Capítulo Final (1/2).
—¿Te gusta?—murmura Liam en mi oído. Sus ojos de diferentes tonalidades no dejan de verme expectante, casi con temor.
¿Gustarme? ¡Me encanta!
Todo el salón está decorado, largas mesas con sus respectivas sillas están a un lado. Una orquesta—me parece que la misma que estuvo cuando Liam vino por primera vez a Italia—está cerca de donde imagino será la pista de baile, una preciosa araña está encima de donde es la pista, candelas con un diseño bastante interesante alumbran todo el salón. Como no ha anochecido del todo, los colores anaranjados, amarillos y blancos juegan por todo el salón.
—Me encanta, Liam.—respondo con un nudo en la garganta. Se puede notar el esfuerzo que se tomó para poder decorar todo, ¡todo el salón!.
Sonrío feliz. Porque en éste momento estoy que exploto de felicidad. Saludo y recibo con muy buen humor las felicitaciones—y bendiciones—de todas las personas que se acercan a nosotros.
—Pero si aquí están los nuevos esposos.
Alzo la mirada reconociendo inmediatamente la voz de mi Beta. Los ojos violetas de Aileen brillan y me parece que retiene algunas lágrimas.
Me suelto de Liam y rápidamente mis brazos se enrollan en el cuerpo de mi Beta, ella encantada me devuelve el abrazo y siento unas gotitas cálidas caer en mi hombro, mis ojos se llenan de lágrimas.
—Gracias, Aileen.—susurro y mis brazos la apretan mucho más fuerte.
—Por ti lo que sea, mi señora.—responde, ganándose una carcajada de mi parte. Me separo de ella y ambas nos sonreímos felices.
Un escalofrío me recorre al sentir la mano de Liam en mi espalda, ahí donde el vestido tiene una apertura. Mis ojos no tardan en caer en aquellos hermosos ojos de diferentes tonalidades, que brillan felices. Sonrío en su dirección, busco su mano y ambos empezamos a caminar por el salón.
—Mis señores.
Ambos alzamos la mirada y no puedo evitar sorprenderme al ver a la profesora Amelia Brown. Los ojos negros de la demonio nos da una mirada, casi diría que amistosa, algo raro en un demonio a decir verdad.
—Señora Brown.—saluda Liam. Ella pone la mirada en él y asiente en su dirección.
—Felicidades a ambos.—nos felicita y nos sonríe. Le devuelvo el abrazo que un tanto incómoda me da, supongo que ella no está tan acostumbrada a mostrar tanto afecto.
Supongo.
—Él es MÍO.
Un rugido llama nuestra atención, por encima del hombro de la profesora veo a Aileen. Todo su cuerpo está tenso y en una posición de ataque. Trato de ver con quién es que va a luchar, pero lo único que veo es un tipo alto de cabello negro, de ahí no puedo ver que más porque está de espaldas. Abro mis ojos a más no poder cuando de las manos del chico empiezan a salir un humo negro, bastante extraño a decir verdad.
—¿¡Qué rayos!?—murmuro estupefacta viendo como aquel humo empieza hacer una especie de burbuja, donde Aileen y ése otro tipo quedan dentro, todos jadean sorprendidos, incluyéndome.
Oh mierda.
Antes de tan siquiera poder mover un dedo, ambos desaparecen. Un escalofrío me recorre y mis colmillos se alargan, temiendo por mi Beta. Mis manos empiezan a temblar, no se quién se atrevió a llevarse a mi Beta pero lo va a lamentar.
—Nunca aprenderá.—dice Amelia Brown a mi lado, viendo con el ceño fruncido el lugar donde anteriormente estaba mi Beta.
—¿Lo conoce?—alzo una ceja en su dirección, mi voz suena tensa, además de que una incontrolable furia danza en todo mi interior. Amelia suspira y asiente.
—Es mi hijo.—responde y percibo cierta pena, o tal vez sean imaginaciones mías. Mi ceño se frunce mucho más y no puedo evitar sentirme inquieta.
Muy pronto se quedará sin hijo donde le ponga mis manos a ese...
—Va a estar bien.—murmura Liam a mi lado, interrumpiendo mis pensamientos un tanto...¿sádicos? No sé, lo único que sé es que si ese tipo lastima a mi Beta será un demonio menos para el mundo.
El sonido del violín y los otros instrumentos de la orquesta llama nuestra atención.
—¿Bailamos?
El ritmo de mi corazón se dispara y empieza a latir fuertemente contra mi pecho.
—Sí.
Liam pone su mano en mi espalda, un estremecimiento me recorre al sentir su palma cálida sobre mi piel.
Ambos empezamos a acercarnos al centro, todos están pendientes de nosotros y no puedo evitar sonreír cuando una imagen parecida danza en mi memoria.
Mis manos suben a sus hombros y mis dedos acarician su cabello. Sus brazos se enrollan en mi cintura y su rostro queda muy cerca del mio.
La melodía suave empieza a sonar por todo el salón. Liam nos mueve suavemente de un lado hacia otro, su ojos no se apartan de los míos. Se siente tan íntimo, como si estuviéramos en otro mundo.
—Te amo, señor McCartney.—digo en un tono bajo, influenciada por todo ese ambiente íntimo, romántico.
Aquellas motitas plateadas parecen brillar.
—Te amo, señora McCartney.
Escondo mi rostro por la curva de su cuello, mis ojos se llenan de lagrimas y no quiero que él las vea. Sus brazos me abrazan mucho más fuerte, no puedo evitar suspirar de satisfacción. El calor de Liam me hace sentir cómoda, su cuerpo ahora mucho más fuerte y fornido me hace sentir protegida.
Estar en sus brazos es el mejor lugar del mundo.
◆◇◆◇
—Hola princesa.
Alannis ríe y sus brazos se enrollan en mi cintura.
—Hola, tía Cass.—responde feliz. Acaricio su mejilla, cuanto me alegro de que ya aquellos feos hematomas se hayan borrado de su piel.
—¿Quieres bailar conmigo?—le digo mientras pongo los brazos en sus hombros. Alannis se ríe pero asiente, su pomposo vestido se mueve junto al mio. Todos a nuestro alrededor bailan y disfrutan de la velada.
Observo con una sonrisa a Liam bailar con su hermana. Los hermanos McCartney parecen muy a gusto uno junto al otro, lo cual me alegra muchísimo, que al fin la relación de ellos se haya podido reconciliar, o tal vez sería mejor decir; salvar.
—Tía Cass.—la voz de Alannis me saca de mis pensamientos, bajo la mirada ha aquellos ojos negros. —¿Algún día me casaré como tú?
Una risa brota de mis labios. Ella me observa con gran interés, con una sonrisa en mi rostro respondo a su pregunta.
—Por supuesto, preciosa. Encontraras un chico que te va amar muchísimo, así como yo amo a Liam, así también como tu papá ama a Aria.—digo sin dejar de bailar. Me parece que aquellos ojos negros brillan emocionados. —Y ambos se van a casar, incluso formaran una familia.
—¿Vas a tener hijos, tía Cass?
—Eso espero, princesa.—respondo sin borrar mi sonrisa. —Ahora dime, ¿te estás llevando bien con Aria?
La pequeña se encoge de hombros y asiente.
—Es bonita. Y muy buena conmigo, además que papá parece muy feliz cuando está con ella.—responde y una sonrisa un poco maliciosa se abre paso en su rostro infantil. —Incluso les pregunté cuándo iban a casarse y darme un hermano—o hermana—pero ambos se pusieron tan rojos como el tío Liam suele ponerse a veces.
Una estruendosa carcajada sale de lo más profundo de mi ser. Si no fuera porque el sonido de la orquesta es fuerte, además de las conversaciones y algunas risas, todos volverían a verme como a una loca.
—Bueno, estoy segura que pronto tu deseo se cumplirá.—respondo cuando logro recomponerme del ataque de risa.
—Espero que mi hija no te esté diciendo cosas que no debería.
Alzo la mirada encontrándome con los ojos del Beta de mi mate. Sus ojos que comparten la misma característica que la de Liam observan divertidos a su hija.
—Cómo crees papá.—responde la pequeña demonio en una falsa sonrisa angelical. Una de las cejas de Gregory se alza, claramente no creyendo lo que su hija dice.
—Está bien.—musita la pequeña al ver la mirada que le dio su padre. —Estaba hablando cosas de mujeres con la tía Cass.
—¿Cosas de mujeres?—pregunta el Elfo desconcertado. Los celos pasan como un rayo por sus ojos. —¿De chicos? Espero que no. Tu eres una niña, mi niña, y todavía no te permito tener novio. Tal vez en 100 años.
Río al ver la expresión del Elfo. Alannis bufa y menea la cabeza, ve con cierta malicia—y diversión—a su padre. La pequeña hará que antes de lo previsto le salgan bastantes canas al Elfo.
—Bueno, si de algo te ayuda no estábamos hablando de chicos.—comparto una mirada con Alannis, una que Gregory no llega a ver. El Elfo me ve como si no me creyera pero decide encogerse de hombros.
—¡Es hora!—canturrea una persona a mi lado. Los ojos turquesa de Aria me observan emocionados. La observo sin entender. —Ven, vamos. Tienes que cambiarte.
Aria entrelaza su brazo con el mío y empieza a jalar de mí, rápidamente nos dirige a las escaleras de piedra que hay en el interior de mi castillo.
—¿Cambiarme para qué?—pregunto segundos después. Aria todavía jalando de mi mano me da una mirada de reojo y su sonrisa parece adquirir cierta...picardía.
—Para tu noche de bodas, por supuesto.
Oh.
◆◇◆◇
Observo sorprendida el bonito vestido corto que está sobre mi cama. Unas sandalias de plataforma están a la par de él, alineadas perfectamente.
Mi corazón en ningún momento baja la intensidad de sus latidos. Un sudor frío baja por mi espina dorsal, ya lo nervios están presentes en mi sistema. No puedo evitarlo. ¡Por supuesto que no! Solo pensar que unos minutos o en una hora Liam y yo...
Llevo ambas manos a mis mejillas al sentir mi rostro calentarse. No sé cómo haré, si sólo pensar lo que va a pasar hace que aquellos nervios aumenten.
—No te preocupes, todo va a salir bien.—la voz de la hermana de Liam me saca de mis pensamientos. Ella me sonríe y se acerca a mi armario, de un cajón saca un paquete. Frunzo el ceño, espero a que ella lo abra y me enseñe su contenido, cosa que no hace. Aria se acerca con el paquete en mano y me lo entrega. Algo confusa—curiosa y temerosa—abro aquel paquete, o sería mejor decir aquella bolsa.
¿Pero qué...
Abro mis ojos como platos al ver aquella lencería sexy y provocativa dentro de la bolsita. Unas bragas que parece más bien un cachetero, de encaje negro—y gris—y por supuesto, su sostén a juego.
—Date una pequeña ducha y vístete.
Todavía con los ojos más abiertos de lo normal observo sorprendida a la chica enfrente de mí.
Aria me da una última sonrisa antes de salir de la habitación dejándome sola. Bajo mi mirada nuevamente a la lencería y un escalofrío me recorre.
Creo que necesitaré realmente aquella ducha.
◆◇◆◇
—¿Estás lista?
Levanto la mirada de mi reflejo encontrándome con el de mi Beta. Dejo caer mi brazo con el que me estaba desarmando el lindo recogido que las chicas me hicieron, y me doy media vuelta.
—¿Se puede saber dónde andabas?—exigo sin apartar mi mirada de ella. Aileen trata de sonreírme pero su sonrisa no llega a sus ojos violetas. Ya la preocupación empieza a hacerse presente.
—Encontré a mi mate.—murmura y su rostro se sonroja un poco, dándole color así a su rostro pálido, demasiado pálido a decir verdad. Mi boca se abre de la impresión al igual que mis ojos.
—¡¿Qué?!
Aileen aparta la mirada un tanto incómoda, veo como su pecho se hincha como si estuviese tomando una enorme cantidad de aire. Cierro mi boca y mi ceño se frunce.
—Tiene novia, Cass.
Es un simple susurro pero igual logro escuchar. Los ojos violetas—que se ven molestos y llenos de celos—de mi Beta vuelven a fijarse en los míos, su rostro se pone un poco más rojo.
—¡El maldito tiene novia! Y como si fuese poco es una humana. ¡Una inútil humana!—explota indignada. —Una humana y un demonio, jodidamente excelente.
