Capítulo 1: Un día de esos.
La lluvia rompió en llanto, dejándonos como perros mojados sin algo mejor que hacer mas que esperar la línea de autobuses.
Qué perro asco.
Hipocondríaco.
¿Sobre el auto-diagnóstico? Huye de ello con todas tus fuerzas, no le busques tres patas al gato. Ni siquiera te cuestiones porqué tres y no cinco.
La hipocondría es una condición en la cual el individuo presenta una preocupación extrema, miedo o la convicción de padecer una enfermedad grave, a partir de la deducción personal de algún malestar físico o de casi cualquier sensación anormal. Desde manchas en las uñas, algunos pelos sueltos, o sensaciones físicas no muy claras.
Como trastorno, aunque los análisis y el médico aseguren que no hay ninguna posibilidad de que muera por la gravedad del asunto, esa información solo me saciaría unas horas antes de volver a atormentarme con la idea.
Y la interpretación catastrófica de esto, podía llevar a desarrollar un efecto nocebo. Así que eliminar cualquier tipo de deducción era necesario en mi caso.
Creo que aquello comenzaba a desarrollarme TOC.
—¿Te acabas de auto-diagnosticar... otra vez?
—No andes juzgando. —Rechisté, golpeando mi puño contra mi mano.
—Por los doctores. Piedra, papel o lesbianas.
Él mostró la forma de tijeras en sus manos, yo el puño contra mi palma.
—Adictos, papel o tijeras.
Mostré el papel, sus tijeras lo cortaron.
—Piedra, papel o tijeras.
No se le ocurrió cómo suplantar papel.
—Mis lesbianas le ganaron a tu papel. —Cantó victoria, arrojando un golpe a mi mano para que yo me rindiera. Ex sopló sus dedos como si se tratara de un arma.
—Literalmente, lo único en lo que ganan.
—DEJA A MIS LESBIANAS SIN DERECHOS.
Ex tenía el cabello negro, peinado con violencia hacia los costados, como si hubiese sacado la cabeza por la ventana de algún vehículo, pero en lugar de desnucarlo como se esperaba, solo le había quedado un extraño cabello tieso. Un poco más alto que yo, con un sentido del humor rancio que no me hacía reír, solo cuestionaba su inteligencia.
Y amaba las historias de amor, amor de chicas.
—Pues no sé tú, pero yo no voy a subir por este fierro literalmente oxidado, I don't give a fuck. —Señalé la pared con los barrotes exteriores, sacudiéndome de sólo imaginar contraer una infección por tocarlo.
Ex era un amigo de hace pocos años, desde los 14 hasta los 17 años para ser más preciso.
—Ay, wey, pues si no quieres no, namás no hables en inglés. —Levantó ambas manos entre risillas.
Levanté una ceja, era difícil creerle. Entonces, sus manos cayeron sobre mis hombros como un pequeño roce de cuchillas, que aún sin amenazas, conocía las consecuencias de negarme.
—No estás obligado, Hipo. Tómatelo con calma, solo trataba de que fuéramos justos. —Sonrió.
Debo añadir su nombre completo: Trastorno Explosivo Intermitentemente.
—Asqueroso imbécil —bufé, apartando sus manos de mí. Iba a subir sin quejas.
—Qué resentido que eres. —Se encogió de hombros.
Me saqué la sudadera negra que ocultaba el saco de nuestra escuela. También me quité el saco para poder remangar la camisa blanca y que esta no se ensuciara. Había buen clima, no era tan caluroso en el exterior como para hacerme sudar pero sí lo suficiente para que no me dolieran las rodillas.
Ex se alejó un poco para verme escalar, fuera de la sombra que creaba el edificio y ocultaba mi silueta. Sentí que el cabello me estorbaba así que soplé repetidas veces para quitar el flequillo de mi vista. El imbécil de abajo gritó que me iba a caer, solo para verme tambalear.
—Te va caer tu papá, idiota —grité, borrándole la sonrisa. Sus problemas familiares eran de dominio público desde que su papá lo agarró a palos afuera del instituto.
