Capítulo 21
Nos despedimos casi de manera fría. Esta tarde, intenté con todas mis fuerzas respetar lo que ella había pedido. Ser amigos. Creí que podríamos llegar, en serio lo creía. Sin embargo, con cada día que pasa, las cosas parecen estar más lejanas. No por nosotros. Yo sé que ella siente lo mismo, estoy seguro.
Lo que nos aleja son las malditas circunstancias.
O quizás sea el miedo.
Mi madre está emocionada, al igual que papá. Dicen que todo progresa, que pronto volveremos a casa. Es solo cuestión de tiempo para volver a las manzanas del otro lado. Esas en donde la gente vela por el qué dirán, por cambiar el coche, y por obtener ascensos. No digo que no extrañe. Solamente que ahora veo las cosas diferente.
Me gusta Peyton, me gusta demasiado. La quiero. ¿Por qué no puede ser todo más fácil?
Al llegar a casa, ninguno de mis padres se encuentra ahí. Me limito a recostarme en el sofá, mientras dejo sonar canciones aleatorias en mi celular. Una tras otra pasa, hasta que llego a una que me hace poner en la piel por completo.
Maldigo el sentirme así, pero no puedo evitarlo. La simple desesperación de no saber porque decide ciertas cosas me carcome lento, y no me deja pensar en otra cosa. Mientras escucho esa letra, no puedo más que pensar en cada frase, y sentirme identificado.
Porque siento que cada vez que lo intento, ella no responde.
En caso de que llegara a hacerlo, me deja en la misma frase que no quisiera escuchar: "Sólo amigos"
...
Me despierto con la puerta abriéndose. Me quedé dormido con esa canción resonando en mi subconsciente. Tengo el cuerpo frío. Mis padres entran con sonrisas en el rostro. Alzo la mirada y papá suspira aliviado, quitándose la bufanda. Su nariz vuelve a verse roja.
Sé lo que van a decir. Mitad de mi se alegra, mitad se queda con un suspiro tan melancólico, que siento el eco por todo mi cuerpo.
—Volvemos a casa.
Siento los brazos de Holly rodearme con intensidad, y le respondo de la misma manera. Mi padre se une y escucho un sollozo de felicidad. Me alegro de ver a mi familia bien. Sé que todo ha vuelto a la normalidad. Un cúmulo de sensaciones raras me remueven el estómago.
Solo un mes y ya tengo muchos recuerdos de este lugar.
—Los atraparon y el juicio será mañana temprano. ¡Ya podremos volver a casa!
Los dos están eufóricos. Me cuentan todo con gran entusiasmo, esperando a que reaccione igual. Claro que lo hago, porque sé que es lo mejor. Aún así, no puedo sentirme pleno por completo. Sigo estando dividido.
—Me alegro demasiado, esto era solo temporal —digo, con la voz animada.
—Nos iremos el domingo. Debemos empacar las cosas. —Mi madre habla demasiado rápido, mientras comienza a sacar las cajas de la anterior mudanza—. Pasamos por el instituto, y avisamos que volverías el lunes. Sé que es difícil...
—No, está bien. Me parece perfecto.
A la mente me viene lo bien que la pasamos en las clases. Lo idiota que me veía bailando, y como se reían. Recuerdo sus rizos moverse, y como cerraba los ojos cuando le gustaba cierto paso. Sonrío.
Mis padres se pierden en su mundo de labores. Por mi parte, voy hasta mi habitación y comienzo a guardar todo con lentitud. Rodolfo me mira, mientras mueve su minúscula nariz. Él es el único que no se entera de nada.
Doblo las pocas prendas que tenía fuera de las cajas, y comienzo a sacar mis dibujos del corcho en la pared. Veo el suyo, aún en blanco y negro.
Y entonces, pongo un buen tema de jazz.
...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro