Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra#4 Aileen&Duke

*—Deberías disimular, ¿sabes? Podría darse cuenta de que estás locamente enamorada de él.—la burlona voz de Shia llama mi atención, casi al instante mi entrecejo se frunce.

*—¡Yo no estoy enamorada de él!

*—Sí, claro. Y esa tonta sonrisa que tienes en los labios es de puro disgusto.—bufo al escuchar el sarcasmo teñir sus palabras.

*—No se de qué me hablas.

La suave y divertida risa de Shia se escucha como un eco en mi desastrosa mente.

*—Podrás engañar a otra persona menos a mí, te conozco mejor que tú misma Aileen. No importa lo que digas, hagas y pienses...estás perdidamente enamorada de Duke Brown.

Suspiro mentalmente, trato de controlar mi desquiciado corazón y aclarar mis pensamientos. Pero no lo estoy logrando. Y lo que menos quiero es que ella se dé cuenta la reacción de mi cuerpo ante sus palabras.

*—Estás equivocada.—trato de sonar indifetente, aunque sienta que el corazón está a punto de salirse—si eso fuera posible—de mi caja torácica. —Yo no estoy enamorada de Duke. ¿Cómo podría estarlo, cuando el siente algo por aquella estúpida humana?

Shia suspira. Casi me la puedo imaginar negando con frustración la cabeza, y regalandome el tipo de miradas que mi querida Alfa me regala casi que a diario.

*—Siguete aferrando a esa mediocre excusa. Pero tú como yo sabemos que un hombre que todos los días te llena de regalos, te invita a salir; aunque sea darle la vuelta a la mansión. Y que además te mira como si fueses su mundo, no es suficiente para darte cuenta lo que significas para él, es que estás ciega...o eres demasiado terca.

*—¡Yo no soy terca! ¡Y él no me mira de ninguna forma!

*—¿No? ¿Segura? ¿Y entonces porqué te está mirando de esa manera?

Y cierra toda conexión, después de soltar tremenda tontería. Porque es una tontería, ¿no? Es imposible que él me esté mirando de esa manera, él mismo dijo que sentía algo por aquella estúpida humana. Así que es imposible.

¿No? ¿Sí?

*—¡Maldita seas, Shia! ¿Me oyes? ¡No ayudas en nada!

—¿Aileen? ¿Estás bien?

Tomo un profunda respiración al escuchar aquella ronca voz a centímetros de mis sensibles oídos. Cierro los ojos por una milésima de segundo, mientras aguanto la respiración, pero de igual forma siento aquel delicioso aroma envolviendo mis sentidos.

Estúpido corazón. Tú y mi querida Loba no me sirven para nada.

—¿Aileen?

—Sí.—respondo un poco brusca, mi voz sale vergonzosamente ronca. —Estoy bien.

—¿Segura? No suenas muy bien.

¡Por Zeus, Hades, todos los malditos Dioses!

—Sí, Duke. Estoy bien.—y ladeo mi cabeza, pero no sé ni para qué lo hice.

Trago el repentino nudo de mi garganta en cuanto mis ojos violetas se encuentran con unos diabólicamente negros. Su atractivo rostro se encuentra demasiado cerca para mi buen estado mental, y si a eso le sumamos las tonterías que dijo Shia; es imposible controlar el torbellino de emociones que siento en este momento. Un cosquilleo empieza a subir por mi espalda, erizando los vellos de mi nuca en su proceso, mientras los músculos de mi abdomen se tensan; al ver como una de sus manos se acerca a mi rostro, rozando peligrosamente con sus nudillos mi mejilla. Aguantando la respiración, de reojo observo sus largos dedos tomar un mechón negro de mi cabello. Puedo sentir el latir fuerte y rápido de mi atolondrado corazón, que no me extrañaría que él sea capaz de escuchar, así como los otros pasajeros del avión. Con una tortuosa lentitud lleva el largo mechón hacía atrás de mi oreja, dedicando otro peligroso roce; en este caso a mi lóbulo.

—Eres tan hermosa.

Maldita sea. Ahí está esa mirada de la que Shia hablaba. ¡Maldita sea!

—G-Gracias.—frunzo el ceño molesta al sentir mi lengua torpe, patosa. Aclarando mi garganta, me aparto de su contacto, incapaz de seguir soportando aquel delicado y tortuoso toque. —Pero deberías de buscarte algo más original, ¿no crees?

—¿De qué hablas?—fruciendo aquellas espesas cejas oscuras, baja la mano, mientras una expresión confusa se apodera de su atractivo rostro.

—¿En serio lo preguntas?—su expresión confusa aumenta. Pongo los ojos en blanco, cruzo ambos brazos a la altura del pecho, y volteo el rostro; topandome con la ventanilla. —No importa, si tú no lo sabes mejor para mí.

Por el vidrio de la ventanilla observo su reflejo, la expresión de su rostro es muy cómica y a la misma vez tierna. Si fuese otra persona seguramente me reiría, pero simplemente no puedo hacerlo. Tengo tantos sentimientos contradictorios que la mínima expresión de afecto o algo que delate que él me afecta tanto, sería mi perdición. ¿Cómo puedo estar segura que él realmente siente algo verdadero por mí, y no sea sólo porque soy la segunda opción? Hay tantas preguntas, inseguridades...pero tan pocas respuestas. Y hasta que no encuentre la definitiva, Duke no conocerá mis verdaderos sentimientos.

—Tenemos un largo viaje por delante.—su ronca voz me saca de la burbuja de mis pensamientos, me aguanto el voltear y ver sus diabólicos e interesantes ojos. —Y no desperdiciaré ni un sólo momento o segundo para demostar que realmente me gustas, Aileen. Lo juro, y yo no soy de hacer vagas promesas.

Ni yo tampoco, querido Duke. Ni yo tampoco.

◆◇◆◇

—¿Todo está bien? ¿Hace cuánto llegaste a Navarra?

—¿Por qué mejor no preguntas lo que realmente quieres preguntar, mi querida Alfa?—pongo los ojos en blanco, y aunque sé que Cassandra no podrá verme, de alguna forma sé que se lo imagina.

—No fue idea mía.—suspira, tras el auricular del celular.

—Sí, pero sólo tú y tu querido mate sabían el lugar hacia donde iba. ¿Entonces estás diciendo que fue idea de Liam?

—Bueno...—titubea, mientras toma una pequeña pausa. Suspiro pesadamente sin poderlo evitar. —Digamos que convencí a Liam de que le facilitara pequeños detalles a Duke, que pudieran ser de gran utilidad.

—¿Sí? ¿Cómo qué?—frunzo el ceño, acomodo con mi mano libre los lentes oscuros que esconden mis ojos violetas, mientras observo disimuladamente a Duke; que está tratando de conseguir un auto rentado.

—¿Realmente quieres saberlo?—Cassandra suelta una risita un tanto nerviosa, que consigue exasperarme mucho más. Gruño sin poderlo evitar. —¿Estás enfadada?

—¿Tú qué crees?—mascullo entre dientes. Mi entrecejo se frunce mucho más al ver a una humana acercarse a Duke y pedirle una foto, como si fuese alguna clase de celebridad.

¡¿Pero qué carajos?! ¿Esa humana quiere morir?

—¿Aileen? ¿Me estás escuchando?

—Sí, sí...—murmuro distraída. Mis dedos estrujan sin piedad alguna el celular que sostengo contra mi oreja, tanto mi mandíbula como mi cuerpo se tensa al ver a mí mate sonreírle a ésa estúpida humana.

—Sabes Cass, hablamos después.—y le cuelgo sin prestar atención a lo que sea que estaba diciendo.

Acomodando mi bolso contra mi hombro, ya que de las maletas se encargó Duke, empiezo a caminar sin despegar mi mirada de tan maravillosa imagen. Casi puedo sentir como aquel instinto animal, mi parte loba, trata de hacerce con mi autocontrol, y que a duras penas consigo frenar. No creo que esa humana o tan siquiera Duke sepa a qué extremos puede llegar Shia cuando está enojada. No es algo que le recomiende a nadie. Así que serpeteando personas me abro paso hasta estar a sólo unos metros de la maravillosa parejita, que no sólo se le sumó una humana más, sino que Duke parece gratamente cómodo conversando con ellas.

Rechino los dientes molesta.

Cómodo le va a quedar mi puño en su arrogante sonrisa.

—¿Pudiste conseguir el auto?

Duke alza una ceja al escuchar mi tono de voz, inusual y sospechosamente dulce. Casi, cariñoso. Casi.

—Seguro...—murmura con cierta desconfianza. —De hecho acabo de terminar de firmar todo el papeleo, y estaba por ir a buscarte.

¡Sí claro!

—¿En serio?—mi falsa, y forzada sonrisa aumenta, dándome un aspecto más sospechoso; que la expresión de Duke me indica. —Que alivio tener un esposo tan eficiente.

—¿¡Esposo!?—exclaman ambas humanas mientras una expresión de decepción cruza sus rostros. Sus ojos vuelven al rostro de Duke. —Creímos que eras soltero.

*—Sí, yo también.—responde por la conexión de mates, una que ignoro olímpicamente.

—No. Soy un hombre felizmente casado.—una arrogante, y atractiva sonrisa, empieza a formarse en sus rostro arrancandole un par de sonrojos a ambas. —Y si me disculpan señoritas, tengo que besar a mí esposa. No creo que pueda aguantar un minuto más sin hacerlo.

Abro los ojos como platos.

*—¡No te atrevas Duke Brown!—le indico por la conexión de mates, al ver su clara intención.

Sin poderlo evitar retrocedo unos cuantos pasos al verlo acercarce con una confianza que no sé de dónde saca. Casi puedo sentir las miradas envidiosas y celosas de aquellas tontas humanas clavadas como dagas en mi persona.

*—¡Detente! Era una broma, por todos los Dioses. No tienes que llevarla a tal extremo.

*—Lo siento, preciosa.—su ronca voz acompaña una pequeña carcajada divertida, que me indica que se la está pasando en grande. —Pero no se pueden desaprovechar oportunidades tan maravillosas como ésta.

*—Hablo en serio, Duke. Juro que...

*—Nada.—me corta abruptamente. Su sonrisa arrogante se ensancha. —No sabes cuánto desee por una oportunidad como ésta.

Es lo último que dice porque cierra toda conexión. Con un movimiento rápido—que me toma completamente por sorpresa—me aprisiona entre sus fornidos brazos. Trato de ver sus ojos negros que se esconden tras los lentes pero es inútil, no soy capaz de verlos, pero casi puedo estar segura de sentir la intensidad de su mirada fija en la mía.

—Eres tan hermosa, y soy tan malditamente afortunado.

—A qué te...

Pero mi pregunta quedó ahogada entre sus fríos labios, que estaban devorando con una sorprendente ternura y a la misma vez deseo, mis temblorosos labios. Todo pensamiento coherente, cualquier reticencia, quedó en el olvido en cuanto descargas de placer empezaron a recorrer cada centímetro de mi cuerpo. Es como si un interruptor fuese encendido. Era tan aterrador pero tan delicioso a la vez, ahora comprendía esos impulsos que mi Alfa sentía cada vez que Liam la miraba o la besaba, incluso Aria era presa de este hechizo. Porque eso es lo que era. Y lo peor es que cada fibra de mi ser estaba cayendo en él, y yo, que era la bruja no sabía como contrarrestarlo.

O sería mejor decir; que no quería hacerlo.

Maldición, Aileen. ¿Dónde carajos quedó tu voluntad?

◆◇◆◇

—Sabes, tampoco es que hayas puesto mucha resistencia como para que me veas de esa forma.

—¿Y cómo te estoy viendo?

—Como si te hubiese violado.—aparta la mirada del camino por un momento, para darme un rápido y serio vistazo. Me riño mentalmente al sentir como mi rostro empieza a calentarse, signo de que me he sonrojado. —¿No piensas decir algo?

Aparto el rostro mientras niego. Duke suspira pesadamente a mi lado pero mi mirada está fija en la ventanilla, para ser más exacto en el paisaje. Sin embargo, no importa lo mucho que trate de distraerme, la escena del beso me persigue y no puedo pensar con claridad sólo el recordar las sensaciones que recorrieron todo mi cuerpo en ese momento. Es desconcertante lo poderosa e estimulante que es la conexión entre mates, no me quiero imaginar lo que pasaría si ambos tuviéramos la marca. Un escalofrío me recorre el cuerpo entero, sólo imaginarlo.

—¿Qué pasa? ¿Tienes frío?

—No.—cierro mis ojos, dejo caer mi cabeza al respaldo acolchado del asiento, mientras un largo y pesado suspiro escapa de mis labios. —Solo...necesito descansar.

Duke no dice nada más, y un silencio sorpresivamente cómodo se instala entre ambos. Un pequeña exhalación escapa de mis labios, cada músculo de mi cuerpo va perdiendo tensión y finalmente puedo sentir como mis pensamientos van tomando lucidez. Mi corazón le baja a su intensidad y mis sentidos llegan a su punto normal, pero siempre consciente de el hombre que va a mi lado. Abro los ojos, topandome con aquel rostro, atractivo y arrogante.

Si hubieses sido un ogro todo fuera más fácil.

A quién engaño, yo creo que si Hades lo hubiese creado como el peor de los monstruos mi corazón seguiría acelerandose por él. Ése es el problema con la conexión de mates, es demasiado fuerte como para luchar contra ella.

—¿Qué estás haciendo, Duke?

Frunce el ceño y me da una rápida pero confundida mirada.

—¿¡Conduciendo!?—dice, sin borrar la expresión confusa de su rostro. Pongo los ojos en blanco.

—No, Duke. ¿Qué haces tú aquí?

Un tenso silencio cae entre ambos al finalmente comprender mis palabras. Su expresión lentamente va sufriendo una transformación, aquella cuadrada mandíbula adquiere un aspecto terco, sus espesas y oscuras cejas se fruncen, dándole demasiada intensidad a esos ojos negros; que brillan decididos.

—Creo que es bastante obvio, ¿no? Tú necesitas que las otras brujas vuelvan a tomar en cuenta a las Parker, y me necesitas para lograrlo.

—Aunque eso incluya hacer un juramento ante el libro.

Duke frunce mucho más el ceño, tensa la mandíbula y dándome una rápida mirada, detiene el auto en medio camino.

—¡Estás loco! ¡No puedes detenerte aquí!—exclamo nerviosa, viendo que no venga ningún auto. Pero las calles están bastantes desolados algo que no ayuda en lo absoluto.

—Escuchame muy bien, Aileen Parker.—con el pulso acelerado pongo mi mirada en aquellos ojos, que brillan enfadados y decididos. —No puedo cambiar el pasado, ni puedo hacerte olvidar todas las tonterías que dije, ése será siempre mi castigo y lo acepto.

—Yo no...—alza la mano, interrumpiendome.

—No hace falta que lo niegues.—me sonrojo sin poderlo evitar, una expresión triste y llena de ternura brilla ahora en esos diabólicos ojos negros. —Esos preciosos ojos violetas me recuerdan el dolor que estúpidamente te ocasionó mis acciones, mis palabras.

Aparto la mirada rápidamente, al sentir mis ojos llenarse de lágrimas. Por todos los Dioses Aileen, juraste que no volverías a llorar. Me riño mentalmente. Es lo único que me falta, que él me vea llorar. Ni en esta, ni en veinte vidas más.

—Y si la única manera para demostar que mis sentimientos son sinceros y reales, es jurar con sangre frente a todos los seres sobrenaturales, lo haré. Ya te lo dije; ya no soy de hacer vagas sorpresas.—es lo último que dice, porque vuelve a poner en marcha el auto.

Manteniendo el rostro apartado, tomo una temblorosa respiración, tratando de mantener a raya esas estúpidas lágrimas. Nunca he sido una mujer débil, y no empezaré ahora. Así que tomando el doble de esfuerzo pongo en control mis emociones.

Controlate Aileen, empieza a preocuparte cuando estés frente a los clanes y el consejo. Sólo entonces sabrás si lo que dice es verdad o otra asquerosa mentira.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro