Epílogo
《♡》
Mark iba caminando de regreso a su casa con las manos completamente llenas. Había decidido ir a comprar algunos regalos. Era 24 de diciembre y faltaban pocas horas para la media noche. Gracias a su sueldo pudo comprar algunas cosas para sus mas cercanos, incluso para cierta persona que aún no pisaba tierras coreanas, pero que esperaba pronto pueda hacerlo, aunque sea después de navidad.
Caminaba algo presuroso, pues se supone no iba a demorar demasiado fuera de casa. La primera nevada ya había caído y sonrío al recordar que la había visto junto a aquella persona que se había vuelto muy especial, claro que lo vieron juntos por videollamada, pues la distancia entre ambos era demasiada como para poder mantener contacto físico.
Cuando dobló a la esquina que lo dirigía a su casa, pudo ver una camioneta negra estacionada frente a ella, no le extrañó, quizás sus vecinos la habían comprado, siguió con su camino como normalmente lo hacía.
Está navidad decidió invitar a alguno de sus amigos, como SiCheng, Kun, HaeChan, TaeIl —novio del moreno— su primo JungWoo y el novio de este, Johnny, un chico de estados unidos muy amigable y extrovertido, simplemente buena onda o como Mark le decía, alguien cool y bueno, obviamente no podía faltar Jaemin, la pareja de su hermanito.
Ambos chicos se hicieron súper unidos y de vez en cuando confabulaban en contra del ahora rubio, decían que era para una buena causa, pero lo único que querían era divertirse por las expresiones "molestas" del Lee menor, porque por supuesto este no podía enojarse con dos de las personas más especiales en su vida.
Ingresó a su hogar y sonrío al ver la revolución en su casa, parecía que en ese lugar se daría la tercera guerra mundial. Jeno perseguía a JungWoo —seguramente le habría hecho algo— Johnny y el Lee mayor de todos sentados en el sofá viendo un partido de fútbol mientras hacían medias a corchet —cortesía de la única mujer en esa casa— Kun y SiCheng ayudando a la señora Lee en la cocina, HaeChan y TaeIl ordenando la mesa donde próximamente estarían cenando.
Nada fuera de lugar.
— ¡Ya regresé! —gritó Mark haciendo que cada presente detuviera sus acciones y lo mirara— Fue algo cansado... Pero estoy aquí. ¿En qué ayudo?
—En nada corazón, permíteme ayudarte con las bolsas, las dejaré bajo el árbol. —dijo su madre acercándose a él.
—Bueno, es mi momento. —SiCheng se acercó a Mark con una tela.
— ¿Qué vas a hacer?
—Una sorpresa. —sin esperar mucho, el chino tapó los ojos del menor con aquella tela— Es un pequeño juego... Tú eres la primer víctima, así salió en el sorteo que hicimos mientras estabas fuera.
— ¿Okey?
—Bueno, el juego consiste en que pasaremos por tu lado, y trataras de adivinar el orden...
— ¿Cómo haré eso?
—Por el olor de nuestros perfumes... Es simple. —Mark asintió, conocía los perfumes que cada uno de sus amigos usaban, era fácil. Pasaron uno por uno, la sonrisa de Mark iba haciéndose cada vez más ancha, estaba seguro que ganaría, sin embargo la última persona en pasar lo dejó algo aturdido.
—Okey... El primero en pasar fue mi papá, después JungWoo, TaeIl, Jaemin, HaeChan, mi mamá, Kun, Jeno, SiCheng y Lucas. —dijo sin pensar ni dudar... hasta que se dio cuenta del último nombre que salió de sus labios y rápidamente se sacó la prenda de los ojos y ahí, frente a él, estaba aquel moreno que hace algunos meses había despedido en la puerta de su casa, con quien había visto la primera nevada... Quien se había vuelto alguien especial.
—Hola, leopardo bebé... —sin pensarlo y con los ojos llenos de lágrimas, abrazó a Lucas quien lo levantó del suelo y le devolvió el abrazo, apretándolo un poco más entre sus fuertes brazos— Te extrañé demasiado.
—Yo también. —murmuró. Unos minutos bastaron para que luego un carraspeó se escuche.
—Muy bien, tortolos, es hora de ayudar que aún faltan cosas por hacer. —dijo el señor Lee mientras sonreía, todos lo hacían, ver a Mark contento les aliviaba demasiado, fueron meses algo tortuosos que ciertamente gracias al chino que aún abrazaba al canadiense, pudieron sentirse más aliviados.
Continuaron con las cosas que aún faltaban, colocando un poco de música, ayudando en la cocina, Johnny y su padre aún cociendo a corchet. Algunas horas más tarde, en el cielo se pudieron ver algunas luces... Ya era medianoche.
— ¡Feliz navidad! —gritaron al unísono todos los presentes, rieron un poco y ayudaron a poner la comida faltante en la mesa. Minutos más tarde se encontraban cenando mientras charlaban animadamente. SiCheng, Lucas y Kun contaban algunas anécdotas de sus celebraciones en china, JungWoo, TaeIl y HaeChan se apegaban a la tradición de los Lee puesto a que eran familia, Johnny al igual que los chinos narraba experiencias.
Llegó la hora de repartir los regalos, cada quien se sintió súper contento con lo recibido, charlaron un poco más, tomaron un poco de vino tinto y siguieron festejando. El señor Lee colocó una música suave, mientras Jeno apagaba las luces y Mark encendía algunas velas... Un ambiente romántico para todas las parejas.
La primera pareja en ponerse de pie, fueron los señores Lee quienes bailaban lentamente frente al árbol, luego fueron Jeno y Jaemin, JungWoo, Johnny, SiCheng y Kun continuaron. TaeIl y HaeChan se avergonzaron un poco y con mucha timidez se unieron.
—Me concedería esta pieza, bello doncel.
—Con mucho gusto, apuesto príncipe. —Mark río un poco con su comentario. Bailaron lentamente, sintiendo sus corazones latir con mucha fiereza, parecía como si pronto se fuese a salir de sus pechos. Lucas frenó su baile, haló de la mano de Mark y salieron de la casa— ¿A dónde vamos?
—Ya lo verás. —subieron a la camioneta negra, Mark sonrío... Había pensado que era de los vecinos. En tres minutos se encontraban en un parque, justo frente a la cafetería donde ambos se habían "conocido"— Mark, Makku, Markkie, Margarie, leopardo bebé y ya no sé como más decirte. —el canadiense río— Nos conocimos en aquel lugar... Bueno, nos hablamos por notitas por primera vez en está cafetería... Tuve que pagarle una recompensa a Yuqi pues no me quería ayudar la muy chistosa. —se quejó.
—Yuqi ve su beneficio. —Mark dijo recordando a la bella china que seguramente debía de estar junto a SoYeon, su novia, celebrando la navidad.
—Exactamente, pero no te traje aquí para hablar de Yuqi... Te traje aquí para decirte que... Incluso desde mucho antes te quería, pero sabía que no tenías ojos para mí y lo comprendía. No creo que sea conveniente recordar los malos ratos. —hizo una mueca— Pero te diré que, pese a la gran furia que sentía con respecto al trato que te daban, no podía hacer mucho pues es tu vida y eran tus elecciones, yo las tenía que respetar.
—Gracias, aprendí de ellas. —dijo el menor con una sonrisa.
—El tiempo que nos mantuvimos alejados, no era sólo por mi padre, sino porque quería darme un tiempo, sabía que, si seguía a tu lado iba a decirte lo que siento y ambos sabemos que eso hubiese salido mal, tú salías de una relación en la que te lastimaron y aún no estabas listo para una nueva. —el chino soltó un suspiro— Ahora sé que tus heridas han sanado, me lo dijiste tu mismo hace algunos dos meses, pero no pude venir, pues sabía que aún no era hora. Tú y yo sabemos que todo tiene un límite, y el mío se acabó hoy.
— ¿Qué quieres decir?
—Mark, mi límite se acabó, no puedo seguir reteniendo esto... Hoy frente al lugar en el que comenzamos a conocernos poco a poco quiero decirte que te amo. Te amor Lee Mark, amo cada cosa, cada actitud, cada mueca, cada sonrisa, cada aspecto de ti. Sé que no es la mejor confesión del mundo pero es lo mucho que mi cabeza recuerda del discurso que tenía... Los nervios no me permiten decir más cosas y ante ello la única solución es preguntar... ¿Me permitirías ser tu novio? —el canadiense miró al chino con cariño y una sonrisa en los labios.
—Sí, sí Wong Yukhei, te permito ser mi novio. —así, ambos juntaron sus labios en un dulce y tierno beso que los llenó de felicidad.
Ambos dieron un paso que les trajo alegrías, algunos llantos, peleas que las solucionaban sin llegar a lastimarse, risas, calma, entre muchas otras emociones.
Su relación estaba llena de un amor que nunca pudieron haberse imaginado tendrían.
Quizás lo único que separaba el amor del cuento de hadas, con el amor de la vida real, es que en está última existían los límites para amar.
|F I N|
Terminamos con esta ridícula historia :D
La verdad, no sé muy bien que es lo que hice, pero me gustó lol
Espero que a ustedes también les haya gustado está historia que salió de la nada.
Un secreto: Es la primera vez que acabo o que concluyo una historia mía que sea larga o contenga más de tres capítulos.
¿Hubo bloqueo? Por supuesto que sí, por eso dejé de actualizar los lunes y viernes, como lo prometí desde un inicio.
Me siento contenta con el resultado, después de todo es una primera historia mía concluida, como lo dije más arriba.
Prometo ir mejorando con mi escritura, narración y desarrollo de mis historias.
Eso sería todo, gracias por llegar hasta el final de esta historia, muy pronto estaré subiendo el epílogo y un extra.
Recuerden que les amo mucho manguitos 💚
Naranjita🐧🌱
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro