1- EL PAQUETE
Nuestra historia comienza en la casa Loud, un sábado por la mañana, nuestro peliblanco favorito Lincoln Loud despertaba lentamente para comenzar su día como siempre lo hacía, haciendo cola para ir al baño detrás de sus diez hermanas, aunque esa mañana, nuestro peliblanco favorito no pensaba en eso como hacía siempre, puesto que otro pensamiento ocupaba su atención, y ese era un paquete que esperaba hacía meses con una nueva consola que se moría por probar.
Después de acabar la fila y asearse, Lincoln bajó a desayunar con su familia mientras escuchaba las ideas de sus hermanas para pasar el día.
- Leni y yo vamos a ir al centro comercial a buscar algo mono que ponernos. – dijo Lori
- Yo voy a ensayar con Sam y los demás, en unos días hay una batalla de bandas y tenemos que ganar. – habló Luna.
- Yo tengo un par de cumpleaños. – Dijo Luan.
- Lana y yo tenemos que poner a punto el todoterreno. – Dijo Lola mirando a su gemela.
- Yo tengo entrenamiento de fútbol. – Contestó Lynn.
- Voy a hablar con la bisabuela Harriet. – Dijo Lucy con su típico tono lúgubre y sin vida.
- Tengo que desharrollar una nueva fórmula para retrashar el envejeshimiento shelular. – Dijo Lisa ceteando.
- Poo poo - dijo Lily riéndose
- ¿Y qué vas a hacer tú Lincoln? – Preguntó Rita a su único hijo
- Yo voy a salir con Clyde a los recreativos – mira su reloj – de hecho, debería irme ya – entonces se levantó y se fue a la puerta – Por cierto, si viene un paquete avisadme y vendré corriendo ¿ok? – sus padres asintieron y Lincoln se marchó.
Desde entonces Lincoln estuvo con Clyde todo el día en los recres jugando videojuegos, pero no podía evitar pensar en su paquete y cuándo su madre le llamaría para avisarles y salir corriendo para abrirlo y estar con él toda la noche y toda la mañana del día siguiente.
Lincoln y Clyde pasaron tanto tiempo jugando que se les hizo de noche, entonces se sentaron en una mesa a comer pizza y charlar sobre comics y cosas triviales hasta que Clyde le hizo la Lincoln la pregunta del milenio.
- Lincoln ya has recibido tu paquete?
El albino suspiró – Aún no, pero debería llegar hoy le dije a mi madre que me llamara si llegaba.
- Yo ya tengo la mía y es genial.
- ¿En serio?
- Sí es...
Lincoln le interrumpió - ¡No me cuentes nada!
- Vale como quieras
Entonces el teléfono de Lincoln empezó a sonar y rápidamente lo cogió - ¿Hola?, ¿mamá? – Lincoln asintió – voy para allá – Lincoln colgó.
Iba a hablar, pero Clyde se le adelantó – Venga vete, mañana me cuentas. – Lincoln le sonrió y se marchó corriendo.
Lincoln corría lo más rápido que podía por las oscuras calles de Royal Woods con la idea del paquete en mente, iba tan distraído que no se dio cuenta que chocó con dos chicos mayores.
- ¿¡Eh qué haces!? – exclamó uno de ellos
- Lo siento chicos no os había visto iba con prisa
- Ya pues a nosotros no nos gusta nada que nos ignoren – dijo crujiendo los nudillos – además, esta es nuestra calle, y para cruzar tienes que pagar un peaje - Lincoln captó el mensaje y echó a correr nuevamente seguido por los abusones cada vez más cerca de él.
Lincoln estaba cada vez más cansado y los abusones no dejaban de acercarse, pensó que podría despistarles a través de los callejones, pero no conseguía quitárselos de encima, y sus esperanzas se fueron por el caño cuando quedó atrapado en un callejón sin salida con los chicos avanzando lentamente hacia él.
- Se acabó el juego chico.
Lincoln estaba paralizado por el miedo, por primera vez en su vida no tenía ningún plan para salvarse, solo esperar a que pasara lo inevitable, una gota de sudor recorría su mejilla cuando vio el puño de uno de los abusones alzarse, pero antes de que le golpease algo cayó a los pies del abusón, y después de eso, varios más rodeándolos, y los abusones aterrados salieron corriendo como niños.
El peliblanco no se había ido por el miedo que sintió antes, pero cuando todo se calmó reaccionó y se fijó que era lo que habían tirado: Kunais, muchos kunais habían sido lanzados en círculo alrededor de donde antes estaban de pie los abusones, pero estos kunais no eran normales, eran de hielo, pero lo que a Lincoln le interesaba era quién los había lanzado. Lincoln buscó con la mirada a quien pudiera haber lanzado eso, pero no había nadie, entonces le pareció ver una distorsión del aire moverse por los tejados, ero era tan veloz que no pudo distinguirlo bien, solo que parecía una silueta en forma de gato, pero era imposible que un gato hubiera disparado esos kunais, ¿verdad?
Después del incidente, Lincoln consiguió llegar a casa sin más complicaciones pensando en la silueta que creyó ver hasta cruzar la puerta de su casa y ver a sus padres con cara de pocos amigos.
- ¿Por qué has tardado tanto en llegar? – Preguntó Lynn padre molesto
- Lo siento, había mucho tráfico – mintió el peliblanco.
- Lincoln la próxima vez avísanos por favor – Dijo Rita preocupada – pero lo importante es que estás bien y te ha llegado una cosita, está en la cocina.
Al escuchar eso Lincoln fue corriendo a la cocina y cogió el paquete para llevárselo a su habitación y allí abrirlo finalmente para sacar de su interior una videoconsola PSP.
- ¡Por fin después de tantos meses la tengo en mis manos! – después de verla la dejó en su cama y se fijó que dentro de la caja había un segundo paquete, lo que le sorprendió ya que no había pedido nada más, y al abrirlo encontró una cámara que parecía un accesorio para la PSP, caja con una Z roja envuelta en una estrella amarilla y una nota que decía "a quien reciba esto, tu vida no volverá a ser la misma después de abrir la caja".
- Esto se está poniendo un poco extraño – entonces la abrió y encontró un disco de PSP y una especie de rectángulo de cartón - ¿Y para qué servirá esto? – sacó el disco y lo metió en la PSP. Lincoln encendió la PSP y cuando el disco se cargó entró en el juego y esperó a que se cargase. Lincoln encendió la PSP y cuando el disco se cargó entró en el juego y esperó a que se cargase.
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