III
-Por culpa de la cadena que te di, tú estás vivo.- su cara se transformó a confusión.
-Caro, mi abuelo no sabe nada.- Valentín se acercó para decírmelo en voz baja.
-Tu abuela me la dio, no tú.- Dante captó nuestra atención. Comenzó a sonar mi celular, nos salvó la campana.
-Tengo que responder, es mi mamá.- antes de salir de la habitación Dante me paro.
-Espera, ¿ella es la hija de tu abuela?- solo mire a Valentín, sin responder salí de la habitación.
Inicio de llamada.
-Hola, mamá.- conteste lo más normal que podía.
-Hola, Carolina. ¿Dónde estás?- eso quería decir que llamó a la casa, parecía estar preocupada, pero agitada.
-Estoy con Mau, vistamos a unos amigos. ¿Qué ocurre?- era raro que llamarán su trabajo casi no los dejaba descansar.
-Estamos en casa y queríamos verte.- eso me alegró bastante, mis padres estaban en casa de nuevo.
-Voy para allá.-
-No, tu padre y yo solo venimos de manera rápida. Nos vamos por un año, mi amor.- ahora ya no estaba tan contenta. -Mi vida, no te pongas triste, volveremos con un gran reconocimientos por ser los mejores paleontólogos. Sé que es difícil, pero enviaremos dinero para ti, además trataremos de llamarme al menos 3 veces al mes.-
-Mamá. -interrumpí. -Te entiendo, los entiendo. Vayan sin cuidado, los extrañaré tanto. Por el dinero no te preocupes, conseguiré trabajo.- mamá suspiró con mucha tranquilidad.
-Gracias, hija. Estaremos primero en Australia y luego iremos a Rusia, por eso largo tiempo que nos iremos. Tenemos que irnos, nos vemos.-
-Nos vemos, mamá. Dile a papá que lo extraño y lo amo. Adiós.- sonreí con gran tristeza.
-Te amamos, adiós.- la llamada finalizó. Lagrimas cayeron por mis mejillas.
Fin de llamada.
-Caro, ¿estás bien?- negué llorando, Mau solo me abrazó muy fuerte.
-Mis padres se irán por un año. No los veré, estaban en casa y ya no pude despedirme de ellos.- sequé mis lagrimas.
-Tranquila, en la noche nos ponemos a ver películas en mi casa y hacemos pijamada. ¿Sí?- sabía como consolarme y mimarme.
-Sí, ¿puedo utilizarte como modelo de maquillaje?- sin poder decir que no, aceptó.
-Debemos entrar.- tomó mi mano y entramos a la habitación.
-¿Estás bien, Caro?- preguntó Valentín con cara de preocupación.
-Sí, solo un mal rato.- una sonrisa falsa se dibujó en mi rostro.
-¿Qué te parece si te invito a comer? Para que te animes.- no supe que responder, él sonreía esperando la respuesta de un sí.
-Claro, ella estará lista. Necesita despejarse.- habló Mau por mí. -Necesitas salir.- lo miré con ironía.
-Paso por ti a las 2, ¿ok?- yo asentí rendida.
-Nosotros venimos por una respuesta, pero ya lo obtuvimos. Muchas gracias, Dante.- él me sonrió.
-De nada, Mau me informó que tus abuelos murieron. Lamento no haber visto por mas tiempo a Carolina. Pero viéndote a ti, es como si estuviera viva.- me dolía mentirle, pero no había opción. Odiaba a este Dante, pero extrañaba al Dante de 1953, el gran amigo que hice.
-Gracias, nos tenemos que ir.- Dante asintió. Antes de salir m despedí de Valentín y le di una abrazo fuerte a Dante.
Salimos de la habitación, yo estaba pensativa mientras veía el camino. La radio estaba encendida, así que calmaba la tensión del silencio en el auto.
Ya sé por que Dante sigue vivo, por mi cadena que le di. ¿Cómo no precaví eso? Maldición, acabe con al vida de una persona por un efecto mariposa que ocasioné. A Héctor ya no puedo extrañarlo, está aquí conmigo de alguna manera. ¿Será buena idea si regreso a 1953 por la cadenita? Una mano pasaba por mis ojos haciendo que reaccionara, cuando me di cuenta estábamos frente a la cochera de mi casa.
-¿Qué tanto piensas?- preguntó curioso.
-En lo que no pude prevenir.- salí del auto tras decir esto. Entramos a la casa.
-No, es tu culpa. Además evitaste dos muertes.- me paré en seco en la sala y gire sobre mis pies.
-¿Cuáles muertes?- me crucé de brazos.
-Una de Dante en el avión, dos de Diego por su cáncer.- sin decir nada entré a la cocina.
-Sé que evité dos muertes, pero eso no quiere decir que extraño a Diego. Aunque creo que tienes razón.- me recargué en la barra y Mau vino hacía mí.
-Entonces, déjalo ir. Tienes a un chavo que se ve que le gustas y mucho. Aunque si da miedo por el parecido que tiene con Héctor.- comenzó a reír. Yo recordaba que en realidad su alma estaba aquí.
-Por que es él.- le di un sorbo a mi vaso con jugo de mango. Quise reír por la expresión de miedo que puso Mau.
-¿Cómo que es él?- salió en un susurro.
-Sí, al igual que el príncipe dispuesto a esposarme, el campesino llamado Benjamín, también ese gran caballero que nos ofreció hospedaje en su hotel y el cincuentero que nos dejó quedarnos en su casa. Él me lo confesó todo, al parecer tuvo una autoregresión que vio todas sus vidas y me vio en ellas.- me encogí de brazos.
-Wow, ¿no crees que es tanta casualidad?- lo miré confundida.
-¿A qué te refieres?- rodó los ojos.
-Es claro, da la casualidad que siempre apareces en sus vidas, lo conoces y convives con él enamorándolo de por medio. Ahora está aquí, y Diego no. Es el destino, dale la oportunidad, que tal si él es tu alma gemela. Tal vez Diego fue el amor de tu vida, pero Valentín es tu alma gemela.- yo negué rotundamente.
-No, iré a comer con él por una sola cosa.-
-¿Cuál?- cruzó sus brazos.
-Quiero saber más sobre Dante, ¿qué fue lo que pasó?- caminé hacía la sala de nuevo.
-O sea...¿qué no le darás la oportunidad?- lo miré con cara de pocos amigos.
-No estoy lista para tener una relación por ahora. Tengo que vestirme.- caminé a las escaleras.
-Si realmente no te interesara, no te fueras a arreglar.- él se sentó en el sillón y yo regresé al sillón que estaba cerca de la escaleras, tomé el cojín y se lo lancé a la cabeza. Por suerte si le dio. -¡Auch!- me reí y subí las escaleras.
Pasaron las horas, ya me encontraba en el restaurante Gran Señor, se calificaba por ser un restaurante elegante y casual. No fue mi idea sin duda, si no de Valentín. Que bueno que me puse un vestido de color azul claro con un corte largo antes de llegar a mis rodillas y cubría mis hombros. Él iba casual con un pantalón de vestir, una camisa de vestir blanca y un saco color negro como de su pantalón.
-¿Por cuánto tiempo piensan quedarse?- terminé el incomodo momento de silencio.
-Nos gusta venir a México, así que otras dos semanas.- al parecer venían muy seguido.
-¿Ya habían venido antes?- asintió y mi respuesta apareció.
-Sí, contratamos un detective privado para localizarte y ahora estamos aquí.- me sonríe de lado.
-¿Por qué no le dijiste nada a tu abuelo? Sobre que yo era Carolina.-
-No lo sé, quiero que sea a su tiempo. Realmente él quería encontrarte.- eso me sorprendió.
-¿Por qué?- alcé mi ceja.
-No lo sé, pero dice que algo relacionado con mi vida pasada, o sea Héctor.-
-¿Tú no lo recuerdas?- seguía atenta a lo que decía.
-Recuerdo algunas cosas, no todas. Lo peor fue ver mis muertes.- bajé la mirada y una duda surgió.
-¿Yo te gustaba? En tu vida como Héctor.- él solo sonrío, yo no supe que hacer solo miraba fijamente.
-Sí, por eso te besé antes de que te fueras. Realmente no quería que te apartaras de mi lado, por eso como Valentín ya no te dejaré ir. Cuando apareciste en esa puerta y te vi a lo lejos fue increíble, yo también estaba interesado en tu búsqueda.- sonreí levemente, eso me había impresionado. Sus ojos buscaban los míos tenían cierto brillo familiar cuando me miraba.
-Pero tuviste familia, por algo naciste tú, ¿no?- realmente lo agarré en curva, su mirada tenía un a expresión de tristeza.
- A pesar de que me haya casado jamás me olvidé de ti, siempre estuviste presente. Yo realmente no me casé por amor, mis padres tenían ese acuerdo con la familia de la mujer con la que me casé.- no sabía si creerle, pero se escuchaba tan sincero, él tomo mi mano que estaba sobre la mesa y lo que me confesó fue impresionante. -Me arrepiento no haberte buscado antes, pero si no me casaba, no nacería Valentín, él esta en tu tiempo y ahora puede enamorarte. Por que como Valentín no dudo en que puedo llevarte al altar.- sí, mucho para mí.
CONTINUARÁ...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro