Extracto Diario de Kellan Brahms
30 de septiembre de 1840
Mi abuelo una vez me dijo que: "Cuando creas que tu vida es perfecta, preocúpate, los problemas pronto llegarán."
El abuelo nunca se equivoca.
Mi vida iba tan perfecta, hasta que el problema llegó, en forma de Laila.
Entró en celo, su primer celo.
Y, aparte de que ha tenido a todos los machos no vinculados en extrema ansiedad, negándose a que alguno de ellos le ayude, pues ha osado pedir que sea yo quien lo haga.
¡Está loca!
Mi primera reacción al escuchar semejante barbaridad fue, no pude reaccionar, me quedé atónico, pero pronto el pensamiento cazarla y matarla por hacer eso me cegó y tuve que ser retenido por mis cuatro hermanos.
¿Todavía quiero matarla?, por supuesto que sí. El hecho de decidiera pedirme aquella atrocidad en público, ridiculizando y lastimando a Marya es una razón más que suficiente.
¿Voy a hacerlo?, no. El sentimiento de culpa por mis actos irresponsables me lo impide. Laila sigue queriéndome, aún conserva la esperanza de que cumpla todas aquellas promesas que le hice. Fui un bastardo egoísta con ella, tomándolo todo sin ceder ni entregar nada, y, mientras que yo estoy disfrutando del amor con la mujer que se robó mi corazón. Laila está sufriendo la desdicha de un corazón roto y promesas vacías.
Mis malas decisiones tienen a dos mujeres sumergidas en dolor. A Laila a quien creí amar y a Marya, a quien en realidad sí amo.
La primera no deja de buscarme, de pedirme que vuelva a ella, que cumpla lo que prometí y la saqué de su miseria. La segunda me rehúye, sufre cada vez que Laila se presenta, y me parte el alma verla así. La he encontrado sollozando en las noches escondida en su antigua alcoba; cuando quiero demostrarle que a ella es a la única que deseo, se aleja o finge que tiene dolor o está muy cansada. Si quiero abrazarla no me corresponde, se está cerrando a mí, intentando protegerse a sí misma. La estoy perdiendo y mi lobo está furioso.
Debo hacer algo, debo acabar con el sufrimiento de mi compañera, antes de que algo terrible suceda. Mi lobo desea sangre para resarcir el daño causado a su amada, yo, yo sólo deseo poder poner nuevamente una sonrisa en su boca y regresar el brillo a sus ojos.
Voy a resolverlo, de una u otra manera, voy a resolverlo. No puedo perder a Marya, no lo voy a permitir.
Ella es mía, para amar, para cuidar, para vivir.
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