Extra#1 Aileen&Duke
*—Te ves como una loca acosadora.—la voz burlona de mi loba interrumpe en mi mente. Gruño por lo bajo pero trato de que no me escuche nadie.
*—¡No me importa!—gruño en respuesta. La risa de Shia retumba como un eco en mi mente pero decido ignorarla.
—Maldita.
Rechino los dientes molesta y siento aquella energía vibrar en mi interior.
Control Aileen. Control.
Frunzo mi ceño al ver el cabello castaño de aquella chica revolotear al son de las brisas que pasan dejándome la piel de gallina. Es guapa, tengo que aceptarlo. Sus ojos son verdes, con motitas cafés que los hace interesantes de alguna forma. Es un poco menuda y rellenita, pero con suficientes curvas para hacerla atractiva. Y además tiene la piel tan blanca, los labios tan rojos que le otorgan un aspecto, no sé, seductor.
¡¿Qué?!
Mis cejas se alzan y puedo sentir como mi cuerpo se estremece ante la imagen que mis ojos violetas ven. La chica, aquella humana está besándose con...¿otro humano?
—¡Oh mierda!—exclama una voz a mi lado. Siento como si el alma se desvaneciera de mi cuerpo. Un escalofrío me recorre el cuerpo entero y con una espantosa lentitud volteo a mi izquierda.
—¿¡Cass!?
El cabello platino de mi Alfa revolotea a mi lado, sus ojos están igual de abiertos como imagino deben de estar los míos.
—¿Q-Qué haces aquí?—balbuceo sin todavía creer que Cassandra esté a mi lado. Los ojos esmeralda de mi Alfa se despegan de aquella...humana, y se clavan en los míos.
—¿Ah?—pregunta distraída. Menea la cabeza y se sonroja un poco. —¡Ah sí! Te andaba buscando pero no te encontré por ningún lado, y Shia me dijo que estabas aquí.
Suspiro resignada. No importa cuanto traté de esconder mi esencia, imagino que Cassandra ahora al ser una bendecida no hay poder o magia que la engañe. Y eso no sé si es algo bueno o malo.
—Pero dejando eso de lado, ¿estás viendo lo mismo que yo, verdad?
Mi mandíbula se tensa, fulmino con mi mirada aquella estúpida humana.
—Sí.—gruño sin poder evitarlo. —Es una estúpida. Que mi mate me haya rechazado por una humana, ¡una inútil y sosa humana! Que como si fuese poco le pone el cuerno, hace que las ganas de matarla sea muy tentadora.
—¿Te estas juntando con Zurich? Su lado sádico se te está pegando.
Río entre dientes y me encojo de hombros.
—Tienes que reconocer que para la maldad es el rey, además de que tiene ideas muy...interesantes.
Cassandra pone los ojos en blanco pero termina riendo. Las bromas de Zurich hacen de la estancia en aquella mansión muy divertida, aunque al mate de mi Alfa no le hace tanta gracia, ya que cuando vuelve a tomar el control tiene que arreglar los daños causados por su lobo.
—¡Aileen!
Meneo mi cabeza saliendo de mis pensamientos, veo sin entender a mi Alfa quien empieza hacer varios ademanes con las manos.
—¿Qué?
Cassandra pone una mano en mi boca, lo que aumenta mi confusión. Da una mirada disimulada alrededor, como si alguien estuviera acechando.
*—¡Cállate tonta! Que se están acercando en ésta dirección, tenemos diez segundos antes de que nos descubran.—la voz—un poco acelerada—de Cassandra se escucha por medio del link que compartimos ambas. Abro mis ojos como platos al comprender lo que ha dicho. —¡Haz algo!
Piensa Aileen. Piensa.
Por Zeus.
—¿Escuchaste algo?—pregunta una ronca y masculina voz. Los ojos esmeralda de mi Alfa me observan llenos entre pánico y alivio. Suspiro disimuladamente, había olvidado que podía hacernos invisible. Momentos como estos agradezco ser bruja, aunque ésto sea un truco que sólo he hecho tres veces en mis doscientos años de vida.
—Lo más seguro sean imaginaciones tuyas.—responde una voz femenina que de inmediato reconozco como la de aquella infiel humana.
*—¡Ni siquiera se te ocurra ponerte a gruñir en este momento!—la voz de Cassandra vuelve a escucharse en mi mente, casi como si pudiera leer mis pensamientos, porque éso era lo que estaba a punto de hacer. Definitivamente ésa chica ha ganado mi odio. Mi puro y oscuro odio.
Reprimo un nuevo gruñido cuando ambos empiezan a besarse en frente de nosotras, con todo y lengua.
Que desagradable.
—Oye cariño, ¿qué pasará con Duke?—pregunta aquel tipo segundos después de una tortura desagradable para mis ojos. Tanto Cassandra como yo ponemos la atención en la humana, esperando su respuesta.
—Nada.—responde mientras una sonrisa se forma en su rostro. —Sabes muy bien que ando con él porque es muy popular, y andar con él me da cierta libertad con mis padres. ¿Puedes creerlo? ¡Mis padres aceptan a un Demonio! Eso sí es extraño.
¡Vaya! A pesar de la cara de tonta que tiene no es ninguna estúpida. Siempre he pensado que las que más aparentan ser recatadas son las peores, la mojigatez es increíble.
—Lo sé, ser su “mejor amigo” me da ciertos privilegios. Quién iba a pensar que ser amigo de un Demonio sería tan beneficioso.
Ambos ríen estruendosamente, se toman de las manos y se empiezan alejar.
¿Mejor amigo? ¡¿La humana anda con el mejor amigo de su novio quien es mi mate?! ¿Está loca?
—¡Aileen!—la voz de mi Alfa me vuelve a sacar de mis pensamientos. Pongo mi mirada en ella. —¡Vamos! Tenemos que seguirlos.
Asiento, hago que volvamos aparecer, lo cual ya iba siendo hora, ya que no puedo mantenernos durante mucho tiempo invisible. No es mi fuerte.
—¿No crees que nos reconocerá?—pregunta Cassandra, ambas nos mantenemos a una distancia considerable de aquella pareja de mentirosos. Suspiro y empiezo a buscar en mi mente algo que nos ayude, pero eso de cambiar rasgos físicos no se me da del todo bien. Además de que ya gasté cierta energía con lo de ser invisibles. A veces ser mitad bruja no ayuda mucho, ya que una completa no tiene tantas limitaciones. Y aunque venga de un Linaje muy puro y poderoso, sigo siendo una híbrida.
—Algo se nos ocurrirá.
Cassandra me da una mirada escéptica pero al final se encoge de hombros.
Por los Dioses Alieen. ¿En qué lío te estás metiendo?
◆◇◆◇
*—¿Piensas decirle a Duke?
Aparto mi mirada de la pareja de mentirosos que están como a tres filas de nosotras. Al parecer decidieron ir a ver una película, que en lo personal, es demasiado estúpida pero nos ayuda a mantenernos escondidas.
*—No lo sé.—respondo por medio de la conexión que comparto con mi Alfa. —Lo más probable no me crea si se lo dijera.
Me encojo de hombros, a pesar de la oscuridad ambas vemos muy bien. Cassandra pasa distraídamente su mano por encima de su vientre hinchado, sonrío ligeramente. Me encanta verla embarazada, aunque sus humores aveces no tanto, el embarazo definitivamente la hace ver mucho más radiante.
*—En eso tienes razón.—su voz me saca de mis pensamientos. —Pero bueno, tú eres la que debe decidir.
Suspiro, vuelvo a poner mi atención en la enorme pantalla del pequeño cine. A mi mente vuelve los recuerdos del primer encuentro con mi mate, su rostro sorprendido, mi loba eufórica y contenta, su rechazo, mi furia al verlo tomado de la mano de esa infiel humana.
Por Hades.
La furia vuelve a encenderse, es increíble que mi mate me haya rechazado por una humana. ¡Una inútil e infiel humana! Sonrío con amargura. Sí, definitivamente no le diré. Que él mismo se dé cuenta la clase de novia que tiene, que le pese el haberme rechazado. Porque todavía yo de estúpida lo busqué y traté de hacerlo entrar en razón, pero él lo único que hizo fue literalmente humillarme. ¡Bien! ¡Ahora el humillado es él!
Estúpidos hombres.
*—Oye, relájate. Tus ojos están empezando a brillar.—la voz de mi Alfa me hace salir bruscamente de mis pensamientos. Sus ojos ligeramente brillantes me regalan una mirada seria y fulminante. Suspiro pesadamente, cierro mis ojos y trato de volver a controlarme.
*—Lo siento.
Cassandra bufa a mi lado, clava su mirada en la pantalla. Hago lo mismo pero antes les doy una última mirada a la pareja de mentirosos, hago una mueca al verlos a ambos nuevamente chupandose la cara.
Asquerosos y mentirosos humanos.
◇◆◇◆
—Entonces, ¿se supone que tengo que casarme y tener un “heredero” para formar parte del gran libro?
Cassandra suspira, se arrecuesta del todo al respaldo de su cómoda silla de cuero, sus manos acarician con ternura su hinchado vientre.
—Sí bueno, es un poco más complicado.—musita sin apartar su mirada de mi tenso rostro. —Porque tú al ser mi Beta, ser mitad loba, con la única persona que te puedes casar y tener “una heredera” es con tu mate. Si no, el consejo no aceptaría la incorporación del clan Parker, por más que hayan sido uno de los más antiguos.
Frunzo el ceño. Pongo los ojos en blanco, suspiro irritada y me siento en el mullido sillón que está en frente a mi Alfa.
—Claro, casarme con mi mate.—sarcasmo adorna mi tono de voz. —¡Un mate que no me quiere! ¿Cómo se supone que me case con él y tenga una heredera o heredero, si ése idiota me rechazó?
Cassandra alza sus cejas, sus ojos esmeralda no se apartan de mi rostro.
—No sé.—responde y simplemente se encoge de hombros. Vuelvo a suspirar irritada y escondo mi rostro entre mis antebrazos, que tengo encima del escritorio de mi Alfa.
—Tener alma gemela apesta.—mi voz sale un poco amortiguada. Alzo la cabeza un poco. —El amor apesta.
—No seas melodramática.—bufa mi querida Alfa. Toma un chocolate en alguno de sus cajones y empieza a comérselo, hace una mueca pero aun así se lo come. Río divertida, ella y yo odiamos el dulce. Pero sus antojos son del puro y asqueroso dulce; de cualquier tipo. —Q'e es-so n-no te impida volver a poner a las Parker en el mapa.
Con desagrado observo el chocolate a medio masticar de su boca. Limpia un poco sus mejillas, traga aquel vicioso dulce antes de retomar su postura de Reina y Alfa, aunque su vientre hinchado de su primer embarazo y algunas migajas de chocolate adornan sus comisuras, le dificultan aquello.
—Buscaremos la manera de hacer que Duke deje a esa humana.
Aparto mi mirada, bajo la mirada a mis uñas. Siento la mirada de mi Alfa clavada en mi persona.
—¿Qué hiciste?
Suspiro, apoyo mi barbilla encima de mis brazos que todavía siguen encima del escritorio. Clavo mis ojos violetas en los esmeralda de mi Alfa.
—Digamos que utilicé mis poderes, y entre pensamientos coléricos más el dolor de Shia por ser rechazada sin querer provoqué que aquellos mentirosos humanos le dijieran todo a Duke.—murmuro tratando de mantener un tono inocente. Cassandra frunce el ceño pero a los segundos suaviza su expresión y suelta una estruendosa carcajada. Pongo los ojos en blanco, suspiro y mantengo mi barbilla entre mis antebrazos. La risa de Cassandra lentamente mengua al ver que no la acompaño en su ataque de risa.
—¿Qué pasa?—pregunta preocupada. Niego, siento un nudo formarse en mi garganta, al percatarme que estoy a punto de llorar escondo mi rostro entre mis antebrazos.
—Aileen.
Tomo una profunda bocanada de aire pero ese ligero picor en mis fosas nasales y mi vista nublada no desaparece. Odio llorar, no me gusta, sobre todo; odio llorar por un hombre.
—¿Qué pasa?—vuelve a preguntar, Cassandra pasa una mano por encima de mi cabeza peinando con ternura mi cabello. Vuelvo a tomar una buena bocanada de aire pero esas ganas de llorar no desparece. Siempre me juré nunca rogarle a un hombre, si me quería bien y si no pues también. Pero eso lo decía antes de encontrar a mi mate.
Ahora entiendo a Cassandra cuando trataba por todos los medios de llegar al corazón de Liam. Es una necesidad de estar junto a ellos, uno siente un vacío difícil de llenar. No me alegra haber hecho lo que hice, no me enorgullece haber intervenido en una relación. Porque aunque ese Demonio es mi mate, yo no tenía derecho de intervenir, él tenía que enterarse por sí mismo de las infidelidades de su novia y de las mentiras de su “mejor amigo”. Pero no, el rencor, los celos y el enojo me hicieron hacer aquello. Y es que ni siquiera haber hecho lo que hice cambió algo, porque Duke ni siquiera me buscó.
Soy una estúpida. Una tremenda estúpida.
—¿Tía Cass?—la voz de Alannis llama la atención. Levanto la mirada, topandome con los ojos completamente negros de la pequeña Demonio.
—¿Qué pasa, cariño?—pregunta Cass mientras Alannis entra al despacho. Un hermoso vestido floreado con la falda acampanada, combina con su pálida piel y su cabello rubio casi blanco.
—Tía Aileen...—frunce un poco su ceño. —Alguien te busca.
Frunzo mi ceño de inmediato. La pequeña también está un poco sorprendida.
—¿Quién?
Alannis abre la boca pero una presencia entra al despacho ocasionando que las tres pongamos la mirada en él.
Oh por los Dioses.
*—MÍO.—gruñe una posesiva Shia en mi mente cuando a nuestros sentidos llega aquel delicioso aroma. De inmediato contengo el aliento, aguantando un gruñido.
—Hola.
Observo en shock a Duke, sus ojos completamente negros se mantienen fijos en mi rostro. Trato de hacerle llegar oxígeno a mis pulmones pero es imposible. Mi mirada lo recorre desde la punta de sus zapatos hasta el último cabello negro de su cabeza. Olvidaba lo atractivo e imponente que era, no sé si se deba porque es un Demonio o porque es mi mate, pero es como si un aura misteriosa e incluso un tanto íntimamente lo rodea.
—Buenas tardes, Alfa.—su profunda voz rompe el tenso silencio que calló en aquel amplio despacho. —Disculpe que interrumpa de esta manera pero, ¿sería posible que pueda hablar con su Beta? Tenemos algunos asuntos que discutir.
¡¿Qué?!
Trago saliva, Alannis observa desconfiada al hombre que está a su lado, la pequeña Demonio se ve mucho más pequeña a su lado pero no se inmuta. Reprimo una sonrisa.
—Por supuesto.—la voz de Cassandra llama ahora mi atención. Un escalofrío me recorre cuando sus ojos esmeralda adquieren aquella mirada intimidante que pone a más de un licántropo o vampiro a temblar. —Pero antes...te advierto que si mi Beta la veo derramar una lágrima, el mundo sobrenatural se quedará con un Demonio menos.
Cassandra cuadra su postura, todavía con la mejilla manchada de chocolate y su panza de embarazada, se ve intimidante. Duke parpadea sorprendido, al parecer tampoco es inmune al tono de Cassandra teniendo en cuenta que es de otra raza.
—Vamos, cariño.
Mi Alfa toma la mano de Alannis, la cual antes de salir junto a Cassandra señala a Duke y también le advierte, le dijo algo como; “si le pasa algo a la tía Aileen lo lamentará”. Nuevamente reprimo una sonrisa.
Como amo a esa niña.
—¿Podemos hablar?
Aparto la mirada de la puerta cerrada del despacho de mi Alfa. Reprimo las ganas de fruncir el ceño, mantengo una expresión neutral casi indiferente.
—Seguro.—respondo. Me encojo de hombros. —¿Prefieres que hablemos aquí o...
—¿Qué tal si caminamos un momento?
Observo fijamente ese atractivo rostro. ¿Qué hace aquí? Él es muy bueno escondiendo sus expresiones, y no sé si viene a decirme algo bueno o algo malo.
—Está bien.
Ambos salimos en silencio del despacho de mi Alfa. Siento los pelillos de mi nuca erizarse cuando Duke roza su mano con la mía, de inmediato escondo mis manos en mi chaqueta.
Espero sea algo bueno.
◆◇◆◇
Trato de secar mis manos dentro de mi chaqueta, no quiero que se dé cuenta lo nerviosa que estoy. Aunque no niego que me alegra verlo, sigo molesta por haberme rechazado, y por una humana. Sólo recordarlo todo mi cuerpo se enciende en cólera.
—Lo siento.
Me detengo bruscamente en medio de aquel inusual bosque, ambos decidimos caminar por ése amplio bosque. Pongo de inmediato mi mirada en los ojos negros de mi mate.
—¿Por qué?—alzo una ceja en su dirección. Siento los latidos de mi corazón acelerarse pero sigo manteniendo una expresión indiferente.
Duke aparta por unos segundos la mirada, pasa una de sus manos por su cabello negro, tenso las mías cuando por impulso deseo ser yo la que lo haga.
Tranquilizate Aileen. Recuerda; él te rechazó, no te sigas rebajando.
—Por...—se detiene. Suspira y vuelve a poner su atención en mi persona. —Por haberte rechazado. Sé que para los licántropos las relaciones de mates es sagrada, y yo te rechacé sin complementación alguna.
Contengo el aliento, mi corazón se acelera un poco más, un escalofrío me recorre al presentir un “pero”.
—Y aunque ya no sigo con Inés.—dice sin apartar sus ojos de los míos, finjo sorprenderme. El asiente ligeramente. —Sigo teniendo sentimientos por ella...y también por ti.
¡¿Qué mierdas?!
Siento mi garganta cerrarse por la ira. En cualquier momento se me escapará un gruñido, así como también sé que será cuestión de segundos para que mis ojos empiecen a brillar.
—No comprendo mucho sobre los mates, pero por alguna extraña razón me siento atraído hacía ti.
Tenso la mandíbula. ¿Y qué? ¿Se supone que me alegre que sienta algo por mí mientras siente lo mismo por la misma humana? ¡¿Son los hombres siempre tan imbéciles?!
—Comprendo...—mascullo con la mandíbula bastante tensa. —¿Y puedo preguntar la razón del por qué ya no estás con la humana?
Duke suspira, le da una rápida mirada a aquellos árboles abrigados de nieve. Sé que está haciendo frío, pero el enojo que bulle en mi interior no me permite sentirlo. Las ganas de golpear a esa humana y a mi mate, aumenta a cada segundo.
—Me fue infiel...con mi mejor amigo.—gruñe. Alzo una ceja en su dirección. —Ambos tenían meses de verme la cara de idiota.
¡Ja!
—Lo siento.—digo sin realmente sentirlo pero Duke se cree mi falso sentir. Realmente no sé si reír o llorar en éste momento, quiero irme. Cada vez que abré la boca sólo aumenta mi ansiedad, mi enojo, ése dolor asfixiante en mi pecho. Tengo tantas ganas de golpearlo, como las ganas de besarlo. Creo que los cambios drásticos de animo de Cassandra se me están pegando.
—Pero no era de eso que quería hablar contigo.—su voz me saca de mis pensamientos, alzo una ceja al ver por fin caer la mascara indiferente de aquel demonio. —No sé cómo es pero...me gustaría deshacer el rechazo.
Duke pasa incómodo una mano por su cabello, alzo ambas cejas para segundos después fruncirlas. ¿Ahora soy la segunda opción? Siento como si alguien estrujara mi corazón ante aquel pensamiento, como algo oprime mis pulmones.
—¿Quieres que te dé una oportunidad?—pregunto haciendo lo imposible por no reflejar el dolor que siento. Duke asiente lentamente, midiendo mi reacción, mi expresión. Sonrío con cierta amargura. —¿Quieres que olvide la vez que me rechazaste? ¿La vez que en frente de esa humana me humillaste? La misma humana que te fue infiel. ¿Quieres que haga como sin nada y acepte sonriente tu “no rechazo”?
Río con tal dolor que aquellos ojos negros me miran con arrepentimiento. Niego sin dejar de reír.
—Estás loco.—digo tomándolo por sorpresa. —¿Qué te hace pensar que no busqué ya un remplazo?
De inmediato su entrecejo se frunce, sus ojos se oscurecen ligeramente.
—¿¡Remplazo!? ¿Eso significa que estás ya con alguien?
A cada segundo el ritmo de mi corazón se acelera, sé que luego me arrepentiré por las mentiras que suelto a diestra y siniestra. O tal vez no.
—Puede ser.—musito enigmática. Los ojos de Duke se oscurecen un poco más, me permito regodear por su reacción.
—Pero yo soy tu mate.
Alzo una ceja en su dirección. ¿Ahora si lo es? ¡Ja!
—¿En serio?—sarcasmo puro adorna mi tono de voz. El ceño de Duke se frunce mucho más. —Si no mal recuerdo, tú me rechazaste. Y como dicen por ahí; “la vida continúa”.
Sonrío con toda la falsa ternura que soy capaz de reunir.
—Realmente fue un placer conversar contigo.
Me acerco hasta él, se tensa al verme tan cerca. Sin que él se lo vea venir le robo un beso. Cada uno de los pelillos de mi cuerpo se eriza.
—Adiós, Duke.
Me aparto antes de que Shia tome control de mi cuerpo. Giro sobre mis talones para volver a la mansión pero una mano detiene mi plan.
—Tú serás mía, Aileen.
Sonrío para aparentar tranquilidad, aparto mi brazo de su agarre y los cruzo a la altura de mi pecho.
—Eso lo veremos.
Y antes de que él pueda retenerme salgo a toda velocidad de ahí. Las brisas heladas mueven mi cabello, toda mi piel está erizada, mi corazón late como un desquiciado que incluso temo Cassandra pueda escucharlo. Mis pulmones exigen el oxígeno que no les concedo.
«—Tú serás mía, Aileen.»
Una enorme y tonta sonrisa se abre paso en mi rostro. Puedo sentir su aroma todavía envolviendome. Suspiro, y suelto una pequeña carcajada. Los hombres son tan extraños. Aunque conseguí mi meta, no me enorgullezco mucho como, pero aún así la conseguí. Duke es y siempre será mío. Sé que nunca estaría con otro que no fuera mi mate, pero eso él no lo sabe, y lo haré sufrir unos cuantos meses por haber escogido ésa humana por encima de mí. Sonrío más ampliamente.
Lo siento, mi amor. Pero ya sabes lo que dicen; ojo por ojo, diente por diente.
***
1era Extra :3 (se los debía, lo siento)
Cuanto tiempo :') las extraño ♡ #TeamZurich jaja pervers
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