
VI
Eres mi sueño.
No era extraño que cualquier persona los confundiera, eran gemelos, era de esperarse al tener la misma cara, voz y estatura. Por momentos era divertido, por otros era molesto y en otros era realmente inconveniente.
O al menos, eso pensaba el mayor de los dos, para Tsukasa la cosa realmente daba lo mismo. Ni siquiera se impresionaba si sucedía, lo único que le daba un cierto nivel de satisfacción eran las expresiones que su hermano colocaba cuando eso sucedía.
Eso en verdad era gozoso. Los ojos expresivos y llorosos de Amane cuando las cosas no le salían como quería —casi siempre por culpa del más pequeño—, era un regocijo irresistible.
Estaba convencido que podría seguir disfrutando de ese maligno deleite el resto de su vida, no existía manera que pudiera librarse de él. Eran hermanos.
La familia siempre permanecía junta.
—¡Amane-kun! ¡Mira!
Las pequeñas campanillas en las coletas de la niña taladraron los oídos del menor, haciéndose a un lado justo en el momento en que una figura de cabello amarillento platinado usurpó esa zona, separando a ambos hermanos y aferrándose al gemelo que buscaba sin titubear.
Estaban de espalda y con la misma ropa, ¿cómo está niña había podido identificar quién era quién?
Hmp. Suerte de principiante.
Se alejó un poco, cruzando de brazos y haciendo un puchero, esperando que su hermano le prestara atención como siempre lo hacía cuando él hacía un berrinche. Pero no lo hizo.
Amane ni siquiera levantó la vista hacia su dirección, los grandes ojos ámbar y su amplia sonrisa eran sólo para la niña albina que se encontraba aferrada a uno de sus brazos mientras que con el otro sostenía un libro infantil. Gruño molesto, ¿quién era esa mocosa para hurtar la compañía de su hermano?
Se acercó por atrás tratando de meterse en la conversación para poder recuperar la mirada de su hermano, pero desistió al serle en verdad fastidioso el tema que hablaba la niña.
La temática narrativa que Yashiro compartía era sobre cuentos infantiles, castillos ambulantes, príncipes bandidos, doncellas en búsqueda de honor para su familia y todo un tópico de fantasía que hacían que a la pequeña le brillaran los ojos con tal intensidad como si el sol hubiese descendido a sus globos oculares; y no podía pasar la oportunidad de narrarle a su amigo las cosas que le fascinaban de su lectura, deteniéndose en especial en sus encantadores protagonistas. ¿Cómo Amane la soportaba con una dulce sonrisa cuando la voz chillona de la niña era tan insoportable? De seguro estaba fingiendo, no podía concebir otra razón para que su hermano fuera tan amable.
Ella era tan expresiva y escandalosa que no pudo evitar hacerle mal de ojo con tal de que entendiera que la quería lejos de ahí, sobretodo, muy lejos de su hermano. Yashiro lanzó una pequeña risa ante un comentario del gemelo mayor y el menor sintió un escalofrío al fijarse mejor en el rostro de la nena, a la vez que una mínima cantidad de calor se alojaba en su rostro. Los ojos de esa niña, su pequeña sonrisa...
Eran lindos también...
Sonrió en respuesta a su pensamiento, apoyando su barbilla en una de sus palmas, observando más a detalle a la niña sin que ni ella ni su hermano se percataron que él seguía ahí a su lado, analizando en silencio. Los ojos de Yashiro eran más grandes que los de Amane lo que le brindaba de un mayor rango de expresividad, aunque los de su hermano seguían siendo sus favoritos, los de ella fácilmente se inundaban de ilusiones y sueños cuando comenzaba a hablar de todos aquellos amores platónicos que tenía en los libros y cuentos. Era tan simple.
Y patética.
Pero al menos era divertido verla, estaba curioso sobre en qué clase de mujer iba a convertirse esa mocosa cabeza de globo, inundada de aires de delirios fantasiosos. Estaba preparando las palomitas para el caos; aunque eso no quitaba que detestaba la familiaridad con la que trataba a su hermano, ¿desde cuando Amane tenia a alguien más que él para hablar? Eso no era justo, ¿pensaba dejarlo atrás? No podía permitir eso.
No podía quedarse solo, necesitaba asegurar que siempre tendría a su hermano pendiente de él.
Y aquella niña no iba a ser impedimento. La sacaría del camino si con eso impedía tener a su familia cerca de él.
No permitiría que nadie alejase a Amane de él. Lo que ellos compartían iban más allá del entendimiento de cualquiera que quisiera entrometerse en su relación, habían estado juntos desde el inicio de sus vidas. Si alguien podía comprender lo que el otro necesitaba realmente, era sólo su otra mitad.
«No te preocupes, Amane, yo te protegeré».
...
Haciendo uso de su parecido casi total con su hermano, había intentado en más de una ocasión romper el vínculo que se traían en secreto los otros dos, haciéndose pasar por su hermano. Sonreía igual, trataba de actuar lo más parecido posible e incluso había memorizado el saludo qué hacían los dos amigos de primaria. Pero Yashiro nunca se le pasó por la mente que se trataba del otro gemelo.
—¿Tsukasa-kun, hoy vienes a recogerme tú?
—¡Gracias por traer mi mochila, Tsukasa-kun!
—¡Toma mi mano, Tsukasa-kun! La calle es peligrosa, pasémoslas juntos, ¿si?
Mediante crecían, los cambios comenzaron a aparecer entre ambos gemelos, pero si el otro se esforzaba un poco, podrían pasar fácilmente por su hermano. Pero no para Nene, a los ojos de la albina ambos eran tan distintos que a veces ni siquiera se volteaba para identificar con cuál de los dos estaba hablando. Así de confianzuda era con los gemelos.
¡Y eso le sacaba de quicio! ¡Para ella siempre era Tsukasa, nunca el gemelo de Amane! ¿Cómo lo hacía? ¿Qué tenía de especial esa niña? Era terca, muy ingenua y una enamoradiza del asco. Pero aun así, ¿por qué todos parecían querer cuidarla y respetaban sus decisiones?
Tanto amor alrededor de ella le enfermaba. Su mirada llena de ilusión le daba asco. Era como si no conociera el dolor o la desesperación o la soledad, como si viviera en una burbuja. Como si no pensara en la maldad del mundo. Una persona así de tonta no podía proteger a su hermano. Lo lanzaría al mismo agujero de engaño y fantasía que ella vivía.
Debía deshacerse de ella.
Y también encontrar una manera de silenciarla, estaba convencido que si tenía que volver a escuchar su dulce ensueño de un futuro brillante en compañía de un príncipe, iba a vomitar. ¿Era casi una adolescente y pensaba como niña aún?
Aunque bueno, él tampoco era muy distinto a eso, podría estar una ínfima parte de acuerdo con su hermano de que su comportamiento era infantil. ¡Pero no podía culparlo! Actuar sin ningún ápice de discriminación o consideración hacia los demás debería ser algo bueno, no algo que debería ser reprochado y silenciado cada vez que se expresaba sin ningún ápice de tacto ni piedad. Como si no le importara lastimar con sus venenosas y realistas palabras a quien fuera.
Y la verdad, es que no lo hacía.
Las reglas solamente formaban parte de unos delirios de grandeza de alguien con la suma necesidad de tener el control de una comunidad. No algo que como tal debía de condicionar su comportamiento. Además a nadie le gustaba seguirlas realmente, pero la diferencia de Tsukasa con los demás, era que él no se lo guardaba y fingía. Él hacía lo que quería donde sea que estuviera.
Y si con su manera de ser era incapaz de hacer amigos, pues estaba bien. No era como si fuera tan importante, él siempre podía estar atento a sus cosas, pero sí que era aburrido. El gozo siempre era mayor cuando había alguien más que formaba parte de ello, conviviendo, compartiéndolo, retándolo o que simplemente siguiera sus ideas locas.
Lo más cercano a eso que tenía era poder molestar, de vez en cuando, al grupo de amigos de su hermano mayor, así que le resultaba normal que quisieran excluirlo, después de todo, su personalidad no les resultaba grata; por supuesto, tenia que discriminar a Yashiro de esa situación.
Habiendo prácticamente crecido con ambos hermanos, la chica no podía evitar tomar en cuenta a Tsukasa en todo lo que su grupo y ella misma hacía, era como si le diera algo de pena verlo tan solo y naciera en ella el querer ayudarlo. Al menos darle un empujón para que él pudiera buscar sus propias amistades.
Ja, como si Tsukasa necesitara su ayuda.
Repudiaba los momentos en que ella le miraba con compasión cuando lo veía un poco apartado del grupo al no tener el propio, con los ojos perdidos en cualquier parte de la habitación, pensando seguramente en ponerle un alacrán en la silla a la profesora Yako o en alguna otra travesura que aumentara sus sanciones en el sistema escolar. Su mirada triste y su pequeña sonrisa incitándole a acercarse a su grupo sin miedo ni vergüenza por conocerle tanto le dejaba una sensación amarga entre molestia y frustración. Como detestaba que hiciera eso. Él estaba bien. La soledad no podría con él.
«Oh, linda~. Tú realmente no me conoces».
Fastidioso por tener que aguantar a la amiga de su hermano, se aparto y tomo una lupa con la que comenzó a quemar hormigas sin pena alguna. Riéndose al imaginar sus gritos diminutos ante tal aplicación de calor, rogando por piedad. Era una pena no poder entenderles, pero él no hablaba hormigoñol.
Mas su solitaria armonía no duró mucho cuando una casi adolescente albina fue a buscarlo para volver adentro del edificio de la escuela, preocupada porque el chico desapareció de la nada.
¿Qué tenía ella de especial? Era una chica simple y muy molesta.
La cascada plateada de su cabeza se agitaba de un lado a otro mientras lo llamaba con un tono ahogado por la carrera. Su delgado cuerpo acercándose poco a poco, sus bonitos ojos bermellón y su piel tersa y blanca le hacían parecer un ángel iluminado por los rayos del sol.
Y en ese momento, la sintió tan inalcanzable y pura. Como un sueño.
Se preguntó cómo lucirían esos enormes orbes sin ese brillo. Sumergidos en oscuridad. Y sintió una emoción inmensurable.
Quería verlo. Quería saber cómo seria esa chica como una muñeca rota. Quería hacer una apuesta.
De seguro entonces, su hermano volvería a prestarle atención. Y a la vez, lo salvaría. Ya no tendría que estar pendiente de la torpeza femenina. Él podría asumir la responsabilidad.
Pero, ¿cómo llegar a ella?
...
La niña crecía y se volvía una encantadora señorita que no dejaba de pensar en un romance ideal, trastabillando demasiado mediante caía en la trampa aguda del amor.
Fracaso tras fracaso que Tsukasa tenía que añadir que además de ingenua, también era tonta. Sus lágrimas eran tan inmaculadas como si de preciosos cristales a la luz de la luna se tratara, su expresión tan dolida y sus ojos escarlatas tan apagados.
Así también lucía bonita. Sucia, pero linda al fin.
Yashiro era inalcanzable para él, con la perpetua protección de su hermano, él no podía más que verla en la distancia, pero lo había hecho por tanto tiempo que comenzaba a aburrirse, anhelaba ver más, más de lo que ella podía ofrecer. Formar parte de su vida y de sus constantes ataques de ansiedad.
Pero la chica era tan resistente que pensó que jamás tendría una oportunidad. Se alzaba después de cada fracaso amoroso y lo volvía a intentar con tanta ilusión como si nunca se las hubieran roto vilmente. Por lo que todos asumían que estaba bien, incluso Amane.
Mas Tsukasa había notado cierta sombra después de su último romance. Era como si en el fondo, ella hubiera perdido la esperanza y confianza en sí misma, entonces él sonrió. Había cierto brillo encantador en sus ojos cubiertos por la oscuridad y el dolor.
Sabía que en cualquier momento, cedería levemente. No tenía que hacer nada, solo esperar a que ella solita cayera al agujero por su misma convicción ciega de alcanzar un amor platónico. Y cuando sucediera el caos, ella estaría en la palma de su mano sin haber tenido más que sentarse a observar la tragedia.
—Yo creo que Nene-chan te pedirá que sean novios.
Aunque un poco de cizaña para avivar la explosión no estaba mal. Además era divertido ver cómo su hermano se crispaba de una ira contenida. ¿Por qué no lo soltaba todo? Oh, Amane, no es sano contenerse.
—¿Perdón?
Aún cuando el mayor se había empeñado en mostrarse neutral, Tsukasa percibió cierto toque de molestia en su voz. La bomba estaba apunto de explotar.
El menor amplió su sonrisa sin que le afectara la advertencia en los ojos dorados de su hermano. Todavía le faltaba mucha más experiencia a Amane para llegar a intimidarlo. Cruzo los brazos detrás de su cabeza y movió hacia un lado de su boca el bombón que comía para volver a hablar.
—Seguramente va a pedirte ahora a ti que seas su pareja, después de todo, no está el chico rarito con el hermano médico.
—¿Por qué piensas eso? ¿Acaso ella te ha dicho algo sobre mí?
—No... pero es lo obvio. Eres bueno con ella y con lo cansada que está, eso le bastará —su sonrisa adoptó un toque de malicia y mofa— sin siquiera pensar en tus sentimientos ¿no es adorable?
—Retracte, Tsukasa...
—Pero ¿no es algo beneficioso? A este punto ella aceptaría a cualquiera con una promesa de protección y cariño. Incluso a ti, ¡es tu oportunidad de oro!
—¡Tsukasa, ¿cómo puedes hablar de Yashiro de esa manera?! —gritó Amane dando un paso hacia adelante, colérico—. Yashiro no se siente bien, ¡¿cómo puedes pensar en aprovecharse de eso?!
—Si tú no lo haces, alguien más lo hara —comentó con despreocupación, desviando su mirada a un costado.
Sintió una ligera asfixia al ser elevado del cuello de la camisa por su hermano, más no se inmutó ni retractó de lo había dicho, manteniendo su cínica sonrisa ante la penetrante mirada de Amane.
No hablaron o agregaron algo al asunto, aquello estaba demás. Era claro el mensaje.
Cuidado, Tsukasa.
Mas aquello resbalaba por la espalda del peli-negro, salpicándose y perdiéndose en el suelo. Él ya había tomado una decisión y había dado un paso adelante, a diferencia de su hermano que prefería quedarse a esperar a que todo se calmara y buscar un mejor momento.
Le hacía falta coraje al mayor.
—Crees conocerla... Crees que la cuidas, pero en realidad te cuidas a ti mismo... —comenzó el menor temblando por la risa que estaba conteniendo y por la falta de aire en sus pulmones— en el fondo, temes que sus sentimientos por ti no sean genuinos, que solo sea por pena o consuelo, que solo te esté usando. Que simplemente se conforme contigo... ¿no es así, Amane...?
El castaño dejó caer a su hermano sin responder, dando un portazo sin siquiera esperarlo. Una vez solo, las risas eclosionaron sin remedio.
¡Amane lo había encarado! ¡En verdad lo había hecho! Y tampoco había podido refutarle nada, estaban jugando y él menor estaba ganando. Con la inseguridad de su hermano mayor y con la fragilidad de la chica, todo estaba decidido. Era victoria para él.
...
Y cuando la oportunidad se presentó, Tsukasa estaba listo para tomar su papel.
—Me gusta Nene-chan~
Amane dejó caer su mochila al escuchar a su hermano a un costado, el mayor no le había dedicado la mirada desde que había subido la fotografía de ellos dos anunciando su noviazgo.
Todo había sido repentino y sabía que a su hermano le molestaba. ¿Qué haría entonces el mayor? ¿Volvería a enfrentarlo? ¿Trataría de cortar su relación? ¿Manipularía a Yashiro para que lo dejara? ¿Que hará? ¿Que hará~?
Su hermano gruñó, recogió su mochila y siguió avanzando. El menor bufó, más con toda la inocencia del mundo se despidió. Sabía que dolía y ese dolor lo cegaría.
Ahora tenía en sus garras aquel sueño que él nunca podría tener. Y no lo iba a soltar. Sabía que en el futuro se lo agradecería.
Él cuidaría de Nene a partir de ahora. Amane podía descansar al fin de ese sufragio. Ya no más la vería llorar por un fracaso de noviazgo, ya no más sentiría la importancia por querer confesarse, ya no más tendría que competir por llamar su atención.
En realidad, ya no más tendría a Yashiro a su alcance. ¡Que trucazo, ¿no?!
Tsukasa no había tenido que hacer nada para atar a la albina, ella solita fue idealizando su imagen, le hacía las cosas tan fáciles. Solamente tenía que tratarla un poco bien y darle mínimamente atención para que ella siguiera liada con él cuanto tiempo que quisiera. Era como tener que cuidar a una mascota.
Aunque ahora que recordaba, sus mascotas nos duraban mucho tiempo con él. Usualmente eran regresadas por su hermano a la tiendas.
O simplemente morían.
Curioso.
¿Yashiro se rompería?
Quería averiguarlo.
Tenía el control de su persona, cuando todos habían dejado de apoyarla al haberse vinculado con él, Nene había perdido el camino y él era todo lo que importaba. Él era su camino, y como su sendero, podía torcerlo a su gusto. Verla trastabillar al querer adaptarse a la nueva conmoción, al nuevo obstáculo, era arte puro, gozo insuperable. Y sentía demasiada satisfacción estando en ese estatus, teniendo el poder sobre ella. No lo cambiaria por nada.
Sin darse cuenta, dejo de importarle si su hermano llamaba o no. Mientras pudiera sostener la mano de la albina, entonces todo estaba en orden. Nadie se acercaría a ella al menos que él lo permitiera y ella dejaba dominarse en silencio. Obediente y colaborativa, todo lo que Amane no pudo ser.
No necesitaba nada más. Aunque si de repente, su hermano dejaba de ignorarlo, no se quejaría.
Ya regresará...
—Tsukasa, ¿estás bien?
La albina le tendió una toalla para que se secara de lo que Aoi había dejado caer en su cabeza. El pequeño gruñía en bajo sin parar, no era como si fuera la primera amenazada que recibía de esa índole, pero ninguna había causado tanto efecto como la de la joven Akane.
La seguridad y osadía con la que había entrado era el brillo que Nene necesitaba para liberarse de las ilusiones que había formado en su relación, para deshacer la bruma que él había formado con dos años de relación. Y si ella, la más afectada de la pérdida de comunicación con Yashiro, estaba en ese plan de determinación seguramente se moverían los otros dos pasivos. Y entonces Nene reaccionaría y le arrebatarían su pequeño sueño.
¿Esta vez... si iba a quedarse solo?
Volteó buscando la mirada de Yashiro, pero tal como había pensado, la nena contemplaba la dirección donde su amiga había salido con el orgullo por los cielos.
Aquellos ojos bermellón estaban observando en una dirección donde él no estaba y sintió pánico.
No podía soltarla.
—Nene-Chan, Nene-Chan, Nene-Chan~
La llamo varias veces jalándola de la manga de la camisa, más la chica se tomó su tiempo antes de voltear hacia él. La expresión que le recibió en verdad le molestó, los ojos que habían perdido el brillo, que solamente lo veían a él, ahora destellaban un mínimo contraste de resplandor del cual él no era la razón.
¿Qué había recordado? ¿Qué había sentido?
Él controlada sus acciones, sus gestos, conocía sus reacciones y estaba plenamente sometida a su voluntad. ¿Por qué buscaba más horizontes? ¿Él no era suficiente? ¿No bastaba tenerlo para ella? ¿Qué más anhelaba?
Tanto tiempo cultivando esta relación para que a la menor oportunidad ella quisiera alejarse de él. ¿Cómo Yashiro podía ser tan egoísta y no valorar lo había hecho por ella?
—Nen-
—Aquí estoy, ¿dime? —inquirió dando un media sonrisa, agachando sus cejas.
Le miraba con paciencia y ternura, mientras que Tsukasa tenía agarrado uno de sus brazos, abrazándolo. No sabía en que momento había terminado en esa posición. Mas ese molesto brillo no desaparecía. ¿Qué tanto pensaba?
—¿Podrás creerlo? —retomó el peli-negro haciendo un puchero—. Mira lo que esa loca me hizo...
—Tsukasa-kun, no le digas loca —corrigió ella con un cierto aura de reproche que hizo temblar al menor.
¿Ahora le estaba respondiendo?
—¿Cómo no pensarlo? ¡Salió de la nada y me hizo esto! —Señaló todo su cuerpo empapado, aunque realmente no era la gran cosa—. ¿No te molesta ni un poco lo que me hizo? ¿Tan poco te importo?
Nene hizo mueca, comenzando a limpiar la cabeza del chico con la toalla, pero ni una respuesta que le diera la razón.
—Hablaré con Aoi, seguro no quiso hacerlo —Se limitó a decir.
—No —Renuente, se apartó de ella bruscamente, provocando que Yashiro hiciera una mueca preocupada—. No hablaras con ella. ¿Que haré si te pega su tóxica actitud? ¿En verdad quieres entrar a la casa de los demás y fastidiarlos?
—Creo que ella quería verme... Estaba muy feliz al encontrarme...
—¿Verte? —expulsó la palabra con una ácida mofa—. ¿Por qué hasta ahora? ¿Por que de la nada? ¿Cómo no te das cuenta que a ella no le importas?
Nene tembló, apretando la toalla con fuerza y cerrando sus ojos con dolor. Su pareja estiró su mano y ahuecó su mejilla, sonriéndole ampliamente.
—Soy el único al que realmente le importas, ¿no crees?
La chica levantó los ojos, contemplándolo directamente. Aquel brillo continuaba palpitando en el rojizo de sus iris, más ahora estaba siendo opacado por grandes lágrimas, inundando sus párpados de agua tibia y salada.
«Buena chica. Solamente mírame a mí».
Acercó su rostro hacia el contrario, sonriendo con malicia, sintiendo cómo la chica se volvía dúctil a su tacto, como aquella emoción desencadenada por Aoi comenzaba a pudrirse y era desechado a la cloaca, donde debía permanecer para siempre.
Nadie tocaría a su muñequita rota. Nadie apartaría de él a su pequeña dama.
Solo bastaban unos pocos centímetros más para sellar el contrato nuevamente.
—Tsukasa ya traje el aut- ah, lo siento.
El de cabello azabache chasqueo la lengua al reconocer el despreocupado tono de Natsuhiko asomándose al pasillo, ahora rascándose la cabeza como bobo al darse cuenta que había interrumpido el beso entre los jóvenes, agitando las llaves del auto con la mano libre.
—Ups, jeje.
—¡¿N-Natsuhiko-senpai?!
Yashiro se apartó de su pareja con las mejillas estallidos en un sonrojo atroz. Como si aquello fuese la primera vez, el chico suspiro, cuando se ponía así era imposible acercarse a ella. Era demasiado agresiva cuando se avergonzaba, por lo que se limitó a tomar su mano y besar su palma, recuperando su atención. Así como le gustaba.
—¿Nos vamos, cariño~?
—¿Eh?
—Estas enferma, ¿no? —La voz neutral de Sakura hizo acto de presencia, sacando su cabeza por el final del pasillo—. Ya hicimos una cita, ahora vamos a que te atiendan.
—¿Ehhhhh? ¿Tsukasa-Kun? —inquieto volteando a verlo—. ¡Pero si no es necesario! ¡Estoy bi-!
La garganta femenina resintió la infección alojada en ella, provocando que tosiera y entorpeciera su voz. Tsukasa estiró su mano y pasó acariciando el cuello femenino, peinando levemente sus cabellos.
—¿Acaso quieres enfermarme? —preguntó con ironía.
—¡No! ¡Claro que no!
—Entonces vamos.
—Pero tu ropa...
—Tengo un cambio en el auto —comentó desinteresado, tomando las llaves de las manos del pelirrojo, mientras que con la otra arrastraba a Nene.
Sakura se sobresaltó con inquietud cuando el chico pasó a su lado, sonriéndole a Nene, provocando que le siguiera de cerca, posicionándose al otro lado del joven. Natsuhiko, al verla que avanzaba, se movilizó para ir tras de ellos.
—Natsuhiko manejara...
—Yo puedo manejar —La silenció el peli-negro apenas poniéndole atención a la de cabellos verdes.
—No considero que sea prudente... —retomó la chica.
Tsukasa se rió al voltear apenas a verla, pero suficiente para que Sakura mostrara que su compañero no estaba en sus cabales. Había un eclipse malévolo surcando los ojos oscuros del chico, algo que a Natsuhiko simplemente le resbalaba y Nene no sabía como reaccionar a ello. En cambio ella podía interpretarlo como peligro.
No tenía idea que era lo había desencadenado esa actitud despreocupada y frívola en Tsukasa, y no le interesaba averiguarlo. Pero le dejaba un mal sabor en la boca.
—Iremos contigo —confesó la chica estando afuera del auto, viendo como Tsukasa se cambiaba la camisa mientras que Nene se tapaba torpemente los ojos, dejando una pequeña apertura para verle—. Yashiro-san se pone nerviosa en los hospitales, seguro querrá que su mejor amiga esté con ella —agregó para no verse tan extraña, era inusual que demostrara interés por algo.
—¡Si Sakura-chan va, yo también iré~! —exclamó alegre el joven Hyuuga.
El cinturón de seguridad comenzó a chillar inmediatamente Tsukasa comenzó a manejar. El chico apretaba mucho el acelerador cuando se ponía al volante, sumado a que por estar sosteniendo la mano de Nene, apenas y ponía atención. Sakura se arrepintió inmediato en haber subido, pero no podía evitar sentir cierto deje de preocupación apenas perceptible en su rostro serio.
No sabía si era porque percibía a Yashiro con un aura distinta o era porque el aura de Tsukasa se sentía más pesada. Siempre había tenido esa desagradable percepción que le permitía discernir las sensaciones que rodeaban a las personas, como todo un bicho raro, pero solo los presentes habían hecho a un lado su habilidad, sintiéndose ligeramente conforme.
Quizás por eso mismo, ahora estaba intentando hacer algo por ellos. Aunque no sabía el porqué. Su voz se alzaba con fastidio cada vez que Tsukasa se saltaba un alto o frenaba de golpe, levantándola con cada vez más fuerza, como si de esa manera pudiera hacerlo reaccionar, como si de esa manera el chico indecoroso regresaría a la tierra. Pero por más que lo hacía, no parecía haber un cambio.
Tsukasa solamente estaba pendiente de Nene. Perdido en sus pensamientos.
—Hey, Nene-Chan... —comenzó el chico, sonriendo como su novia sudaba a su lado— ¿Vas a abandonarme...?
La chica se giró sorpresivamente hacia su pareja, Tsukasa tenía la mirada pegada en la calle, sin realmente ponerle atención, atento a la voz de su chica.
—¿Vas a hacerlo, no? ¿Darás media vuelta sin regresar a mí? ¿Te alejarás a un lugar donde no podré estar contigo?
—Tsukasa yo... —titubeante e ignorante de su entorno, Yashiro sostuvo la mano de su pareja, sonriendo entre perturbada y preocupada—... voy a estar contigo, no te inquietes.
Los colmillos masculinos dieron una sonrisa para la albina, por supuesto, Yashiro no se iría a ningún lado, estaban vinculados. Nada podría separarlos.
Ni siquiera una luz roja.
[...]
Agradezco especialmente a los hermosos y hermosas de angela09love , Skanedz , Atte_infinito , -Luna_blue- y Nicolle3455 por haber estado pendiente de las actualizaciones de la obra, con sus lindos mensajitos de apoyo y por el interés que me demostraron, en verdad me daba mucha ternura veros por aquí ¡Y un abrazote enorme lleno de love a todos los que esperaban la actualización en silencio, ahhhhhh! ¡Vuestra paciencia y perseverancia es algo muy lindo para mí!
En verdad, sentía el vacío en mi corazón al no poder terminar el capítulo por todo lo que sobrevino en estos últimos meses :c . Pero no los había olvidado, yo les quiero :"v. Gracias por darle una oportunidad a la lectura y a mi como escritora <3.
¡Un besote para todas las cabalacitas lectoras de esta obra! ¡Los amoooooo :"D!
Ahora, informarles que a está obra le hace falta un capítulo para que acabe, espero poder publicarlo en este mismo mes, que ya me subieron nueva programación de evaluaciones y hay que meterle :"3, pero haré un esfuerzo extra aquí, ya que debí haberla terminado en Marzo y como que no es justo para ustedes que les haga esperar casi tres meses de nuevo, ¡que como vuela el tiempo!
¡Nos vemos!
Temática seis:
Amor platónico.
Lady off~
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