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Capítulo 34

Dedicado a:
*RomiX100pre


...

Escucho unos nudillos impactar contra la puerta de mi despacho, sin responder o levantar la mirada de algunos importantes papeles que tengo en mano espero pacientemente a que mi Beta—su aroma a rosas me indica que es ella—entre. El chirrido de la puerta al cerrarse, y sus pasos seguros contra el suelo de madera interrumpe el silencio de la estancia.

—¿La encontraste?—pregunto sin dignarme a levantar la mirada de la montaña de papeles que hay sobre mi escritorio. Aileen suspira, seguido del “puff” que hace cuando se sienta en uno de los asientos individuales de cuero que hay en frente mi escritorio.

—Sí.—responde segundos después. —Viene en cinco minutos.

Levanto mi mirada e inmediatamente recae sobre el pequeño reloj que hay en una esquina del escritorio.

1:30 pm.

Mi cuerpo se tensa un poco pero decido no opinar nada. Trato de mantenerme tranquila y serena aunque no lo esté.

—¿Estás segura de ésto?—pregunta volviendo a interrumpir el silencio del despacho.
Mi mirada cae en aquellos extraños ojos violetas que pertenecen a mi Beta.

—Sí. De eso no cabe la menor duda.

Ella me observa seria y yo igual a ella. Mi ceño se frunce de repente al sentir aquel olor extraño invadir en mi casa. Ishtar se remueve incómoda en mi interior. Aileen se levanta de un salto y se apresura a la salida. Aprovecho para ponerme de pie, pongo en mi rostro la expresión más intimidante—y fría—que soy capaz de poseer.
Aquel olor cada vez es más intenso, el sonido de sus latidos son cada vez más fuertes al pasar los segundos. Mi cuerpo se tensa—sin cambiar mi expresión—al ver la puerta de mi despacho abrirse lentamente. Los ojos violetas de mi Beta—que se ven igual de fríos que imagino deben de verse los míos—son los primeros que veo. Aileen se hace a un lado y deja ver a mi invitada.

Unas largas piernas que las acompaña unos tacones blancos es lo primero que mi mirada ve, seguido de un cuerpo curvilíneo tapado con un vestido crema bastante pegado a su cuerpo. Aquel largo cabello café con tonos rubios caen perfectamente hasta su cintura, al subir mi mirada observo un rostro atractivo y casi irreal por tanta belleza. Sin embargo, aquella sonrisa y aquellos malditos ojos hacen que un escalofrío me recorra desde la punta de los pies al último rincón de mi cuerpo.

Alfa, Cassandra.

Hasta su voz parece hechizante. Femenina y aterciopelada.

Evangeline Walker.

Su sonrisa se ensancha y aquellos—¡malditos!—ojos amarillos brillan. No sabría decir si con diversión o malicia.

—No sabía que Margaret Walker tenía una...nieta.—comento sin apartar mi mirada de ella. Su sonrisa titubea pero igual la mantiene.

Así como nadie sabia que quedaba una...Parker.—responde mientras le da una mirada de reojo a Aileen, la cual se tensa al sentir aquellos ojos sobre ella.

Touché.

Respiro profundo tratando de serenarme, el olor de ésa chica está haciendo que Ishtar se inquiete cada vez más. Y eso no es nada bueno.

—No se preocupe, Alfa Cassandra. Que sea nieta de Margaret Walker no significa que vaya en cualquier momento a saltar sobre ustedes.

—¡Oh! ¿En serio?—digo mientras empiezo a caminar lentamente por mi despacho. —¿Por qué será que no te creo, Evangeline?

Aquellos ojos amarillos brillan al notar los colmillos sobresalientes de mi labio. Su sonrisa ha sido borrada totalmente de su rostro. Observo en silencio aquel hermoso rostro tratando de saber exactamente qué es lo que oculta.

—¿Qué haces en la manada de mate?—pregunto haciendo enfasis, mientras vuelvo a sentarme en mi comoda silla. Sus ojos amarillos me observan fijamente.

—No veo el problema.—responde, y aquella sonrisa vuelve a su rostro. Sus tacones sonar contra el suelo de madera al caminar en mi dirección, que al instante se detiene al sentarse sobre uno de los sillones individuales que hay frente de mí. —La manada McCartney es famosa por mantener bajo su protección a otros seres sobrenaturales. Además el Alfa...¡oh! ¡perdón! El ex Alfa de la manada me ha dado la mejor de las bienvenidas.

Todo mi cuerpo se tensa y hago de un autocontrol magnífico por no ponerme a gruñir y maldecir frente a ésta tipa.

¡Maldito seas, Paul McCartney!

—Suele suceder que hay veces que personas tan...insignificantes, se dan mucha libertad.—comento con una sonrisa tan falsa como la misma Sophia White. —Ahora que el verdadero Alfa—y que desde pequeño es el líder de la manada, cabe mencionar—al fin ha tomado bajo su poder a su manada, libertades como aquellas ya no serán posibles.

Cierta chispa molesta me pareció ver en aquellos ojos que segundo a segundo estoy empezando a odiar. Su sonrisa es tensa, mas bien parece una mueca.

—¿Qué está tratando de insinuar, Alfa Cassandra?—la ironía es palpable en su tono de voz. Mi sonrisa se ensancha haciendo que mis colmillos sean mucho más visibles. Me inclino un poco sobre el escritorio, el ritmo de su corazón aumenta un poco.

—Tú sabes lo que trato de insinuar,Walker.—mi voz sale peligrosamente suave e intimidante. —No te quiero ver cerca de mí mate, no quiero ni que lo veas. No sé qué razones tendrás para venir exclusivamente a la manada McCartney, ni qué relación tendrás con el miserable de Paul. Pero una cosa sí te advierto; llegas hacerle daño a Liam, y te mato Evangeline.

Toda diversión tanto de su rostro—como del mío—ha sido borrada. Un tenso e incómodo silencio ha caído sobre el despacho. Aileen nos observa como un halcón, lista para cualquier movimiento en falso que la bruja enfrente de mí se atreva hacer.

Una armoniosa—y escalofriante, a decir verdad—carcajada sale de lo más profundo de su ser, rompiendo aquel sepulcral silencio.

—Eres tan...divertida.—dice sin dejar de reír. —No sé qué acciones o qué razones habré dado como para que desconfíen tanto de mí.

—No sé, dímelo tú.

Sus ojos amarillos brillan divertidos, son tan parecidos a los de Margaret. Salvo que Margaret tenía una mirada un poco mas llena de maldad, pero no pienso bajar la guardia, ella y Pual planean algo.

—Muy bien...—responde. Baja su mirada a sus perfectas uñas pintadas mientras parece pensar algo. Sus ojos se alzan y me parece que se han ensombrecido. —Mi abuela, tenía cierta obsesión con ése lobo, si no me equivoco el lobo de su amado mate. Claro que para aquel entonces se le conocía por otro nombre. Ése lobo era el primero de la historia. ¿Sabes lo que pasó una vez el padre de la Diosa Luna lo  condenara a aquella maldición?

Frunzo mi ceño y reprimo un gruñido. Niego, provocando que su sonrisa se ensanche un poco más. Feliz—supongo—de ver que yo no sé nada sobre el tema. Y ¡maldita sea! si no la odiaba cada vez más.

—Él al ser el primer lobo y no creado por la Diosa Luna, no era como los “otros”.—dice haciendo comillas a lo último. Mi ceño se frunce mucho más de ser posible. —En otras palabras él no podía comunicarse con su lobo, porque no había. Osea, ellos eran uno mismo.

»Por eso sus instintos eran mucho más feroces y animales. Él destruía todo a su alrededor cuando se convertía en cada luna llena, es como si algo lo poseía, algo tan demoníaco que no le importaba matar un pueblo entero.
Tsyurikh Nikolay Ivanov, era un monstruo sediento de venganza.« 

Un escalofrío me recorre desde la punta de los pies al ultimo rincón de mi cuerpo. Trato de mantener mi rostro inexpresivo.

—Aquel Dios se encargó de que ese pobre joven fuese el ser más despiadado del mundo cuando aquella entidad se apoderaba de él.—prosigue sin cambiar aquella expresión sombría de su rostro. —Estamos hablando de hace siglos de siglos, los licántropos fueron creados por el egoísmo de un Dios. Un Dios que no le importaba las consecuencias de sus actos o lo que iba a provocar aquella maldición. Por suerte a la Diosa Luna se le concedió aquellos deseos, y los demás Dioses pusieron su granito de arena.

»Varios seres ya habitaban en éste mundo antes de que los vampiros—o los licántropos—fuesen creados, como en el caso de las brujas. Nadie sabe cómo ni quién las creó. Sin embargo ningún clan es igual, todas tienen habilidades y debilidades diferentes. Nuestro clan, Las Walker fue uno de los primeros en ser creados. Y todo lo sé porque en mi hogar están algunas ruinas y objetos que lo prueban.« 

Se queda en silencio,  vuelve a bajar su mirada a sus perfectas uñas. Su ceño se frunce ligeramente y levanta su mirada.

—La enemistad entre nosotros era algo muy común. Nadie soportaba a nadie que no fuese de tu mismo Linaje o de tu misma especie. Por aquel entonces la práctica de magia negra era tan común como respirar.

Mi cuerpo se tensa un poco al escuchar aquello. Bien he sabido que algunos, más que otros,  clanes de brujas practican aquella maldita magia.

—Nuestro clan no la practicaba, por el simple hecho que todas podíamos controlar a cualquier animal que existiera, incluso habían algunas que podían controlar a seres que tuvieran alguna conexión con la naturaleza.—su sonrisa se ensancha como si le satisfaciera. Pero al instante se borra y aquella expresión sombría vuelve a su rostro. —Mi abuela era magnífica, podía controlar a ambos.

»Según me contó mi madre. La abuela conoció al joven Nikolay cuando éste preso de la furia destruyo a tres pueblos enteros. Pueblos donde no sobrevivió nadie.
Según la descripción de mi abuela, aquel hombre desprendía un aura intimidante e indomable. Ella por su propia satisfacción trató de controlarlo. Fue inútil.« 

—¿Por qué?—pregunto con el ceño fruncido. No creo que Zurich o Tsyurikh fuese tan poderoso...o ¿sí?

—No lo sé.—dice mientras se encoge de hombros despreocupada. —Supongo que es porque fue creado para que nadie lo controlara.

Y luego de eso aquel intenso silencio volvió a caer sobre nosotras.

«Fue creado para que nadie lo controlara.»

Ahora entiendo la obsesión y la furia de Margaret, pero Zurich no es mismo que el de ése entonces, ¿no? Él mismo dijo que su nombre no era ése, ¿será posible que sus almas recuerden sus reencarnaciones? Tal vez. Y si ése es el caso, sus personalidades cambian un poco, supongo.

Todo esto es tan raro.

—Mi abuela se obsesionó tanto que hizo que su mismo clan cayera en la miseria.—la voz de Evangeline llama mi atención nuevamente. —Ella no aceptaba a débiles, así que los eliminaba y absorbía su poder. Mi madre y yo fuimos las únicas que sobrevivimos del clan.

»No tienes idea lo que es vivir día a día escuchando y viendo la obsesión de mi abuela por ese lobo. Lo investigó tanto, que bien podía escribir un libro sobre él. Incluso en cada pared de nuestro hogar había un dibujo de su rostro ya fuese humano o lobo.
Tanto mi madre como yo tuvimos que vivir bajo aquella obsesión.

Sin embargo mi madre se volvió loca antes de servirle de alguna forma a mi abuela. Y se suicidó.« 

Oh. Rayos.

Aquella confesión sólo hizo que aquella tensión aumentara. Sus ojos amarillos parecen dos focos de lo brillantes que están. Su esbelto cuerpo lentamente se levanta de aquel mullido sillón de cuero.

“Uno crece con los valores que le inculcan.” —un estremecimiento me recorre erizando a su paso los pelillos de mi cuerpo. —Si lo que le preocupa es que me haya obsesionado por su mate, se equivoca. No quiero terminar como mi madre o mi abuela.

Mi ceño se frunce, y mi cuerpo se tensa al presentir un pero.

—Sin embargo no espere que no albergue sentimientos por él. A como dije; crecí idolatrandolo. Y ahora que por fin pude verlo frente a frente, sólo ha hecho que aquellos sentimientos evolucionen y se hagan mucho más fuertes.—sus ojos sin intimidarse por mi mirada furiosa se mantienen fijos en los míos. —Porque así como usted es decidida y lucha por lo que quiere, Alfa Cassandra. Yo también.¡Que pase una linda tarde!

Observo incrédula el esbelto cuerpo de Evangeline Walker salir con un fuerte portazo de mi despacho.

¿Ésto es una broma verdad? Tiene que ser una maldita y absurda broma.

—¿C-ass?—pregunta cautelosa mi querida Beta.

—¿ME ESTÁS JODIENDO?

Mi escritorio al impactar contra la pared resuena por todo el lugar, además de mis gritos.

—¡LIAM, ES MÍO! ¡MÍO! Y NO VOY A PERMITIR QUE UNA MALDITA ME LO QUITE. ¿ME ESCUCHASTE, WALKER? ¡ÉL ES MÍO!

—¡Cass! ¡Controlate!

—¿¡CONTROLARME!? ¡Y UNA MIERDA QUE ME CONTROLO! ¡ESA MALDITA Z...¡MALDICIÓN!

Tenso mis manos en un perfecto puño a tal punto de hacerme daño. Reprimiendo las ganas de darle a la pared, si fuese de cemento—o algun otro material resistente—con gusto. Pero ésta casa es toda de madera, y conociendo mi fuerza son cuestiones de segundos y derribo todo a mi alrededor. Mi sangre bulle de ira, todo mi cuerpo vibra por el enojo reprimido. Hago lo imposible por no transformarme e ir por el cuello de Evangeline Walker.

Esa maldita bruja está loca si cree que voy a permitir que me quite a Liam.

—¿QUIÉN?—grito cuando escucho unos nudillos impactar contra la puerta de mi despacho.

—¿I-interrumpo?—la voz ronca y tímida de Liam llega a mis oídos. Todo mi cuerpo se relaja abruptamente al ver aquellos extraños—y hermosos—ojos de diferentes tonalidades.

—Pasa.

Liam abre la puerta un poco más, un tanto inseguro se adentra en el despacho. Su mirada se pasea por todos los muebles destruidos y el desorden que he provocado. Su mirada vuelve a caer a mi rostro,  todo mi cuerpo se estremece al ver la preocupación en su rostro.

—¿Estás bien?

Cierro mis ojos y respiro profundamente.

—Ahora lo estoy.—respondo, segundos después abro mis ojos nuevamente. Él me observa fijamente como tratando de buscar algo que digo contrario.

—¿Pasa algo?—le pregunto cuando caigo en cuenta que él vino por voluntad propia a mi casa.

—B-ueno...—balbucea torpemente. Un sonrojo empieza a verse en su rostro y en sus orejas. —Gregory aceptó.

Mis cejas se alzan, una enorme emocionada sonrisa se abre paso lentamente en mi rostro.

—¿De verdad?—pregunto emocionada. Liam asiente y no aparta su mirada de mí, como si esperara una...respuesta, creo. —¿Qué pasa?

Su sonrojo aumenta. Y aquel enojo que hace un momento sentía se evaporó al verlo frente a mí. Vuelve a ver de reojo a Aileen que no aparta sus ojos expectantes, además que tiene una sonrisa insinuante.
Aquellos hermosos ojos que día a día me encanta más se clavan en los míos.

*—T-Tengo que convertirlo. ¿Quieres ir conmigo?—la voz ronca y tímida de Liam se escucha en mi mente por medio de nuestro link. Un sentimiento cálido que provoca que me sienta un poco mareada danza en mi interior.

—Me encantaría.—respondo fuera del link.

—¿Qué te encantaría? ¡Oigan! Eso es trampa.—dice mi querida Beta, que como siempre es una chismosa. La ignoro y sonrío feliz a Liam.

Aunque no me esta pidiendo que nos fuguemos o vayamos a una cita, no significa que no me haga feliz. Que él haya venido personalmente a mi casa y me que me invite a acompañarlo es lo menos que puedo desear.

Por mí que me pida que nos casemos hoy mismo, y encantada lo hago.

◆◇◆◇

—¿Estás seguro de ésto?—le pregunto a Gregory quien no deja de moverse, preso de los nervios. Los ojos verdes del Elfo me observan preocupados.

—¿Y si todo sale mal? Seré mitad Elfo y mitad licántropo, eso no es muy común. Hasta me atrevería a decir que no ha existido tal híbrido.

Asiento dándole la razón. ¿Para qué mentir? En mis doscientos años nunca he visto un híbrido que sea Elfo y licántropo. De hecho, hay muy pocos híbridos en el mundo sobrenatural.

—No temas, todo va a salir bien. Serás un gran Beta para Liam, y un gran compañero para Aria.—le digo mientras lo reconforto con unas palmitas en su espalda.
Su cuerpo te tensa—y porqué mentir, hasta el mío—cuando escuchamos el rugir del lobo de Liam. Un gruñido fuerte e intimidante.
Gregory abre los ojos como platos al ver aquel enorme lobo plateado salir de los frondosos árboles. Los ojos salvajes de diferente tonalidades de Zurich se clavan en nosotros, con un andar fuerte y grácil empieza acercarse hacia nosotros.

—¿E-Ese es Liam?—pregunta todavía asombrado.

—Lo sé. Asombroso, ¿verdad?—respondo igual de afectada. Todavía es impactante el aura que aquel lobo desprende.

Es...majestuoso.—susurra Gregory a mi lado.

Una vez Liam se acerca lo suficiente a nosotros se detiene y nos observa fijamente. Sin poder evitarlo mi mano acaricia aquel pelaje, que parece plata. Un ronco gruñido—de satisfacción—sale de su enorme pecho. Aquellos magníficos ojos se despegan de mí y se clavan en los de Gregory, me parece haber visto que la mirada de aquel lobo se ensombrecía al ver el rostro pálido—y preocupado—del Elfo.

No Liam.

—No temas Gregory, no te hará daño. Liam pensará que le tienes miedo.

Los ojos verdes de Gregory se clavan por un momento en los míos y luego en los de Zurich.

—¿Qué tengo que hacer?—pregunta seguro, trata de relajarse inhalando y exhalando suavemente.

—La única forma para que nosotros seamos capaces de convertir, es en nuestra forma lobuna.—le explico. —Liam te morderá en una zona que forma parte de tu clavícula, sobre todo, en la vuelta de tu cuello. Dolerá sólo por unos segundos, porque una vez los colmillos de Zurich hagan contacto con tu sangre empezará la transformación.

Gregory asiente con el ceño fruncido.

—Bien.—dice seguido de un suspiro. —Terminemos con esto de una buena vez.

Retrocedo unos cuantos pasos hasta llegar al lado de mi Beta, que me da una rápida mirada y vuelve su atención a Gregory. El imponente cuerpo de Zurich se acerca, al abrir su mandíbula la enorme hilera de filosos dientes se dan a relucir.

—¡AAAH!—el grito de Gregory interrumpe el silencio del bosque.

Reprimo las ganas de ir y ayudarlo, su cuerpo empieza a convulsionar en el suelo. Zurich retrocede dándole espacio, algunas gotas carmesí manchan su plateado pelaje. Muerdo mi labio reprimiendo un gemido al escuchar los huesos quebrarse y acomodarse de Gregory. Su cuerpo se dobla quedando en posición fetal. Un pelaje negro, blanco y gris empiezan a crecer por todo su cuerpo. Observo asombrada como lentamente el fornido cuerpo de Gregory se va transformando en el de un enorme lobo. Su tamaño es como el de la loba de Aileen, solo que éste se ve un poco mas ancho. Imagino que por ser macho. El pelaje de sus patas es negro, luego sigue un gris oscuro y a lo que alcanzo ver; una enorme franja de su pecho es de pelaje blanco, al igual que la punta de sus puntiagudas orejas.

—¿Gregory?—murmuro asombrada.

Las orejas del lobo se mueven y su mirada salvaje se clava en mis ojos. Todo mi cuerpo se tensa y un jadeo sale de mis labios. Uno de sus ojos verdes paso a ser marrón con motitas verdes musgo.
Observo impactada y asombrada aquellos ojos que comparten la misma característica de la de mi mate.

¿Es éste un nuevo Linaje?

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