Capítulo 4.
—Buenos días mi señora.—dice mi querida Beta apenas entro a la cocina.
—No empieces tan temprano, Aileen.—le digo prácticamente en un gruñido.
—Está bien, tranquila. No pierdas la dulzura de tu hermoso carácter.—dice burlona. Así que me limito a ignorarla. Siento la violeta mirada de Aileen clavada en mí mientras me paseo por la cocina buscando mi desayuno.
—Te noto extraña...¿Pasó algo?
Pienso por un momento su pregunta mientras me saco un poco de tostadas, huevos con jamón y una enorme taza de café caliente. Para poder soportar a Aileen ocupo una buena dosis de café. No es que no la adore, pero hay veces que colma toda mi reserva de paciencia.
—Encontré a mi mate.—le suelto de golpe mientras me siento junto a ella, en unos bancos que están cerca del comedor. Le doy un enorme trago a mi café solo, ya que odio las cosas que tengan mucho dulce y azúcar, lo detesto. Observo por encima de mi taza a mi querida Beta, ya que la veo muy quieta y con los ojos demasiado abiertos.
—¿Ya te moriste?—pregunto mientras le doy una mordida a mi tostada.
—¡¿Mate?!—chilla dejándome un poco aturdida. Creo que he quedado sorda... sí definitivamente quedé sorda.
—Ya decía que no ibas a reaccionar.—murmuro mientras masajeo mi oído. Esta es una de las negativas de ser vampira y mujer loba, mi audición es muy sensible.
—Pero... ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Quién? ¿Por qué?—empieza a divagar mientras se levanta de la silla y empieza a caminar por toda la cocina. La observo con el ceño fruncido, me está empezando a marear.
*—Cálmate.—ordeno en tono Alfa por la conexión que compartimos ella y yo. Eso fue todo para que cerrara los ojos, respirara profundo y se sentara nuevamente.
—¿Mejor?—pregunto mientras recargo mi barbilla sobre mi palma.
—Sí. Pero hay algo que se me hace extraño.—me dice abriendo nuevamente sus extraños ojos violetas y me observa con el ceño fruncido. Le hago señas para que continúe y así lo hace. —¿Por qué no te ves tan contenta?
Dejo la tostada suspendida a medio camino hacia mi boca. La pongo sobre mi plato, y trato de mostrarme tranquila, pero teniendo en cuenta que Aileen es la única persona en este mundo que me conoce mejor que yo misma, va a ser difícil mostrar tranquilidad; que no sienyo en lo absoluto.
—¿Por qué lo dices?
Aileen no aparta su mirada de mis ojos. Al final se encoge de hombros.
—Siempre he pensado que el día que encontraras a tu mate ibas a desbordar de alegría, amor y toda esa cursilería.-dice sin apartar su mirada.
La observo en silencio y nuevamente las imágenes de lo ocurrido en el bosque vuelven a mí. Suspiro pesadamente.
—¡Oh no! Eso no es buena señal.—dice mientras cruza sus piernas como india y se cruza también de brazos. No se cómo hace, si estos bancos no tienen respaldo y a duras penas alcanza tu trasero.
—¿Cómo es que puedes hacer eso?
—¿El qué?—me pregunta confusa. Le señalo su postura, sus ojos siguen la dirección que le señalo. —¡Cassandra María Alejandra Black D'Buonarroti! ¡No es momento para eso!
Gruño molesta al escucharla chillar.
—¿Podrías dejar de inventarme nombres? Y deja de gritar, bruja fastidiosa.
—Como sea.—dice mientras pone en blanco sus ojos. —Ahora concéntrate y cuéntame de una buena vez.
Suspiro nuevamente. Y pensar que recién inicia el día. Madre, Padre y Nana que están cuidándome de donde sea que estén, ayúdenme y no me dejen matar a mi Beta.
◆◇◆◇
—Sigo sin entender qué hacemos en éste colegio, somos cien años mayor que todos de los de aquí.—refunfuña mi adorada Beta. Desde que le dije que íbamos a entrar a este colegio no ha dejado de quejarse.
—Ya te dije, necesito resolver ciertas cosas –le digo por millonésima vez.
—Disculpa, pero no me has dicho absolutamente nada.—dice levantando una ceja perfectamente depilada en mi dirección. —Solo que; encontraste a tu mate—el cuál por una extraña razón te mandó a volar—y todavía sigo sin entender del todo. Y para rematar que vamos a entrar a este colegio del cuál no conocemos a nadie.
Suspiro y busco paciencia en algún lado de mi mente. No le conté nada. Ni cómo era su aspecto, o dónde lo encontré. Es mi mate y lo que pasó, o no pasó, solo nos concierne a los dos.
—Sólo trata de no buscar problemas Parker, ya que a mí tampoco me hace gracia venir acá.
Dicho esto no vuelve a abrir la boca y pone su típica cara de indiferencia, pero sé que está analizando y pensando lo que le he dicho. Vamos rumbo al colegio en uno de mis muchos carros.
—A llegado a su destino.—dice la voz monótona de mi GPS. Busco un lugar donde estacionar, y gracias a la Diosa Luna encuentro uno bastante cerca. Ishtar y Metztli se encuentran inquietas, eso es muy buena señal. Ya que se confirma lo que estaba esperando; encontrar a mi mate.
—Esto será divertido, ¿Cómo reaccionará el director, o directora, de éste colegio cuando tenga de frente a la legendaria híbrida?—dice con una enorme sonrisa burlona mientras me observa de reojo. Pongo en blanco mis ojos y luego la observo molesta.
—¡Mas te vale que te comportes, bruja!
—Pero mi querida señora eso es lo que debería de decirle yo. Que no se le olvide mantener la calma siempre.—me dice pasando de su semblante burlón a uno más serio. No le respondo, porque sé a lo que se refiere. Suelto un pequeño suspiro.
Mi querido Liam, prepárate.
◆◇◆◇
—P-Perdonen, la-a directora las-s espera.—dice la secretaria en un torpe tartamudeo. Es bastante joven y apostaría a que es una sirena. Malvadas pero hermosas.
—Gracias.—responde Aileen bastante divertida, ambas nos encaminamos al despacho de la directora. No sé por qué pero a Aileen siempre le ha causado gracia la reacción de las personas cuando se dan cuenta quién soy. En cambio a mí me incómoda. Sólo me gusta intimidar a los Alfas, ya que se creen mucho.
—¡Adelante! –dice una delicada voz que nos invita a pasar. Aileen y yo entramos, cerrando la puerta a nuestra espalda.
—¡Oh—dice cuando se percata de nuestra presencia. —¡Por favor tomen asiento!
Tomamos asiento en silencio sin apartar la mirada de ella.
—Mi secretaria me avisó de su llegada, aunque no le pude entender muy bien por sus tartamudeos.—dice la directora bastante divertida. —Me llamo Julie Geraldi, la directora de este enorme colegio.
—Aileen Parker y Cassandra Black.—nos presento a ambas. Julie observa fijamente a Aileen, podría decir que con respeto y asombro.
—¡Vaya, una Parker! Pensé que ese clan se había extinto.—comenta bastante impresionada.
—Sí, soy la última descendiente del Linaje Parker.—dice Aileen con un tono un poco brusco.
—Oh, perdona no quise ofenderte. Es que nuestro clan le tenía un gran respeto a las Parker.—Julie mientras observa cariñosa a Aileen. —Tu abuela era asombrosa.
Aileen asiente secamente. Julie se aclara la garganta ligeramente, nos da una pequeña sonrisa a las dos.
—Bueno, volviendo al tema. Entendí que quieren entrar a este colegio.—dice la directora tomando una postura un poco más seria. —¿Estoy en lo correcto?
Nosotras asentimos dándole la razón.
—Bien. Ahora déjenme y les pregunte; ¿Por qué?—dice tomándonos por sorpresa. Aileen y yo la observamos sin entender. Ella nos da una sonrisa amistosa. —Que la última del Linaje Parker venga con la primera híbrida de la historia, no es algo muy común.
Aileen y yo nos mantenemos en silencio, mi Beta no aparta sus ojos violetas de la directora, hasta que me parece haber visto pasar un brillo por aquellos ojos.
—Ya decía que sus ojos anaranjados ya se me hacían conocidos.—dice Aileen mientras cruza sus brazos. —La menor de las hermanas Geraldi, de la rama principal.
Las brujas ojos anaranjados son bastantes extrañas, ya que pertenecen a un clan pequeño que nadie sabe dónde está ubicado exactamente. En sí, las más poderosas de ese Linaje es las que tienen los ojos anaranjados, las demás los tienen como un color caramelo. En todos los clanes es lo mismo, así como el caso de mi Beta. Nadie sabe cuáles son los poderes que estas brujas poseen, ya que es prohibido que una bruja de tal poder revele sus poderes. Julie le da una sonrisa maternal. Pero ahora lo importante es otra cosa.
—Lo que pasa señora Julie, es que encontré a mi mate.—le digo yo, logrando que Aileen y ella pongan su total atención en mí.
—Y él está en ésta escuela.—no pregunta si no afirma, mientras pone una mano en su mentón. Asiento con mi cabeza. Se mantiene pensativa durante unos segundos.
—¿Y se puede saber de quién se trata?—hace la pregunta que estaba esperando que hiciera.
—Tenga en cuenta, que es algo de suma importancia para mí y algo privado. Ni siquiera mi Beta sabe su nombre, y ocupo que usted me ayude en algo.
Ella alza una ceja, cruza las manos encima de su escritorio, aquellos ojos anaranjados se clavan con seriedad en los míos.
—Si está en mis manos, con gusto trataré de ayudarla Alfa.
Asiento ligeramente, tomo un pequeño respiro
antes de soltar el nombre de mi mate.
—Liam McCartney.
Julie me observa en shock. Abre sus ojos un poco, y sus cejas se alzan, notablemente sorprendida o eso supongo yo.
—¿Sucede algo?—pregunto con el ceño fruncido.
—No. Disculpa.—dice mientras se inclina y entrelaza sus manos. —Sólo que es interesante que el joven Liam McCartney sea tú alma gemela, imagino que quieres que te ponga en sus mismas clases.
Asiento en su dirección.
—Entiendo...—dice en un tono pensativo. Como si escondiera algo.
—¿Qué sabes?—pregunto tomándola por sorpresa. Piensa la pregunta que le hice antes de responder.
—¿Qué sabes de las demás manadas?—me pregunta mientras me observa detenidamente. Frunzo ligeramente el ceño.
—Muy poco, solo lo necesario.
Ella asiente mientras pasa un pulgar por su labio.
—Creo que sabes quién es Lilith Black. ¿Verdad?.—dice ella mientras alza la mirada. Aileen y yo compartimos una mirada.
—Sí, era la hermana menor de mi padre.
—¿Qué sabes de ella?.—me pregunta sin abandonar aquel tono enigmático.
—No sé, sólo la vi dos veces y no específicamente en persona, sino en sueños.—le digo yo confusa. La única persona que sabe que soñé con ella es Aileen. Nana me hablaba un poco de ella y de mis padres pero sólo lo necesario, ya que nunca se supo que ocurrió con ella.
—¿Por qué?¿Qué es lo que sabes?—le pregunto cada vez más confusa.
—Hay diferentes historias sobre ti y tus padres. Todas verdaderas, pero versiones diferentes.—explica con un tono tranquio. Aileen y yo la observamos intensamente. —Ella no era una mujer loba, dice la leyenda que tu padre antes de morir mordió a tu tía Lilith convirtiéndola, pero te preguntaras; ¿Por qué hasta en ese momento?
