Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

Al entrar a casa, mi cuerpo comienza a derretirse de toda la congelación exterior. Supongo que el invierno no es mi estación favorita del año. Más que nada porque mi cara se pone pálida, y la nariz me sobresale por el color del Reno Adolfo, o como sea que se llame.

Madre se encuentra picando unas verduras y papá tendría que volver como para las ocho.

Dejo la mochila en una de las sillas y rodeo a Holly por los hombros, a lo que ella responde con una sonrisa.

—¿Cómo estás, Thom? ¿Fue bien el día?

Apoyo mi cabeza sobre la parte trasera de la suya y asiento, para luego responder:—No podría haber ido mejor.

Y es cuando la rubia voltea a verme con una ceja erguida, y sé que no puedo ser más obvio.

—Nada, espero poder decírtelo luego.

Ella voltea y pone sus brazos en jarras. Me rio y prefiero subir las escaleras ante de que comience con las preguntas que no tengo muchas ganas de responder, y en realidad quisiera que eso luego no interfiera. Creo que conozco demasiado a mi madre.

Entro a mi tan reciente habitación, y pateo una caja que aún no está desembalada. Al ver mis pinturas más recientes, me siento un poco más como si estuviera en mi verdadera casa. Algo así como si fueran un pequeño trago de whisky, un tranquilizante.

Luego de encender la estufa, tomo mi teléfono y agendo a la chica de los rizos, para mandarle un mensaje, y después de unos minutos, tener una conversación demasiado fugaz, pero con resultados bastante reconfortantes. Ah claro, creo que no hace falta fingir. Creo que no hace falta decir que considero a esa mujer demasiado atractiva. ¿Que soy superficial? Puede, quizás. Pero al menos pude sacar un poco más de toda la cosa.

Ella en serio me es muy interesante. Yo nunca miento.

Y me pregunto si soy más del grupo "sí, creo que me gustas y te lo demuestro con solo mirarte", o al menos puedo soportar un tiempo disimulando que me encanta su cabello y la forma almendrada que tienen sus ojos. Esa chica sabe moverse. Es un conjunto de cualidades exóticas que en serio me llaman a ser un poco pesado, hasta obtener su atención.

Ya, paro de pensar. Parezco una fémina.

Me paso la hora en internet, con mi erizo Rodolfo caminando por toda la cama, hasta que la comida está lista. Papá llega con cansancio y la nariz roja, cargando una bolsa del supermercado.

—Siento que corrí una maratón —dice, mientras me da dos palmadas en la espalda, a modo de saludo.

—Lávate la manos, Thomas pon la mesa.

Veo la mirada de George clavarse en la espalda de Holly y se nota cuánto le duele. A mi madre no le importa ser cruel, o quizás no se da cuenta cuanto lastiman algunas actitudes y palabras.

La cocina vuelve a quedarse en silencio y todo continúa hasta que los platos están en la mesa. Las letras de mi sopa flotan con lentitud, y ya se me ha quitado el hambre. Es como si los sonidos fueran irritantes y todo se volviera una bruma molesta a mi alrededor. Mamá enciende la televisión y no puedo evitar rascarme la nuca.

—¿Cómo fue tu día? —pregunta George, viéndome con ojos cansados.

—Muy bien, creo que podré superarlo.

—Eso es excelente, hijo, me dejas más tranquilo. Me preocupa demasiado tu seguridad.

Hago un ademán con la mano, para restarle importancia, y el suspiro de Holly me interrumpe.

—Si te importara un poco, no lo habrías traído a este asqueroso lugar.

Cierro los ojos y apreto los puños, porque sé que estamos comenzando de nuevo. Como cada día, hace ya casi tres meses.

—Sabes que no había opción, deja de volver a lo mismo.

—¿No la había? Si no hubieras confiado en esos sujetos, las cosas nunca hubieran siquiera ocurrido. ¡Mira lo que nos has hecho, George!

Volteo hacia ella y no puedo evitar mirarla con intensidad, mientras que él no ha levantado la mirada de su plato. El agotamiento le gana esta noche.

—¿Cómo iba a saberlo? ¿Tú lo sabías acaso? Eran sus amigos, por dios, deja de echarle la culpa por un maldito momento.

—Yo no estaba encargada de eso. No se pueden tomar malas decisiones, no como estas.

Me levanto de la mesa porque no puedo seguir soportando está conversación. Se repite casi todos los días y ya no tiene sentido. Es como correr en círculos y esperar llegar a destino. Holly está de todo menos apoyando a la familia en momentos difíciles. George también se levanta, y no dice nada, yéndose a la habitación.

—Las cosas no son fáciles para nadie. Y aunque no lo creas, eres la menos afectada en todo esto. ¿Puedes siquiera bajar un poco de la cima, mamá? Él está intentándolo, por nosotros.

...

No me doy cuenta que ya es de mañana y que ha comenzado a nevar. Pero noto como Rodolfo se ha acurrucado en su pequeño nido de paja. Por ende, salir de la cama me cuesta más de lo habitual, aunque dejó de esforzarme cuando recuerdo que es sábado. Algo así como que mi mente procesa demasiada información para la temprana hora de fin de semana.

Me quedo unos diez minutos mirando el techo, y siento mi celular vibrar debajo de la almohada.

"Cómo van las cosas, broh?"

Mis manos se congelan un poco al salir del cobertor, y sé que mi madre apagó la estufa cuando dormía. Debería dormir profundo, porque sino hubiera discutido sobre su molesta psicopatía de que voy a morir por alguna perdida de gas.

"Ah bien, pensé que iría peor."

Seguía sin convencerme la idea de sufrir acoso por parte de esos matones, pero no quería vivir quejándome. Después de todo, mis padres ya tenían demasiados problemas, y Julián saldría con que debía golpearlos. Bueno, para aclarar, tampoco es como si pensara quedarme quieto como un idiota si las cosas se pusieran feas, pero cuanto más pudiera evitar dichas confrontaciones mejor. Ser un poco nerd me volvió algo gallina, lo admito.

"No me hagas ir a buscarlos, Thom, no seas un marica."

Su mensaje es tan predecible, así como mi próxima respuesta:

"Intento proteger mi vida de sus brazos gigantes, idiota. No es como si vinieran de a uno. En fin, no te preocupes, aprenderé a pasarlo."

Éramos amigos desde la primaria. Julián era un sujeto popular, bueno en los deportes. Yo siempre fui algo así como su acompañante. No sé, nunca supe ponerme título, por así decirlo. Iba a sus fiestas, y me invitaban a las otras, pero yo nunca daba una. Ni siquiera me quedaba hasta pasadas la una. Nunca fui bueno para esas cosas. El alcohol no es mi debilidad, y para ser sincero, prefería quedarme tranquilo en casa. Él insistía y yo lo acompañaba. Julián no se llevaba demasiado bien con los otros chicos del equipo, así que éramos solo nosotros dos con mi prima.

Extraño un poco todo eso.

"Quizás vaya para allá en unas horas."

Mis ojos se abren un poco más de lo normal y pienso como contarle lo de Peyton sin que termine pensando cualquier cosa.

Idiota, ¿por qué debería decirle?

"Tengo planes, mejor mañana."

Mi madre entra a la habitación, y se dirige hacia la pecera de Rodolfo, para darle de comer.

—¿Podrías tocar, no? —cuestiono, mirándola.

—No empieces, Thom, ya son las tres de la tarde.

—¿Qué? ¿Cómo que las tres?

En todo este tiempo no había mirado la hora,  así que termino comprobando que definitivamente, dormí demasiadas horas. No tardó mucho en levantarme y correr a encender la estufa, para luego dar zancadas hasta el baño. Mis pies están congelados.

—Yo ya comí, tienes la comida en la olla. Me iré a casa de la abuela. No salgas sin abrigo. —Me quedo un segundo escuchándola y siento mi celular vibrar en el bolsillo de la pijama azul—. Cuídate, adiós.

—Adiós.

Abro el WhatsApp de Julián, mientras me saco la ropa para meterme a la ducha.

"Visitar a un amigo un domingo es de viejo amargado, pero allí estaré. Salúdame a tus padres."

...

Dos horas más tarde, me encuentro caminando por la calle de Peyton. Según el GPS del teléfono estoy yendo bien, aunque al ver algunos rostros poco confiables, termino guardandolo en mi bolsillo, así como poniéndome la capucha, para evitar de que me sigan viendo tanto. Si bien en el barrio donde nos hemos mudado también predomina la gente de color, aquí las cosas parecen un poco más turbias. Y yo no paso muy desapercibido por la zona.

Una vez llego al edificio que me ha dicho, subo las escaleras y toco la puerta.

Escucho un ladrido potente desde adentro, y ruego que ese perro no me coma.

...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro