Capítulo 24(2/2)
—¿Cass?
Una voz en la penumbra de mi mente se lograba escuchar.
—Despierta, Cass.
Y un movimiento delicado en mi hombro era lo único que podía sentir.
—¿Cass?
La voz cada vez se hacía más fuerte, tal vez porque mi subconsciente lentamente se despertaba. El movimiento sobre mi hombro siguió y solo se detuvo hasta que mis ojos se abrieran un poco. Al instante los volví a cerrar. Una luz muy brillante me deja momentáneamente ciega. Gruño un poco molesta, ocasionando una carcajada en la persona que trataba de despertarme.
Kiwi y menta. Como amo aquel olor.
—No te rías.—mi voz suena algo ronca por estar dormida.
—Lo-o siento.—murmura un apenado Liam. Y casi me lo puedo imaginar con el rostro contraído. Raras ocasiones puedo bromear con él, ya que a veces las cosas se las toma en serio, cuando no es así. Un suspiro sale de mis labios.
—Eran bromas, Liam.—le digo con ternura. Abro mis ojos conectando de inmediato con sus ojos de diferentes tonos, que me ven apenados. Su rostro está un poco sonrojado. Le sonrío para que vea que era cierto sobre la broma. Su rostro se sonroja un poco más.
Por la Diosa. Es tan lindo.
Suelto un bostezo y me enderezo. Frunzo ligeramente el ceño cuando me percato de la manta que tengo en el regazo. Busco a Aileen y Jeff—que es el chico que manejaba la camioneta— pero no están. Le doy una mirada interrogante a Liam.
—Están afuera.—dice captando mi pregunta no pronunciada. Asiento en su dirección. Él abre la puerta y me tiende una mano para ayudarme a salir, una brisa helada ataca a mi cuerpo estremeciendome. Sin embargo parece ser que Liam no siente nada de frío. Veo hacia todos lados buscando a mi querida Beta, pero no se ve por ningún lado. Frunzo mi ceño un poco.
—¿Y Aile...
Pero antes de poder terminar mi pregunta, el sonido de una ramita rompiéndose hace que todo mi cuerpo se tense.
«Moy Angel...»
—¿Ca-assandra?
Llevo mis manos rápidamente a mi cabeza cuando ésta ha empezando a doler, como si algo me estuviera clavando millones de agujas en el cerebro. Suelto un quejido por el dolor que luego se convierte en un grito. Cierro mis ojos y tenso mi mandíbula para no seguir gritando. Varios “recuerdos” empiezan a saturar mis pensamientos. Escalofríos atacan mi cuerpo.
—¡Cass!—la voz de Liam suena lejana, casi imprescindible.
Y otra vez el sonido de la ramita quebrandose. Pero ya no es solo una, es como si varias fueran quebradas al mismo tiempo. Mis uñas se alargan al igual que mis colmillos, los cuales se clavan un poco en mi labio inferior. Me coloco rápidamente enfrente de Liam.
—No te muevas.—mi voz sale ronca casi demoníaca; la voz de Ishtar y Metztli.
El sonido de las palpitaciones frenéticas del corazón de Liam llegan a mis oídos como una melodía. Trago grueso cuando una hambre atroz de sangre me ha entrado. Sangre de Liam.
No. No. Tranquilizate.
Un movimiento al inicio del bosque llama mi atención. Y mis sentidos se ponen más alerta de ser posible. Mis colmillos se hacen visibles para intimidar y atemorizar, al igual que la pose de mi cuerpo; es de completa defensiva.
Y cuando dos sombras salen del bosque no pierdo más el tiempo. Arremeto contra ellos. Sean quiénes sean, no dejaré que le hagan daño a Liam. Mi cuerpo se mueve ágil y a una increíble velocidad. A mi alrededor todo pasa como un borrón. No tengo tiempo para ver los detalles.
—¡Cass!—gritan muy fuerte, seguido de un jadeo. Los violetas ojos de mi Beta me observan como platos y a la misma vez asustados. Mis garras están a centímetros de su rostro. Una mano pálida y masculina la agarra fuertemente, dejandola junto a ella suspendida en el aire. Observo de reojo a Liam que me observa con el ceño fruncido y con sus ojos brillantes. Cambiantes.
—¿Q-Qué fue lo que p-pasó?—balbucea Aileen a centímetros de mi rostro. Devuelvo mi atención a ella. Tiene los brazos cruzados a la altura de su pecho para que no notemos sus temblores, trata de poner su rostro neutro. Pero se puede notar lo pálida—y asustada—que está. Una respiración agitada a su derecha llama mi atención también. Los ojos marrones del chico de Jeff—que es nuestro chófer—me observa a punto de entrar en pánico. Se ve muy asustado.