»Según dicen, tu padre había hecho un juramento a tus abuelos; “que ha su adorada hija la dejaría ser una simple humana.”
Tu tía Lilith no era hermana biológica de tu padre, ella no llevaba la maldición en la sangre. Lilith tenía veinte y cinco años cuando fue convertida, al parecer ella le rogó a tu padre, para poder luchar junto a su lado y al de tu madre. Y así poder conseguir que Alicia Parker—la abuela de Aileen—y tú, escaparan. Tú con solo meses de nacida te entregaron a la principal y última de las Parker—ya que no se sabía de la existencia de Aileen—quien había jurado con sangre; lealtad eterna a tu madre y padre.«
—¿Y qué pasó con Lilith?
Julie suspira, se arrecuesta al respaldo de su pequeño sillón de cuero.
—Muchos dicen que Lilith Black había muerto junto con tus padres, pero nunca encontraron su cuerpo.
Aileen y yo nos mantenemos en silencio. La verdad es similar a las otras historias que he escuchado, pero nunca nada concreto.
—¿Y cómo sabes tanto sobre mi familia?.-pregunto mientras frunzo el ceño. —Además, ¿a qué viene la tragedia de mi pasado con mi mate?
—¿Tienes tiempo?—pregunta mientras sonríe. Suspiro y asiento, ya hizo que mi curiosidad despertara, además nunca está de más escuchar sobre mis padres.
—Bueno...—la voz de Julie me saca de mis pensamientos. —No sé si me creas pero yo conocí a tus padres, aunque todavía era muy joven en ese entonces, puedo recordarlos. Y algunos clanes de brujas, sobre todo los más antiguos, saben perfectamente qué fue lo que sucedió. Las Geraldi forman parte de uno de esos.
—¿Y sabes qué fue lo que sucedió con la hermana de mi padre?
—Sólo sé lo que mi madre y mi abuela nos contaban.-dice mientras se encoge ligeramente de hombros. —Cuando Rahven Black se dio cuenta que no podían ganar aquella guerra le ordenó a su hermana escapar, así que sí, Lilith Black fue la única que sobrevivió.
»Aunque se fue de Italia, ya que vivía con tus padres en Italia, y se fue para un pueblo de los Estados Unidos, escapando de toda aquella guerra y poder esconderse por unos años. En ese pueblo fue donde conoció a su alma gemela; George McCartney.
Ambos para olvidarse de todo lo ocurrido y no encontraran a Lilith, se vinieron para Canadá, a la parte más aislada, fría y menos civilizada que había en todo Canadá. Ella dejó de llamarse Lilith Black para pasar a ser Lilith McCartney.
Ellos son los fundadores, por decir así del Linaje McCartney. Los McCartney son la única manada directa del primer Alfa de la historia.«
Termina ella, mientras me ve intensamente.
—Entonces... Liam vendría siendo como un primo lejanísimo de Cassandra.—dice Aileen con el ceño fruncido. Julie asiente sin dejar de verme. Pero hay algo extraño.
—Nunca he visto a Liam en una reunión de Alfas.—comento y mi entrecejo se frunce ligeramente.
—¿Qué te hace pensar que es un Alfa?.—pregunta de vuelta curiosa.
—Porque la primera vez que lo vi pude sentir su poder, uno bastante poderoso, y a lo que me cuentas es un McCartney. Por lo tanto es un descendiente directo, lo que hace que su poder Alfa sea mayor al de los demás Alfas, salvo del mío.
—Si bueno es un tema complicado, has acertado en todo lo que has dicho. Pero el problema es que él no es el que está al mandato de los McCartney, sino uno de sus primos.—dice ella mientras se encoge de hombros.
—¿Por qué?—pregunta Aileen con el ceño fruncido.
—Expectativas.—dice con el semblante bastante serio. Dicho esto se levanta, nos entrega los horarios con el número de sección que nos corresponde.