—Oye, no digas eso de los pobres humanos. ¿Qué culpa tienen ellos?—respondo lo más seria que puedo pero una sonrisa trata de abrirse paso en mis labios, sé que no debería de tomar esto gracioso pero no puedo evitarlo. Los ojos violetas de Aileen me fulminan y literalmente han empezado a brillar furiosos.
—Me alegro que te divierta tanto.—masculla entre dientes.
—Está bien.—digo, seguido de un suspiro. —¿Cómo se llama esa “inútil humana”?
—Inés Avedra.—escupe con cierto odio. Mi ceño se frunce, no se porqué pero aquel nombre me parece vagamente conocido, tal vez sean imaginaciones mías.
—¿Y qué piensas hacer?—pregunto mientras me cruzo de brazos. —O mejor dicho, ¿Qué fue lo que hiciste? Porque imagino que no dejaste a tu mate irse con la humana, ¿no?
Aileen resopla y tensa mucho más sus puños.
—La iba a matar.—responde con la mirada un tanto desenfocada, como si estuviera recordando el momento. —Porque para mi desgracia estaba al lado de él, abrazandolo y besándolo. Y no pude controlarme, por esa razón nos hizo desaparecer, claro, era eso o le destrozaba el rostro a su noviecita.
Asiento y de alguna forma siento cierta pena por ella. Creo que si Liam hubiese tenido una novia o algo por el estilo hubiese perdido la cordura, o la poca que tengo.
—¿Y entonces?
Aileen suspira y sus facciones se entristecen un poco.
—Digamos que luego que me haya descontrolado—hasta pueda que haya destruido un poco al bosque al que fuimos—y hayamos discutido, llegamos a un acuerdo.—dice y se encoge de hombros. —Que sea lo que los Dioses deseen.
Un silencio un tanto tenso cae sobre ambas. Creo que si yo fuese Aileen haría lo que estuviese en mis manos para que aquella relación no funcione, pero eso sería ser muy egoísta. Creo que Aileen se ha tomado la situación muy bien, se puede decir.
—Como sea, él se lo pierde.—la voz de mi Beta me saca de mis pensamientos. La observo sin entender, sus ojos violetas brillan con malicia. —Es hora de que te encuentres con tu querido mate, y disfruten de su noche de bodas.
Una sonrisa lobuna se forma en su rostro.
—Aprovecha mi señora Aprovéchalo muy bien.
—¡Aileen!
Siento mi cara enrojecer furiosamente. Aileen suelta una estruendosa carcajada antes de salir de la habitación.
«Aprovéchalo muy bien.»
Por todos los Dioses.
Maldita seas, Aileen.
◆◇◆◇
—Adiós.
Entre alguna que otra lágrimas, muchas sonrisas y abrazos, Liam y yo empezamos a despedirnos de nuestros invitados.
—Disfruta. —susurra mi adorada Beta en mi oído, la fulmino con la mirada. Me regala una guiño y una sonrisa muy grande.
—¿Vamos?
Quito la mirada de Aileen y la clavo en aquellos misteriosos ojos de mi mate.
—Sí.
Liam pone su palma en mi espalda y ambos empezamos a caminar hasta llegar a la salida, donde nos espera un deportivo bastante llamativo de color gris.
Liam me ayuda a entrar al auto, cierra la puerta y rápidamente rodea el auto para sentarse frente al volante. El auto ronronea cuando se enciende, una melodía suave y hechizante empieza a salir del reproductor. Cierro mis ojos por un segundo y trato de tranquilizarme, pero parece ser que es algo imposible. Mis manos sudan, mi pecho duele por el oxígeno retenido, además de los furiosos latidos del desquiciado que tengo por corazón.
—Cass, ¿estás bien?
La voz de Liam hace que mis ojos vuelvan a abrirse. Observo de reojo su cuerpo, que se ve muy bien manejando aquel deportivo, lo hace ver tan...bien. Muy bien. El traje negro con corbata blanca que utilizó para la boda, se moldea bien a su cuerpo, es como si cada hilo de ése traje fue hecho exclusivamente para él.
Tan atractivo.
—Sí. Lo estoy.—murmuro y lo más seguro tenga una cara de boba bastante vergonzosa.
Niña estás babeando.
Meneo mi cabeza alejando pensamientos demasiado perturbadores y un tanto violentos.
—¿A dónde vamos?—pregunto tratando de alejar pensamientos de qué se sentiría tocar esos brazos y ese abdomen.
¡Por todos los Dioses!
—E-Es una sorpresa.—la voz de Liam se escucha un tanto incómoda. Ladeo completamente mi rostro en su dirección. Mi curiosidad se ha despertado.
—Sabes...estás muy misterioso.—comento mientras mi mirada no abandona su rostro. Mi corazón se acelera al ver una pequeña sonrisa de medio lado formarse en el rostro de Liam.
—Puede ser.
¡Por todos los Dioses que existen en el universo!
Si Liam le da esa sonrisa a otra persona, realmente me convertiré en asesina. Sí. Definitivamente.
◆◇◆◇
—Cass, hemos llegado.
Abro mis ojos encontrándome con aquellos ojos de diferentes tonalidades que tanto amo. Frunzo mi ceño confusa y veo hacia todos lados, el interior negro del deportivo es lo único que mis ojos consiguen ver.
—¿A dónde?—pregunto confusa y con voz adormilada. Liam vuelve a sonreírme pero sus ojos brillan emocionados.
—Ven.
Liam agarra mis manos delicadamente y me ayuda a salir del deportivo. Un escalofrío me recorre cuando una brisa pasa alborotando todo.
—Esto...Oh por la Diosa.—balbuceo con los ojos como platos. Mi boca se abre, mis ojos no dejan de ver de un lugar a otro, una enorme sonrisa empieza a formarse en mi rostro. —¡ISLA DE CAPRI!
La sonrisa de Liam aumenta al ver mi emoción. Mis latidos son frenéticos y la emoción recorre cada rincón de mi cuerpo. Ante mi se alza la majestuosa Villa Marina Capri Spa.
Es una villa pequeña al estilo romano que está en la Isla Capri de Italia. Esta villa es conocida por sus jardines hermosos, por sus paseos en gozzo, que es la típica embarcación de Capri.
—Buena notte.
Una voz llama mi atención, un humano—y lo sé por su aroma—vestido de traje nos recibe en la entrada de la villa.
—Bienvenidos, señor y señora McCartney.—responde el chico con tono servicial, mis cejas se alzan al escuchar aquello. —Si me permiten las llaves, uno de nuestros trabajadores llevarán su auto a un lugar seguro.
Como si esa hubiese sido la palabra mágica, de la nada apareció otro chico—también humano—y tomó las llaves de Liam, no si antes hacer un estilo de reverencia. ¿Será que ellos saben que somos sobrenaturales?
—Todo está listo, señor McCartney.—la voz del chico me saca de mis pensamientos. —Si me acompañan, por favor.
Liam pasa un brazo por mi cintura y no puedo evitar estremecerme. Ambos empezamos a seguir al chico, mi mirada no deja de ver asombrada la estructura magnífica de la villa, mantiene esa antigüedad romana, pero con toque moderno.
Algunas personas voltean en nuestra dirección y se quedan viendo durante mucho tiempo, no entiendo porqué. No es como si fuéramos diferentes a los demás huéspedes, bueno, lo único es que somos sobrenaturales. Pero igual no entiendo porqué se nos quedan viendo de ésa forma, los humanos son tan curiosos.
—Bienvenidos a Ziqú. Su mesa está lista, señores McCartney.
Una chica rubia, alta y muy guapa a decir verdad nos recibe a ambos. El otro chico—Larry, según leí en su etiqueta—se despide de nosotros.
—Por aquí por favor.
Alzo mi mirada y no puedo evitar jadear por la belleza. Una enorme pérgola hace de techo, mesas con adornos de vidrio que hace la imagen más elegante. Cada mesa tiene sólo dos sillas, como si sólo fuesen para parejas, y lo más magnífico es que está en medio de unos de los tantos jardines, se puede ver incluso el mar.
Frunzo mi ceño confusa, ya que la chica se desvía, no se detiene en alguna de las mesas elegantes del restaurante. Andamos por un camino hecho de piedra blanca, varios rosales hacen como de pared, llegan como a la cintura.
—Por la Diosa Luna.—susurro cuando llegamos al final del camino. Una mini pérgola, muy parecida al del restaurante está en medio de muchísimas flores. Una mesa y dos sillas contrastan la imagen. Liam jala de mí hasta llegar a una de las sillas, como un caballero jala la silla para que pueda tomar asiento.
—Gracias.—respondo todavía un tanto impactada. Un suspiro de satisfacción sale de mis labios cuando siento una cálida chaqueta ser colocada en mis hombros. No me había dado cuenta que sentía un poco de frío, de no ser por la chaqueta de Liam.
Una sonrisa se abre paso en mi rostro al sentir el característico olor a kiwi que desprende Liam.
Amo aquel aroma. Es tan adictivo.
—Espero te guste la cena.—dice mi querido mate cuando al fin logra sentarse. Mi sonrisa se ensancha al ver sus orejas de un intenso rojo, aquellas motitas plateadas parecen tener vida propia, brillan demasiado.
—Es magnífico.—respondo extasiada. Hace mucho dejé de preocuparme por el latido frenético del desquiciado que tengo por corazón. Observo en silencio como algunas personas empiezan a traer la comida y una deliciosa champán. No se cómo Liam sabe cuál es mi comida favorita y mi gusto exclusivamente por aquella champaña, o tal vez si sé cómo. Por una persona de ojos violetas y quien es mi Beta.
—Por nosotros.
Alzo la copa con la champaña.
—Por nosotros.—respondo.
Las copas al chocar combinan con el sonido del mar. Reprimo un gemido cuando mis pupilas gustativas sienten aquel líquido.
—No quiero que estés nerviosa, aunque admito que yo también lo estoy.—alzo mi mirada al escuchar a Liam. —Sólo deseo que disfrutes de todas la sorpresas que he preparado para nosotros.
Nuevamente siento aquella sensación. Aquella benditas ganas de llorar, pero por lo menos serán lágrimas de felicidad, porque soy tan feliz en éste momento.
Si hace unos meses alguien me hubiese dicho que iba a estar en Isla Capri teniendo una cena romántica con mi mate, lo mas seguro lo hubiese calificado como a un lunático.
Sin embargo ahora no puedo estar más agradecida con quien sea la persona que puso a Liam en mi camino. Al destino, al sueño que tuve con mis padres, a la Diosa Luna o a todos los Dioses, a quien sea.
Es tan interesante sentir la felicidad que recorre mi cuerpo, como por una simple mirada de él todo mi ser se estremece. Y sé, que es algo mutuo.
Soy feliz. Y eso es gracias a ti, Liam.
◆◇◆◇
—¿Quieres dar un paseo?
Asiento, dejo la copa ya vacía en la mesa y con su ayuda me levanto. Liam toma mi mano y no puedo evitar sonreírle.
Su brazo se mantiene posesivamente en mi cintura, aprovecho para poder acurrucarme contra su costado. Siempre he sabido que los lobos tenemos la temperatura más cálida, pero yo al ser mitad vampiro soy más propensa a sentir—en ciertos momentos—frío.
Ambos en silencio, cómodos con la presencia del otro, empezamos a caminar por los jardines. Una paz magnífica alberga mi corazón en éste momento. Estar en Italia, el lugar que ha sido muy importante para mí, junto a mi esposo disfrutando de ésta maravillosa isla, es lo mejor que me ha pasado.
Mi esposo.
Hasta en mi mente se escucha tan bien. Muy bien.
—¿En qué piensas?—me pregunta minutos después de caminar por estos maravillosos jardines. Inhalo el delcioso aroma de las flores, un poco el olor a mar y por supuesto el exquisito aroma de mi mate.
—En lo feliz que soy.—respondo. Alzo la mirada a su rostro, las ganas de pasar mis dedos por su mandíbula es muy tentador. —También en lo afortunada que soy. Liam, me has cumplido más de un sueño. Me has dado los mejores recuerdos, has tenido el detalle de ir a dejarles flores a mis padres, además de pedirles mi mano. Eso es algo que nunca olvidaré. Me has hecho la mujer más feliz del mundo, Liam.
Los dedos de Liam limpian unas tontas lágrimas que salieron de mis ojos sin mi permiso.
—Te amo, señora McCartney.
Cierro los ojos al sentir los labios de Liam en mi frente. Sonrío y me acurruco entre sus brazos, que es el mejor lugar del mundo.
—Te amo, señor McCartney.
☆☆☆
★Nota de A:
El capítulo final está divido en dos partes ^^ disfrútalo. ♡
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