Capítulo 1
Año 1311
Alice atravesó el portal con Abigail hasta las Highlands, en Escocia. Vio una cabaña y la llevó allí encontrando a una mujer anciana removiendo un caldero que olía de maravilla.
- Por amor al cielo muchachas - dijo la mujer - que os a pasado? Entrad!
Ayudó a llevar a la chica inconsciente observando que tenía sangre en la frente y en el hombro; también se percató de sus ropas extrañas pero ya habría tiempo de enterarse.
- Llévala a la cama, yo prepararé lo demás!
Alice la tumbó en la cama y con cuidado le quitó la camisa, en los tres días que Abigail estuvo inconsciente, Alice le contó a la mujer de que año venían y las circunstancias que la habían obligado a abrir un portal hasta ese tiempo. Así fue como la mujer descubrió que la muchacha que estaba en la cama era la última descendiente de los Macgregor.
Abigail abrió los ojos elevándose de golpe y se tuvo que volver a tumbar al marearse. Esperó a que se le pasara y poco a poco se fue levantando con cuidado de no mover el hombro, si no lo hacía no la dolía tanto. Se fijó que llevaba un vestido de esos que la gente se ponía en las ferias medievales; de repente le vinieron flashes de lo ocurrido y sintió como se le rompía el corazón. Las lágrimas empezaron a caersele como cataratas por las mejillas sin poder entender porqué habían matado a sus padres y casi acaban con ella.
Miró a su alrededor, la habían secuestrado? Aunque para qué? Si la quisieran muerta no la hubieran curado, verdad? Qué querían de ella? Demasiadas preguntas y ninguna respuesta. Tenía que escapar de ese lugar sin que nadie la viera, después buscaría un teléfono y llamaría a la policía. Paseó la mirada por esa extraña casa y la recordó a las casas medievales que solía leer en sus libros favoritos; un caldero cerca de la chimenea para que no se enfriara la comida, su mesa con sus taburetes y una pequeña ventanita. Le rugió el estómago y pensó que antes de escapar tendría que reponer fuerzas; no vio ningún plato pero si había cuencos. Lo cogió y acercándose al caldero y con la cuchara de madera lo rellenó del guiso, se sentó y en el momento que el caldo bajó por su garganta sintió como su cuerpo se relajaba encontrándose cada vez mejor.
Limpió el cuenco y lo dejó donde lo había encontrado y acercándose a la puerta para abrirla se detuvo pensando que a lo mejor había alguien al otro lado haciendo guardia. Apoyó la oreja en la puerta intentando escuchar alguna voz pero no escuchó nada; la fue abriendo despacio y al ver los verdes prados supo inmediatamente que no estaba en Madrid. Dónde la habían llevado? Y no se suponía que tendría que haber alguien para vigilarla? Pensó que tenía suerte y antes de que se la acabara decidió arriesgarse saliendo de allí hacia unos árboles antes de que descubrieran su ausencia. A la media hora por su reloj Abigail no entendía porqué no había encontrado ninguna carretera, se dió la vuelta oyendo el relichar de unos caballos dirigiéndose hacia su dirección y vio como la rodearon escrutandola esos hombres tan grandes asustandola.
Esos gigantes eran los responsables de la muerte de sus padres?
Uno de ellos bajó del caballo acercándose a ella, la cogió del brazo y ella gritó de dolor. Al darla un tirón tan fuerte la herida volvió a sangrar empapando la tela del hombro; Abby le dió un pisotón y el hombre la tiró al suelo. Arrastrándose hacia atrás oyó más relinchos de caballos acercándose a ellos y comenzaron a atacarse con espadas. Pero quién era toda esa gente? Y dónde estaba la policía cuando se la necesitaba? Se sentía pequeña en un mundo de gigantes.
Los que llegaron los últimos acabaron con los que quisieron hacerla daño y todas las miradas se posaron en ella.
Supuso que era su turno por haber presenciado todo.
Un hombre se acercó a ella cauteloso. Porqué no acababan con ella de una vez para poder descansar para siempre y dejar de sentir tanto miedo?
- Debéis tranquilizaros milady - dijo agachándose - ya no correis ningún peligro, estáis a salvo.
Abigail reconoció el idioma escocés y automáticamente recordó las palabras de su padre: no confíes en alguien que te hable en gaélico. Inmediatamente se apartó y se levantó apoyándose en el árbol.
- Abby!! - gritaron.
Ella giró la cabeza y con un alivio que no sentía desde hacía horas vio a su amiga y echó a correr en su dirección.
- Abby gracias a dios - dijo Alice abrazándola, se apartó enseguida al oírla quejarse - vuelves a sangrar.
- Alice - dijo empezando a llorar - mis padres...
- Lo sé cielo - dijo volviendo a abrazarla.
- Tienes tu móvil? - dijo Abby - tenemos que llamar a la policía y decirles que a pasado.
- Menudo susto nos has dado muchacha - dijo una mujer anciana acercándose - estás bien?
- Está asustada - dijo Alice en gaélico lo que hizo fruncir el ceño a Abby al escucharla hablar en ese idioma - pero hay que curar su herida.
- Alice - dijo Abby en español - Esos gigantes han matado a los que están en el suelo, tenemos que escapar antes de que nos hagan algo!
- Tranquila son los buenos - dijo Alice - puedes confiar en ellos.
- Son policías? - dijo Abby extrañada - y porqué no llevan los uniformes?
- En que idioma están hablando? - dijo uno - debéis mostrar respeto al laird!
- Lo siento laird - dijo Alice volviendo al gaélico - mi nombre es Alice y el de mi amiga es Abigail y venimos de España.
- Yo soy el laird Bruce Sinclair - dijo inclinando la cabeza para después presentar a sus guerreros.
- Alice - susurró Abby - que haces hablando ese idioma?
- Hay muchas cosas de las que hablar - dijo Alice - pero ahora hay que curarte!
- Será mejor que te curemos muchacha - dijo la mujer - antes de que te desangres.
- Confía en mí - susurró Alice.
Abby suspiró y la siguió.
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Dedicado aLaChicaAnonima18
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