VIII
- ¿Qué ves? - me sobresaltó la voz de Valentín detrás de mí.
- Es una foto de la señora Hortensia. - descolgué la foto para mostrársela. - ¿No se te hace conocida? -
- Creo que...sí, la recuerdo en una vida pasada. - tomó en sus manos el retrato y comenzó a analizarla. - Oh, sí lo recuerdo. Era una de las mucamas de este hotel, yo era el dueño de ese hotel. Ella tendría unos 15 años, era muy joven. ¿Tú cómo sabes de ella? - me regresó la foto y yo la colgué.
- La ayudé para que fuera conmigo a la fiesta que hubo en tu hotel, cuando yo me hospedé, ella estaba tan enamorada de ti. Creí que al final estaría contigo, pero veo que no. - nos miramos.
- Yo sí quiero estar contigo. - bajé la mirada.
- Creo que es hora para irnos. - tomé las maletas.
Saqué el reloj de la maleta e hice que regresáramos a casa.
- ¿Dónde estamos? - preguntó Valentín.
- En la calle, debemos ir adentro. - avancé a la casa de Mau. Entramos a la cochera-taller para cambiarnos y regresar a la cena de Teresa.
- Vístete, vamos a regresar en unos minutos. - le ordené a Valentín.
- ¿Vamos a regresar ahora mismo? - lo miré y asentí.
- ¿Porqué te fuiste sin decirme nada? - me exalté por la voz de Mau en las escaleras que subían al interior de la casa.
- Me asustaste. Me fui por esto. - le mostré la cadenita. Él se acercó a tomarla y observarla.
- Espera, si esta es la cadenita del año 1953, en este momento Dante esta muerto. - Oh, no lo había pensado, me quedé asombrada y giré la cabeza para ver a Valentín quien había escuchado todo.
- O sea, ¿mi abuelo está muerto? - se acercó más nosotros. - Todo por que esta cadenita está aquí. - Mau y yo nos miramos sin saber que responder.
- Puedes ir conmigo y despedirte. Nadie te quitará el recuerdo de tu abuelo. - posé una mano sobre su hombro.
- Espera, si tu abuelo ya murió. ¿Cómo es que tú estás aquí? Deberías estar en España. - Mau habló.
- Creo que no le afecta, viajamos juntos. - lo miré, pero no le importaba eso, solo su abuelo. - Mira, tú abuelo debía morir en el accidente, no lo hago por egoísta. Así debió pasar, lo lamento mucho. ¿Quieres ir a despedirte de él? - asintió.
- ¿Van a viajar de nuevo a 1953? - preguntó Mau con una ceja alzada.
- Sí, es la fiesta de Teresa, me pidieron que fuera. Así que regresamos dos días antes de la fiesta. - me acerqué más a Mau. - Además, ya cumplí con mi objetivo. Solamente quiero ir a la fiesta y regresar de nuevo. Por un tiempo dejar los viajes a un lado. - asintió Mau.
- ¿Cómo le hicieron para encubrir su ausencia? - cuestionó Mau.
- Dije una pequeña mentira blanca, que una "tía" llegaría y quería que estuviéramos con ella. Antes de que regresáramos a México. - hice comillas en la palabra tía.
- Buena. - sacaba ropa cincuentera de mi maleta para vestirme.
- Si quieres acompañarnos, vístete. - le dije a Mau.
- Claro, voy. - me metí al baño para cambiarme y alistarme para la fiesta. Aprovechando me di una ducha.
Salí de la ducha, me vestí con un vestido rojo con bolitas blancas por todos el vestido, no quise recogerme el cabello, así lo dejé suelto. Me puse unos tacones negros. Salí del baño para ver que Mau y Valentín estaban listos.
- Oh, que guapos. - me acerqué a la maquina para modificar la fecha a 17 de abril del año 1953. Con la hora de 8 de la noche.
- Espera, ¿saben dónde vive Teresa? - cuestionó Mau.
- Yo sí, cuando Caro salió con Dante, Teresa fue a buscarlo a su casa y cuando iba a regresar a su casa, yo la acompañé. - asentí.
- Ya sabemos. ¿Están listos? - pregunté.
- Listo, lo que se dice listo. Nunca he sido, pero preparado sí. - mencionó Mau para empezar con a reírse solo.
- ¿Estás preparado? - se lo dije con cara de pocos amigos.
- Sí. - dijo un Mau muy sonriente. Valentín, me miró con cara de confusión.
- Chiste mexicano. - le respondí su pregunta mental.
Modifiqué lo último, tomé la cadenita que estaba a un lado de la maquina. No quería arriesgarla ahí. Nos tomamos de la mano, entramos en el túnel del tiempo y aparecimos en una noche tranquila en el año 1953.
- ¿Dónde estamos? - preguntó Valentín.
- En la plaza. ¿Dónde vive Teresa? - comenté.
- Oh, por aquí. Vamos. - caminamos por dos cuadras al sur de la plaza. Ahora estábamos frente a una casa de dos pisos de color durazno. - Es esta. - Valentín llamó a la puerta, abrió una señora de aproximadamente 50 años con un vestido negro.
- Buenas noches, ¿en qué los puedo ayudar? - cuestionó la señora.
- Somos amigos de Teresa, yo fui quien trajo a su hija la otra vez. - respondió Valentín.
- Ah, sí ya recordé. Entren, están en su casa. - nos dio paso para entrar a su casa. Estaba lleno de personas mayores y uno que otro joven.
- Gracias, señora. - agradecí y ella se retiró.
- Hola, chicos. Que bueno que si pudieron venir a la fiesta de mi futura nuera. - mencionó la señora Hortensia.
- Sí, hasta traemos un invitado que vino con nuestra tía de México. - le dije agarrando a Mau del brazo.
- Oh, ya veo. Soy la mamá de Dante. Mucho gusto...- la señora Hortensia le extendió una mano a Mau.
- Mauricio, también el gusto es mío. - apretó la mano de la señora Hortensia.
- De acuerdo, disfruten la fiesta. Ya reuniré a los invitados para la sorpresa de la noche. - nos guiñó.
- Espere, ¿usted antes trabajaba en un hotel en México? - cuestioné a la mamá de Dante.
- Sí, en 1910. Tenía 15 años, en ese trabajo conocí a mi esposo español. ¿Tú cómo sabes? -
- Estaba una foto en la pared de su pasillo. - me encogí de hombros.
- Sí, es cierto. Ahora que lo dices, me hiciste recordar cuando estaba enamorada del dueño, hasta una chica... - me visualizó por unos segundos. - Una chica parecida a ti trató de ayudarme para enamorarlo. Pero al final me casé con un hombre a mis 35 años, creí que jamás me casaría. 3 años después vino a nuestra vida Dante y ahora él se casará. - observaba a su hijo que estaba hablando con un señor.
- Se nota que está nervioso. - habló Valentín.
- Sí. Antes de irme, ¿tu abuela o mamá fue la muchacha que me ayudó? - giré mi cabeza para ver a Mau.
- Mamá, ya es hora. - Dante nos acaba de salvar.
- Claro. - la señora Hortensia se adentró en la cocina.
- Tranquilo, Dante. Todo estará bien. - Mau trataba de tranquilizarlo.
- Muy bien, es hora del pastel para la cumpleañera. - la mamá de Teresa salió con pequeño pastel con una vela en el medio. Teresa estaba con sus familiares, así que todos se acercaron.
- Sopla, Teresa. - dije detrás de ella.
- ¡Oh! Sí veniste y tú Valentín. Hasta el gran amigo Mau. - nos abrazó a los tres con mucha euforia.
Teresa se giró y sopló la vela, todos aplaudieron. Dante se puso detrás de ella sin que se diera cuenta.
- Teresa. - se giró a verlo. - Sé que somos muy jóvenes, pero estoy seguro de estar contigo toda mi vida. - Dante se hincó para sacar un anillo.
Para Valentín fue tan emotivo que me tomó la mano, lo miré, pero no dije nada. En ese momento visualicé a un Héctor que miraba a Valentín que estaba a mi lado.
- ¿Quieres casarte conmigo? - Dante hizo la pregunta esperada y Teresa asintió muy alegre. - ¡Nos vamos a casar! - gritó Dante eufórico. Todos se acercaron a felicitarlos.
- Caro, ¿podemos hablar? - Héctor se acercó a nosotros.
- Sí, dime. - nos distanciamos unos metros para poder hablar, afuera de la cocina para ser mas clara. - ¿Qué quieres decirme? - él se acercó para besarme. Me quedé estática, no supe que hacer.
CONTINUARÁ...
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