Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

capítulo veintisiete

CAPÍTULO VEINTISIETE.

Adela lavó su rostro, despojándose de las lágrimas secas que antes caían de sus ojos.

La muerte de Cedric se sentía tan latente como el primer día, pero las cartas de sus amigos parecían ser una buena distracción a sus caóticas vacaciones... Sobre todo las de su novio, Draco.

El rubio de ojos grisáceos se encargó de mandarle una carta cada que podía, haciéndole saber que extrañaba su presencia y sus brazos, que extrañaba entrañablemente su calidez, aquella paz que sólo ella sabía darle.

Y Adela le hizo saber que ella también lo extrañaba.

Sólo deseaba no ver a sus padres quiénes la evitaban e ir hacia su verdadero hogar, ese día volvería al lugar dónde encontraba a sus verdaderos amigos.

Hace casi un año, no habría creído si le dijeran que terminaría siendo novia de Draco Malfoy, el Slytherin egocéntrico, narcisista y purista que se había encargado de molestarla durante tantos años.

Pero ahora Draco decía quererla, y se lo demostraba.

Cuando salió de su dormitorio, vio el de su hermano, que estaba frente al suyo. Lentamente se adentró, observando con detenimiento sus pertenencias polvorientas. Trató de sonreír al recordarlo, aunque más bien parecía una mueca llena de tristeza.

Él le había prometido tantas cosas... Le había dicho que siempre que quisiera podría abrazarlo, que siempre contaría con su hermano mayor.

Pero ya no más... Cedric no estaría para Adela nunca más.

—Adela, sal de ahí.

Al oír su nombre, la susodicha dejó de divagar en sus pensamientos y miró a su progenitor. Él ni siquiera se atrevió a mirarla a los ojos, y su voz sonaba fría y distante. Desde la muerte de su hermano, el poco cariño que se tenía por ella parecía haberse disipado por completo, siendo este reemplazado por indiferencia y reproche.

Se mordió la mejilla interna, con nerviosismo. Amos odiaba que mencionaran a Cedric en casa, y si lo hacían, él terminaba lamentándose de su muerte y echándole la culpa a su ahora única hija.

Aunque Adela hubiese querido, no podría haberlo protegido, y Amos lo sabía, pero aún así la culpaba y lastimaba con sus palabras.

Con el tiempo, supuso que él buscaba alguien a quién culpar. Después de todo, a Harry le había dicho que no lo culpaba e incluso le agradeció por traer devuelta el cuerpo de Cedric. Pero ahora que estaban en casa, le hacía saber a su hija lo arrebatado que se sentía.

—Sabes que no se puede entrar al cuarto de Cedric —soltó, frunciendo el entrecejo y elevando su tono de voz con cada palabra pronunciada.

Adela no pudo evitar sentirse intimidada, y sin darse cuenta, se encogió en su lugar.

—Yo... Lo olvidé, lo siento... —murmuró.

La expresión de Amos se endureció, Adela tragó duro al notarlo.

En cuestión de segundos, su padre se le acercó, agarrándola del antebrazo para lanzarla fuera del dormitorio que alguna vez perteneció a su hermano. Su cuerpo cayó al suelo al instante, golpeando su espalda baja.

Adela mordió sus labios, tratando de silenciar los chillidos que quería soltar a causa de su desdicha, pero sus ojos la delataron, estos le picaron y las lágrimas comenzaron a bajar sin cuidado.

—No entiendo cómo siempre logras decepcionarme, niña. A diferencia de Cedric, tú nunca serás mi orgullo —la señaló, con la furia y el resentimiento crecientes en su interior.

Tras unos segundos, la sra. Diggory hizo aparición en el pasillo, tratando de levantar a su hija con cuidado. Sabía que su esposo se excedía, pero internamente, pensaba igual que él.

—Y no pienses que te acompañaré hasta el Expreso de Hogwarts.

Amos le dirigió una última mirada a su hija, una en la que reflejaba su frustración y que fácilmente podría haberla degollado, y fue hasta el dormitorio matrimonial echando humos, cerrando la puerta tan fuerte que resonó en todo el lugar.

Adela sollozó en los brazos de su madre. Lucy sólo acarició el cabello de su hija, tratando de reconfortarla aunque fueran unos segundos. Durante sus vacaciones, ella no le había prestado especial atención, reconocía haberla descuidado.

—Adela, no llores más... Tus ojos se hincharán, no pueden verte así —musitó, alejándola con cuidado para observar su rostro. Lentamente pasó su dedo pulgar en una de sus mejillas, limpiando el resto de lágrimas—. Recuerda mantener las apariencias.

La castaña asintió, dándose cuenta que su visión era borrosa a causa de que sus lágrimas estorbaban en el vidrio de sus anteojos.

—Ahora te lavarás ese rostro, llevarás tu baúl abajo y te irás, ¿me escuchaste?

Adela la miró con confusión.

—¿Tú tampoco me acompañarás?

Lucy negó.

—Te estás convirtiendo en una mujercita, ve sola —ordenó, colocando sus manos al lado de cada hombro de su hija—. Yo cuidaré que tu padre no cometa alguna locura contra sí mismo, está... Tenso.

Adela asintió, aunque con mucho pesar.

La sra. Diggory le dio un último abrazo a su hija hasta que volvieran a verse, un abrazo que no le había dado en meses... Fue algo incómodo, pero se sintió tranquilizante.

Pese a que Lucy la había evitado, ignorado y en un principio culpado por la muerte de Cedric, Adela la seguía amando, era su mamá.

Tras unos minutos, Adela se encontró a sí misma yendo sola hacia su nuevo año en Hogwarts. Alejándose de aquél lugar al que ya no se atrevía a llamar hogar.

Adela caminó entre las familias que se despedían con un frugal abrazo de sus hijos o pupilos, sabiendo que no los verían durante meses, y los miró con añoranza.

Era la primera vez que nadie se iba a despedir de ella.

Recordó sus años anteriores, dándose cuenta de que extrañaba que su padre la abrazara al despedirse, independiente de que nunca fue su número uno como Cedric. La sensación le pareció un lejano recuerdo, y su corazón se encogió al instante.

Soltó un suspiro, sintiéndose triste.

Lo único que la reconfortaba era saber que vería a Draco y a sus amigos en cualquier momento. Los extrañaba a todos ellos, con especial cariño a su novio, Luna y a Noemí.

De repente, sintió unos brazos rodear su cintura, y sus fosas nasales se inundaron de aquél aroma a perfume caro y menta que había estado extrañando durante meses.

Su corazón comenzó a palpitar con fuerza al reconocerlo.

Malfoy.

—Te extrañé —dijo él, casi en un murmuro.

Adela sintió la respiración del rubio en su cuello, y se estremeció ante la calidez.

Su voz sonaba un poco más madura a comparación del año anterior, pero seguía teniendo ese tono que lo distinguía de los demás.

Tan rápido como pudo se dio vuelta para rodearlo en un abrazo, y escondió con agilidad su rostro en el pecho del contrario, permitiéndose disfrutar del aroma tan delicioso que desprendía el traje de Malfoy.

Draco sonrió, acariciando la espalda baja de su Adela.

—Yo también te extrañé... Demasiado —susurró.

—Lo supuse —respondió, con un atisbo de arrogancia y diversión.

Draco alejó con cuidado a Adela, admirando la apariencia de su dulce novia.

Observó aquél aspecto que tanto le gustaba y esbozó una sonrisa ladina; su cabello alborotado, sus labios carmesí, sus mejillas sonrosadas, aquellas pecas tan bien disimuladas que sólo con una cercanía como esa se lograrían apreciar, y sobre todo, sus anteojos, esos que le daban una apariencia tan intelectual y atractiva.

No sabía porqué, pero si antes le parecía preciosa, ahora creía que podía ser un ángel.

Sin verlo venir, Draco le robó un casto beso, disfrutando del pequeño contacto entre sus labios.

—¿Y eso por qué fue? —preguntó Adela, riendo un poco.

Draco se encogió de hombros, acercándola aún más a él si es que le era posible.

—No pude resistirme, eres preciosa, Adela.

Las palabras del rubio se sintieron como una caricia al corazón de la castaña, le sonrió con ternura y se permitió observar aquellos ojos grises en los que parecía poder perderse en un océano interminable. Le gustaban, le daban una calma incomparable.

Adela llevó una de sus manos hacia el rostro de Draco, acariciando su mejilla. El susodicho tomó su mano entre la suya con delicadeza y acarició sus dedos, percatándose de que aún llevaba el anillo que le regaló durante el Baile de Navidad.

—¿Y tus padres, Adela? ¿Ya se fueron? —preguntó, al darse cuenta que desde que la vio había estado sin compañía.

—Vine sola... —dijo, y al percatarse de que la miraba con preocupación, añadió—. Vine sola porque mis padres están... Ocupados.

Draco frunció el entrecejo.

—¿Lo suficientemente ocupados para no darle una despedida digna a su única hija?

Al escucharlo, Adela sintió un escalofrío subir por su espalda, aún no se acostumbraba a ser hija única.

Al notar el semblante de Adela, Draco carraspeó, dándose cuenta de que quizá fue muy abrasivo al decir eso.

—¿Y los tuyos, Draco? —preguntó la castaña, desviando el tema de conversación hacia él.

El rubio miró hacia donde se encontraba el matrimonio Malfoy, y Adela siguió su mirada. Ellos no se encontraban muy lejos, y charlaban con otra familia de magos, que parecían compartir su porte y elegancia.

—Creo que pude ver a tu madre de cerca alguna vez, es realmente bella.

Draco asintió orgulloso.

—Por supuesto. ¿Cómo crees que nací con esta cara?

—¿La cara de como si estuvieras percibiendo un olor putrefacto? —inquirió, a modo de broma.

Malfoy volteó sus ojos.

—Dices eso, pero te encanto.

Adela se encogió de hombros, con diversión.

—Y no lo niego.

Draco rio al escucharla, con una diminuta sonrisa ladina que expresaba su satisfacción.

—Bueno, deberíamos subir —mencionó Malfoy, tomando nuevamente la mano de su novia y ayudándola a cargar con su baúl, a la vez que se subían al tren.

—¿No te despedirás una última vez de tus padres?

Draco negó.

—Están muy ocupados haciendo lazos con otras familias de magos importantes.

Adela asintió, y sin decir mucho más comenzaron a adentrarse en el tren, buscando algún compartimento vacío.

Al hallarlo, Draco dejó sus baúles a un lado, sentándose uno junto al otro.

—En tu última carta me dijiste que fuiste elegido prefecto de Slytherin, ¿no es así? —preguntó Adela, con una mirada curiosa.

Draco pareció enorgullecerse, inflando su pecho.

—Sí, era de suponer... Como sabrás, tengo las cualidades necesarias para serlo.

Adela le sonrió con ternura y le contestó: —Claro, claro.

De pronto, Draco bufó levemente y le dedicó una mirada paciente a su novia.

—Espérame aquí, Adela. Debo ir al vagón de prefectos, pero no me tomará mucho tiempo... Regresaré contigo.

Adela sólo le asintió, sonriéndole. Y sin decir o hacer mucho más, Draco salió del compartimento.

Adela se encontró así misma disfrutando de su propia compañía una vez más. Recordó brevemente cuando estaba en el tren camino a su cuarto año, cuando se sumió en sus ensoñaciones pensando cuándo sería el día en que alguien la amaría como en sus libros, descubriendo que Draco la amaba tan hermosamente como pudiera expresarse.

Y así como Cynthia había irrumpido en sus pensamientos el año anterior, esta vez, fue Harry Potter y Ginny Weasley quiénes aparecieron.

Nunca había intercambiado palabras con la menor de los Weasley, pero la reconocía porque solía verla hablar con Luna algunas veces.

—Adela. —pronunció Harry, inspeccionando su apariencia con una sonrisa.

Adela le sonrió devuelta, murmurando: —Harry.

—¿Podemos sentarnos aquí? —preguntó él, con curiosidad.

Adela los miró con incomodidad. Pese a que ellos pensaran lo contrario, no se encontraba sola en ese compartimento, estaba esperando a Draco, y sabía de primera mano que Harry y él se llevaban como perros y gatos.

—Yo... Si quieren... Sí... —balbuceó, tratando de buscar las palabras correctas—. Pero... hay alguien más en este compartimento.

—Yo no veo a nadie más —replicó Ginny, frunciendo el entrecejo. Se había molestado un poco, con la extraña sensación de que Adela los estaba echando.

Adela captó la mirada de Ginny, y se apresuró a negar cualquier suposición errada.

—No me malentiendan. Él tenía que ir al vagón de los prefectos primero, por eso no está aquí... Pero volverá.

Esta vez, fue Harry quién frunció el entrecejo.

—¿De quién estás hablando?

—De Draco... —murmuró en respuesta, desviando su mirada algo incómoda.

La pelirroja examinó a Adela en el momento en que nombró a Malfoy, casi rozando el desaire, pero pronto suavizó su mirada.

Harry se preguntó desde cuándo Adela se refería al Slytherin con tanta informalidad. Sabía que, el rubio y la castaña se habían acercado considerablemente, ya que durante el curso anterior eso había sido motivo de rumores, pero él había estado tan centrado en sus propias cosas que nunca prestó verdadera atención.

El niño que vivió se sentía tan exhausto con las recientes noticias de que sus mejores amigos también eran prefectos que prefirió hacer caso omiso. Además, pensar en Cedric también lo dejaba exhausto, con las pesadillas que lo habían atormentado durante el verano era suficiente. Imaginó que Adela seguía sintiéndose increíblemente mal por la muerte de su hermano, así que sólo le asintió, considerando no estar dispuesto a soportar al estúpido de Malfoy.

—Entonces seguiremos buscando —dijo Harry cortante, saliendo del compartimento y siendo seguido por Ginny.

Adela soltó la respiración que había estado conteniendo segundos anteriores, dándose cuenta de lo inquieta e incómoda que se había tornado la situación. Nunca les dijo algo sobre Draco al trío de oro porque tampoco lo creyó necesario, ya que pese a que fueran sus amigos, no eran mejores amigos y no hablaban todo el tiempo. Luna y Noemí eran las únicas que sabían de la situación de cerca, a las que les había contado cada movimiento.

De golpe, Draco hizo aparición en el compartimento, volviendo a interrumpir los pensamientos de Adela.

Sin siquiera detenerse a pensarlo, el rubio se sentó junto a la castaña.

—¿Y bien? ¿Me extrañaste?

Adela rio y le contestó: —Naturalmente.

Tras unos segundos de sólo silencio, la Ravenclaw se atrevió a tomar la siguiente palabra.

—¿No irás con tus amigos? —indagó, mirándolo con curiosidad.

—¿Me estás echando, Diggory? —preguntó a modo de broma, con un atisbo de burla.

—No, pero quizá quieras estar con ellos —comenzó a divagar, mirando sus manos como si fuesen lo más importante, y continuó—. Lo que menos quiero es que sientas que es una obligación pasar tiempo conmigo, Draco.

—Parkinson, Zabini, Crabbe y Goyle venían regularmente a la mansión —contestó, y llevó una de sus manos hacia los muslos de la castaña, acariciándolos con cariño—. Sólo quiero invertir mi tiempo en ti, Adela.

Al sentir sus caricias, las mejillas de Adela se tornaron de un intenso carmesí.

Esa muestra de cariño era nueva.

Sintiendo su corazón calentarse y palpitar cada vez más rápido, Adela sólo atinó a asentir.

Draco sonrió con malicia ante eso, siempre pensó que Adela parecía ser un libro abierto.

Soltó una risilla disimulada, y recostó su cabeza en los muslos de la Ravenclaw, los que antes acarició con tanta devoción.

—Voy a dormir.

Adela asintió, aún un poco nerviosa.

—Acaríciame la cabeza, Adela —ordenó, con un tono calmado, pero a su vez, áspero... Uno propio de un Malfoy.

Acatando su orden, Diggory llevó sus dedos hacia la cabellera de Draco, acariciando sus cabellos con lentitud y ternura.

Malfoy suspiró ante la sensación, y sin darse cuenta, se sumió en las ensoñaciones que le provocaba Adela, permitiéndose caer en un sueño ligero.

Adela sonrió al observar la imagen que le regalaba Draco, quería grabarlo en su mente. Se veía tan relajado, pero también, tan atractivo.

El traje que traía le sentaba realmente bien, y su cabellera rubia platina parecían hilos de oro, tan precioso. Sus labios pálidos, pero ligeramente rosados, y su piel tersa y pálida como la nieve misma le costaron un sonrojo, y aunque tuvo el impulso de besarlo, lo reprimió.

Sólo quería estar con Draco así, siempre.

Y quizá este año, podría ser mejor que el anterior.

━━━━━━━━━━━━ ◦ ❖ NOTA DE AUTORA.

¡Hola, lectores!

Hace mucho no subía un capítulo de Lindos Anteojos, y es que, en mis planes no estaba hacerlo, pero me di cuenta que la historia de mi protegida (Adela) daba para más... Así que voy amar escribir todo lo que se viene.

Si no recuerdan cuándo Draco le regaló el anillo a Adela por el Baile de Navidad, pueden rememorarlo en el capítulo 10.

He mejorado mucho mi narración, ¿lo han notado? Los otros capítulos los escribí durante el 2020-2021.

Gracias a esas personitas que me han apoyado, les quiero entrañablemente.

Dedicaciones especiales: ( -ThatPrettyGirl ) ( Isrxji ) ( stradlinsfav ) ( xElsyLight ) ( soglwmz ) ( Yari_LA ) ( Bridinia ) ❤️

En fin, debo advertir de que la historia contará con un mínimo de votos y comentarios, para así poder publicar un siguiente capítulo. Esto con el fin de contar con el apoyo necesario y sentir una motivación. Espero contar con el apoyo de mis lectores.

━━━━━━━━━━━━ ◦ ❖ 🔏

El mínimo de votos serán 100 y el mínimo de comentarios 50.

En fin, ¿qué opinan del capítulo? ¿Les gustó?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro