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Feeling Lost

Porque echar de menos a alguien no significa estar vacío, sino estar lleno de él. Y Seijuuro; Seijuuro rebozaba...



Mundo paralelo 1: Actualidad

Akashi Seijuuro ya había perdido la paciencia. En Rakuzan su humor era tan pesado que eran pocos los que tenían la osadía de acercarse y entablar cualquier comunicación con él.

La desaparición de Kouki le tenía de esa manera. Podía explicarse a sí mismo los mil y un porque ya no tenía que tener ese cargo de conciencia, pero en su mente, esa otra personalidad se había vuelto incluso molesta.

La última mirada que nos dio...— se escuchó decir a sí mismo —La decisión fue en base a nuestras acciones—

Seijuuro además estaba que quería mandar desaparecer a los padres de Kouki, a pesar de que tanto Seirin como el habían acudido en su ayuda desde el momento en que se lo habían llevado, sus frías palabras aun las tenían grabadas a fuego en su cabeza.

—No nos sorprende que se haya ido por ahí con algún tipo, con lo desviado que salió...—

Seijuuro sabía a lo que se referían, a que Kouki no les ocultaba su sexualidad, pero referirse a él de esa manera, que le hubieran dado la espalda con tal facilidad, estaba seguro que le helaba el alma a cualquiera. Y más a Kouki que era tan sencillo, tan lindo.

Seijuuro estuvo al tanto de esa sensación que comenzó a nacer desde el primer momento en el que le vio. La molestia por ser interrumpido, luego la curiosidad por su habilidades, luego esa sensación cálida al verle sonreír.

Después comenzó a buscar su mirada, sus sonrisas, cada gesto lo tenía memorizado.

Pero Seijuuro sentía que le debía algo a Tetsuya, Seijuuro pensaba que si le correspondía al amor que sentía que le debía, todo estaría bien. Seijuuro sentía una responsabilidad por sus acciones pasadas y creyó que el amor sería la más fácil de las formas de pagar todo lo malo que le hubiera hecho.

—Vamos a intentarlo— le dijo una vez.

Y esa fue la manera en la que iniciaron su relación, pero no dejo de buscar la mirada de Kouki, no dejo de pensar en sus sonrisas. Su relación con el peli celeste era ¿Normal? ¿Así debían de ser las relaciones de pareja? ¿De la forma en la que ellos eran?

Por supuesto que tenían citas, hablaban de sus días, de lo que hacían, de sus amigos y cuando se volverían a ver pero; no sentía nada por él, no sentía las insanas ganas de verle sonreír como a Kouki tantas veces sintió, no sentía las ganas de saber cómo sería la sensación de sus manos unidas mientras caminaban, no sentía la necesidad de saber cómo se sentirían sus labios contra los suyos.

Y cuando por fin se decidieron a dar el siguiente paso, Seijuuro no dejo de pensar que besarle era como besar a un hermano, uno que no tenía.

Entonces Seijuuro pensó en Kouki, pensó en cómo le habría gustado hacer todo lo que había hecho con Tetsuya; y quizá hasta más, así que con ese pensamiento fue a Seirin.


Necesitaba ponerle fin a ese sinsentido que solo los lastimaba, para solo encontrarse con un par de ojos tristes, una mirada rota y apagada.

Se encontró con un par de manos unidas, mismas manos que le arrebataron lo que más quería.

Por poca información que tuviera, no iba a detenerse, lo recuperaría. Sentía las palabras no dichas arrastrándose una y otra vez dentro de él. Intentando salir.




Mundo paralelo 2: Actualidad

Kouki estaba muy cansado, le habían puesto una especie de barriga que era bien ocultada por sus suntuosas ropas. Así que además del peso de estas, la barriga ciertamente le cansaba.

Sabía que debía usarla o sospecharían, la gente del lugar con la que se encontraba se empeñaba en tocarlo para desearle salud por lo que fue la única opción.

Kouki había decidido no acercarse más a su yo durmiente.

Estaba seguro de que todo marchaba en orden, su pulso se había restaurado, el color sonrosado estaba volviendo poco a poco a su piel.

Se estaba relajando en la tina; una enorme tina por cierto, rodeada de enormes venados de cerámica a los cuales les brotaba agua de las astas, el lugar era tan grande como una habitación a la cual podía estar solo sabiendo que nadie husmearía.

Seijuuro había ordenado explícitamente que no había necesidad de sirvientes ayudándole en el baño diciendo que el cómo su esposo le ayudaría. Claramente eso hizo que Kouki casi tuviera un síncope de la vergüenza, más el pelirrojo solo le espero en la entrada de la habitación hasta que su ducha terminara.

Kouki se tomó su tiempo, necesitaba refrescarse de tantas cosas en las que había participado en ese día.


—Vaya que ser rey es estresante— se dijo en voz alta, disfrutando del eco que se escuchaba

En cuanto salió envuelto en una enorme bata, vio al pelirrojo con un montón de papeles en la mesa, viendo aquí y allá en aparatos realmente fascinantes. Era extraño para el que no contaran con teléfonos celulares, computadoras o coches, pero tenían estos aparatitos en forma de brújulas, con las cuales podían hacer llamadas y enormes bestias aladas con las que viajar largas distancias y si había mal clima y el viaje era de varias personas, habían carruajes jalados por esas mismas bestias pero con dispositivos que mejoraban la experiencia.

Realmente todo parecía magia.


—¿Hay algo malo con su esposo Akashi-san?— pregunto Kouki viendo algo inquieto al pelirrojo


—Gracias a los dioses todo va bien pero... Sé que Shintaro se niega a que te mantenga al tanto de estas cosas debido a que realmente no perteneces aquí pero yo  no pienso igual— Seijuuro se giró en su silla enfrentando al castaño y le insto a acercarse para que viera bien los papeles entre sus manos


—¿Recuerdas las imágenes del satélite que te mostramos la última vez?— pregunto


—Claro, el de las extrañas estatuas ¿Verdad?—


Seijuuro le paso lo que parecían tomas nuevas, y a pesar de que las estatuas aún estaban en el acantilado se veían menos que antes.


—No puede ser ¿Dónde están las demás?— pregunto algo asombrado Kouki

—El concejo cree que están bajo el agua, pero esta es corrosiva y toxica, un barco no resistiría lo suficiente para navegar por lo que no se puede ir a inspeccionar, lo que es extraño es como llegaron ahí y como es que parece que las estatuas lo hicieron solas...—

—No pudieron moverse solas ¿O si?—


Siguieron hablando de cosas nimias, Seijuuro hablándole de lugares en el reino a los cuales se tenía que presentar, de personas, títulos o leyes.

Kouki se sentía tranquilo a su lado, pero por algún motivo no sentía ese amor como el que sentía por el Seijuuro de su mundo ¿Porque? No lo sabía. Era como si hablara con el mejor de sus amigos, no con el vivo espejo de quien amaba.


El pelirrojo se marchó a la habitación en la que durmiera su Kouki, dejándole solo para vestirse adecuadamente, fue cuando a las altas de la madrugada lo sintió. Un pequeño temblor.


Kouki había vivido o suficiente en Tokio como para saber cómo eran los terremotos y les temía como nadie tenía idea. El pensamiento de morir aplastado le aterraba a sobre manera.

Cerró los ojos nuevamente cuando se sintió seguro, pero a los pocos minutos un movimiento más fuerte incluso tumbo un vaso cercano a la orilla de una mesa.


De un fuerte golpe fue abierta su puerta, mostrando una figura alta y oscura, se apresuró a gritar por ayuda pero la luz se encendió mostrando a un moreno de cabello medio largo, pero corto por los costados, su rostro parecía más maduro con una pequeña cicatriz en una ceja y un ojo cubierto con un parche, tenía también una armadura negra con bordes azules y en la pechera en medio del pecho la cabeza un enorme dragon, que parecía surcar todo su cuerpo en el uniforme mismo que terminaba en ambas piernas con un pincho de metal en cada punta de sus botas, un golpe con alguno de ellos en la entrepierna, seguro le hacía pensar a la víctima hasta en sus antepasados.

El tipo; que claramente era el Aomine Daiki de ese mundo, fue hecho a un lado por alguien a quien conocía un poco mejor y confiaba.


—Mi señor Kouki— grito Kagami con fuerza


—¡Kagami! ¿Qué esta pasado?— le respondió levantándose de su lugar y aferrándose a su cuerpo, no sin dejar de escuchar a sus espaldas un gruñido algo molesto


—¡Eres idiota Bakagami! Me empujaste, ni que no supiera quien soy— replico el moreno


—Si sabe quién eres imbécil, pero no el tú de aquí, conoce al tú de allá—

—¡No me confundas desgraciado!—


—¡Oigan! ¡Que estoy aquí!— termino por gritarles


Ambos chicos se le quedaron viendo, pero fueron sacados de lo que fuera que estaban pensando cando otro movimiento más fuerte de por lo menos dos minutos se sintió. Kouki se cubrió con ambos brazos la cabeza, encogiéndose en el piso y sollozando.


—Tenemos que sacarle de aquí mi señor, pero... este— le dijo Kagami algo nervioso


—Lo que este de aquí está tratando de decir es que te pongas la barriga—


—Ahh... si lo entiendo— ahora también estaba avergonzado, puesto la bata que traía aunque larga era algo transparente y podía apreciarse claramente su cuerpo en forma, después de todo era un joven en forma que practicaba deporte


—Nos daremos la vuelta— le dieron al unísono

—Usa la capa— le dijo a secas Aomine


Kouki corrió al armario, sacando una prenda más gruesa, se acomodó la barriga falsa con dificultad pero bien sostenida en un tiempo record y arriba de todas las capas uso la enorme capa que indicaba su condición de rey, era enorme, pesada, en un color rojo y grabados en dorado que parecían un intrincado de bordados de flores y hojas.


—Estoy listo— les dijo, siendo guiado por ambos hombres en cada costado a su caminar —¿Donde esta Akashi-san?—

—Está supervisando el resguardo del verdadero rey a un lugar más seguro, sin ofender— le respondió el moreno


—No hay problema, es difícil dirigirse a alguno sabiendo que somos iguales ¿Qué está sucediendo?— pregunto cuando un nuevo temblor obligo a ambos hombres a tomarle de las manos, notando que tenían un anillo igual en sus dedos anular.


—Nuestras órdenes son ponerle bajo resguardo— le respondió Kagami


¿Ellos estaban casados?


En cuanto salieron del castillo a un enorme pasillo lleno de flores, enredaderas y gruesos muros de vegetación, el pelirrojo se separó diciéndole a Aomine que iría por Kuroko y Light para ponerles a resguardo también y que ahí le vería; donde fuera que fuera ese lugar, mientras que el moreno lo dirigía a lo que perecía una enorme torre, por lo que Kouki automáticamente se tensó.


—No iremos ahí, deja de temblar—


—No es como si fuera mi intención hacerlo—


—A ti no te da miedo contestar ¿He? En algo de parecen, el otro Kouki solo te veía feo y era suficiente, supongo que no quiero verte realmente enojado—


—Esto... Aomine-san... usted ¿Está casado con Kagami?—

—Lo dices por su compromiso con Kuroko, supongo que Seijuuro te lo dijo—


Kouki tenía que seguir hablando o los nervios le traicionarían y no quería desmayarse, pese a que no parecía, quería estar a la altura de su yo de ese lugar y no ponerse en vergüenza ni ponerlo en vergüenza si se desmayaba.


—Taiga y yo nos conocimos de niños, en una justa de práctica entre Seirin y el ducado de Too del que mi tío es Regente, una cosa llego a la otra y bueno, nos casamos—


Aomine se detuvo a la entrada de la gran torre, abriendo una gran reja pero lejos de tener escaleras que les llevaran a la cima, solo tenía muchas vigas que le sostenían y un enorme agujero negro les recibió.


—Bajaremos, no te preocupes, lo entenderás cuando lo veas, el rey ya debe de estar aquí—


Con ayuda de Aomine, descendieron en lo que parecía una caverna de mármol, enormes rocas brillantes alumbraban a su paso lo suficiente para ver el camino, hasta que llegaron a un enorme y redondo salón subterráneo.

—Bienvenido al fin del mundo, así le decimos a este lugar a manera de broma, te guiare a tus aposentos—

—Esto más parece una cárcel vip—


—No sé qué es vip, pero no estas lejos de la realidad—


Siguieron por varios caminos hasta llegar a una enorme puerta de madera, un sonido de golpes constantes se escuchaba con el eco, proveniente de lo mas profundo del lugar, Kouki escucho lo que parecía una groseria murmurada del moreno, mas no dijo nada.


—No termino de decirme Aomine-san— le dijo


—Oh, es cierto. Taiga y yo nos casamos, pero cuando llegamos aquí hubo un alboroto con el príncipe, el hermano del rey—


—¿Con Kuroko?— pegunto, mientras Aomine encendía las luces de la habitación


—Si, al parecer creyó que podía arrebatarme a Bakagami—


—Y terminamos casados los tres Aomine-kun— escucho provenir de detrás del moreno con un tinte de burla al final


—Maldición Tetsu ¿Quieres matarme?—

—Algún día, espero...—

—¿Ustedes? ¿Como?—


—Las leyes aquí son muy flexibles Furihata-kun, rete a Aomine-kun a un duelo por el amor de Kagami-kun, por supuesto no perdería—


Kouki no podía creer en lo que veía, porque ciertamente Kuroko portaba un anillo idéntico al de Aomine y Kagami, pero recordaba bien haber escuchado decir a Seijuuro que estaba comprometido.


—Pero Akashi-san dijo...—


—Seijuuro aún se resiste a nuestra boda, en realidad esta se pospuso debido a Light y esta pospuesta de nuevo, Aomine-kun, recuerda no dejar que Seijuuro te vea o te enviara a la zona oscura... de nuevo—

—¿Light?— pregunto Kouki interesado


—Mi hijo por supuesto— dijo Aomine con ligereza y orgullo —Que por lo que veo, ya está aquí también—


Kagami iba entrando a la habitación con un pequeño pelirrojo entre sus brazos, de alrededor de un año por lo menos. El niño chupaba su dedo gordo con tranquilidad mientras veía enfurruñado al grupo reunido en la habitación de Kouki.

—Maldita sea Tetsu, porque últimamente solo va a tus brazos— dijo ofuscado el moreno al ver que el niño prefería los brazos del peli celeste que los suyos.


—Ni que no supieras porque Daiki...—


—Mierda—


Aomine y Kagami se hincaron ante la presencia de Seijuuro, aunque claramente podía ver la sonrisa malévola de Kuroko.


—Levántate Kagami, hoy es tu ultimo día en funciones, Kouki ya está seguro así que ya no es necesario— dijo el pelirrojo pero claramente no excuso al moreno —Este lugar es a prueba de todo imprevisto Kouki, así que no temas— termino diciéndole directamente —Lamento no haber estado a tu lado mientras esto ocurría pero entenderás la situación—


—Por supuesto— dijo Kouki nervioso —Lo entiendo a la perfección—


Kouki se sentó en la cama mientras Seijuuro, Kagami y Aomine discutían a saber que cuestiones, hasta que el peli celeste se acercó a él con el niño en brazos.


—¿Quieres cargarlo?— le dijo —El no entiendo porque de un momento a otro dejaste de hacerlo, aunque claramente no hayas sido tu así que... ¿Puedes?—


Kouki asintió tomando al pequeño en brazos, se mordió un poco el labio por la sensación abrumadora de amor que sintió del pequeño, por lo que lo acuno hasta que este se quedó dormido.


—Supongo que extrañaba eso de ti, era su consentido— dijo Kuroko —¿Estas bien con todo esto?—le pregunto


—Lo estoy, es solo que es sorpresivo— le respondió —Puedo preguntar algo—

—Adelante, no tengo problema—


—¿Cómo es que terminaron los tres juntos?—


Kouki escucho del peli celeste que en cuanto vio a Kagami fue amor a primera vista, pero que lo suyo no podía ser. De una u otra forma el amor surgió sin que se dieran cuenta, pero Kagami se resistía debido que amaba profundamente al moreno.

Kuroko con el corazón roto reto a este a un duelo y de manera inesperada gano.


—Fue extraño porque yo no quería hacer sufrir a Kagami-kun imponiendo mi amor, pero Aomine-kun de alguna manera extraña le gusto nuestra interacción, así que de un momento a otro terminamos follando como animales los tres en la cama—

De haber estado bebiendo algo seguro lo habría escupido de la impresión y tan santo que se veía Kuroko ¿Seria así el de su mundo? No quería averiguarlo.

—Kagami-kun termino encinta de Aomine-kun y se pospuso la boda triple—

—¿Y tú estás bien con eso? Con compartir quiero decir—


—Por supuesto— dijo con convicción Kuroko —Kagami-kun se ve tan lindo cuando está debajo de Aomine-kun gimi...—


Kouki aun con el niño en brazos cubrió la boca del peli celeste, no quería tener que volver a su mundo con esa imagen mental en la cabeza.


Con rapidez llego la mañana aun con el grupo despierto, sin mayores explicaciones de lo que había causado los temblores se fueron despidiendo uno a uno en busca de descanso, pero le pidieron que se quedara ahí por un tiempo, más le instaron a no acercarse al final del pasillo, a la única puerta que estaba custodiada por un par de guardias y que iba más profundo en la tierra.


—Por cierto Kuroko ¿Por qué han pospuesto las bodas de nuevo?— además de eso hasta parecía que Seijuuro era más agresivo con el moreno que de costumbre, según los chismes que escucho por ahí


—Ah, bueno eso es porque Kagami-kun está en cinta de nuevo— le dijo, pero antes de retirarse con el niño en brazos, aun sin cerrar la puerta el peli celeste le guiño un ojo antes de decirle —Y yo también... de dos—

Kouki se impresiono tanto que casi no pudo dormir para descasar aunque fuera un poco, además de que ese sonido que había escuchado en un principio se le impedía del todo. Aun así cerro los ojos hundiéndose en un sueño en el que cargaba a un bebe de cabello café oscuro de ojos en distintos colores, uno dorado y otro castaño.






En la oscuridad, en medio de la soledad un golpe constante lo mantenía cuerdo. Siempre sintió que no encajaba del todo en el mundo. Sus ojos mostrándose cautivantes en medio de la oscuridad, como un ave de rapiña que acecha a su presa.

No tenía sueño, no estaba cansado, solo esperaba a que su destino cruzara la oscuridad para iluminarlo.

Lo sentía, pronto vendría, después de todo... lo estaba llamando.


Clic...

Clic...



Clic...


Una y otra vez, sin descanso.

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