—Alfa Cassandra.—pero la voz de la directora Julie llama mi atención. Le doy una mirada por encima de mi hombro. —Tenga paciencia con el joven Liam.Lastimosamente él no conoce otra cosa que no sea la soledad, por eso él tratará de hacer lo imposible por alejarla.
Frunzo el ceño sin comprender.
—¿Por qué me dice eso?
Julie sonríe con cierta tristeza y rodea aquel robusto escritorio de madera, hasta llegar a mi lado.
—Porque es hora de que él al fin sea feliz, y algo me dice que tú eres la única que puede lograr eso.
Mi ceño se frunce mucho más. Pero Julie nos apura para ir a clases.
Extraño. Eso fue muy extraño.
◆◇◆◇
Lo encontré, es lo que pienso cuando su exquisito olor llega a mi nariz.
*—Mío.-lo reclaman mi loba y mi vampira cuando nuestras miradas se encuentran.
Sé que Aileen se dio cuenta de quién se trata cuando me adelante a su lugar y le hablé.
Su voz.
Un tono ronco pero tímido. Cada vez me gusta más, sus ojos, su voz, su olor y su timidez. Todo él me gusta.
*—Cass.—dice Ishtar bastante afligida.
*—¿Qué ocurre?
*—No puedo comunicarme con su lobo, hay una enorme muralla que no me permite pasar y hablar con él.—dice en un tono desesperado.
*—No te preocupes Ishtar, muy pronto lo conocerás.-respondo tratando de que se tranquilice, aunque lo dudo.
—¿Q-Qué pasa?—su voz me saca de mis pensamientos. No me había percatado que lo observaba con el ceño fruncido y fijamente. No pude evitarlo y me sonrojo fuertemente.
Qué vergüenza.
Pongo mi total atención en la profesora, aunque Aileen y yo no necesitamos estudiar. Nosotras estudiamos en casa, hace bastantes años que prácticamente “nos graduamos.”
Aburrido.
◆◇◆◇
—¡Creo que moriré de hambre!—dice mi adorada Beta mientras se toca su plano abdomen. Pongo los ojos en blanco.
—No sé cómo no engordas, comes el triple de lo que una persona normal puede.
—Soy una mujer lobo.—dice como si eso explicara todo. Alzo las cejas en su dirección, se encoge de hombros.
Ignórala. Simplemente ignórala.
Visualizo las puertas dobles que dan al comedor, ambas entramos e inmediatamente todos se callan y ponen su mirada en nosotras. Aileen y yo, ponemos nuestra mejor expresión de indiferente, ignoramos toda esa atención puesta en nosotras mientras nos formamos en la fila. Varios vampiros y vampiras bajan su cabeza en señal de respeto o hacen una reverencia.
Incómodo.
—Dos hamburguesas.—le pide Aileen a la cocinera. La cual la ve un poco nerviosa y le pone las dos hamburguesas en su bandeja.
—Una hamburguesa.—le pido ahora yo. Y prácticamente los ojos de la anciana están a punto de salirse.
—Sí-sí mi-i señora.—dice mientras me da una torpe reverencia. Y me pone tres hamburguesas en mi bandeja.
Yo no pedí tres.
Frunzo mi entrecejo y murmuro un gracias. Corro mi bandeja a la otra cocinera, donde pasa lo mismo. Me echa una gran ración de papas. Suspiro con resignación, agarro una gaseosa y una botella con agua. Aileen espera impacientemente por mí.
—¿Piensas comerte todo eso?—pregunta mientras ve fijamente el montón de comida que hay en mi bandeja. Me encojo de hombros porque me da flojera contestarle. Me detengo y repaso el comedor con la mirada, tratando de encontrar aquellos misteriosos ojos en aquella multitud. Una sonrisa se forma en mi rostro cuando al fin lo encuentro.
Mi mate. Mío.
Rápidamente me dirijo al final del comedor que es donde está él. No tengo que ver hacia atrás para saber que Aileen viene detrás de mí. A medida que me dirijo hacia él todos ponen cara de asombro, hay incluso algunos que se enojan.
Qué raro.
Me detengo frente a su mesa, y no puedo evitar fruncir mi ceño cuando percibo como un aire ausente en él. Ni siquiera se ha percatado de nuestra presencia, tiene la mirada fija en la mesa. Ambas lo observamos confusas, algunos susurros y murmullos de los demás estudiantes llenan el comedor, pero sigue habiendo ese silencio expectante. Comparto una mirada confusa con mi Beta, Aileen se encoge de hombros y hace un sonido con su garganta. Observo como los hombros de Liam se mueven como si estuviera tomando una profunda respiración.
—N-No d-deberían de sentarse aquí.—su voz llega en un bajo y tímido susurro. Observo como sus orejas se vuelven de un intenso rojo. Vuelvo a compartir una mirada confusa con Aileen, la cual tiene sus ojos un poco brillantes, lo que significa que está utilizando una mínima cantidad de su poder, en éste caso sería; que sigue tratando de comunicarse con su lobo.
Ambas tuvimos una conversación por medio de nuestra conexión en media clase. Pero es inútil, si yo no pude, mucho menos podrá ella.
—¡Vaya! ¡Vaya! ¡Vaya! Quién iba a pensar que la legendaria híbrida fuera a estar en nuestra escuela.—dice una ronca voz a mi derecha, alzo una ceja y le doy una mirada rápida e indiferente al susodicho. Un Beta. Y lo afirmo cuando Aileen lo dice. No puedo evitar hacer una mueca de desagrado, es el típico chico que se cree la gran cosa. Y por si fuera poco es el primo de mi mate, el “supuesto líder”de los McCartney.
Su rostro se me hace vagamente conocido, pero la verdad no me acuerdo y ni ganas de hacerlo. Es un egocéntrico. Lo odio.
Aileen y yo nos sentamos frente a Liam, ignorando al estúpido mientras empezamos a comer de nuestro almuerzo. Trato de buscar alguna paz divina en mi interior para no darle con mi bandeja en su rostro, es increíble lo fastidioso que puede ser. ¿Por qué Liam se deja humillar de ese ser tan inferior? Mi entrecejo cada vez se frunce más, al igual que el enojo empieza a recorrer todo mi sistema. Veo incrédula como ese Beta—sin ofender a Aileen—humilla y desprecia a mí mate. A su Alfa.
—¿Qué quieres maldito monstruo? ¿No vez que estoy ocupado? Así que mejor por qué no te largas y dejas esto a gente importante, y no a monstruos inútiles que no son más que basura.
¿Basura?
Un escalofrío recorre mi cuerpo erizandose los pelillos de mi nuca.
*—Mátalo.—gruñen Ishtar y Metztli con furia. —Mátalo.
Y fue como si un manto tapara mis ojos.
Podía sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo, la satisfacción de ver como el rostro de ese ser insignificante cada vez se ponía morado. Como mis dedos le privaba el oxígeno.
«Mátalo, Cassandra.» «Mátalo.»
Sentía como sus latidos eran cada vez más lentos y débiles ante mi agarre sobre su asqueroso cuello.
Personas como él no merecen vivir. Sólo existen para corromper y ensuciar.
Una sonrisa cruel se forma en mi mente.
«Cass.» «Cassandra.», Me llamaba una hermosa voz, que provocaba un sentimiento cálido en mi pecho. Meneo mi cabeza.
«Cass.»
¡¿Liam?!
—Vamos Cass.
Cierro mis ojos cuando su mano cálida acaricia la mía, sólo eso me bastó para salir de ese estado lleno de maldad en el que estaba sumergido. Observo de reojo su mano sobre la mía, y como su simple contacto hacia que los latidos de mi corazón se volvieran frenéticos.
Por mí me puede llevar al mismísimo infierno, pero con solo poder estar a su lado soy más que feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro