V
Apenas llegué a Valencia, decidí caminar hasta llegar al dinner, tenía esperanzas de que Dante estuviera ahí. Pero no sabía aun como iba a pedirle la cadenita. Necesitaba un plan para obtenerla y regresar justo antes de que amanezca.
Estabas a unos pasos del dinner, faltaban unos cuantos metros. Cuando estaba por fuera del dinner, divisé a Dante que estaba absorbiendo una malteada de fresa. Él estaba sin compañía, me resultaría más fácil. Así que entré al dinner lo más pronto posible. Estaba tan distraído que no notó mi presencia en el lugar.
- ¿Dante? - subió la mirada para saber quien era la persona que le hablaba.
- ¡Carolina! - me sobresaltó con el grito que pegó. Enseguida se levantó para abrazarme muy fuerte.
- ¿Cómo estás? - empecé la platica para calmar un poco las emociones.
- Muy bien, gracias. ¿Ustedes cómo han estado? -
- Excelente, en tres días es el cumpleaños de Teresa y le pediré que sea mi esposa. Espero que estés ahí. - no supe que responderle.
- Tal vez, solo vine a saludar. Creo que pronto regresaré a mi casa. - se denotó una tristeza en su mirada. - Esta bien, por ti me quedo. Pero nomas es el evento y me voy.
- De acuerdo. - sonrió alegremente. - ¿Quieres que te invite una malteada? - asentí y nos sentamos.
- Dante, debo pedirte un favor. - me observó.
- Claro, dime. - levantó la mano para que la mesera viniera hacer el pedido. - sabor...¿chocolate?
- Sí. - respondí a su pregunta y la camarera fue por ella. - Quería pedirte que si...- respiré profundo y exhalé.
- Oh, ahí viene Héctor. - observé a donde miraba Dante y se daba la figura de Héctor a punto de entrar al dinner. - Ha estado triste desde que te fuiste, deberías hablar con él. - observé de nuevo a Dante para que no se diera cuenta de que lo miraba a Héctor.
-Lo haré. - asintió, miró de nuevo la entrada y frunció el ceño. - ¿Qué ocurre? -
- ¿Carolina? - me quedé estática y observando a Dante al igual que éste a mí. No era la voz de Héctor...
- Valentín. - observé a mi derecha y levanté la mirada, ahí estaba, pero ¿cómo es que llegó? - ¿Qué haces aquí? - en ese momento contemplé a Dante con algo de miedo.
- Te seguí hasta... - lo interrumpí al abrir mis ojos como platos y negar muy levemente mi cabeza.
- Dante, ¿nos permites? Voy a hablar con él allá. - apunté una mesa vacía cerca de la entrada. Valentín puso una expresión de asombró al ver a su abuelo muy joven. Es raro ver a una persona joven cuando la conoces vieja.
- Claro. - frunció el ceño. Estaba confundido.
- Oh, que grosera. Valentín, él es Dante. Dante, él es Valentín, un amigo. - después de las presentaciones me llevé a Valentín a una mesa cerca de la entrada, pero no lo dejé que se sentara, quería que se fuera. - ¿Qué haces aquí?, ¿cómo lo hiciste? -
- ¿Veniste por la cadenita?, ¿por eso estás aquí?- evadí sus preguntas solo quería que me respondiera.
- ¿Cómo llegaste aquí?, ¿porqué me seguiste?, ¡¿no sabes que es peligroso?! - alcé la voz un poco y gané algunas miradas de los clientes.
- No me has respondido. - relajado cruzó los brazos y espero mi respuesta.
- Tú tampoco a mí. - me crucé de brazos. Así le hice la guerra de miradas para ver quien se rendía primero y respondía.
- ¿Caro? - observamos a esa persona que pronunció mi nombre. Se puso peor... - ¡Caro! - Héctor se colocó en el medio de Valentín y yo. Él me abrazó muy fuerte y yo le correspondí, pero en ese momento Valentín se agarró el pecho y comenzó a tener como un tipo ataque de asma. Solté a Héctor y fui a examinar a Valentín.