Mis colmillos se reducieron bastante al ver que eran ellos, pero todavía se mantienen a la vista. Listos para atacar a quién sea.
—Es suficiente, Cassandra.
Y como si de un interruptor se tratara, mis ojos volvieron a ser los mismos, los colmillos volvieron a su lugar y mis garras se convirtieron en mis largas—pero bien cuidadas—uñas. Aileen y el chico me observan incrédulos.
Aquel tono. Aquel tono demandante nunca lo había escuchado de los labios de Liam. Es como si un padre hubiera regañado a su hija. Sus facciones están tensas y sus ojos todavía siguen brillantes; Zurich.
«No dejes que se transforme»
«Moy Angel.»
«¡Cass!»
«No dejes que se transforme.»
Me llevo las manos nuevamente a mi cabeza cuando ésta se empieza a llenar de voces, provocando un revoltijo.
«No dejes que se transforme.»
¡Basta!
«No dejes que se transforme.»
¡Basta! ¡¡Basta!!
«No dejes que se transforme.»
¡¡BASTA!!
—Está todo bien, Cass.—aquella voz suave hace que levante la mirada y la clave en aquellos ojos que tanto amo. Los cuales me observan con preocupación.
—Tranquila. Todo va a estar bien.—sus susurros de alguna forma acallaron las voces y lentamente fui relajandome. No sé qué fue lo que pasó, ni a qué venía aquello, pero tengo una ligera sospecha.
—¿Mejor?—me pregunta Liam tras un largo tiempo, sin apartar la mirada de mis ojos. Asiento en su dirección. Observo todo su rostro, el cual volvió a estar como antes; con las facciones relajadas y sus ojos volvieron a su tono, incluso se ven un poco mas cálidos.
Que extraño.
Todavía puedo escuchar aquel tono en mi mente. Es algo similar como el tono Alfa, pero...no sé. Es como si pudiera controlar mis emociones. No sé. Todo esto es muy extraño, aunque algo me dice que no tome muy a la ligera aquellas palabras.
«No dejes que se transforme.»
¿Por qué?¿Por qué no debo dejar que ocurra? No entiendo.
◆◇◆◇
—¿Hacía dónde vamos?—pregunta Liam minutos después de habernos internado en el bosque. Alieen va atrás siguiendo mi paso al igual que Liam, ya que sólo yo conozco el camino.
—Con los del consejo.—es lo único que respondo. Aileen ha sido la única que me ha acompañado siempre. Nuestro chófer se tuvo que quedar en el auto, ya que solo los del consejo pueden ir.
—¿E-Escucharon eso?—pregunta Liam, un poco asustado. Lo veo de reojo curiosa. Sus ojos voltean a ver hacia todos lados alerta.
—¿Qué cosa?—pregunta Aileen con el ceño fruncido y viendo hacía todos lados también. Los sigo observando de reojo y un carcajada llena de diversión sale de lo más profundo de mi ser. Ambos me observan confundidos.
—¿Qué?—preguntan los dos al unísono.
—Nada.—respondo con diversión y término por encogerme de hombros. Los ojos de Liam no dejan de ver hacía todos lados, tratando de saber de dónde viene el sonido. Sí, yo puedo escucharlo. Un sonido que Aileen ni otro ser sobrenatural que no sea un Líder—o jefe—sería capaz de escuchar.
Estamos en el bosque donde habitan mayormente las hadas. Es el hogar principal de ellas, aquí no importa si eres una hada del invierno, del verano o primavera. Según cuenta las leyendas éste bosque fue bendecido por los Dioses, por eso las hadas tienen un hechizo muy poderoso sobre éste. Y como es un lugar neutro, los del consejo lo utilizamos como base de reuniones.
El sonido que escucha Liam, es una campana. Un sonido agudo pero melodioso. Es el llamado para los líderes. Nadie sabe con exactitud dónde esta la base del consejo. El sonido es la única pista que tenemos. Si cualquiera se aventura en este bosque, se perderá y muy posiblemente muera. Lo cuál ya ha ocurrido. Así que, dejándome llevar por mis instintos—y por mi muy excelente audición—nos seguimos adentrando en el bosque. A nuestra derecha, izquierda, adelante y atrás es lo mismo. Los mismos árboles, las mismas piedras y la misma escena. Casi como una ilusión. ¿Pero cómo sabe uno que ha llegado? Fácil. Porque uno sabe que ha llegado a la base del consejo cuando aquellas enormes columnas de vidrio se alzan majestuosamente.
—¿Q-Qué es es-o?—jadea Liam atrás de mí cuando ve lo mismo que yo. Y sí, sólo los líderes podemos ver la base. Sonrío satisfecha.
—¿Qué cosa?—pregunta Aileen confundida pero luego cae en cuenta a lo que Liam se refiere.
—Claro, ¿cómo se me pudo olvidar que él también es un líder?—murmura molesta con los brazos cruzados a la altura de su pecho. Pero Liam no le presta atención alguna. Ella siempre ha querido verla, pero sus poderes de bruja se ven limitados. Sí, ella por su Linaje es la jefa del clan de las Parker pero como ella es la única sobreviviente, literalmente no hay más clan Parker. Y para que ella se tome como una líder más, debe de casarse y quedar embarazada. Algo estúpido para mi pensar pero ni modo, yo no hice las reglas.
—¡Bienvenido a la base del consejo!—le digo a Liam, con una enorme sonrisa en mi rostro. Aileen bufa y pone en blanco sus ojos, completamente fastidiada.
—Como sea.-murmura, y se va molesta hacía otro lado. Me encojo de hombros y agarro de la mano a Liam. El cual no tarda en sonrojarse. Sus ojos se ven brillantes de felicidad. Así es como me gusta ver sus ojos...llenos de vida.
A paso lento seguimos caminando, como a cinco metros están los otros líderes sobre la enorme mesa de vidrio que hay en el medio. Literalmente nuestras reuniones es al aire libre, porque las únicas estructuras son las columnas de vidrio, que rodean a una distancia considerable la enorme mesa y tienen unas antorchas incrustadas a estás. Arriba hay unos arcos también de vidrio que forman figuras muy hermosas. Y por último está el pedestal donde descansa el libro que lleva los nombres de todas las especies y sus líderes tanto del pasado, presente y futuro. La unica forma para saber si eres el “verdadero líder” es dejando caer una gota de sangre en el libro, lo mismo pasa para verificar si la relación con tu mate o Beta es verdadera.
—Buenas.—saludo cuando llegamos hasta donde están los demás. Algunos responden con un simple asentimiento o con un; Buenas.
La mesa es gigantesca y la cual no sabemos cómo hacemos para que alcancemos todos. Al igual que el hechizo que nos rodea. Es como si entraramos en una burbuja que nos hace invisibles. No se escucha nada de afuera y nadie de afuera puede escucharnos. Eso siempre ha sido un misterio y siempre lo será.
Liam y yo nos apresuramos a sentarnos en las únicas dos sillas que faltaban, las cuáles están una junto a la otra.
—Bien. Ya que estamos todos. Demos inicio a la reunión.—dice el viejo líder de los duendes de las montañas. Y no es broma cuando digo que es viejo. Tiene como 430 años.
—Como bien saben, la semana pasada la Alfa Cassandra presentó ante todos nosotros a su mate y compañero.—dice la líder del clan de las Geraldi. Sus ojos anaranjados se posan por unos segundos en nuestros rostros. La directora tiene un gran parecido a su madre.
—Y también podemos observar la marca de mates en sus cuellos. Las cuales son diferentes a las demás marcas, ya que ambos son los Alfas de todos licántropos.—sigue hablando, mientras posa su mirada en cada uno que está en la mesa. —Lo cuál es una bendición, porque bien saben que cada líder debe de presentar ante los otros líderes a su pareja y a su Beta. Una regla de oro que nadie debe omitir o inquebrantar.
Todos asienten dándole la razón.
—Eso no podemos discutirlo. Pero sí la precedencia de su compañero, Alfa Cassandra.—dice todavía con su voz firme. Mi cuerpo se tensa pero me mantengo con mi rostro indiferente. —Según tenemos entendido, su apellido es McCartney, y es el hijo primogénito del Alfa Marcus McCartney.
Asiento en su dirección. Todos tienen la atención puesta en nosotros.
—Por ende él es el que controlará la manada cuando su padre se retire, lo cuál ya ocurrió hace bastante tiempo.—dice mientras se dirige a los otros líderes, los cuales la observan con mucha atención. —Pero nunca lo hemos visto, hasta el día que la Alfa Cassandra lo presentó. Ni siquiera se tenía conocimiento alguno que el joven Liam era hijo de Marcus McCartney y Sophia White.
Varios murmullos se escuchan a nuestro alrededor. Unos más altos que otros. Delia Geraldi alza la mano acallando los murmullos y centra su atención en el Alfa Marcus. El cual muestra un rostro frío y indiferente. Los brillantes ojos anaranjados de Delia observan intensamente al papá de Liam.
—Ya que en las reuniones aparecía el Alfa Marcus con otro joven, que sino me equivoco es su sobrino. Hijo del difunto Victor McCartney, ex Beta de la manada. ¿Estoy en lo correcto?—pregunta Delia sin apartar sus ojos del papá de Liam, el cuál se limita a asentir. —Muy bien. Hablo en general, cuando exijo en éste instante el porqué de tal engaño. ¿Por qué el joven Liam nunca se le entregó el puesto de Alfa? ¿Por qué se nos mantuvo en total ignorancia todo este tiempo? ¡Y lo más importante! ¿Porqué nadie sabía de la existencia de Liam McCartney?
Mierda. Relájate, Cassandra. Relájate. Todo va a salir bien. Ése tipo tiene que responder exactamente como nosotras le ordenamos, porque sino no tendre lástima alguna de hacerlo desaparecer junto al monstruo que tiene de esposa.
Todos observan expectantes al Alfa Marcus, esperando por su respuesta. Yo solo me límito a observarlo fijamente, casi puedo jurar que tanto Liam como yo estamos reteniendo la respiración.
El Alfa Marcus carraspea sacándome de mis pensamientos. Traga grueso y sin cambiar su rostro inexpresivo empieza a hablar.
—Bueno, como bien deben de saber nuestra Alfa tiene doscientos años. Cien años más que mi hijo.—dice mientras sus ojos turquesa nos ven fijamente a cada persona que está en la mesa. Algunos frucen su ceño pero no opinan nada.
—Desde hace años sabemos que nuestra Alfa anduvo en varias manadas buscando a su mate y compañero. Bueno, nuestra manada no fue la excepción...
»Mi hijo para ese entonces tenía cinco años. Todavía estaba muy joven como para saber sí era o no su compañero. Pero como nosotros venimos de un Linaje más puro y mucho más poderoso, el poder de Liam era un poco mas superior a los demás cachorros. Nuestra Alfa se percató de aquello. Ella alegó que podía sentir una pequeña—muy pequeña—conexión con mi hijo. También pudo sentir el pequeño poder que mi hijo desprendía. Mi hijo nunca la vio o la conoció. Ni ella vio más de cinco minutos a mi hijo.
Así que la Alfa dijo que iba a esperar su primera transformación para saber si realmente era o no su mate, pero que ella estaba muy segura que sí lo era. Por lo tanto también ordeno que en cuanto antes se prepara a Liam para ser el futuro Alfa de todos los licántropos y Rey de los vampiros. Porque no sólo tenía que asumir un liderazgo, sino dos. Así que mi esposa y yo hayamos necesario que nuestro hijo se enfocara solamente en su papel; como futuro compañero de la legendaria híbrida. Por esa razón pusimos a su primo en su lugar para no descuidar a la manada.«
Cada palabra que sale de ese hombre es pura y mera mentira. Una mentira que nos salvará el pellejo a todos. Y lo peor—o lo mejor—de todo es que parece que se la han creído.
—Y si sabían que era el futuro compañero de la Alfa Cassandra, ¿porqué no se informó al consejo?—pregunta la líder de los demonios. Sus ojos completamente negros nos observan desconfiados. Varios asienten apoyando su pregunta y exigiendo respuestas. Hay algunos que alegan traición.
—Porque de nada me servía que informara al consejo, si el futuro lider de nuestra raza no estaba preparado tanto psicológicamente como físicamente.—todos se callan cuando mi potente y firme voz se alza por encima de los demás. Todos clavan su atención en mi dirección. —¿Van a decir que hallaban correcto marcar a un jovencito de quince años recien transformado? Porque la ley de los licántropos dice; ❝Cuando ambos mates—y más si se trata de la alma gemela de un Alfa—se reclaman y se identifican como compañeros, deben de marcarse inmediatamente. Sino sufrirán la pena de muerte.❞
Todos los Alfas asienten afirmando mis palabras. Los demás permanecen en silencio.
—Y Liam no sólo iba a cargar un puesto, sino dos. Todos ustedes pueden corroborar lo difícil y la preparación que se lleva para el que será el portador del cargo de líder. A ninguno de ustedes los hicieron líderes a los quince años, a menos que el líder actual falleciera. Y le entregarían el cargo bajo vigilancia.—digo con seguridad. Ni siquiera tengo que verlos para saber que he conseguido que me crean. —Por esa razón se tomó la decisión que hasta que Liam no supiera liderar no íbamos a iniciar el ritual de mates. La primera vez que vi a Liam fue cuando él era un niño y por un lapso de cinco minutos.
»Siempre me mantuve en contacto con el Alfa Marcus sobre el progreso de Liam. Y hasta hace poco me llegué a Canadá, donde la manada de los McCartney está instalada. Lo cuál días después iniciamos el ritual de mates.«
Tomo un respiro. Todos tienen las facciones más relajadas. Porque con seguridad puedo decir que me han creído cada palabra que he dicho.
