Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20.

«Mía»

Aquella bendita palabra no ha abandonado mi mente, ni después de haber pasado casi cinco horas de lo ocurrido.

«Mía»

Todavía puedo sentir la respiración de Liam en mi cuello. Mi marca pica y aunque sé que es algo morboso, deseo que Liam me vuelva a marcar. Sentir como sus colmillos lentamente perfora mi piel. Solo de pensarlo mis vellos se erizan, mi corazón palpita descontrolado y mi cuerpo se calienta. Nunca esperé que llegara el día que Liam al fin me reclamara como suya.
Porque soy suya. Desde el día que nací, desde mi primera transformación, desde que tuve el sueño con mis padres y decidí venirme para Canadá. Desde la primera vez que lo vi en aquel congelado lago, desde que tuvimos nuestro primer beso. Y sobre todo...Desde el día que yo lo marqué como mío y él me marcó como suya.

Él es mío y yo soy suya hasta la eternidad.

Y eso nadie lo puede cambiar. Ni siquiera la Diosa Luna, porque no se lo voy a permitir. ¿Cómo? No lo sé, pero así tenga que hacer un pacto con Hades, lo hago.

—¿Estás bien?—la voz de mi Beta me hace parpadear y salir de mis pensamientos un poco—por no decir demasiados—posesivos. Aileen me ve con una ceja alzada y sus brazos cruzados sobre su pecho. Lleva una bata de seda anudada a su cintura y su pelo escondido por un montón de rulos, que pronto serán liberados. Su rostro lleva un muy pesado pero magnífico maquillaje, sus ojos violetas resaltan bajo aquellas espesas pestañas.

—¿Cass? ¿Estás bien? Te noto algo distraída...—murmura sin apartar su mirada de la mía. Veo de reojo a las personas que están en la habitación que comparto con Liam; son un total de seis personas. Todas vampiras. Unas se encargan de mi cabello, otras de las uñas tanto de pies como de mis manos. Y otra de dejarme un excelente maquillaje.

No respondo a las preguntas de Aileen, y no por querer ignorarla, sino que a pesar que confíe en mi raza, no significa que sea tonta. No todos son buenas personas y no me quiero imaginar si se llega a correr el rumor de mis problemas con Liam.

Liam.

«Mía»

¡Por Zeus! Solo el pensar su nombre, se me viene todo lo sucedido en la tarde. Y aquel abrumador calor empieza a expandirse por todo mi cuerpo. No sé qué es lo que me sucede, o mejor dicho qué es lo que nos sucede. Porque desde el incidente, en algunas ocasiones he tratado de abrazar o besar a Liam, pero nuestros lobos se vuelven locos, literalmente. Y no tengo ideas del porqué. En ésos momentos la lujuria y el morbo se apoderan de mi cuerpo y mente.

Maldición. Solo espero Ishtar y Zurich se controlen, aunque algo me dice que Zurich hará de las suyas. Ese lobo no le rinde explicaciones a nadie y sé que por más que Liam lo mantenga bajo control, a Zurich no le importará humillar al que se digne de ofender a Liam. Sí, Zurich es sobreprotector con Liam. Y a veces eso no es algo bueno, todo lo contrario. Solo puedo pedirle a la Diosa Luna que esta noche salga todo bien.

Eso espero.

◆◇◆◇

Una reunión de sobrenaturales por obvias razones jamás será en algún hotel de humanos. Y desde que logre conseguir la paz entre dos de las especies más poderosas, las ya tradicionales reuniones entre especies se han hecho en mi castillo. Mi castillo, uno de los más grandes y antiguos del mundo sobrenatural, el cual tiene un millón de historias. Ya que este castillo pertenecía a una de las primeras familias vampiras sangre pura que hubo en la historia. Los del Linaje D'Buonarroti, la familia de mi madre.

Mi madre.

Lastimosamente nunca la llegué a conocer—o bueno que yo me acuerde—ya que era una bebé. Solo la conozco por los pocos cuadros que quedaron de ella en el castillo. Era una mujer hermosa. Físicamente me parecía a ella salvo por mis ojos, ya que esos los saqué por parte de mi padre.

Luego de la guerra dónde ella y mi padre murieron, destruyeron la gran mayoría de las cosas en el castillo. Me llevó años poder salvar y reparar cosas del castillo, ya que ese era mi hogar. Pero ahora mi hogar es donde esté Liam.

—¿Lista para salir de ésta infernal habitación y encontrarte con tu mate?—me pregunta una Aileen bastante emocionada y guapa, sobretodo todo guapa. Ya su cabello está suelto y lleno de muchas ondas, con un vestido negro, escote corazón y una larga apertura en su pierna derecha, que deja a relucir sus largas piernas y sus altos tacones rojos. Hasta ése momento me había olvidado de la dichosa reunión. Los nervios vuelven a mí, y no exactamente por ver a ese montón de sobrenaturales, sino que se crean que la relación de Liam y mía es “normal”.

Con una respiración profunda salgo de mi habitación, con mi vestido de alta costura y mis caros tacones. Odio vestirme formal, pero tengo que dar el “ejemplo”. Aileen viene a mi lado hablando italiano—por celular—con alguien sobre un pequeño problema que surgió en el castillo. No me preocupo mucho, porque sé que Aileen se encargara rápidamente de ese pequeño problema. Ahora mi mayor problema, es que el cambio de look que se le hizo a Liam, el cual espero no haya sido tan radical.

*—Todo va a salir bien.—la voz fuerte de Metztli se escucha en mi mente.

*—Eso espero.—mi voz suena poco convencida.

*—Ten fe Cassandra.—vuelve hablar tratando de tranquilizarme.

—Una limusina los llevará hasta el castillo...—la voz de Aileen me saca de mi conversación con Metztli. Hasta ahora me percato que nos encontramos en el vestíbulo del hotel. Aileen baja su celular y lo guarda en un pequeño bolso que puede hacerse pasar por cartera, de color rojo. Frunzo mi ceño.

—¿Tú no irás con nosotros?—sus ojos violetas se clavan en los míos.

—No.—responde mientras niega con su cabeza. —Iré en una camioneta atrás de ustedes.

Asiento extrañada, ambas lentamente nos acercamos a la salida, pero como a cinco pasos está una persona a espaldas de nosotras.

Kiwi y menta.

—Los veo en el castillo.—dice Aileen antes de irse a toda prisa. Mis ojos están clavados en esa amplia espalda. La persona lentamente se da media vuelta y unos hermosos ojos de tonalidades diferentes se clavan intensamente en mis ojos.

Aquellos magníficos ojos.

Liam lentamente se acerca hasta donde estoy yo, ya que mis pies decidieron clavarse como pegamento al suelo.

¡Oh por todos los Dioses!

Mi mirada cae a unos pulidos—y brillantes—zapatos de cuero; negros, para subir a un pantalón a la medida negro, bastante formal. A una camisa casi imprescindible de color negro, bajo un saco de la misma tela que el pantalón—que también es a la medida—de color negro. Y para finalizar su traje, una pajarita negra que lo hace ver más... no tengo ni palabras. Lentamente subo mi mirada y lo que veo hace que trague grueso, sin que mi corazón se acelera cada vez más.
Sus espinillas ya no están, sigue teniendo unas cuantas cicatrices pero de alguna forma lo hace ver más varonil. Sus cejas fueron reducidas bastante, pero no lo suficiente para quitarle la gracia y su cabello que no se sabía qué corte tenía, ahora está bastante corto levantado hacia arriba.

Liam no es guapo ni lindo. Pero algo tiene su rostro que no puedes dejar de ver, sus ojos son extraños, pero algo tienen que no puedes apartar la mirada de aquellos profundos y penetrantes ojos. Su pálida tez, sus negros cabellos, sus ojos tan opuestos y sus ropas negras lo hacen ver... atractivo. No necesita tener todo su cuerpo lleno de músculos para verse bien. Por un instante, solo por un instante no pude reconocerlo. Pero ese olor y ésa aura misteriosa—y oscura—que su presencia desprende, nunca las confundiría con ninguna otra. Y sin contar aquella marca que sobresale por el cuello de su camisa.

¡Mío!

¡Maldita sea! ¿Y ahora cómo hago para tranquilizarme a mí y a mi loba? Los intensos ojos de Liam me recorren desde la punta de mis dedos, al último cabello de mi cabeza, para terminar clavados en mis ojos, los cuales se tornaron un poco más oscuros.

Hermosa...—nuevamente aquella ronca voz.

¡Contrólate Cassandra! ¡Contrólate!

—G-Gracias.—no puedo evitar que un patético tartamudeo salga de mis labios, solo la Diosa Luna sabe lo que me ha costado formular aquello. Mis mejillas arden, mis piernas tiemblan y Ishtar gruñe en mi interior. No sé ni cómo hago para poder tener tanto autocontrol.

—¿V-Vamos?—le pregunto rápidamente a Liam, mientras entrelazo mi brazo al suyo. Mi autocontrol está debilitándose y no sería muy bien visto que desnude a Liam en medio vestíbulo. ¡Pero que morbo! Sin dejar que me responda, nos encamino a la enorme limusina negra que está afuera esperándonos. Agradezco al chico que sostiene la puerta para que entremos al auto. Y sin soltar el brazo de Liam ambos entramos al auto, que al instante el chófer emprende camino hasta mi castillo.

Cierro mis ojos cuando aquel aroma a kiwi y menta se hace presente en mis fosas nasales.

Delicioso.

Siento como Liam se remueve a mi lado.

—¿C-ass?—la tímida voz de Liam se escucha a mi lado. Muy cerca. Abro mis ojos y nuevamente mi autocontrol es puesto en prueba. Su rostro está en un intenso rojo, sus ojos me ven con cierta timidez y sus labios—que en este momento se ven jodidamente apetecibles—son aprisionados por sus dientes.

¡Maldita sea! Amo su timidez. ¡Por Zeus! ¡Y por todos los Dioses!

Liam. Estas matándome y a mi autocontrol.

◆◇◆◇

El viaje a mi castillo es un poco largo por no decir tedioso, ya que está bastante escondido en las lejanías de Italia, llevamos por lo menos una hora de viaje. Una hora de tortura. Nuestros lobos estuvieron a punto de perder el control nuevamente, tuvimos que tomar una gran distancia en la limusina. Y las ganas de abrazar—y besar—a Liam se intensifican a medida que me separo más de él.

Demonios.

*—¿Se puede saber qué mierdas te pasa Ishtar?—grito furiosa por nuestra conexión. Pueda que Ishtar no tenga la culpa, pero no puedo evitarlo. Los nervios de esa maldita reunión, el saber que mi loba se descontrola por el mínimo rose de nuestro mate—sin saber la causa exacta—han hecho de mí un desastre.

*—Tienes que calmarte Cass.—Metztli no tarda en responderme con un tono fuerte y tranquilo. —No sacarás nada comportándote así.

*—¿¡Calmarme!?—pregunto incrédula. —¡Ni con un carajo! ¿Cómo quieres que me calme? ¡Si cada vez que me acerco a mí mate me comporto como una perra en celo!

Odio gritarles a Ishtar o a Metztli, pero mi mal carácter ha florecido.

—¿Ca-ass?—el tartamudeo de Liam me saca de mi pelea interna. Alzo mi mirada a su rostro, el cual se ve cansado, su piel está más pálida y tiene sus ojos cerrados con mucha fuerza. Desde aquí puedo ver su mandíbula tensa, como si estuviera recibiendo un gran dolor.

—¿Liam? ¿Qué pasa?—mi voz suena algo desesperada. La imagen de él en el baño a punto de morir se viene a mi mente aumentando mi pánico. —¿Liam? ¿Qué ocurre? ¡Contestame!

Una escalofriante sonrisa se forma lentamente en su rostro. No puede ser. Mi cuerpo entero se estremece.

Tus chillidos se escuchan de aquí a China. ¿Quieres relajarte amada mía?—la ronca voz de Zurich se desliza por las cuerdas vocales de Liam. Aprieto mis dientes cuando una oleada de calor se expande por todo mi cuerpo.

—¿Qué quieres?—le exijo entre dientes. Las facciones de Liam son más sombrías y fuertes. Maldita sea, se ve mucho más atractivo. La carcajada burlona y escalofriante de Zurich me saca de mis pensamientos.

Di la palabra mágica.—la diversión es palpable en su tono de voz. Maldito, se está mofando de mí.

—No juegues con mi paciencia Zurich, no te conviene.—mi tono es intimidante y quita toda diversión del rostro de Liam.

Le quitas la diversión a todo.—dice con tono aburrido mientras pone en blanco sus ojos. Rechino mis dientes molesta. —En fin. ¿No deseabas saber algo?

Su pose arrogante y su sonrisa burlona me molesta en sobre manera. Pero más me molesta que mi cuerpo reaccione de una forma de lo más morbosa a los juegos de Zurich.

—¿Y qué vas a saber tú?—digo mientras cruzo mis brazos a la altura de mi pecho.  

Mi amada Cassandra...—su sonrisa se ensancha cuando un escalofrío me recorre y mis mejillas se encienden. —Mi querida Ishtar no tiene la culpa. Aunque no puedo negar que tal vez yo tenga algo de culpa.

Frunzo mi ceño de inmediato.

—¿Qué quieres decir?—mi voz suena confundida y desconfiada.

Te lo digo si hacemos un trato. ¿Qué te parece?—sus largos colmillos se dejan ver por aquella lobuna sonrisa. Si algo he aprendido es no confiar—o no lo suficiente—en Zurich. Ese lobo es tramposo y le gusta jugar con las reacciones de las personas.

—No.—mi voz suena firme. Sus cejas se alzan algo sorprendido pero su mueca divertida no se borra, todo lo contrario.

¿Segura? Porque me puedo encargar de hacer algo muy embarazoso en la reunión, mi querida Cassandra.—su tono meloso y malicioso me provoca un nuevo estremecimiento. Cierro mis ojos por un segundo y respiro profundamente.

—¿Qué es lo que quieres? —respondo cansada.

Que sea yo el que te acompañe a la reunión y no el subconsciente de Liam.

En cuanto terminó de hablar no pude aguantar las ganas de reír. No sé cuánto tiempo duré riéndome, pero si el suficiente como para que mis ojos se llenaran de lágrimas y mi abdomen empezara a doler.

—En se-erio estas ma-mal de la cabeza.—mi voz sonó dificultosa por el ataque de risa. Inhalo y exhalo repetitiva veces para tranquilizar mi respiración. Cuando logro tranquilizarme alzo mi mirada al rostro de Liam—o Zuric—toda diversión abandonó su rostro. Sus ojos están clavados seriamente en los míos.

—Eso fue una broma, ¿n-no?

Zurich niega lentamente con su cabeza. Trago grueso y el nerviosismo vuelve a mi sistema.

—Pe-e-ro...qué...c-cómo....—ni siquiera soy capaz de formular algo coherente. Millones de escenarios donde Zurich hace de las suyas se viene a mi mente. ¡Ni quiera los Dioses! Un mal presagio sería aquello. Una risa ronca y escalofriante me saca de mis pensamientos. Literalmente Zurich se está descojonando de la risa. Frunzo mi entrecejo.

Perdón mi amada... pero tenías que haber visto tu expresión.—el tono burlón de Zurich hace que el enojo vuelva a mí. Respira profundamente antes de darme una enorme sonrisa.

Era una broma, no pongas esa expresión.—su tono burlón no lo abandona. —Jamás iría a una reunión con un montón de basura sobrenatural por voluntad propia.

Y nuevamente aquella faceta arrogante vuelve a él.

—¿QUÉ MIERDA QUIERES?—grito ya exasperada. Zurich alza sus manos en señal de rendición.

Tranquila...

Mis ojos lo fulminan literalmente.

Está bien...—murmura antes de poner nuevamente su rostro inexpresivo. —Según entiendo no entiendes o comprendes el porqué reaccionas de forma tan “salvaje” cuando entras en contacto físico con tu mate y viceversa, ¿no es así?

Asiento sin apartar mi mirada de él, asi como tampoco suavizo mi entrecejo y mucho menos borro mi seria expresión.

Que no se te olvide que nosotros somos mitad lobos, osea tenemos una parte animal. Normalmente la conducta que hemos ido mostrando es algo normal entre un macho y una hembra en el mundo animal.

Frunzo mi ceño mucho más, pero antes de poder responder continúa.

Pero ser licántropos, ésta conducta no es algo muy normal. Por lo menos no cuando encuentran a su alma gemela, ya que los mates deben de cumplir tres facetas.—dice mientras me ve fijamente. Mi corazón empieza a aumentar su ritmo. —Reclamar, marcar y...consumar.

—¿¡Consumar!?—mi tono y mi rostro es pura confusión. Zurich suspira.

Mi amada...—me parece detectar cierta incomodidad en su tono de voz. —Luego de obtener la marca, los mates deben de tener relaciones sexuales. Sino sus lobos se saldrán de control y tratarán de consumar la relación de una forma no muy agradable para ambos mates.

¡¿Que?! Creo que acabo de escuchar mal. Acaso dijo, ¿relaciones sexuales? Relaciones sexuales. ¿Liam y yo?

¿Qué diablos?

◆◇◆◇

—Bienvenida mi señora....—me saluda un joven vampiro cuando abre la puerta de la limusina. La mano de Liam sostiene la mía y me ayuda a salir. Sus hermosos ojos me ven algo intensos y... avergonzados. Por ley Liam sabía sobre la conversación que había tenido con Zurich, y ese maldito lobo gozó enormemente por nuestros rostros avergonzados.

Maldito Zurich.

—Lo-o siento.—susurra Liam muy cerca de mi oído. Un estremecimiento me recorre completamente. Ya nuestros lobos no se descontrolan y gracias al magnífico Zurich.

¡Sí claro!

Al parecer—y todavía es un misterio—Zurich puede ejercer un enorme control sobre mi loba y sobre él mismo. Un control mucho más fuerte que el de las ganas de aparearse. Solo acordarme de eso mi cara arde de la vergüenza.

No te preocupes. No tienes la culpa.—susurro bastante cerca de él pero sin levantar del todo el rostro. El brazo de Liam se cierne a mi cintura. Ambos subimos lentamente los escalones para poder entrar a mi castillo, al parecer solo nosotros faltábamos, ya que nadie se logra ver a las afueras. Grandes cantidades de vehículos están estacionados a un costado.

Antes de pasar las enormes puertas del castillo, detengo a Liam el cual me observa confundido. Me vuelvo hacia él quedando extremadamente cerca. Liam baja su rostro y sus hermosos ojos se clavan en los míos.

—Pase lo que pase… siempre estaré a tu lado Liam.

Lo juro bajo aquella esfera que se alza magníficamente sobre nosotros. Y sobre todo; lo juro bajo la atenta mirada de aquellos ojos que amo tanto.

—No te abandonaré jamás.—la voz de Liam suena segura y firme. Cuando me quise dar cuenta unos fríos labios me estaban dando el beso más tierno que alguien desearía en su vida. Un beso corto, casi que una simple caricia fue nuestro sello a aquel juramento que ambos hicimos bajo aquella resplandeciente luna.

Solo espero ese juramento sea irrompible.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro