Capítulo 34
Fueron cuatro. Retumbaron en mis oídos, y la desesperación aumentaba en mi a cada segundo. Quise salir del edificio, pero mamá me sostuvo, en caso de que alguna bala perdida me alcanzara.
—Es mi culpa, le hubiera dicho que entrara conmigo —comienzo a sollozar, y ella me abraza de manera fuerte, negando con la cabeza.
—Voy a llamar a la policía, quédate aquí, y no salgas. No te pongas así, porque no sabemos si lo han alcanzado.
Ella corre escaleras arriba y yo intento tranquilizarme. Me siento en el suelo y abrazo mis rodillas. Me repito que su coche es mucho más rápido, que no sé si ellos pudieron darle, y que no me sirve de nada estar así. Tengo que permanecer fuerte, y prepararme para cualquier cosa que se venga. Y eso incluye enfrentar a su madre.
—Fueron a buscarlos. Un coche vendrá a buscarnos. —Ella pasa la mano por mi mejilla—Van a hacernos preguntas, Thomas es una persona conocida, así que estate preparada para eso. Ahora, si no quieres hablar o algo te incomoda, simplemente no lo haces.
Escuchamos una sirena y al coche deteniéndose en nuestra puerta. Las dos salimos y el oficial nos abre la puerta para que subamos. Y así lo hacemos.
No sé bien lo que está pasando. Todo sucedió demasiado rápido. Siento como si desde estar dentro del coche, tan feliz por hablar de nuevo con él, pasé a toda la horrible situación. Y no puedo parar de preguntarme que demonios sucederá ahí, donde sea que esté mi rubio.
—Mi nombre es John. —Se presenta—. ¿Usted es la madre? Le pido permiso para hacerle preguntas a la menor. —Mi madre asiente— ¿Hubo alguna especie de discusión?
Logro escuchar la voz del oficial, mientras nos dirigimos al centro policial. Es lejana, tengo que concentrarme para saber que decir. Él tendrá unos cuarenta, tiene la piel de color y su perfume de hombre es demasiado fuerte. Mamá me mira, esperando por mí respuesta, y lo único que puedo hacer es negar.
Termino asintiendo despacio, porque no sé que responder.
—Ellos no lo querían aquí.
La mano de mi madre me toma y me reconforta.
Al rato, enciende la sirena para que nos dejen pasar, ya que el tráfico, como siempre, es terrible. Vamos mucho más rápido, y la radio comienza a hacer un sonido, así que él habla y dice:—Entendido, vamos para allá.
Me incorporo un poco en el asiento y espero casi pegada que nos diga que pudo saber. Él suspira, mientras gira en la esquina y vuelve a hablar:—Una bala le hirió el hombro, ya están yendo al hospital.
Las lágrimas me impiden ver con claridad, así que me las seco con fuerza. Susan me rodea con su brazo los hombros, al mismo tiempo que bajamos del coche y nos dirigimos hacia donde nos guía. El lugar es gigante. Muchos corren de un lado al otro, llevando papeles, siendo perseguidos por personas igual de preocupadas que nosotras dos. John sigue caminando con prisa y sé que este caso quizás sea uno de lo más importantes que le ha tocado este año. Los tres entramos a la oficina, y cierra la puerta, mientras de dirige a un mueble con muchos cajones y rebusca vaya a saber que.
—¿Sabes el nombre de los implicados? Eso nos ayudaría mucho.
Abro la boca pero en realidad no recuerdo el apellido de Patt. Creo que mi mente ha borrado gran parte de las cosas por el susto que tengo en este momento. La radio vuelve a sonar y él levanta su dedo, pidiendo permiso para retirarse.
—Cariño, no te preocupes, está bien, es solo su hombro. —Mamá me vuelve a abrazar y no puedo evitar llorar. No me doy cuenta que en realidad tengo miedo hasta que sus brazos me rodean, y me siento un poco más segura.
La puerta se abre de forma brusca, y el oficial entra de nuevo y me mira, a ver si ya tengo la respuesta.
—Lo siento, solo puedo confirmar que su nombre es Patt.
Lo veo negar con la cabeza y está preocupado. Rasca su cabeza pelada y suelta un suspiro al cielo. Habla después de todo eso:—Escaparon. Se perdieron, y por desgracia lo único que pudimos encontrar fue a Thomas. —Cierro los ojos negando con la cabeza, porque me siento completamente impotente—. De todas formas, esto no de pasará por alto y estaremos al pendiente de él, y cualquier persona que atente con su vida. Creo que debería llevarlas al hospital, quizás quieran saber bien en qué estado se encuentra.
Asiento de forma veloz y eso hacemos. Nos dirigimos hasta ahí. Lo que más me extraña es que ninguno de sus padres o familiares estén aquí. El oficial ya se ha ido, por lo tanto nos dirigimos a la recepción.
—Disculpe, queremos saber sobre el paradero de... —Le susurro a mamá el apellido y ella prosigue—, Thomas Foster.
—Él acaba de ingresar. Tienen que esperar en el piso dos. El doctor les informará cómo de encuentra.
Susan agradece a la chica y ambas vamos hasta ahí. No veo a nadie conocido, a excepción del castaño que esa vez manejaba su coche negro y también creo haberlo visto en la cafetería. Debe ser Julián. Me sorprende el ver que tan solo notar mi presencia, viene hacia mi. Su ceño está fruncido. Es alto, al igual que Thom.
—Peyton.
—¿Julián? —pregunto, con la voz más baja de lo normal.
—Sí. —Él da un asentimiento hacia mamá—¿Cómo te enteraste?
—Bueno, hum, yo me encontraba con él cuando pasó. Fue demasiado rápido... —Los dos caminamos hacia los asientos y Susan nos sigue, pero termina alejandose para hablar con mi abuela por teléfono
—Entonces lo hizo —asiente con satisfacción, como sabiendo que iría a hablarme—. ¿Son los matones de antes?
—Sí, creo que ni siquiera lo tenían pensado, solo pasaron por ahí y actuaron. Le dije que acelerara, y yo bajé, porque en ese momento creí que sería mucho peor si me seguía. No sé que debía hacer. En realidad no sé que es correcto para esos momentos, simplemente entras en pánico y actúas.
—Estuvo bien, no te preocupes. Él sabe a lo que se enfrenta, no es un niño. —Me dedica una media sonrisa y agrega:—Foster es obstinado cuando se lo propone, y creo que tanto que me perturbó el cerebro hablándome de ti que no va a rendirse fácil. —Da un silbido y ríe en voz baja—. Ese sujeto está obsesionado por ti, y creo que ya lo has visto. No suele ser así, de hecho, yo intente presentarle varias amigas, pero siempre había algo que no lo gustaba. Que era muy chillona, que era muy fácil, que no quería nada por ahora. Ja, y si tan solo lo hubieras escuchado desde la primera vez que habló de la morocha de rizos, daba miedo, hasta parecía acosador por lo que contaba.
Me río y asiento.
>>Conozco a mi amigo, y sé que es un buen tipo. Y quizás no te sientas segura, por toda la vaina que nos da cuando las cosas avanzan de esta manera. Asusta, si, porque yo estoy en la misma con una rubia preciosa, a la cual no puedo invitar sin analizar cada estúpida palabra. —Julián gira su cabeza hacia mi, y me mira—. Pero ahora que puedo hablarles a los dos, solo digo que no vale la pena pensar tanto, después de todo, siempre se puede retroceder. Si no funciona, al menos lo intentaron.
Asiento y me encuentro de acuerdo con el chico de al lado, así que digo:—¿Crees que las cosas serán más fáciles desde ahora? La escuela quedó en la historia después de todo, la universidad es una nueva etapa según dicen...
Niega, y chasquea la lengua. Abre la boca para decir algo, pero se detiene. Toma su celular y escribe algo que me pasa para que lea.
Su madre es una de los mayores obstáculos ahora. No quiero ser mala onda, pero no es agradable, y ya sé lo que piensa con respecto a esto.
Me quedo pensando en lo que dijo. Una pequeña parte de mí interior se removió al saber que él le habló de mí. Muerdo mi labio inferior y jugueteo con mis manos. Aquello fue tan revelador que no puedo sentir e emocionada por lo que continuará.
Julián teclea en su celular, y creo que se ha puesto a jugar videojuegos para pasar el tiempo más rápido. Muevo la cabeza y veo una mujer a su costado, creo que me estuvo viendo todo este tiempo, pero voltea hacia otro lado apenas la miro. Tiene el cabello castaño igual que Julián, sus labios pintados con labial oscuro y sombra en los ojos. Su blusa es elegante, y finge chequear su teléfono de última generación. Debe ser la madre del chico.
Al rato, una ráfaga de perfume invade toda la sala de espera. Una mujer rubia, con labios rojos y cabello lacio en perfecto estado, camina haciendo ruido con sus tacones. La que estaba sentada al lado de Julián se levanta y la abraza, ambas se dan dos besos, sin siquiera tocar sus mejillas. De repente me siento una completa pordiosera, para colmo, los borceguis que me puse hoy están un poco sucios, y mi cabello revuelto es lo peor.
Mi madre sigue con mi abuela, y me hace señas de que no para de hablarle.
—Es terrible, si, no puedo creerlo, querida —Le dice la castaña.
—Esto le demuestra que cada palabra salida de mi boca es cierta. Esa muchacha miserable no echará a perder su vida.
Veo a su amiga hacerle señas de que estoy aquí. Mi boca se entreabre. No puedo creerlo. Su mirada viene hacia mi y me mira con tanto asco y desagrado que me siento sucia, inferior. Soy basura para ella, no soy más que una miserable negra que arruinara la vida de su hijo. Y es así, como por primera vez, siento que una mirada me lastima demasiado como para irme de ahí. Duele mucho el desprecio. No soy fuerte como dije hace unas horas. No soy una persona que pasa de los demás. Y lo más triste de eso es que no lo sé hasta ese preciso momento.
Salgo de la sala porque no puedo soportarlo.
...
Esta dedicación va para claruski1. Muchísimas gracias por tu apoyo, y también por hacerme reír con tus comentarios jajaja. ♥️
No se pudo notar quizás en este capítulo, pero tuve que corregir algunos, ya que le pifie en el clima. La ciudad de Nueva York, para el término de clases está en verano, así que bueno, de acá en más abandonamos la nieve por el calor. Perdón por el error, espero sepan comprender ♥️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro