Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21.

¿Y si lo arruinaba como siempre? ¿Y si nadie aceptaba nuestra relación? ¿Qué vamos hacer? ¿Y si estallaba una guerra por mi culpa? ¿Y si Cassandra se aburría de mi y me abandona? ¿Y si mi oscuridad consumía la luz de Cassandra, dejándonos a ambos estancados en la miseria? ¿Y si nunca podía llegar a amar a Cassandra como ella decía amarme?¿Y si Zurich volvía a tomar el control? ¿Y si...

*—¡Basta!—una voz estalla en mi mente sacándome de mi pelea interna. —Deja de pensar cosas innecesarias. ¡Contrólate!

Una voz intimidante y fuerte que nunca he escuchado prácticamente me ha reprendido.

*—¿Quién eres?—pregunto algo desconfiado y totalmente descolocado.

*—Soy Metztli, la parte vampira de Cassandra. Y antes que digas algo. No. Ella no sabe que estoy hablando contigo...

—¿Pasa algo?—me susurra bastante cerca mi querida mate, interrumpiendo aquella extraña conversación. Bajo mi mirada a su bello rostro. ¿La verdad o la mentira? Su expresión es totalmente curiosa.

—N-o.¿P-or qué?—un torpe tartamudeo sale de mis labios.

La mentira.

Cassandra alza una ceja y sé que no me ha creído absolutamente nada.

—Claro.—alarga la palabra como esperando alguna reacción de mi parte. Trato de dejar mi rostro inexpresivo. Un largo y profundo suspiro sale de sus labios.

—¡Está bien! No insistiré.—dice mientras aparta su rostro y frunce su ceño. Está molesta. Otra vez.
Reprimo un suspiro.

—L-Lo siento, estoy un poco nervioso.

Siento como mi cara empieza arder y rápidamente aparto mi rostro. Odio demostrar esta parte de mí. No entiendo por qué soy así. No entiendo por qué soy tan tímido. No entiendo por qué no me comporto como un verdadero hombre o como se comporta los licántropos. No lo sé. Una presión sobre mi brazo me devuelve a la realidad.

—Está todo bien Liam.

Cassandra presiona su mano sobre mi brazo nuevamente, pero me rehúso a que vea mi lamentable expresión.

—Mírame.

Nuevamente aquel bendito tono.

—Mírame Liam.

No puedo.

—Liam.

¡Maldita sea! Sus ojos. Sus bellos ojos esmeralda me ven con tanta ternura y...amor. ¿Por qué? ¿Por qué vería con amor a un monstruo? ¿Por qué?

—No olvides nuestra promesa Liam.

¿Cómo olvidarla? ¿Cómo olvidar que ella ha jurado estar al lado de un monstruo?

—Nunca.

Cassandra me regala una enorme sonrisa que ilumina su rostro y hace más hipnotizantes aquellos ojos.

Hermosa. Ella simplemente ea demasiado hermosa. 

Un chirrido llama nuestra atención, las enormes y pesadas puertas del castillo lentamente son abiertas, y a medida que se van abriendo siento como mi cuerpo se va tensando y perdiendo su color.

¡Oh demonios!

*—No lo olvides Liam.—la suave voz de Cassandra se escucha en mi mente.—Tú puedes, yo sé que sí. No muestres tu miedo porque ellos se alimentan de él. Muéstrate seguro y superior.

Mi cuerpo se tensa más de ser posible cuando las puertas se abren totalmente y nos adentramos lentamente.

*—N-No puedo. No puedo mostrar algo que no soy. Zurich siempre es el que ha sido valiente, no yo.—el pánico se escucha en mi tono de voz y cierta decepción de mí mismo.

*—Tú también eres valiente Liam. Recuérdalo siempre. Eres valiente.—la firmeza en su voz me impresiona. —Tú no eres inferior a nadie, ellos son los inferiores. Y no temas que algo malo vaya a pasar, demuéstrales que tú también eres un Alfa y que serás el futuro Rey de los vampiros.

Con eso corta la conexión.

Oh mi amada, ese es el problema. Que no crea que sea un gran Alfa y Rey.

Mi ritmo cardíaco va aumentando a medida que avanzamos. Cientos de ojos sobrenaturales están fijos en nosotros, o mejor dicho en mí. Buscando mis defectos. Dejando en claro con su mirada que no soy nadie y no merezco estar del brazo de su líder.

Patético.

Respiro profundamente y observo cada rostro desconocido, cada mirada de odio y de repulsión.

«Ellos son inferiores a ti.»

Nadie es inferior a mí. Nadie.

«Tú también eres valiente Liam.»

«Eres valiente.»

No lo creo. No creo poder serlo. No cuando sé que no merezco ser mate de alguien tan hermoso y maravilloso. No cuando sé que por más que traten de cambiarme exteriormente, los demonios de mi interior se muestran iguales o incluso peores. Soy un cobarde. Me merezco cada una de esas miradas. Porque, ¿qué puedo ofrecerle yo a Cassandra? Cuando mi lobo prácticamente me controla y le dice cosas vergonzosas. Cuando mis demonios lentamente me consumen y yo los dejo hacerlo, haciendo que Cassandra crea que no confío en ella.

Y pueda que así sea.

Cuando mis padres me odian y tratan de hacer mi vida más miserable, haciendo miserable su vida también. Cuando mi puesto como Alfa se lo dieron a un simple Beta que no es nada más y nada menos que un ser egoísta, excéntrico, que no piensa en nadie más salvo en él mismo. Sin embargo es mucho mejor para mandar mi manada porque soy un inútil, un bueno para nada.

Sólo quisiera poder tener la valentía y la firmeza que mi lobo tiene.

*—Liam.—el rugido furioso de Zurich me provoca un agudo dolor de cabeza. —¡No seas cobarde, porque no lo eres! Eres mucho más valiente de lo que crees. Tienes que proteger a Cassandra, Liam. Como me protegías a mí, tú puedes lograrlo. Porque eres un McCartney y está en tus genes ser un líder.

¿Un líder, yo? Pero antes de poder responder algo, un grupo de ancianos se acercan a nosotros. La mano de Cassandra se tensa un poco sobre mi brazo, veo de reojo su rostro; todo rastro de alegría ha sido borrado de su rostro, sustituyéndola por una fría, serena y seria expresión. Su barbilla está ligeramente alzada y sus ojos tienen cierta profundidad que te hace apartar la mirada, su postura es recta, dándole ciertos centímetros más de altura y elegancia a su andar. Superioridad. Toda ella desprende respeto. Y lo puedo ver, como todos tratan de no tener contacto visual o más del debido con ella.

La primera vez que la vi nunca me hubiese imaginado que era la legendaria híbrida, la reina de los vampiros y Alfa de todos los lobos. Desde que he estado a su lado nunca he sentido ese aire de superioridad que en éste momento desprende. Toda ella te dice que es tu líder y que debes de reverenciar su presencia. Si no fuera porque voy de la mano de ella, y porque lo más probable me llevaría una buena reprendida, sería uno de los primeros que estaría dándole reverencia. Los ocho ancianos intercambian palabras en italiano con Cassandra, ella ni se inmuta ante las penetrantes miradas de todos. Pero yo no puedo evitar sentirme nervioso y pasar mi mirada de un lado hacía otro.

—¿Liam?—pregunta Cassandra sacándome de mis pensamientos. Los ocho ancianos tienen sus penetrantes miradas fijas en mí.

—Mi rey.—dicen y hacen una reverencia. Mis ojos se abren más de ser posible. Le doy una mirada rápida a Cassandra.

*—No hagas nada. Sólo inclina ligeramente tu cabeza.—me dice rápidamente por nuestro link, entendiendo mi pánico. Los ancianos levantan la mirada después de la reverencia. Hago acopio de todas mis fuerzas y no sé qué expresión debo de tener en mi rostro porque los ancianos ven algo temerosos y asombrados mis ojos.

Los ojos de un monstruo.

Inclino mi cabeza como Cassandra me dijo.

—Es un gran honor tener el placer de conocerlo, mi señor.—dice uno de los ancianos. Frunzo mi ceño extrañado. Ese anciano está hablando en italiano. ¿Desde cuándo entiendo italiano?

—Gracias.—respondo simplemente sin cambiar mi expresión. Y... ¿desde cuando hablo italiano? ¿Qué diablos está pasando?

*—Desde que tu conexión con Cassandra cada vez se hace más sólida.—la profunda voz de Zurich se escucha en mi mente.

¿Pero qué demonios? ¿Hasta dónde llegará está conexión y qué tanto hará en mí?

◆◇◆◇

Si creía que los nervios se iba a ir de mi sistema, definitivamente estaba siendo un incrédulo e iluso. Siento que cada vez me pongo más nervioso. Y haber visto la imagen de mi padre, mi madre, Aria y...Paul, sólo le aumenta más estrés a mi cuerpo. Veo de reojo a Cassandra que habla cómodamente con una de las jefas de uno de los clanes más poderosos de brujas que tiene el mundo sobrenatural. Los ojos de esa anciana eran amarillos, un amarillo brillante y salvaje. Los cuales me habían observado más de lo debido. Me provoca escalofríos la mirada de esa mujer, así que disimuladamente me aparté un poco de ellas y me conformo con solo verlas hablar desde cierta distancia. Respiro profundamente y paso mi inquieta mirada por toda la sala.

*—¿Por qué todos me observan de esa forma?—le pregunto por nuestra conexión de mates a Cassandra. La cual no abandona la conversación con la anciana.

*—Porque esperaban que mi mate fuera un imbécil egocéntrico lleno de músculos en deber de cerebro.—me responde rápidamente. Frunzo mi ceño. —Sin contar que tu facciones cambiaron, tus ojos muestran tal intensidad que se podría decir que son algo intimidantes.

*—¿Y eso es malo?—pregunto con un deje de miedo y pánico. No quiero meter en problemas a Cassandra por mis rarezas, ni siquiera me había percatado que mis facciones cambiaron. Una sonrisa trata de deslizarse por los labios de Cassandra, pero lo disimula rápidamente.

*—No, Liam. Todo lo contrario.—me dice con un tono suave que hace que mi cuerpo se estremezca. —Sé que no crees que eres un “líder” pero realmente está en tus genes el liderazgo. Sí, no podrás ser como los otros estúpidos Alfas, pero tus genes son de un Alfa y por ende a la hora de mostrarte ante los otros seres tu apariencia se da a relucir sin que te des cuenta.

Cierto toque de orgullo pude detectar en las palabras de Cassandra. Pero lo más seguro sea mi imaginación. ¿Quién se orgullecería de mí? Sería algo imposible. Lo más seguro Zurich hizo algo.

—Alfa.—dice una ronca voz a nuestras espaldas. Cassandra y yo nos damos media vuelta. La anciana de antes se retira con una reverencia, no sin antes darme nuevamente una mirada penetrante que vuelve a ponerme los pelos de punta. Que extraño. Quito mi mirada rápidamente de aquella anciana al escuchar a Cassandra saludar en un muy extraño idioma al susodicho que ha llamado nuestra atención. No entiendo qué fue lo que dijo así que solo me limito a observar al dueño de aquella ronca voz. Un tipo castaño casi diría que rubio, de ojos claros, alto y de una musculatura típica en los licántropos, el cuál le sonríe amistosamente a Cassandra. Demasiado diría yo. Mi ceño rápidamente se frunce y todo mi cuerpo se tensa. Ambos empiezan una conversación y cada vez mi cuerpo se tensa más.

¿Qué rayos me ocurre?

—Liam.—mi querida mate me saca de mis extraños pensamientos. El tipo clava su atención en mi persona y me sonríe amistosamente también.

¿Por qué este tipo me sonríe?

—Te presento a Alex Bonilla. Alfa de la manada de España y alrededores.—dice mientras nos presenta. ¿España?

—Un gusto, Alfa Liam.—el tipo inclina su cabeza y me vuelve a sonreír. ¿Por qué me sonríe? Y nuevamente, ¿cómo hago para entender otros idiomas? Esto es demasiado extraño.

—Igualmente.—digo sin quitar mi expresión seria y tensa. He conocido a los otros Alfas de las diferentes manadas que hay en todo el mundo. Y el idioma de éste tipo se parece a la de algunos, pero su acento es bastante extraño. Además los otros Alfas ninguno se mostraba muy contento al tener que reverenciarse ante Cassandra.

Sin embargo, Cassandra disfrutaba demasiado de aquello. Yo simplemente me mostraba indiferente y trataba de subir mis paredes mentales. ¿Quién quita? Y a Zurich le dé por disfrutar también.

—Es realmente un placer al fin poder conocer al mate de la gran Alfa.—la voz del tipo me saca de mis pensamientos. Todavía no me acostumbro a cómo rayos hago para entender otros idiomas. Frunzo mi ceño mucho más.

—Creo que eres el único.—dice Cassandra en tono de broma. Su rostro tenso y la fachada de “reina” se han ido. Se ve como normalmente se veía en Canadá; relajada y alegre. Mi mandíbula se tensa un poco. ¿Por qué ése tipo le sonríe tanto a Cassandra? Y ¿por qué Cassandra le sonríe también? Siento como mi pecho se hincha y mi cuerpo se tensa más de ser posible.

—Mi señora.—interrumpe Aileen la amistosa conversación de Cassandra y ése tipo. Los tres clavamos la mirada en la Beta de Cassandra.

—Solicitan su presencia —dice sin apartar la mirada de Cassandra. Cassandra asiente en su dirección para luego dirigir su mirada al tal Alex.

—Disculpa. Tendré que ausentarme por unos minutos, pero espero todo sea de tu agrado.—dice en un tono muy suave de disculpa, para luego dirigir su atención a mí. —Liam, cariño. ¿Serias tan amable de conversar con los otros líderes? Espero no dilatar mucho. En un momento regreso.

Y sin más se da media vuelta dejándome con éste tipo de apellido Bonilla que no deja de sonreír.

Excelente. Jodidamente excelente.

◆◇◆◇

Incómodo. Esa es la palabra exacta para esta situación. Ni siquiera hablo lo suficiente con mi lobo como para hablar con otros seres, solo pensarlo miles de escalofríos recorren mi cuerpo. No, definitivamente socializar no es lo mío. Y por esa razón han pasado diez minutos de un silencio sepulcral entre el chico sonrisas y yo.

—Entonces...—rompe aquel incómodo silencio. —¿Qué tienes en los ojos? Son bastante impresionantes, nunca he conocido a alguien que tenga los ojos de esas tonalidades.

Mi pecho se hincha un poco más y mi ceño se frunce un poco más.

—Heterocromía Iridium. Así lo conocen los humanos.—mi voz suena tensa, y es algo que no puedo evitar, cuando se trata de lo relacionado con mi aspecto de monstruo, hace que todo mi sistema se tense. No me gusta hablar de ese tema. El tipo asiente y no deja de ver mis ojos fijamente, me remuevo incómodo.

—¿Y cuándo te transformas en tu lobo, también los ojos de tu lobo son de diferentes tonalidades?—me pregunta sin ocultar su curiosidad. Otro tema que odio.

—Sí.—es lo único que respondo. Él tipo se lleva una mano a su barbilla y asiente sin dejar de verme lo que hace que una molestia se expanda por todo mi ser.

—Lo siento, suelo ser muy curioso.—dice mientras me vuelve a sonreír. —Y hablando de curiosidades, creo que Cassandra no mencionó tu apellido. ¿Cuál es tu manada?

¡Excelente! ¿Por qué demonios tiene preguntar cosas de las cuales odio? ¿Por qué? ¿Qué le importa? Y lo peor es que si no respondo correctamente, pueda que nos meta en un problema a Cassandra y a mí.

Demonios.

—Soy...—pero antes de poder formular completamente mi respuesta, una voz nos interrumpe.

—Hola, hijo.

Oh por los Dioses.

La fría mirada de mi madre me ve fijamente, una mueca que creo es una sonrisa está plantada en su rostro. Mi padre está a su lado con su imponente imagen y su rostro serio, el cual me ve sin ninguna expresión. Busco con mi mirada a Aria, pero la veo sentada en una mesa con Paul.

—Alfa McCartney y su Luna.—saluda el tipo a mis padres. Mi madre le regala una forzada sonrisa.

—Bonilla.—es lo único que dice mi padre mientras acepta la mano del tipo. Ambos dejan caer su mano y yo no dejo de ver mis zapatos.

«—Nunca veas a los ojos a tu Alfa.»

La profunda voz de mi padre en mi recuerdos se viene a mi mente. Puedo sentir como Zurich se inquieta en mi interior.

—Esperen un momento.—la voz del tipo hace que levante la mirada. La mirada de mis padres esta clavada en él.

—¿Hijo?—pregunta el tipo sin esconder su asombro. —¿Eres hijo de Marcus McCartney y Sophia White?

Esto tiene que ser una broma. 

Puedo sentir como los dientes de mi madre se echaron a perder al escuchar semejante insulto. Porque para ella es un insulto escuchar que un monstruo sea su hijo. Una enorme y pesada tensión se apodera de la sala. No me había percatado que el tipo había hablado con un tono un poco alto, sin mencionar que la sala está llena de seres con un oído bastante desarrollado.
¡Maldita sea su estampa! Ni siquiera sé porque rayos mis padres se han acercado a mí. Ni tampoco sé porque este tipo se tiene que meter dónde no lo llaman.

—Con razón tu aura Alfa es bastante poderosa. Si vienes de excelentes linajes puros.

Linaje. Lo único que les interesa a estos seres.

—¿De qué color es tu lobo?

Esto. No. Puede. Estarme. Pasando. Mierda. Y más mierda. Puedo sentir como mis padres se tensan. Y casi puedo asegurar que estoy a punto de entrar en pánico. ¿Qué voy hacer? ¿Dónde está Cassandra cuando más la necesito? Dejo correr mi mirada por la enorme sala. Ciento de curiosos y penetrantes ojos están fijos en mí. Listos para escuchar todas mis desgracias. Listos para juzgarme. Listos para considerar un monstruo al mate de su respetada Alfa y reina. Un tenso suspiro sale de mis labios.

¡Buenas noches!—la voz de Cassandra resuena por toda la sala ganándose la atención de todos. Está subida como en un escenario donde varios instrumentos están acomodados. Un micrófono descansa en su mano. —Como ya es costumbre y tradición todos nos reunimos una vez al año, para así no olvidar el tratado de paz a los que todos los líderes del mundo sobrenatural hemos acordado y entablado.

Su voz suena fuerte y firme mientras pasa su mirada por toda la multitud. Hasta que su mirada cae en mi rostro y muestra una enorme sonrisa. Oh no. Un estremecimiento me recorre desde la punta de mis pies hasta el último lugar de mi cuerpo. Aquella sonrisa me dice que no trae nada bueno. Un muy mal presentimiento se está formando en mi interior.

Pero esta reunión no solo se trata de aquel logro tan importante. Sino también de poder al fin presentar ante todos ustedes a mi alma gemela. A mi mate...—su sonrisa se ensancha y los nervios atacan mi cuerpo, puedo sentir a mis pulmones exigir oxígeno. —Les presento ante todos ustedes la persona que me acompañará en mis mejores y peores momentos. A la persona que estará a mi lado liderando. Él es Liam McCartney, Alfa de la manada McCartney y mi mate.

Sí. Definitivamente mi vida nunca será tranquila. Ser invisible no me vendría nada mal en este momento.

Oh mi amada Diosa Luna, tú que escuchas mis ruegos. Ayúdame porque no sé en qué lío me he metido.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro