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Capítulo 19: No te importa.


Siempre amé sin esperar nada a cambio. La mera compañía me era suficiente.

No podía pedir demasiado. Lo que ofrecía a cambio era tan poco, y el tan solo hecho de que alguien me apreciara me hacía sentir insuficiente.

Solo mi pito tenía valor.

Exin.

El nunca conectar con alguien fue una maldición que obtuve desde temprana edad. Mis padres no estaban acostumbrados a hablar de sueños, eso inconscientemente me asustaba, era anormal que no soñaran, o tal vez tenían pesadillas que les asustaban tanto que les dejaban sin habla.

Preferían no dormir, mantenerse despiertos, pelear; nunca en silencio. En algún punto también dejé de soñar, no me di cuenta hasta que mis parejas lo hicieron evidente.

No podía relacionarme con nadie de la forma en que me gustaría.

—Abre la boca, perro —musitó Des. Seguí su orden, él introdujo una gomita a mi boca.

—¿Mango con chamoy, papá? —Abrí los ojos. Él asintió con las comisuras corriendo de oreja a oreja.

DesDes envolvió sus manos alrededor de mi cabeza, dio unas palmadas mientras se dirigía a una chica que le hablaba al otro extremo del salón. Se ponían de acuerdo para comer durante la hora libre en los jardines, aunque él los alcanzaba en unos momentos, dijo que reponía energía.

Jugué con su cola de caballo, él metió sus dedos en mi nido de pájaros y tiró de ellos hasta que me hizo escupir un quejido.

—Fua, qué agresivo. —Reproché cuando tiró con más fuerza, carcajeándose. Lancé un golpe a su hombro para que le bajara de vergas.

—Eso me recuerda que tuve un sueño apenas, donde te noqueaba porque descubriste que era ladybug. Pero al final juraste guardar mi secreto —comentó, arrastrando sus tenis blancos hacia atrás para apoyarse en uno de los pupitres vacíos. Se abrazó a sí mismo, envolviéndose en el saco azul—. Pero igual yo usé un power up sacado del culo, aunque de repente mi sueño como que cambió y se volvió otro.

Mantuvo el silencio, supuse que se iba a retractar de contarme y decir que "era una estupidez", pero yo aún quería escucharle.

—¿No se volvió de terror?

Negó con la cabeza. Suspiré, casi siempre los sueños de Des acababan en pesadillas, porque se dormía sobre su brazo y se le cortaba la circulación. Me escribía a las cuatro de la mañana, enviaba una foto llorando y la leyenda de "soñé culero".

En una ocasión me agarró cogiendo. Mi pareja de ese entonces se sacó de pedo cuando me quitó el teléfono y vio una foto de mi amigo chillando en el chat.

—En este sueño yo estaba intentando acostumbrarme a mi vida normal, pero vivía con estrés post-traumático de la guerra a la que fui en cubierto, tipo Mulán. Y me frustraba mucho porque todos en mi familia pensaban que me fui a vivir al extranjero. —Sacudió su rubia cabeza, indignado—, o sea, nadie sabía una ship de porqué le estaba pasando tan ojete.

—¿Ni yo? —Dijo no haberme visto en el sueño.

—Pero se desató una guerra —prosiguió, asentí para prestar atención—. Salió en las noticias y yo que ya tenía experiencia le di órdenes a medio mundo y planeamos nuestra salida del país. Y no vas a creer quién era el comandante que nos iba persiguiendo sobre una araña gigante, sobre todo quién iba detrás de mi cabeza.

—¡Hipo! —Levanté mi dedo índice con confianza.

Foc, ¿cómo lo supiste?

—Hipo también ha aparecido así en mis pesadillas, lo veo en todos lados. —Asentimos los dos al mismo tiempo. Aún temíamos por nuestras vidas después de saber que la cagamos en grande ayer.

Me levanté de mi sitio con la intención de comprar comida o ver quién quería invitarme algo. Des lanzó un golpe a mi pecho, más específicamente a mi tetilla; me dijo que se iba a comer porque tenía planes con amigos de la clase y de primer año.

Bueno, él tiene amigos en toda la ciudad. Yo apenas lo tengo a él e Hipo.

Revisé los créditos de mi tarjeta escolar en la entrada. Un profe me regañó por no meterle dinero a inicios de mes, pero me dio una palmada al ver que mínimo me alcanzaba para un pan. Eso no habría pasado de no ser por un mamón que me quitaba mi efectivo antes de ingresar al instituto.

Fui maldiciendo a ese imbécil, mi mejor amigo hijo de la verga, Hipocondríaco, todo el camino hasta el techo de la escuela. Nada más me gustaba chingar, sabía que esa zona estaba prohibida pero igual abrí la azotea para comer allí en búsqueda de paz mental.

Mi enojo se enfrió, como si suspiraran en agua helada que sólo necesitó un poco de fuerza para congelarse por completo. Yo no estaba molesto, ni un poco en realidad, todo mi teatro se caía al verlo a él.

No podía enojarme con esa cara, solo aferrarme a los pequeños momentos que compartíamos en una prolongada vida.

—Hey. —Hipo levantó un poco la cabeza como saludo.

Miré de arriba abajo su posición en el suelo, con las piernas estiradas, sus alimentos en caja y los ojos entrecerrados por la luz que percibía a pesar de estar bajo sombra. Supuse que quería estar solo si subió a comer.

—Avisa, pendejo —me aferré al pan en mi mano, con vergüenza. No podía verle después de lo sucedido anoche—. Te dejo el lugar a ti.

—Ah, te traje comida, literalmente —sentí sus manos aferrarse a mi tobillo. Bajé la mirada para encontrarme con su seria mirada—. No iba a comer solo, esperaba que subieras. Así que siéntate y come.

—Papá... —Gemí, dejándome caer de rodillas para estar a su altura. Fue mala idea, no estaba tan joven para hacer esa mamada.

Hipo se inclinó para sostenerme del tronco, apoyó su mano en mi cabeza y me reposó en sus piernas extendidas, como si fuese a hacerme piojito. Me preguntó si tenía sed, yo abrí la boca para que me diera un poco de té helado.

—¿Zanahoria? —Sacudí con la cabeza, asqueado por su ofrecimiento—. ¿Pollo?

Yo estaba feliz al recibir el pollo, pero metió una zanahoria junto a la pieza dentro de mi boca. Antes de que le maldijera me repitió que debía consumir verduras para tener mis defensas altas, no enfermarme por solo tragar pollos que podían tener alguna bacteria restante.

—No, chinga tu madre, eso fue culero hasta para ti.

—Lo siento.

—Pinche zanahoria pendeja, es que cómo porqué tienes que forzarla a que me entre, ni que fuera el puto del barrio, alavergaaaaa...

Me quedé callado al ver que se disculpó. Miró hacia algún punto entre las mallas de la azotea y el cielo al otro lado de ellas, como si nada interfiriese su conexión.

Todos decían de él que sus ojos eran fríos, que nunca parecía estar interesado en una conversación, en un momento, en alguien. El acoso que sufrió lo volvió aún más retraído, cosa que me entristecía. Pero Hip simplemente encontraba difícil el contacto visual, el demostrar su interés.

El disculparse.

—Bah, está bien, solo es una puta zanah...

—Lamento mucho haberte golpeado, estuvo de más. No comprendía tu enojo y solo te culpé de todo anoche —agregó, llevando sus manos hacia mi rostro para cubrir mis ojos. No quería que le viera disculpándose—. No estaba en mi momento más lúcido. Siento que te arrastré a algo complicado para después exigirte que te largaras.

Iba a continuar hablando pero aparté sus manos para explicarle que fue mi decisión, él tampoco debía disculparse ya que fue un error de ambos. Iba a hacerlo, en serio, pero Hipo estaba leyendo las notas en su teléfono.

—¿De verdad escribiste tu disculpa?

—Debía planearla ya que dicen que no sé disculparme —tosió—. Prosigo, aún no he terminado: La situación de ayer me hizo darme cuenta de que la forma en que...

—Ya, ya —estiré mi brazo para poner el dedo índice en sus labios—, cállate, wey. Perdonado.

Continuamos nuestra comida, nos pusimos al corriente sobre lo que pasaría a continuación. Teníamos varias preocupaciones pero preferimos centrarnos en lo que haríamos el fin de semana, la noche de mascarillas estuvo en pie.

—Y dile al albino que no ande buscando pelea conmigo porque yo sí me lo chingo.

—Solo me cuidó, no te enojes tanto con él.

Yo sentía una doble intención de parte de Albinismo al relacionarse con Hipo, quizás venganza por mi rechazo o solo causarme estrés. No lo mencioné porque estaba seguro de que mi amigo ya lo sospechaba, o era más inteligente que yo e hizo en Excel las distintas variantes.

—Mira, si está coqueteando y te gusta, lo permito. Si quiere tu amistad, lo permito. Permito lo que sea.

—Pero...

Siempre hay un pero.

—Que no venga a joder más nuestros problemas —sentencié, cerrando los ojos para reposar la vista—. Y por cierto, es bien puto, cuidado con sus pedos ajenos. Anduve preguntando y parece que su segundo nombre es andar de ya sabes.

—Si sigues hablando no me disculparé por golpearte, Exin —me amenazó, quitando sus piernas para dejar que mi cabeza se golpeara en el concreto. Abrí los ojos de golpe, exaltado—. No hables así de él. Tú eres literalmente peor que prostituto y nadie usa eso para denigrarte como persona.

—Me pasé de chorizo.

—Consumiste de forma exponencial.

—La traigo bien parada.

—No puedo controlar algunos estímulos.

—Chale.

—No tengo traducción para eso.

Hipo y yo continuamos nuestro juego de decir oraciones al azar y que el otro las corrigiera, ninguno quería pelear así que lo evitábamos con ello.

Se nos pasó la hora de descanso con velocidad, por nuestra dinámica supimos que estábamos bien. No había necesidad de hablar más.

~•~•~•~

Después de la comida me trasladé al gimnasio para jugar el partido amistoso de basketball con una escuela pública del otro lado de la ciudad. Nos dijeron que habrían varios cholos, y a mí eso me mamaba, era genial jugar con ellos.

—Jugaremos en solitario para calentar y ambientarnos, así que cámbiense rápido, marranos —exigió James, dando órdenes con el dedo índice mientras acomodaba su corbata con la otra mano.

—Entrenador, ¿ya están secos los pisos? —Preguntó nuestro capitán. Su cabeza se asomó por el hoyo de su camiseta para poder ver al castaño, quien asintió. Las prácticas del club anterior estuvieron llenas de sudor.

—Sar, ven, ven. —Le hablé al capitán. Si yo era fornido pero de energía oscura, al capitán mamado lo relacionarían con un golden retriever a mi lado.

Quise saber cualquier dato sobre su primo, Albinismo. Solo me dijo cosas innecesarias, como lo que le gusta comer o las cosas que estudia, no escuché nada interesante o importante como para llevarle a Hipo la noticia. Ni siquiera me podía concentrar en el juego ante la idea de que al terminar las clases, se llevaría a mi mejor amigo a resolver unos asuntos.

—¿Aún estás interesado en Albin, babe? —Des caminó a mis espaldas, apenas proyectando su sombra en los casilleros azules del club. Su mano recorrió la espalda del capitán y la mía, quiso hacernos cosquillas.

—¿Qué? ¿Te gusta mi primo? —Sar achicó los ojos con expresión tonta. Habló algo fuerte así que James nos regañó por tardar tanto.

—Todos saben que a Exin le gustan así. —Secundó Asma, de espaldas a nosotros cambiándose las medias en el otro extremo del sitio.

Des a un costado comenzó a desvestirse. Su cabeza se atoró un segundo en la camisa así que le ayudé a desabrochar su último botón y sostener su cabello para que no se le enredara. Le habría afirmado a Asma sus palabras de no ser porque Albinismo no ocupaba esa clase de pensamientos en mi cabeza.

No quiero salir con alguien de cabello claro, inevitablemente Des vendría a mi cabeza.

Hipo y yo hablamos durante el almuerzo sobre mi crush pasajero con DesDes y la constancia con la que aparecía por temporadas, era difícil pelear contra aquella idea pero lo manejaba bien. Hipocondríaco me recomendó no forzarme a dejar de quererlo, ya que eso causaba un efecto rebote, sino apreciarlo tanto hasta que me cansara.

Incluso yo me sorprendía por lo bien que manejaba mis sentimientos cuando se trataba de él.

—Ya estás, papi. —Palpé la coronilla de su cabeza. Su cabello era tan suave que me olvidaba de las muchas hebras que lo conformaban.

—Achis, achis, ahora me dices papi. —Jugó conmigo.

Lo acerqué a mi pecho para molestarlo, pero un estruendo nos hizo girar la cabeza. Al principio miramos a Asma, pero él miraba aún más lejos de la habitación, un objeto rodaba en el suelo como si hubiese sido arrojado. Nuestro capitán dio varios pasos para acercarse pero se detuvo al ver a más personas.

Era Bipolar persiguiendo a Anemia, ambos discutían.

—¿Qué pasa? —Asma les interrumpió.

—Este pendejo, me contó unos asuntos que vivió recién y solo le dije —tomó aire Bipolar, antes de escupir—:  "Ve a terapia", Y SE ENOJÓ.

—Me expresé con él acerca de una relación que me da miedo comenzar, en búsqueda de consejo, y ME DIJO ESO COMO SI HUBIESE ALGÚN PROBLEMA MENTAL CONMIGO. —Anemia lo señaló, con un esfuerzo sobre humano para levantar su pálida mano. Lucía desgastado, muchísimo más que la última vez que lo vi en la albercada.

Ambos continuaron gritándose para tener el apoyo del capitán, quien no entendía por completo de qué peleaban.

—Anemia, vamos, relájate, sabes que no le hace bien a tu salud —murmuró Sar, dando cortos pasos para alcanzar la cabeza del otro chico pero este lo evadió—. No creo que Bipolar dijera algo malo. Sabes que siempre es bueno tomar terapia estos días, solo te está dando un consejo.

—No, no lo hace —espetó, arrojando su camiseta azul con el número 7 contra el suelo—.  Escucha su tono, sin explicarme porqué cree que es bueno, sin decirme qué ve mal en mi actuar o sentir. ¡¿Crees que mandar a alguien a terapia sin razones es un buen consejo?! ¡¿Por qué todos ven bien eso "estos días"?!

—TE DIGO QUE VAYAS A TERAPIA PORQUE ME DIJISTE PURAS MAMADAS DEPRESIVAS. —Escupió Bipolar, incluso alarmándome a mí por sus gritos. Apreté inconscientemente el hombro de Des, a quien seguía abrazando. El rubio palpó mi espalda.

—Ya, no eleven la voz, chicos. James nos va a... —Otros de primer año intentaron intervenir desde la habitación contigua.

—¿Estar bajoneado me vuelve automáticamente alguien que necesita terapia, medicamento o tragarse todo lo que siente sin expresarlo para que no le tachen de depresivo? —Anemia no se detuvo, yo no comprendía su punto de igual forma, pero sabía bien lo criticado que era la Depresión o tristeza en nuestra sociedad—. Como si el problema fuese yo y no mi malestar, como si debiera tener vergüenza de sentirme como me siento y por eso necesito a un profesional.

Miré a los alrededores, todos aturdidos. No veíamos el problema en recomendar la terapia.

—Como si no supieras que todos aquí la tomamos, aunque sea una vez por mes. COMO SI NO SUPIERAS LA FUERZA QUE NECESITO TODA LA SEMANA PARA HABLAR DE LO QUE SIENTO, Y AÚN ASÍ ME TRATES COMO SE TE DA LA PUTA GANA PARA DESPUÉS EXCUSARTE CON TU BIPOLARIDAD.

A veces olvido que son, o eran mejores amigos antes de ser diagnosticados a los 10 años.

—Sé lo buena que es la terapia, pero dilo, usa las palabras correctas. No querías decir "ve a terapia" —le corrigió, la corrección que estuve esperando para comprender su enojo—. Tú querías decir: "Eres un puto loco".

"Solo quería que hablaras conmigo, como antes lo hacíamos", agregó, con ese semblante enfurecido que cuando levantaba la voz se partía a llorar.

James estaba en la entrada, observando todo el desastre que se armó. Se apartó para dejar salir a Anemia, quien a pesar de no decir que ya no iba a jugar, todos entendimos que jugaría alguien de primer año.

—Siempre la cagas, marranito, no sé cómo es que tienes amigos. —James le habló despreocupado al otro. Le cagaba Bipolar, nada nuevo.

Des dejó de abrazarme. Me dijo sonriente que volvería después de ver cómo estaba Anemia.

—Ve, solecito. —Me incliné para besar su frente.

El wero pasó a un costado de Bipolar, carraspeando un "pendejo", y abandonó el lugar. Todos continuamos con nuestras actividades, pero el moreno que había perdido a un amigo, parecía congelado en ese momento sin conectar ninguno de sus cables. Lo mandaron a la banca por el shock.

El reconocido club de fans, que no eran precisamente sólo del equipo de basketball, sino cualquier deporte que practicaba en L.A, se posicionó en el segundo piso que conectaba con el edificio principal. James me dio la orden de animar el evento.

—Están todos ansiosos porque reorganizamos los puestos, así que pon una canción o algo, ¿quieres? —Rechistó, dando fuertes zancadas por el deportivo—. SAR, ve por los chicos de la otra escuela, su autobús está en la entrada.

Jalé la bocina junto a la banca donde Bipolar estaba echado. Le pedí su celular para poner música, no se opuso, ni siquiera abrió la boca.

Ey, Tití me preguntó si tengo muchas novias. Muchas novias. Hoy tengo a una, mañana otra, ey.

—Pero no hay boda —canté, sabiendo que mi elección iba a fastidiar a James.

¡Exin!

Levanté la cabeza para ver a los lejos al grupo de fans que recién se habían instalado en el segundo nivel. Me gritaron sus saludos, ya ubicaba a varios recurrentes pero también vi a nuevos que seguro solo se unían para ver el juego amistoso. Les pedí que gritaran mas fuerte para animarnos, eso también puso de buen humor al equipo.

—Me las vo'a a llevar a toa' pa' un VIP, un VIP, ey. —Di unos pequeños brincos para calentar, señalándome con discreción para animar con más fuerza.

—Exin, quita tus chingaderas, te pedí que animaras no que...

—Hey, hey, relax ticher, mi hombre anda poniendo el ambiente. —Des se interpuso entre mi baile y la cara dura de James—. Deje que su cara preciosa resuelva el cagadero que hicieron los demás.

Des me recordaba no juzgarme ni juzgar a nadie por haberme tirado medio club de fans. Digo, si él consideraba que mi carita era preciosa y que sabía lo que hacía, yo también debía respetar eso de Albin.

Realmente me habría gustado decirle que él sacaba lo mejor de mí.

—Vamo' a tirarnos un selfie, say "Cheese", ey. —Rodeé con ambos brazos a Des, sonriéndole como puto baboso que atesoraba su amistad.

Él hizo lo que la canción pidió:

—CHIS. —Me gritó, soltando una carcajada.

• • •

¡Hola! ¿Cómo han pasado Halloween y Día de muertos?

Les dije que este capítulo no tendría mucho. Pero hay varias cosas pequeñas que se establecieron. Al parecer a Hipo no le gusta que hablen mal de Albinismo, o en general la vida de otras personas, eso en parte porque es alguien a quien siempre ha criticado.

Exin no va a pelear contra lo que siente por Des, solo lo quiere románticamente de a ratos, se cansa, lo olvida, y le vuelve a gustar. Es un círculo vicioso.

Anemia y Bipolar tienen una relación bastante triste. Aunque creo que ya queda claro porque James odia tanto a Bipolar GAHAHA. Se ensañó con un alumno, necesitaba descargar su ira.

¿Comentarios, teorías, preguntas?

A partir del siguiente capítulo la historia tomará un ritmo más apresurado así que he estado conectando y sembrando las bases de todo. ¡Espero lo disfruten y muchas gracias por leer!

Ahora, Hipo chiquito con su hermanito. Cuando era Thor, NAOOOOO:

Se agarran la manita, lloro. Les escribo pronto, un beso a todos.

~MMIvens.

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