A la mañana siguiente Abigail fue a dar un paseo con Alice por la aldea.

- Como lo estás llevando? - dijo Alice.

- Con qué? - dijo Abby sorprendida.

Se habría enterado de lo que pasó anoche?

- Con qué va a ser! - dijo Alice - estar en este siglo...la historia de tu familia...

- Ah, era eso - dijo aliviada.

- Creías que hablaba del laird Sinclair? - dijo Alice sonriendo - está pasando algo entre vosotros?

- De verdad hija que lo tuyo es puro cotilleo. Lo que se está perdiendo el salvame contigo - dijo Abby eludiendo la pregunta.

En ese momento vieron acercarse a una chica con cara de enfado; vestía un precioso vestido en tonos tostados a juego con las cintas que recogían su dorado y resplandeciente cabello arrastrando a un niño dándole con una fusta.

- EH!! - gritó Abby corriendo hacia el niño y ponerlo detrás de ella - pero que te pasa! Estás loca? No puedes pegar a un niño!

La antipática muchacha, tras repasarla de arriba abajo con gesto desaprobador, cambió la fusta de mano en actitud amenazante.

- Haré lo que quiera - dijo dando un paso a la izquierda.

- No te lo voy a permitir - dijo Abby dando otro paso a la izquierda.

- No eres nadie para permitirme nada; vives en casa del laird y no estás casada, eso te convierte en una mujer fácil!

- O le das un puñetazo en to' los piños a la choni esta o se lo doy yo! - dijo Alice furiosa en español.

- Tranquila Alice, no voy a caer en su juego!

Con toda la tranquilidad del mundo, Abby volvió a mirar a esa chica y dijo:

- Lo más sensato para todos es que te vayas para que...

Paró de hablar al verla levantar la mano con la fusta. Alice jadeó y el niño se agarró más fuerte a la falda de Abby.

- Como me roces un solo pelo de la cabeza, rapunzel - siseó Abby- te juro por mis antepasados presentes que te vas arrepentir!

- Yo? Yo me voy arrepentir?

- Es que eres sorda? - dijo Abby -personalmente me encargaré de rebozarte por el suelo y meter tu cabeza en el charco más profundo que pueda encontrar; entendiste?

La chica no hizo caso y la alcanzó en el brazo con la fusta haciéndola una herida. Alice y el niño se asustaron al ver caer un hilillo de sangre del brazo de Abby.

- Alice, coge al niño - dijo Abby tocándose el brazo.

Alice cogió al pequeño en brazos pero no pensaba irse hasta ver como su amiga le daba su merecido.

- Y en cuanto a ti...

Abby la agarró del pelo y tras darle una patada en el culo que la hizo caer de rodillas ante ella, le metió la cara en el charco más cercano y se la rebozó bien para incredulidad de los pocos curiosos que entre risas las observaban.

- Como se te ocurra decir algo - susurró entredientes sacándola la cabeza del charco - te haré algo mucho peor, escuchaste?

La soltó y la vieron irse corriendo.

-Estás bien, cielo? - preguntó Abby - ven conmigo, te curaré esa herida.

Mientras Alice se metía en la casa para vigilar a la chica; Abby se fue con el pequeño al lago, se agachó para arrancarse un trozo de tela del vestido y lo mojó en el agua.

- Tranquilo sí? Te dolerá un poquito pero tú eres un niño muy valiente verdad? - dijo Abby intentando no hacerle mucho daño al limpiarle la herida del brazo.

El niño la miraba como si lo hubiera salvado de un dragón a punto de comérselo.

- Ya está - dijo vendandolo con un trozo de tela seco.

El niño cogió el trozo mojado y se lo pasó a Abby por el brazo con una delicadeza que la emocionó.

A los diez minutos, Alice llegó corriendo y paró a unos pasos de ellos.

- Abby, Duncan quiere que vayas al salón - dijo jadeando - la niñata esa a dicho que la atacaste sin razón aparente!

- Esa pija medieval no aprende - dijo Abby caminando hacia la casa.

Alice cogió la mano del niño y la siguió.

De repente vieron entrar a Abby al gran salón como una tromba y a Alice con un niño.

- Tranquila - dijo Alice en español parándola - no pierdas los estribos.

- Abby puedes acercarte? - dijo Duncan - lady Rose dice que la has atacado.

- Y tiene razón - dijo ella obligándose a tener una actitud relajada.

- La atacaste? - dijo Duncan sorprendido.

- Lo veis? - dijo lady Rose jactanciosa - debéis expulsarla.

- No te hagas la mosquita muerta - dijo Abby - que bastante perra resultaste ser!

- Abby! - gritó Kristine escandalizada mientras los demás se quedaron con la boca abierta.

- Por qué no le dices a tu laird que estabas haciendo tú antes? - dijo ignorando a todos.

- No sé de que hablas!

- Abby - dijo Duncan - cuéntame que a pasado.

Ella asintió y empezó a relatar todo lo que había ocurrido sin dejar de mirar a Rose desafiándola a que la contradijera; el niño enseñó su herida que le había hecho con la fusta y señaló la herida de Abby.

- Te atreviste a dañar al niño y a Abby? - dijo Duncan con voz amenazante.

- No podéis creer la palabra de una mujerzuela - dijo Rose alterada.

- Bueno... - dijo Abby restregándose las manos - voy a tener que matarla - y fue a por ella.

- Tranquila tigresa - susurró Bruce agarrándola de la cintura divertido.

- Lo veis? Es peligrosa - dijo Rose.

Se llevó la mano al pecho y se "desmayó" después.

Kristine se agachó a su lado intentando despertarla.

- Uff, que peliculera! - dijo Abby resoplando - yo tengo un método infalible que hará que despierte en un pis pas!

- Y a qué esperas? - dijo Alice sonriendo.

Cuando Bruce la soltó se agachó al lado de Rose y la dio un bofetón tan fuerte en la mejilla que la hizo reaccionar levantándose de golpe.

- Apartarla de mí! - gritó Rose.

Se puso tan dramática que Kristine se la tuvo que llevar a que la hicieran un té de hierbas.

- Y el Oscar a la mejor actriz es para...

- Abby... - comenzó Duncan.

Pero Abby lo interrumpió.

- Esa mujer me a llamado mujerzuela dos veces, dos - levantó dos dedos - a herido al niño y luego a mí, así que se merecía ese bofetón y mucho más! Expulsame si quieres pero no me arrepiento de nada.

- No voy a expulsarte Abby - dijo Duncan - eres mi familia y tienes todo mi apoyo.

- Que vas hacer Duncan? - preguntó Bruce interviniendo por primera vez.

Bruce daba gracias a que fue una mujer porque si hubiera sido un hombre el que lastimaba a Abby, lo habría destrozado con sus propias manos. La fuerza de ese sentimiento lo inquietó; desde que la conoció, aunque era un guerrero su disciplina se perdía en su presencia. Ese beso que se dieron la noche anterior le había trastornado más de lo que estaba dispuesto a admitir.

- Tú que crees? - dijo Duncan interrumpiendo los pensamientos de Bruce - la expulsaré de mis tierras...

En medio de la frase entraron Kristine con Rose y cuando le escucharon tuvieron reacciones diferentes. Kristine de horror y Rose de felicidad.

- Muy bien hecho laird - dijo Rose con satisfacción - ya no volverás por estas tierras - se dirigió a Abby.

- No te adelantes barbie - dijo ella alzando una ceja - escucha a tu laird, que falta te hace.

Alice tosió para ocultar la risa.

- Que es barbie? - susurró Sloan.

- Preguntas a la persona equivocada Sloan - susurró Bruce sin apartar la mirada de Abby.

- Lady Rose - dijo Duncan - lo habéis entendido mal; la que se va de mis tierras sois vos - la oyó jadear - no solo has mentido a tu laird sino que habéis agredido a un niño y a Abby! Os iréis a las tierras de vuestro tío; os daré hasta el amanecer para daros tiempo a recoger vuestras pertenencias!

Kristine tuvo que acompañarla afuera de lo conmocionada que estaba.

- Estáis bien? - dijo Duncan.

Los dos asintieron.

- Laird - dijo el pequeño - puedo irme a casa? Mi madre estará preocupada.

- Yo le llevo - dijo Abby.

Duncan asintió al ver que llegaban los comandantes; el segundo al mando de cada uno respectivamente para hablar de lo que iban hacer para averiguar la identidad del traidor.

Abigail y el niño salieron cerrando la puerta tras ellos; el pequeño la llevó colina abajo y cuando llegaron, la madre se enteró de lo sucedido. Después de darle las gracias miles de veces, la invitó a quedarse. Al ver que se hacía tarde se despidió y se marchó. Se detuvo a mitad de camino por la colina y se recostó contra un grueso árbol mientras consideraba todo lo que había pasado desde que llegó a ese lugar. Un rato después se apartó del árbol y continuó por el sendero.

La primera piedra le dio en el centro de la espalda, Abigail fue impulsada hacia adelante y cayó con fuerza sobre las rodillas. Estaba tan sorprendida que instintivamente volvió la cabeza para ver de dónde había venido la piedra.
Vio el rostro de Rose segundos antes de que la segunda piedra la golpeara, la pequeña roca dentada  rasgó la delicada piel de debajo del ojo derecho; la sangre le corrió por la mejilla.
No hubo tiempo de gritar; la tercera dió en el blanco, en el lado izquierdo de la cabeza. Abigail se desplomó al suelo; si la tiraron más piedras no las sintió, la fuerza del golpe en la sien la había hecho perder el sentido completamente.

Nadie había visto lo ocurrido y lady Rose guardando el tirachinas sonrió satisfactoriamente; se fue colina abajo marchándose a casa de su tío.
Cuando se enteraran de lo que había hecho ya estaría muy lejos.

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Dedicado a LaChicaAnonima18,MaryEstuardo2112