Safe In Your Arms
Y en sus sueños, el esta en el extremo del abismo tomado de la mano junto al hombre de ojos bicolor que refleja el sol en todo su esplendor y el fuego del infierno.
Mundo paralelo 2: Actualidad
Por las siguientes tres semanas estuvo prácticamente prisionero. No había problema porque era tratado bien, recibía algunas visitas de personas importantes pero no le daban mayores noticias de lo que sucedía fuera.
A Seijuuro lo había visto poco, y tenía a Aomine y a Kagami a su resguardo como fieles guerreros, mas decidió no hablar demasiado con ellos. A pesar de que prácticamente los conocía, se sentía algo incómodo. Eran buenas personas no lo negaba, pero no quería extrañarlos y tener que compararlos en cuanto volviera.
Entonces fue que comenzó a suceder, primero era despertarse por las madrugadas, solo eso, se despertaba.
Un día después, justamente en cuanto abrió los ojos, sintió frío, un frío que le calaba a los huesos, jalo mantas e intento hacerse bolita en la grande cama pero ni así bajaba, por lo que tuvo; aun con vergüenza, quejarse para que arreglaran el problema.
No supieron que hacer puesto que el clima del lugar estaba relacionado con las rocas que los rodeaban, se suponía que estas no eran ni frías ni calientes por estar debajo de la tierra. Así que en eso quedo.
Entonces otra noche lo escucho muy tenue. No quiso realmente darle un significado, puesto que el murmullo solo había dicho. "El solo era un medio"
Había tenido algo de miedo que decidió no dormir por el resto de la noche. Por supuesto que sus pésimas formas de dormir fueron notorias con el paso del tiempo, por lo que a la semana y media de ello y aun sin poder subir a la superficie su aspecto ya no era el jovial de antes.
—No hay nada mal en tu sangre, tu actividad cerebral es normal, no has tenido fiebre o dolor— le dijo Midorima mientras lo revisaba —Necesitas salir al exterior—
Kouki se sentía exhausto, con ojeras y algo pálido, mas vio la mirada inquisitiva que ponía el pelirrojo al médico.
—Las cosas no están del todo bien allá arriba— le dijo el pelirrojo
—Si al menos lo supiera, me sentiría más seguro— le respondió
—Bien— les dijo Midorima —Solo intenta no estresarlo—
—¡Espere Midorima-san! ¿Cómo está el?— le dijo refiriéndose a su otro yo
—Mucho mejor, aunque hemos decidido despertarle hasta que sea seguro que su embarazo no estará en riesgo, para ese momento esperamos tener listo el transporte a tu mundo, ya que no es algo fácil de lograr—
Con ello por alguna razón se sintió aliviado, pero a su vez aturdido. ¿Qué sería lo que tendría que ver al volver? ¿Tenía una razón verdadera por la cual luchar al llegar ahí? ¿No se sentiría miserable por el rechazo, el dolor y la pena?
Ni siquiera sus padres le buscaban.
En cuanto el peli verde se marchó, Seijuuro no dudo en ponerle al corriente de los hechos.
Habían estado vigilando el movimiento de las estatuas o lo que sea que fueran por algún tiempo, habían enviado a unos guerreros armados con cámaras de vigilancia, así que vieron en vivo como eran destrozados de la peor manera. Las "cosas" al salir del agua corrosiva volvían a la normalidad, parecían ser guiadas por una fuerza oscura que no lograban entender.
Los estruendos en las placas tectónicas que llegaban hasta el reino eran causadas por los movimientos coordinados de bombas poderosas de los aliados en un afán de impedir llegaran a las zonas habitadas.
—Las destruimos pero aún hay muchas que vuelven, son guiadas hacia algo poderoso dentro del reino ¿No puedes imaginas el que?—
—¿Vienen por mí?— dijo algo nervioso
—La hipótesis de Shintaro es que; al tú venir de otro plano pero siendo la misma marca genética, tienes un poder codiciado, no solo el conocimiento implícito en tu mente de tu mundo, tu adn, tu salud, todo le es de interés a quien sea que mueva los hilos de lo que nos ataca—
— ¿Es por eso que estoy aquí abajo? Entonces, esa voz que he escuchado ¿Qué es?—
— ¿Has escuchado una voz?— le pregunto el pelirrojo
Entonces fue turno del castaño de contar lo que le estaba sucediendo, la falta de sueño, el cansancio, los murmullos.
—He despertado sudando, cansado, como si hubiera caminado por mucho tiempo, tanto que me duelen los pies—
Ambos se despidieron luego de la charla, Seijuuro prometió llevarlo a un lugar seguro para que se diera un baño de sol, además de que sería bueno que sus súbditos le vieran, aunque tuvieran que cambiar el tamaño de la barriga.
Kouki se tocó en automático, acariciándose el vientre con ternura y Seijuuro frunció el ceño ante eso, mas no se atrevió a decirle nada.
Era entonces de nuevo una noche muy fría en la habitación, justamente esta noche se siente muy cansado, no sabe por qué, pero decide ya no reparar en ello. Cierra los ojos dispuesto a dormir cuando escucha un murmullo en la puerta, decide levantarse y ve que aún tenía la barriga puesta ¿Qué extraño? Piensa; pues jura recordar haberla quitado.
Abre la puerta y no ve a nadie custodiándola lo cual le parece raro, entonces decide caminar y lo hace, pero camina y camina viendo los grandes borbotones de humo blanco que salen de su boca debido al frío sin saber del todo a donde se dirige, hasta que por fin, llego a la enorme puerta que da más profundo en la tierra, se supone que debería estar rodeado de guardias pero no hay nadie.
Nunca le gustó mucho ese lugar, por lo cual toma la poca valentía que le quedaba y aprieta el paso, hasta que; cuando se encuentra a la mitad de las escaleras, empiezo a escuchar un tintineo que recuerda escuchar desde el primer día que llego pero que sabe nadie más escucha. Se voltea instintivamente al inicio de las escaleras, pero no vuelve, algo le impulsa a seguir y ahí está, una figura de casi de su misma altura, con una forma acartonada y ensombrecida que solo está ahí, aparentemente mirándole.
— ¿Hola?— le grita para llamar su atención, pero solo está ahí, mirando sin decir nada.
Una vez más escucha el sonido y ve que de hecho es la figura en la oscuridad que golpea algo metálico contras unos barrotes.
—Al fin has llegado a mi— escucha la voz en caso un murmullo
Kouki vacila, pero aun así sigue bajando hasta tocar un interruptor en la pared, no lo enciendo, no puede y no abe porque.
—Te he estado esperando— le dice la voz —Pensé que nunca volvería a verte—
—Eso es... es...— le dice
—Imposible, lo sé— vuelve a responder —Pero te visto, desde siempre, desde que supe mi lugar aquí—
Kouki da un par de pasos en dirección a la voz y sin querer pierde el equilibrio, de pronto la puerta de la celda se escucha ser abierta y es tomado entre los brazos cálidos del extraño.
—Supe que vendrías aun antes de que Kouki cayera enfermo, lo vi. Lo vaticine pero nadie me creyó—
Kouki se tensa y cierra los ojos con fuerza debido a la luz que de pronto lastima sus ojos, sabe quién le sostiene y se llena de temor.
—Akashi-san piensa que has sido el culpable de todo lo que está sucediendo, por eso es que no te dejan salir de aquí— le dice aun entre sus brazos
—Ciertamente fue parte mi culpa, pero yo no quería que el Kouki de aquí terminará así—
Kouki es soltado y al separarse puede ver a un hombre idéntico a los dos Seijuuro que conoce, le recuerda al "Emperador de Rakuzan" puesto que sus ojos son dispares, uno rojo y otro amarillo, tiene esa aura de poder, de orgullo y omnipotencia. Como aquel Seijuuro que viera por primera vez en las escaleras en el inicio de la Winter Cup.
Seishiro es su nombre, aprecia al castaño entre sus brazos como si fuera a desaparecer de entre sus brazos. Seishiro siempre amo a Kouki, pero tanto era su amor que decidió renunciar a él cuándo este poso sus ojos en su hermano. Decidió olvidar su amor hasta que se topó con aquella magia antigua embotellada en un frasco.
Esa magia sin forma le dijo que podía hacer sus sueños realidad, que podía poner lo que quisiera entre sus manos. Seishiro no había podido saber lo que pasaría, que esa magia pediría poder a cambio, esa magia se llevó a "el Kouki" que tanto ansió proteger. Se llevó su pueblo, su estabilidad y con ello su fe.
Preferiría morir con los suyos, asumir la responsabilidad de sus actos, pero sus fieles sirvientes no se lo permitieron. Entonces esa cosa le dio el golpe final a su cordura, porque en cuanto llego malherido frente a los reyes, le mostró lo que realmente era.
Una sombra. Y enloqueció. Se perdió a si mismo por amor. Asi que aun con los remanentes del poder de esa cosa, hizo su mayor esfuerzo por ver, por saber.
Lo que encontró no le gusto, y ahí; mientras abrazaba con fervor a Kouki; aunque fuera otro Kouki, fue que lo supo. Tenía que quedárselo para el.
Kouki se alejó de los brazos de ese Seijuuro, le dolía el alma de nuevo, esa forma de moverse, la cadencia de su voz, la mueca de superioridad al sonreírle con malicia. Era el vivo retrato del primer Seijuuro que se enamoró. Y entonces sus palabras salieron de sus labios cual estacas, que fueron directo a su corazón.
—Vas a volver a un mundo donde no te quieren— le dijo el heterocromatico —Vas a volver a un mundo donde verás al amor de tu vida ser feliz con otro, pero; aún tienes una opción, si te quedas aquí, conmigo, estoy seguro que con la tecnología de aquí, o con la magia, como quieras llamarle, podrás tener un hijo—
El pelirrojo en medio de la habitación podía ver a Kouki estremecerse quizá por el llanto ya que no podía verle claramente, acariciaba su vientre falso con fervor y sabía que eso no era bueno, puesto que estaba jugando con su psique. Haber jugado con su mente en las últimas semanas había surtido efecto, Kouki aun llevaba puesto el vientre falso y esa era toda la prueba que necesitaba.
No había un mundo donde un Akashi Seijuuro no amara a un Furihata Kouki.
Seishiro no era más que una sombra de la existencia, una disociación del espectro del alma. Que su futuro podía significar la muerte. No lo sabía, pero lo intuía. Después de todo no recordaba mucho de su niñez, no recordaba el rostro de su madre, no recordaba el amor de su padre, de su hermano.
¿Quién era Seishiro? ¿Porque sentía que solo había aparecido un día con la vida resuelta?
Así que lo quería, lo quería con él, lo que haría sería robar a ese otro Kouki para él. Así tuviera que retenerlo por medio del dolor y obligarle a amarle ahí; a él, después de todo, también era un Akashi.
—Si te quedas aquí conmigo, te prometo que siempre te amare, aunque yo no sea él—
Un estruendo se escuchó al único de las escaleras, seguido de un sonido de fuertes pisadas. Un par de personas quizá.
—Su majestad— hablo un alto moreno —El problema ha sido contenido, puede salir—Kagami estaba a la mitad de la escalera aún, a la espera de cualquier eventualidad.
¿Cuál problema? ¿Qué había sucedido y porque no recordaba haber llegado ahí en un principio?
—Recuerda lo que te dije Kouki, recuérdalo y medítalo— Aomine tomo al castaño con cuidado del brazo, ayudándolo a subir los peldaños de las escaleras con cuidado.
— ¡Silencio! Prisionero— grito el moreno, puesto que aunque fuera quien era, no confiaba del todo en él.
Mundo paralelo 2: Un par de días antes
Un soldado herido caminaba a media conciencia hacia el ala médica del campamento, habían destrozado al enemigo sin piedad pero eso no significaba que no hubieran tenido bajas.
En la entrada de una de las carpas, se alzaba en toda su altura un enorme hombre. De pelo morado cabello corto y una sola trenza desde un costado de su frente hasta la nuca, cayendo larga hasta media espalda.
Siguió las instrucciones que le llevaron en calidad de soldado herido de nuevo al reino, siendo escoltado por el enorme guerrero y otros tantos heridos.
Y mientras el transporte traqueteaba por lo terrible del camino, nadie pudo ver como ese soldado sonreía, mientras un aura oscura cubría sus ojos de negro.
Un paso más a la locura.
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