razones por las que he reencarnado es por que quedé hechizado por tus encantos, porque desde la primera vez que te vi quise hacerte mi esposa. Cada vez que te veía, sentía que te conocía de algún lado y quedaba más enamorado. Es por ello que no quiero alejarme de ti, porque te tengo frente a mí. -
No sabía que decir, solo me quedé impactada por sus palabras, estaba tan decidido vivir esta oportunidad para enamorarme como no pudo en sus vidas pasadas.
- Ahora estoy en tu tiempo, ahora tú estás en mi tiempo. Ambos podemos querernos sin temer que algo cambie. -
- Tienes ese toque de coqueto de Benjamín y Francisco, esas ganas de conquistarme de Héctor, y de llevarme al altar como ese príncipe. -
Reímos por mi comentario.
- Me inspiras para hacerlo y esta vez conseguir todos los objetivos que no pude conseguir en las otras ocasiones. -
- Al principio no quería nada con ningún chico porque tenía novio, pero creo que tener a esos cuatros hombres consiguiendo mi amor, no habrá un alto. -
- Lo entiendo, sé que me rechazaste muchas veces por no querer cambiar el tiempo y aún así lo hiciste, pero lo agradezco porque así no te tendría para mí ahora mismo. Ahora sí no te escapas de mí. -
Me sonrojé.
- Por supuesto, yo te daré la oportunidad, aunque vas ganando. -
Por unos segundos, observamos la tumba frente a nosotros. Caminamos hacía la salida, después de una despedida poco común.
Fuera del cementerio, me jaló del brazo para abrazarme y besarme a la vez. Me tomó por sorpresa, pero le correspondí. Un beso lleno de amor, alegría y emotividad. Nos separamos lentamente y nos miramos fijamente a los ojos.
- A mi abuelo le encantaría saber que eres tú. -
- ¿Por qué lo dices?-
- Tú fuiste una amistad muy sincera para él, fue muy duro que no asistieras a su boda con mi abuela Teresa. Si él supiera que estás aquí, sería muy feliz con esa noticia. -
- Es que va a ser muy loco explicarle que viajé en el tiempo por una maquina. No va a creer, Dante piensa que soy la nieta de su amiga. -
- Sí, lo sé. Pero mi abuelo siempre quiso verte por última vez. La noticia de que su mejor amiga de la juventud esta viva y es la misma Carolina que abrió la puerta cuando la buscaba...-
- ¿Tú eres mi amiga de la juventud? ¿Eres Carolina?-
Valentín giramos la cabeza para encontrarnos con Dante quien llevaba un ramo de flores y consigo una expresión de sorpresa.
CONTINUARÁ...
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