- ¿Estás bien? - él negaba con la cabeza y respiraba profundo para obtener aire.
- Iré por un doctor. - Héctor salió tan apresurado que no me dejó ni aceptar.
- Ya pasó, creo que me afecta estar cerca de mi mismo en una vida pasada. - sonrió de manera amigable.
- Debes irte, yo regresó en 4 días. - Dante se acercó con un vaso de agua y se la extendió a Valentín.
- ¿Ya te sientes mejor? - preguntó Dante a Valentín.
- Sí. Me siento mejor. - asentimos.
- Entonces, iré a buscar a Héctor para que no llame al doctor. - Dante iba a salir del dinner.
- No, quédate con Valentín. Yo voy con Héctor, me recomendaste que hablara con él, ¿no? - él asintió y yo salí del restaurante.
- ¿A dónde vas? - me detuve y giré sobre mis pies al escuchar a Valentín detrás de mí.
- Voy en busca de Héctor, necesito hablar con él. ¿Algún problema? - me crucé de brazos y él negó.
- Solo vuelve, por favor. Tenemos que irnos. -
- Eso lo hablaremos cuando vuelva, quédate aquí. - me alejé de él y fui a buscar a Héctor. Realmente no sabía por donde buscar, pero necesitaba encontrarlo antes que volviera al dinner.
- ¡Volviste! - enfrente de mi estaba Teresa con unos libros en su mano derecha.
- Claro, aquí estoy. - le di un fuerte abrazo lleno de amistad.
- En pocos días es mi cumple, para ser exacto en 3 días. - una sonrisa de oreja a oreja se dibujo en su rostro.
- Lo sé, Dante me mencionó e invitó. - sonreí.
- Claro, estas invitada. Además me confesó que me tiene una sorpresa. - yo sabía cual era, pero ella estaba llena de curiosidad.
- Gracias. Estaba buscando a Héctor. - observaba a mi alrededor por si lo veía en alguna parte. -¿Lo has visto? -
- Sí, pero no te diré hasta que tú me digas que si volviste para quedarte con él. -
- No, lo busco porque necesito hablar con él, Dante me lo pidió. - Teresa no estaba tan convencida por su rostro de incredibilidad.
- ¿Te gustó el beso que te dio cuando te fuiste? - abrí lo ojos como platos y traté de evadir esa pregunta.
- Hola, chicas. ¿Qué hacen aquí? - preguntó Héctor detrás de nosotros.
- Yo iba al diner y ella te buscaba. - respondió Teresa. - Me voy para que hablen. Adiós. - se fue corriendo y dejándome a solas con Héctor.
- ¿Para qué me buscabas? - sonrió de una manera dulce que yo copié su acto.
- Para que no buscaras al doctor, ya se sintió mejor. - él asintió.
- Que bueno. ¿Es tu novio? -
- ¿Valentín? Oh no, claro que no. Es un amigo. - comenzamos a caminar hasta el diner.
- De acuerdo, así que veniste para...-
- Para saber como estaban todos. - sonreí mientras caminaba.
- Oh, ¿Y Mauricio? - tomó mi mano mientras caminábamos.
- No pudo venir, por eso me acompaño Valentín. - me paré en seco. No podíamos llegar aun al diner, Valentín estaba ahí y podía sentirse mal de nuevo.
- ¿Qué ocurre? - él no soltaba mi mano, pero lo hice para sentarnos en una banca.
- Nada, solo quiero saber cómo estas, eso es todo. -
- No me gustó que te fueras, quiero que te quedes, ya no te vayas. - tomó mi mano de nuevo.
- Sabes que es imposible. -
- ¿Porqué es imposible? Voy hasta a México hablar con tus padres. - clavó sus ojos en los míos y se acercó más.
- No lo vas a entender, no puedo. Sé que en un futuro... tendrás a una buena esposa...- intenté zafarme de su agarre, pero no lo permitió. Solo me interrumpió.
- Sí, tú serás mi esposa. Quédate por favor y cásate conmigo. - me dejo sin palabras la declaración.
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