—Bien. Parece ser que todo lo que se necesitó ser discutido ya se ha hecho.—dice Delia mientras se levanta. Algunos copian su acción. Y el aire que estaba conteniendo sale dejándome una sensación de alivio. Porque ya todo había terminado.
O eso creía yo.
—Pero Delia, hay algo que se te ha pasado por alto...—la imponente presencia de Margaret Walker se levanta elegantemente de su asiento. Todos clavan su atención en ella nuevamente.
—¿Qué cosa Margaret? Todo lo que necesitábamos aclarar y discutir ya ha sido mencionado.—pregunta Delia con el entrecejo ligeramente fruncido. Y aquellos ojos amarillos brillan maliciosamente.
—Oh querida. ¡Claro que se te ha olvidado algo!—sus salvajes ojos se clavan en Liam y puedo sentir como se remueve incómodo. La sonrisa de Margaret se ensancha.
¡Maldita bruja del demonio!
—Él Alfa Marcus mencionó un poder muy superior en su hijo. Y algunos seres podemos diferenciar los rangos en los licántropos u otros seres que que comparten ésta misma “similitud”.—dice en falso tono inocente.
Por todos los Dioses.
—Sí.—afirma Delia, al iguales que algunos líderes. Y como si fuera posible la sonrisa de Margaret se ensancha más.
—Que así como hay unos que lo diferencian hay otros que no pueden. Y si no me equivoco a cada líder que se une al consejo se le hace una prueba, para que así todos tengan la seguridad que realmente son los verdaderos líderes.
No. No. No. Esto no me puede estar pasando.
Un escalofrío me recorre todo el cuerpo y siento mi corazón latir frenéticamente. Me levanto abruptamente haciendo que algunos brinque en su sitio.
—¡¿Qué es esto?! ¿Es que acaso supones Margaret, que mi mate es un farsante? ¿Ah? ¡Es insólito!—grito completamente enfadada.
—No. No. ¡Jamás diría tal atrocidad!—dice con un falso tono indignado. —Simplemente recitó una de las reglas que siempre se han respetado en el consejo. Ya que sería muy irrespetuoso que ha todos los que han pasado por el consejo se les hizo alguna prueba, y a su querido mate se le pase por alto.
Rechino los dientes molesta cuando algunos asienten dandole la razón. ¡Maldita manipuladora!
Sus ojos brillan con maldad y diversión cuándo ha logrado lo que quería.
—¡Esto es increíble!—exclamo completamente enfadada mientras me paso la mano por la cara. La discusión sigue y cada vez alzan más la voz.
—¡Silencio! ¡Silencio, por favor!—pide Delia para que todas las voces bajen su tono y se callen. Lentamente las voces van menguando. Sus intensos ojos anaranjados se clavan en los míos y no tiene que decir nada porque ya sé la decisión.
—Es cierto Alfa Cassandra. Y sabe también, que si Liam no lo hace. Se tomará como traición.
Inhala y exhala. Inhala y exhala.
—Lo haré.—la voz de Liam llama nuestra atención. Puedo sentir como mi corazón deja de latir, para luego empezar a latir demasiado rápido. Todo calor abandona mi cuerpo. Clavo mi mirada en sus ojos que se ven decididos pero al mismo tiempo temerosos.
*—¡No, Liam! ¡No lo hagas!—digo por medio de nuestra conexión.
*—Tengo que hacerlo.
Y es lo último que dice porque cierra la conexión y sube sus paredes mentales. Un nuevo escalofrío me ataca y la sonrisa satisfecha de Margaret me confirma mi mal presentimiento.
¡Maldita mujer!
◆◇◆◇
Salimos de la burbuja que nos mantenía invisibles ante los demás y nos acercamos al lugar donde los Alfas se transformaban. Un amplio espacio libre de árboles. Todo mi cuerpo está tenso. Aileen se mantiene al margen cerca de donde empieza el bosque. Varias personas la acompañan. Tal vez algunos Betas o esposas.
—Bien, Alfa Liam.—dice Margaret con una enorme sonrisa. Liam la observa inexpresivo. —Debes de adentrarte en ese círculo. Ese círculo no permitirá que te salgas de control y podrá sentir todo tu poder.
Liam asiente y se adentra en un círculo que está formado por una simple línea blanca, que de simple no tiene, es un hechizo que nadie sabe quién lo creo pero que es muy eficaz.
—¿Listo?—pregunta Delia viéndolo seria. Podía sentir el corazón frenético de Liam. O tal vez era el mío.
Todos los del consejo se apartan considerablemente del círculo, formando una línea, quedando dos pasos atrás de mí. La única que estaba a mi lado era Margaret que veía con satisfacción y emoción a Liam.
«No dejes que se transforme.»
—1...
«No dejes que se transforme.»
—2...
«No dejes que se transforme.»
—3...
«No dejes que se transforme.»
Es tarde. Muy tarde.
Un silencio horrible y tenso nos rodea.
—¿Qué pasa?—pregunta alguien a mi espalda. La sonrisa de Margaret se borra y observa ceñuda a Liam.
No se ha transformado todavía, porque Liam está luchando. Pueda que haya dicho que lo iba a hacer pero sé cuanto le aterra. Su rostro está tenso y contraído. Su cuerpo empieza a temblar como si estuviera teniendo convulsiones, y se dobla un poco hacia adelante. Sus manos se cierran en un tenso puño, y varias arcadas le empezaron a dar. Sus uñas lentamente empezaron a crecer hasta convertirse en unas largas garras.
Con nervios y conteniendo el aliento observo su cuerpo hacerse más fornido. Su traje negro empezó a rasgarse cuando su musculatura empezó a crecer considerablemente. Su cabello negro empezó a crecer y dejo de crecer hasta los hombros.
No podía seguir viendo qué más cambiaba porque tenía el cuerpo encorvado. Pero podía ver perfectamente una amplia espalda, unos musculosos brazos y unas musculosas piernas que se cernían contra el apretado pantalón. La respiración de Liam era agitada por la forma en que su espalda se movía.
Y lentamente fue enderezandose.
—Oh por todos los Dioses...—exclama una voz femenina, seguido de suspiros.
¿Ese es Liam?
Aquellos pectorales, aquel abdomen y sobre todo sus facciones fuertes y varoniles.
Oh por Diosa.
Y aquellos ojos; brillantes y malvados. Su físico se parece mucho a alguien pero no tengo idea de a quién. En éste momento no puedo pensar en nada. Atractivo. No. Él simplemente no es atractivo, es mucho más, su belleza es como la de un Dios. Frunzo mi ceño cuando de la linea blanca empieza a salir un humo blanco casi transparente.
—¿Qué está pasando?—pregunto a nadie en especifico.
—La barrera que no permite que el cambiante se descontrole, está tomando medidas drásticas para mantenerlo controlado.—comenta Delia a mi lado.
—Pero si ni siquiera se ha transformado.—comenta alguien con tono incrédulo.
Un brisa helada pasa, haciendo que todo mi cuerpo se estremezca.
—¡Transformate!—exclama enfadada Margaret sin apartar la mirada de los ojos de Liam. Sus ojos amarillos brillan exageradamente y eso solo me puede decir que está utilizando sus poderes. Pero cuando estaba a punto de decirle algo, sucedió algo que nadie creía que iba a pasar, o que fuera posible. Liam salió del círculo sin esfuerzo alguno y empezo a caminar lentamente en nuestra dirección.
Sus musculosos brazos venían cruzados a la altura de su pecho, haciendo que se notara mucho más aquellos músculos. Y sus ojos no se apartaban de los míos.
Por. La. Diosa. Luna.
Otra brisa volvió a pasar pero con un olor muy delicioso; Kiwi y menta. Solo aquel olor basta para adormilar mis sentidos.
—¿C-Cómo hicist-e eso?—balbucea alguien. Imagino que un Alfa. Y lo entiendo. No tengo que ver el rostro de ninguno para saber que sus rostros están incrédulos e impactados. Nadie—y lo digo por experiencia—ha podido cruzar ése círculo estando a medio transformar. Necesitarías de un poder muy superior.
Alzo mi mirada a sus ojos y lo que encuentro me deja en shock. Su ojo izquierdo está de un turquesa claro y brillante con motitas color plata. Su ojo derecho esta de un rojo sangre oscuro con motitas negras. Lo bueno y lo malo. Como si fueran dos partes diferentes. Lo cuál es muy extraño, ya que a pesar que los ojos de Liam eran diferentes de alguna forma tenían una “similitud”. Y sus ojos eran más cálidos.
—Tsyurikh Nikolay. Cuanto tiempo...—dice Margaret a nuestro lado. Un jadeo ahogado se escucha a nuestras espaldas pero no soy consciente de nadie. Solamente de Liam.
—Mi nombre es Zurich, vieja del demonio. ¡Y cállate! Que no vez que estoy ocupado...—la ronca y altanera voz de Zurich empezó a deslizarse por las cuerdas vocales de Liam. De inmediato siento un calor recorrer cada rincón de mi cuerpo.
—¿Que me calle? ¿¡QUE ME CALLE!?—empezó a gritar una furiosa Margaret llamando nuestra atención. Zurich bufo exasperado.