Eché una mirada rápida por la ventana del salón, asegurándome de que solo estaba el alumno que me habían mencionado. Esperaba no fuera una trampa, era mejor poner en duda todo lo que sucedía en la escuela privada de síndromes que creían ser los únicos seres evolucionados de la tierra.
Me aferré al marco, respirando por la boca mientras oía la cinta correr de fondo. La grabación de una clase para niños resonaba en el salón, un repaso sencillo para pequeños de 7 años sobre cómo funcionaba nuestra sociedad.
—Los extraordinarios son niños menores de 10 años sin padecimiento alguno, tienen la protección de los Médicos para no desarrollar o padecer ni una gripe. ¡Y lo mejor, pueden usar el apodo que deseen, incluso si es algo como Supermán!
Yo era Thor, me doy asco.
Miré al chico moreno que repetía el audio de la grabadora, intentando memorizarlo. A su costado estaba la famosa estatuilla plateada de un hombre sosteniendo el mundo; aquel personaje era el fundador de la escuela, quien amó la herrería durante su juventud y fabricó una estatua para cada salón.
—Los genios son los adolescentes, en el periodo de 10 a 20 años obtienen una enfermedad, trastorno o síndrome, y deben llamarse tal como lo que son: ¡Asma, Lupus, TDAH!
Introduje una pierna en el salón, dejando ir mi peso. Me sostuve de un escritorio que se tambaleó hasta hacer los lápices de color quebrar sus puntas.
—Y por último, ¡las personas comunes! Después de los 20 años, eres oficialmente un humano con derecho a un nombre.
El moreno de corto cabello detuvo su boca al verme. El audio siguió corriendo, mientras cruzábamos miradas de poco interés mutuo. No quería escalar por la idea de verlo otra vez, pero seguro Ex sabía que yo era el único capaz de adentrarme aquí sin problemas.
—Los apellidos no están disponibles para ninguno de nosotros, a menos que vengas de una familia o seas una condición recesiva, pero eso será para la próxima lec...
Estocolmo paró el audio antes de volver a su libreta y anotar lo escuchado, en búsqueda de una mejor forma de explicarle aquello a un niño sin que este crezca con pedos mentales muy grandes. En mi escuela nos ponían a hacer lo mismo.
No nos dirigimos palabra alguna. Le rodeé como si se tratara de otra estatua más, abandonada en el fondo de algún mar donde no podría escuchar ni un grito de auxilio. Percibí el sudor en sus manos, ese leve temblor de la corriente cuando acerqué mis dedos a él, solo para llegar a la estatuilla.
—¿Quieres decir algo? —Murmuré, mirándole de reojo. Sus cabellos castaños se levantaron por sus mechones ondulados.
—No, no. —Negó dos veces, clavando más la mirada en sus anotaciones.
Volví al marco de la ventana. Le hice señas a Ex, quien corrió debajo de la sombra para alcanzar el objeto que aventé. Me dijo que me apresurara a bajar, que abajo se sentía como si el sol le fuera a arrancar la piel. Yo estaba por pisar el fierro en descenso.
—¡Papá, te estás tardando! —Gritó otra vez, usando sus manos como si fueran un megáfono. Metió la lengua en ese círculo de piel solo para fastidiarme.
—Déjame en paz, literalmente está súper alto.
—Todo rata, ni que tuvieras vértigo.
—CÁLLATE, TÚ NO SABES, WEY.
Mantuve el ceño fruncido y traté de no abrir los ojos por varios segundos para tranquilizarme, no podía decirle que se sentía como vértigo pues Estocolmo seguía detrás mío, cosa que me apenaba. Me aferré a mi pecho y traté de contener las náuseas.
—YA BAJA, DES-DES ESTÁ EN EL PUTO SOL POR TU CULPA.
—TE ESTOY PIDIENDO LITERALMENTE UN MALDITO SEGU... —Me estiré un poco más para lograr que se callara, pero yo me callé en su lugar cuando mis tenis me traicionaron.
¿A quién maté en mi vida pasada?
Resbalé del tubo, siendo arrastrado por la gravedad hasta golpear mi otra pierna que seguía en el interior. Fueron apenas unos segundos en los que todo el aire entró a mi boca y mis ojos se llenaron de polvo, solo siendo capaces de ver colores verdes y azules pasar con velocidad. Entonces, el sonido ahogado de mi costilla contra el césped.
—¿Dónde está Hipo, perro? Me estoy pudri... WATAFAK —pegó un grito Des-Des, observándome mientras retrocedía con espanto.
Solo vi sus tenis saltar.
—¡¿Qué le pasó?! PARECE DEFORME, ESTO NO ES HUMANO.
—¡Hay que cargarlo rápido, se apendejó con el golpe! —Ex envió una orden. Mi cabeza seguía girando así que solo veía y sentía las manos de ambos rodearme.
—Espera, déjame me quito el pasamontañas...
—Des, mi amor, los pasamontañas tienen dos hoyos en los ojos, no en las orejas.
—Obvio es un pasamontañas, está enorme, mira —insistió, sacudiendo en sus manos la prenda a un nivel en el que yo también era capaz de visualizarla. Parpadeé repetidas veces—. Y es negro.
—Voltéalos... —susurré.
—Son calzones, ¿dónde estaban? —Ex le preguntó.
—En el cajón de mi tía.
—¿La gordota?
Arrojó la ropa interior al arbusto a sus espaldas. Ex le dijo que no se pusiera a chillar, que le echara la mano. Uno me levantó de los brazos y el otro de las piernas, pero sus manos sudadas no lograban mantenerme firme y solo iba resbalándome de ellos con lentitud.
—Lo vamos a impulsar para que no se resbale, uno, dos... ¡TRES!
Dieron ambos un brinco para ponerme en alto con mas fuerza, pero en su lugar caí, sin ser capaz de volver a abrir los ojos por el dolor de la piedra debajo de mi nuca.
—LO MATAMOS, PERRO. —Volví a escuchar el grito del imbécil de Des.
No se oyó preocupado, fue más de burla.
Ex comenzó a decir que teníamos la misma estatura y el mismo color de cabello así que podría suplantarme por un par de días en lo que resolvíamos mi muerte. Su voz sonaba dura como siempre, con tal seriedad que parecía imitar a una autoridad apunto de desaparecer cuerpos balaceados por los municipales.
Des le dijo que se dejara de mamadas, que suplantarme era imposible.
—Tranquilo, literalmente todo lo que tengo que hacer es decir literalmente cada que tenga la ocasión. Literalmente así habla Hipocondríaco.
Ya déjenme morir.
—¿Tienes las bolsas negras? —Preguntó por las que usábamos para camuflar las mochilas. Escuché sonidos raros producidos por el plástico.
—Toma, solo esta. —Des le arrojó algo.
—Bien, primero lo vamos a enterrar. Levanta sus piernas, sí, así...
Des comenzó a introducirme en la bolsa mientras ex me empujaba dentro. Mi nuca en lugar de perder calor se sentía expuesta a sangre hirviendo, estaba seguro de que algo me estaba sangrando.
—Adiós, Hipo, te irá mejor en el bote. —Dijeron ambos al mismo tiempo, riéndose en tono bajo como decididos a arrastrarme en la bolsa todo el camino hasta la línea azul.
Sus risas eran tan intensas cuando ya llevaban la mitad de mi cuerpo dentro, entonces, estas pararon de golpe.
Entreabrí un ojo, apreté el otro con fuerza por la migraña y el sol que me golpeaba. Apenas visualicé la silueta de alguien más, mirándoles fijamente. Los tres, en un silencio tan frágil que solo los insectos eran capaces de colarse sin matar la tensión.
—NOS VIERON, FUGA. —Ex soltó mi cabeza, listo para correr.
Estocolmo tomó el brazo de Des, pidiéndole que esperaran un segundo. Ambos chicos se detuvieron a charlar, tratando de llegar a un acuerdo.
—Solo ayúdenme a llevarlo adentro, no hay nadie en la enfermería. Yo puedo revisar su herida. —Propuso el moreno, consiguiendo un trato con mis posibles asesinos.
Mi nombre es Hipocondríaco, un trastorno que a menudo es asociado a la ansiedad, por lo que el principal síntoma de la hipocondríaca es la preocupación exagerada por mi propia salud.
Nacido en un mundo donde a la edad de 10 años te conviertes en un "genio", un problema andante, un desequilibrio sin nombre. Eres solo lo que sufres.
En esos momentos me dolía tanto el alma que ni siquiera sentía ansiedad por la idea de mi muerte, al contrario, la acepté y aunque me dijeran que estaría bien yo lo negaría repetidas veces porque en efecto... ya me morí.
De todas formas, levanté una mano para que me vieran con vida. Ni muerto me avergonzaría así.
—Ah, está bien. Vivito y coleando. —Ex se echó para atrás con la propuesta de Estocolmo.
—Dios, ya déjalo ayudar, no sabemos si es realmente grave. —Des insistió.
—Dije que no, ya vámonos. —Ex defendió, aún sin escucharlo de mi boca, lo que yo de verdad quería. Mi amistad con Ex era más larga que la suya con Des, así que conocíamos más las intenciones del otro; no era tan malo.
—Yo dije que sí, suéltalo. —No podía visualizar a Des pero estaba seguro de que le agarró alguna parte del cuerpo.
—BIEN. —Ex cedió ante su amigo.
LITERALMENTE ACABAS DE TRAICIONARME, ANIMAL.
—Hipo va a matarme por esto. —Le remordió la conciencia, pero igual escuché sus pasos alejarse un poco para que Estocolmo pudiera levantarme.
—Tampoco exageres, luego le invitamos unas papitas y este... hacemos noches de hot dogs, se le pasa. —Comenzaron a murmurar aún más lejos.
—Des-Des, el puto de Hipo era el bully de Estocolmo, ¿crees que me perdone esta, uhm? Nah, nah, mejor voy colgando los zapatos.
—Ok, carajo, no lo quiero ver ya en sus cabales. Yo me llevo la estatuilla y tú cuídalo dentro del Savant, volveré por ustedes antes de que salga el ultimo de la línea azul. ¿Vale, perro?
Los malditos traicioneros cerraron sus planes. El SONRIENTE trastorno Despersonalización-Desrealización se largó CON SU PERRA CARA tan lejos para no enfrentarme.
Ex permaneció a mi lado, pidiéndome disculpas en bajo tono mientras yo me veía arrastrado al interior del instituto rival.
Estocolmo, de último año, síndrome del instituto bilingüe Savant.
Un día de esos volvió a mi mente, no supe reconocer cuál de todos. Me negué a recordar lo que era del pasado.
Odiaba a Estocolmo en ese tiempo, él lo sabía, y con más razón lo detestaba. Ya no le odiaba después de ciertos sucesos, al final cada uno fue a su respectiva preparatoria y no nos veíamos mas que en los eventos culturales de las escuelas.
Pero preferí ahorrar mis comentarios y dejarle en paz, porque aún podía ver en su rostro la frustración de estarme ayudando en contra de sus propios deseos, solo siendo dominado por su síndrome: el síndrome de una víctima que se vuelve cómplice de su agresor.
Conocía ese sentimiento, igual que portar un collar entrenador eléctrico, capaz de ser manipulado por cualquiera que no fueras tú. La incapacidad de dominarte a ti mismo.
No tengo mas que lástima por él.
• • •
HOLA HOLA, HAS COMPLETADO EL PRIMER CAPÍTULO DE "LÍNEA AZUL".
Hipocondríaco es literalmente esa persona que te responde con un ª seguido de un "Mira cómo me importa", así que haberlo invalidado en el primer capítulo es disfrutable GAHAHA.
¿Cómo están? ¿Qué los trae por aquí?
¿Qué les ha parecido el primer capítulo?
Estoy muy contenta en serio por este proyecto, no prometo ser la persona más constante pero al menos ya tengo un par de capítulos escritos. Espero que se disfrute al máximo. :')
¡Si tienen preguntas, adelante, pueden dejarlas aquí!
MIREN LA ILUSTRACIÓN QUE HICE PARA LA PORTADA:
Mil mil gracias por acompañarme en un nuevo proyecto. <3 LES AMOOOOO.
~MMIvens.
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