Habían pasado dos días desde el incidente de los hombres misteriosos, Lincoln no había podido ponerse en contacto con Keni porque sus padres les habían castigado por salir de casa tan tarde sin una razón de peso que no fuera la mentira de su móvil y no pudo usar su PSP. Ahora mismo estaba en su clase perdido en sus pensamientos respecto al incidente cuando...

- ¡Lincoln Loud!

Este dio brinco en su pupitre y se fijó que la señorita Jhonson le miraba con cara de poco amigos - ¿S-sí Srta. Johnson?

- Te he pedido seis veces que resuelvas este problema.

- Lo siento, ahora lo hago.

- No, mejor cuéntanos a todos en qué estabas pensando para no atender.

- Ehm, esto yo...

- Estamos esperando Lincoln.

- Yo... pensaba en el examen.

- ¿En cuál?

Lincoln se quedó en blanco – En... el de mates.

La profesora frunció el ceño – El de mates fue la semana pasada.

- P-pues eso, me preocupaba que no hubiera sacado buena nota.

La profesora suspiró – Está bien, te la pasaré solo por esta vez, ahora sal al encerado por favor.

Lincoln hizo el ejercicio del pizarrón y volvió a sentarse para continuar ensimismado en sus pensamientos hasta que la campana sonó y fue la hora de comer.

Ya en el comedor Lincoln se sentó con Clyde y mientras comían Clyde le preguntó

- ¿Lincoln te pasa algo?

- No, ¿por qué lo preguntas?

- En clase has estado más distraído de lo normal, y casi no has escuchado nada de lo que te dije, ¿hay algo que te preocupe?

- Te repito que no, todo está bien – no podía decirle a Clyde sobre los invizimals, se supone que es un secreto y no podía revelárselo ni siquiera a su mejor amigo.

- De acuerdo, ¿y alguien?

Lincoln sonrió – No aún no, desde que Ronnie Anne se fue no he pensado en ninguna otra chica, tengo cosas más importantes de las que preocuparme.

- ¿Qué clase de cosas? – preguntó una voz detrás de ellos.

Cuando Lincoln se dio la vuelta vio a una joven de su edad con una chaqueta de cuero negra, una camiseta negra a rayas blancas y negras, una falda lila y una cabellera acabada en punta con mechas moradas que Lincoln había conocido hacía un tiempo.

- ¡Tabby, cuanto tiempo!

- Sí, no nos veíamos desde el baile de primavera tronco, ha pasado un tiempo.

Clyde le preguntó - ¿Quieres sentarte?

- Sí gracias amigo de Lincoln.

- Me llamo Clyde, un gusto – le extendió la mano

- Lo mismo digo tío – contestó la rockera estrechándole la mano sentándose.

- ¿Qué te trae por aquí Tabby?

- Pues me van a cambiar de clase y pensé en hacer migas con alguien, y en cuanto me enteré de que tú estabas en esta clase, pensé que sería mejor estar con un amigo.

- ¿soy tú amigo?

- Claro – le dio un agarrón cariñoso y se sentó a su lado – pero bueno, ¿qué son esas cosas son tan importantes que tienes que hacer?

- Bueno, pues estudiar claro ¿qué sino? ¿trabajar para una organización secreta o algo así? Jajaja que ridículo – dijo Lincoln sudando y riéndose como idiota.

- Vaale, ¿chicos os apetecería ir a dar una vuelta después de clase? - preguntó Tabby a los chicos.

- Nos encantaría, ¿verdad Lincoln?

- Lo siento, pero tengo algo que hacer.

Tabby le vio triste – Ah, pues te veré después Clyde – dijo para después alejarse de ellos.

Cuando Lincoln volvió a casa saludó a los demás y se fue a su cuarto a hablar con cierto científico japonés. Cuando entró en su cuarto encendió su PSP y sacó a Neko-suke de ella e intentó comunicarse con Keni.

- Keni, ¿Keni me recibes? Soy Lincoln.

El japonés contestó – Te recibo alto y claro Lincoln, ¿qué sucede, lograste encontrar al invizimal?

- De hecho – Lincoln alejó la cámara de su cara y se vio a Neko-suke subido en su hombro – lo capturé.

Kenichi se sorprendió - Vaya un Neko-suke, son Invizimals raros y difíciles de ver enhorabuena Lincoln.

- Gracias, pero...

- ¿Sigues en viviendo en Michigan? – le interrumpió.

- Sí, pero Keni...

- Y has un encontrado un Neko-suke.

- Sí.

- Esto no encaja – continuó – los Neko-suke son invizimals autóctonos de Japón, no tiene sentido haber encontrado uno tan lejos de allí.

- ¿No podrían vivir en cualquier lugar si vienen desde su mundo? – preguntó el albino.

- Los invizimals en ese aspecto son como los animales normales, prefieren vivir en hábitats específicos según sus capacidades, por eso me resulta extraño que hayas capturado un Neko-suke viviendo en Estados Unidos.

- Quizá esos hombres lo trajeran desde allí.

Keni arqueó una ceja - ¿Hombres, qué hombres?

- Keni – continuó Lincoln – ayer cuando encontré a Neko-suke aparecieron unos hombres que sacaron a un invizimal llamado Furmin y atacaron a Neko, dijeron que tendrían problemas, conseguí ocultarme y ayudarle a escapar, pero me quedé con la preocupación de quienes eran.

- Esto es preocupante.

- Keni, ¿hay personas que conocen a los invizimals y no son de La Alianza?

- Sí, y no todas son buenas, por eso existimos, para evitar que esa clase de cazadores abusen de los invizimals.

- Entonces ellos podrían ser algo así como traficantes de invizimals.

- Es muy probable, y según dices podría ser que hayan tenido algún problema y se les hayan escapado invizimals que no podrías encontrar sin viajar por todo el mundo, es una muy buena oportunidad para ti, Lincoln te voy a asignar tu primera misión como miembro de La Alianza, investiga esta red de traficantes y busca a los invizimals que hayan podido perder, pero sobre todo ten cuidado y no te alejes de Neko-suke, buena suerte – Keni cortó la comunicación y Lincoln miró al gato tumbado en su cama.

- Bueno supongo que tendremos trabajo – él lo entendió y se levantó – creo que necesitarás un nombre, así que te llamaré Neko para abreviar – el gato asintió – vamos a ver si encontramos algún otro invizimal.

Lincoln salió de su cuarto y avisó a su madre – Mamá voy a salir.

Rita le contestó – Vale, pero no vuelvas tarde.

- Ok, adiós.

En el parque de Royal Woods, un moreno con gafas y una rockera charlaban tranquilamente sentados en un banco.

- ¿En serio te pasa eso cuando estás cerca de la hermana de Lincoln? – preguntó Tabby sorprendida.

- Pues sí, una vez Lincoln y su hermana intentaron ayudarme a superarlo, pero no funcionó – dijo – por cierto, es una lástima que hoy no haya podido acompañarnos

Tabby bajó la mirada y se sobó el hombro – Sí, realmente quiero ser su amiga.

- ¿Y puedo saber por qué?

- Verás después del baile de primavera no lo he vuelto a ver, y como me divertí tanto en los momentos que estuvo conmigo, creí que me divertiría mucho más si estaba con él más a menudo.

- ¿Osea que te agrada su compañía? - chica asintió sonriente - ¿y no será por otra cosa? – dijo sonriendo y haciendo que la chica se sonrojara.

- No sé de qué me hablas – iba a decir algo más, pero por el rabilo del ojo vio a un albino correr cerca de ellos a toda velocidad - ¿Lincoln?

- Sí justo a eso me refería.

- No, acabo de ver a Lincoln corriendo por ahí – dijo señalando hacia donde se había ido - ¿no se suponía que hoy estaría ocupado?

- Tal vez haya terminado.

- ¿Y no crees que te habría avisado?

- Pues tienes razón.

Entonces Tabby se levantó del banco - Vamos tenemos que seguirlo.