—Maldito lobo del infierno, ni creas que ésta vez te me vas a escapar. No hay ser animal que no controle a mi gusto y tú no serás la excepción.
Y aquella escalofriante sonrisa que tanto caracteriza a Zurich empezo a deslizarse por los labios de Liam. Sus colmillos aparecieron, otorgándole un aspecto mas escalofriante.
—No hay ser que me mande. Ni siquiera una maldita vieja con problemas de autoestima como tú.—le espetó Zurich con burla. —La única que es capaz de mandarme o ordenarme es Cassandra.
Todos clavan su mirada en mí y puedo sentir mi rostro enrojecer. El rostro ceñudo de Margaret pasó a ser uno lleno de completa maldad y satisfacción.
—Muy bien...—murmura para luego clavar sus ojos amarillos en los míos.
Un escalofrío me recorre erizando los vellos de mi cuerpo, a los segundos siento mi cuerpo tensarse y todo mi cuerpo doler.
—¡AAHH!—empiezo a retorcerme de dolor. Sentía como si me apuñalaran miles de veces por todo el cuerpo.
Había olvidado que esa maldita vieja del demonio puede controlar a mi parte animal.
—¡LIAAM! ¡LIAM!—gritaba y jadeaba del dolor. Las lágrimas no tardaron en resbalar por mis mejillas.
—¡CASSANDRA! ¡DETENTE! ¡MALDITA VIEJA!
Mi vista se estaba volviendo un poco borrosa. Un dolor intenso en mis sienes me arranca mucho más desgarradores gritos, tenso mi mandíbula para evitar seguir gritando pero era imposible.
—¿¡Qué esperas!? ¡Puedo hacer que tu amada sienta mucho más dolor!
Un gruñido fue su respuesta. Sus ojos brillaban furiosos y aquella mirada hasta a mí me provocó escalofríos. Abro los ojos como platos.
¡No, Liam! ¡No!
Un gruñido gutural silenció las discusiones y hizo que todo a nuestro alrededor cayera en un tenso y terrorífico silencio. Observo su cuerpo caer fuertemente al suelo.
—¿Li-iam?—balbuceo preocupada a punto de echarme a llorar nuevamente. —¿Liam?
Un nudo se forma en mi garganta y mis pulmones exigen oxígeno, pero no puedo.
—¡Liam!—sollozo al ver su cuerpo sacudirse violentamente al tiempo que se ensanchaba. Su pelo empezó a perder color hasta empezar una tonalidad plateada.
—¡AAHH!—un grito de una voz gruesa y adolorida que se convirtió en un gruñido rompe el silencio. Sus huesos empezaron a sonar y a partirse de una forma muy dolorosa.
—¡AAAHH!
Tengo que ayudarlo.
Trato de ponerme de pie pero mi cuerpo no parece querer reaccionar, y para mi mala suerte la vista se me empezó a nublar. Eso significa que estoy a punto de desmayarme.
No. Tengo que ser fuerte. Vamos Cassandra.
Cierro los ojos por un momento tratando de que mi vista se enfoque, pero un gruñido fuerte, gutural y furioso, hace que abra mis ojos asustada. Aquel gruñido hizo que hasta el suelo temblara. Y no puedo creer lo que mis ojos están viendo. Donde antes estaba Liam, ahora hay un enorme lobo. Su pelaje es gris, casi parece echo de plata. No hay pelos blancos o negros; todos son grises. Aquellos ojos se volvieron animales y salvajes, de diferentes tonalidades. Sus garras eran largas y filosas. Y aquellos colmillos, largos y blancos. Nadie dice nada. Nadie se mueve. Nadie respira.
Puedo jurar que ése lobo es mucho más grande y musculoso que Ishtar.
Es imposible.
Tenía la cabeza gacha y su respiración era forzada. Trataba de moverme pero mi cuerpo estaba congelado.
—¡Al fin!—dice Margaret con una gran sonrisa. —Ahora te mostraré de lo que soy capaz.
Liam—o Zurich—todavía tenía la cabeza gacha. Y eso sólo hizo enfurecer más a Margaret. Los furiosos ojos de Margaret se clavan en los míos. ¡¿Qué demonios?! Sus ojos habían cambiado. Sus dos ojos se hicieron completamente rojos. Como si estuvieran llenos de sangre y unos círculos amarillos los rodeaban. ¿Qué es eso?
—¡BASTA MARGARET!—gritaba furiosa Delia pero Margaret sólo le dedicó una sonrisa enfermiza.
Y alzó sus manos.
Un campo lleno de electricidad nos encerró a los tres. Esto tiene que ser una broma, pienso completamente sorprendida y aterrorizada.
—Ahora sí, nadie podrá irrumpir nuestra reunión.—dice manteniendo aquella sonrisa enfermiza. Un escalofrío me recorrió por cada rincón de mi débil cuerpo.
Maldita vieja. Supo utilizar sus cartas muy bien. Ya que mi parte vampira es débil en éste bosque, y más estando en la base. Todo ser que no tenga un parte que pertenezca a la naturaleza, no tiene poder en éste bosque. Como los vampiros y los demonios, seres de ése tipo.
Mierda.
Unos chasquidos hacen que salga de mis pensamientos. Tratan de sacarnos del hechizo de Margaret. Que dudo mucho puedan lograrlo. Clavo mi mirada en aquella vieja del demonio.
—Él n-o te obedecera.—digo con dificultad. Sus ojos se clavan en mí y me fulmiman. —Ni en el pasado, ni en el presente y mucho menos en el futuro.
—¡CÁLLATE! ¡TU NO SABES NADA!—gritaba como desquiciada. Alza una de sus manos en mi dirección.
Y el infierno volvió a empezar.
—¡AAAHH!
Sentía como Ishtar se retorcía de dolor y a su vez me lastimaba por dentro. Mi cabeza dolía como los mil infiernos.
—¡SUPLICA! ¡SUPLICA Y ORDENA QUE SEA MI ESCLAVO!
Nunca.
—¡AAAAHHH!
—¡HAZLO!—gritaba mientras hacia la tortura mas dolorosa.
—¡N-UNCA!
Y de pronto el dolor se detuvo.
Mi respiración era entrecortada y dificultosa, mis cuerdas vocales me exigían parar.
—¡FUERA! ¡SAL DE MI CABEZA! ¡FUERA!—era ahora ella la que gritaba histérica. Limpio las lágrimas de mis ojos y parpadeo para lograr enfocar mi vista. Aquel enorme lobo estaba parado frente a ella viendola a los ojos. Su postura era rígida y altanera. Su pecho y sus patas hacian que se viera mucho más grande e intimidante, y un aura malvada lo rodeaba. .
—¡DETENTE!—gritaba con sufrimiento Margaret mientras enornes lagrimas de sangre caían de sus ojos. No sé qué estaba haciendo Zurich pero era algo muy doloroso.
—¡Alfa Cassandra! ¿Esta bien?—grita alguien en mi dirección. Volteo a ver a mi alrededor y parece ser que el campo se logró eliminar. Todavía estamos bastante alejados de los demás. Busco con la mirada a Liam y suelto un suspiro de alivio. Trato nuevamente de levantarme, pero ni un músculo de mi cuerpo reacciona.
—Mierda.—maldigo entre dientes. Unos lloriqueos llaman mi atención. Margaret se encuentra como a dos metros de Liam, en el suelo temblando.
—¡TE VAS ARREPENTIR!—gritaba todavía en el suelo. Abro los ojos como platos, todo mi cuerpo se tensa cuando de un parpadeo a otro se encontraba a cinco pasos de mí, con una daga de plata—que no se de dónde saco—alzada y lista para introducirla en mí.
¿Es el fin? ¿Voy a morir?
Mi pecho dolía, sudores fríos y escalofríos pasaban por mi cuerpo. Abro los ojos como plato.
—¡NO!
Pero fue muy tarde. Muy tarde.
Unas gotas tibias salpicaron mi rostro, llenando un poco mi cuerpo. El olor metálico llega a mis fosas nasales.
Sangre.
Mi pecho duele por el oxigeno que no dejo que pase, mi cuerpo tiembla completamente. Mis ojos no se apartan de los ojos opacos y sin vida de Margaret. Bajo mi mirada a su cuerpo el cual está a mis pies...sin cabeza. La cuál se encuentra en la mandíbula de Liam.
La mato. Liam, la mató.
Un gemido de dolor hace que levante mi mirada. Aquellos ojos volvieron a ser los que yo tanto amaba. Pero había algo diferente en ellos. Dolor. El crudo y hiriente dolor. No sé qué expresión he de tener, porque ha echo que la felicidad y calidez de sus ojos desaparezca.
Parpadeo cuando algo moja mis labios. Lágrimas. Y la expresión sombría se apoderó de aquel lobo color plata, el cual se fue coriendo a gran velocidad, y que en cuestiones de segundos desapareció en el espeso bosque.
—¡Cass! ¿Estás bien?
Escucho la voz de Aileen pero no puedo estar muy segura. La escucho muy lejana...muy lejana. Porque de lo único que estoy segura en este momento, es que acabo de hacer realidad una de las principales pesadillas de Liam.
Le he mostrado...miedo.
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