V
Ciclo vicioso.
El suave traqueteo de sus dedos se perdía entre los murmullos masculinos, indiferente y escéptica observaba cómo ambos intercambian la poca información que tenían sobre el caso de la albina. El inútil intento que trataban de montar sobre cómo hablarían con la mencionaba le daba náuseas, cada plan que escuchaba sonaba más absurdo que el anterior, o quizás era la familiaridad de la inocencia que mostraban sobre la situación la que realmente la hacía salir de sus cabales. Ninguno de los estaba al tanto de la gravedad del asunto. Nunca realmente supieron como entender a Yashiro, sus verdaderos sentimientos, sus presiones, estrés y el verdadero impacto de todos sus fracasos. Observaban solamente una parte de ella, aquella dulce e idealista que conformaba su ser pero ocultaban sus penas.
Ellos no eran su mejor amiga.
Estaban ciegos, pero deseosos de hacer algo, cualquier cosa. Aoi en su momento había estado en la misma posición que el rubio y el pelinegro, dispuesta a sacrificar muchas cosas todo con tal de estar unos momentos con su amiga.
Pero por más que le doliera, obligarse a permanecer con alguien que no cree en ella continúa siendo una larga tortura.
Ella estaba consciente que cuando la ceguera se manifiesta, no importa de qué forma se trate de transmutar con tal de volver la pesadez que brotó en algo menos tenso. Mientras que la actitud del que la padece decida no aceptar volver su realidad en una cada vez más fantasiosa, no hay nada que se pueda hacer.
La reacción inmediata es tratar de endulzar el momento y hacer sentir mejor a quien pasa por ese sendero de oscuridad. Por más estúpido que resultara.
—¡Tsukasa-kun es mi novio!
Aoi inmediatamente hizo una mueca marcada ante la sonrisa resplandeciente de su amiga albina, forzándose a arreglar su pequeño desliz involuntario sonriendo un tanto tembloroso.
—¿Genial?
—¡Si, si, si! —agregó ingenua sin percatarse de cómo su amiga se había tensado con la confesión.
Yashiro sacó su celular y le mostró la foto que su pareja había subido a las redes sociales anoche, tendiéndosela a su amiga con orgullo. Aoi se acercó por mero respeto pese a que ya la había visto, aquella fotografía había circulado por todo el grupo de clase como una botella de agua fría en un día de verano. Pero verlo directamente de la principal involucrada seguía conmocionando.
¿Cómo...?
—Creí que pensabas que Yugi-san te resultaba difícil de tratar... —Se aventuró a agregar sin contagiarse con el brote de felicidad inmensurable que tenía su amiga.
Por un momento, Nene se detuvo pensando en las palabras de su compañera con más seriedad, cosa que puso a la mencionada contenta por un segundo, esperando que recapacitara; pero la albina solamente volvía a encararla despreocupada.
—Le conozco desde niños, ¡Seguro encuentro un punto medio! —agregó optimista.
—Pero, ¿no es algo precipitado? —insistió Aoi sin querer quemar mucho el asunto.
Había pasado poco menos de un mes del antiguo noviazgo de su amiga, el más corto de todos los que había tenido y el más desastroso tenía que admitir. Aoi no consideraba que la albina había pasado suficiente tiempo para recuperarse de su decepción.
Los ojos escarlatas de su amiga la observaron como si no entendieran su pregunta y Aoi tuvo el impulso de gritar de frustración.
Otra vez esos ojos...
Los globos oculares de Yashiro eran demasiado expresivos para ella, eran tal cual las ventanas del alma de la albina. Miraba en ellos una portentosa ilusión y anhelo, siendo sumergida en un torrente de emociones que ni ella misma podía controlar. Acortando su visión para lo único que tenia enfrente.
Y seguramente lo que veía era al menor de los Yugis.
Para la de pelo azulino era afable ver a su amiga tan contenta, en verdad que se había decaído con todo lo que había pasado al igual que su actitud se había visto un tanto trastornada, nadie más que a ella le había contado a profundidad como había resultado todo, mas que todo porque la albina sentía que molestaba mucho a Amane como fracasos románticos, y con las recientes desacuerdos en su casa, el secretario de la clase no andaba con el mejor de los humores.
Por lo que a sus ojos, que Yashiro consolidará tener una pareja tan pronto y en especial con un chico tan... "inesperado" como Yugi Tsukasa...
Aoi en verdad esperaba que no le estuviera pidiendo que lo aceptara de golpe por más feliz que demostrara estar.
—¿No sería mejor para ti tomarte un tiempo? —inquirió sonriendo con suavidad, la sonrisa de la albina se congeló—. M-Me refiero a que podrías intentar consentirte un poco más o disfrutar de tu soltería... No hay nada malo en ello.
—Claro —El tono apagado de la chica alarmó a la de coletas—. Como tú no tienes problemas con esto, es fácil para ti decirlo, ¡tienes toda la atención que a cualquiera le gustaría tener!
—Nene-chan, no me refiero eso...
—¡Tsukasa-kun está bien!
—¡Nene-chan~!
Como si hubiese sido invitado por el reclamo de Nene, el menor de los gemelos pegó un salto y se aferró al cuello femenino por detrás, abrazándola de una manera muy infantil como si de un koala se tratase. El ceño fruncido de la chica se desvaneció y volteó a prestarle atención en un segundo, regresándole el abrazo emocionada. Ninguno de sus novios la había tratado así antes, mostrándose muy emocionaba por experimentar cosas nuevas.
Aoi por su parte, se cruzó de brazos un tanto ofendida por la acusación que había hecho, su intención no había sido molestar a su amiga sino que razonara un poco más sobre a donde se encaminaría a partir de ese punto, pero rápidamente la albina la había cortado usando como excusa su nivel de popularidad. Quizás... como no sabía que era sentirse rechazada no podía entender como su amiga se sentía. Quizás, había sido demasiado entrometida, comenzando a colocarla en una situación difícil cuando apenas comenzaba.
Quizás, Yugi Tsukasa no era tan mala opción como pensaba. Podía esforzarse en conocerlo si su querida amiga pensaba seguir con eso. Aspiró guardándose todo lo que pensaba del asunto y esbozó una media sonrisa, le daría una oportunidad a Tsukasa.
—Hola, Yu-
Su voz se cortó en un instante cuando la mirada ámbar del menor se levantó para dirigirse a ella. Afilada y fría, sonriendo de una manera un tanto inquietante, aferrándose al cuello de Yashiro con posesión. Aquel gesto poco agraciado paralizó a la de pelo azul que apenas pudo reaccionar despidiéndose de su amiga.
¿Qué había sido eso?
...
—Disculpa, ¿puedes darme chance, por favor?
Sakura se encogió de hombros sin ningún ápice de interés en abrirle un puesto a Aoi en el pequeño círculo donde estaban esperando a la pareja. Desde siempre, la peliazul sentía que los amigos del menor de los Yugis eran un poco raros y difíciles de tratar, encajaban perfectamente con lo que se podía intuir del mencionado, por lo que siempre había mantenido su distancia con ellos, pero ahora que su amiga era pareja de quien podría considerarse el líder del grupo, de alguna manera debía guardarse sus propias dolencias para poder pasar un rato con Yashiro.
Usualmente venían juntas a comer con el grupo de su novio, pero ahora la albina había sido cautivada por algo que Tsukasa le pidió, por lo que tuvo que adelantarse por su cuenta. Estando solos, los amigos del Yugi más pequeño mostraron su verdadera cara.
Sin afán de querer entrar en conflicto, rodeó a la joven Nanamine para sentarse en otro lado, pero el pie largo de Hyuuga se interpuso en su camino, provocando que la comida que cargaba se le cayera encima en un intento por evitar su caída.
—Así que así luce una diosa sucia, asqueroso —artículo Sakura sin cambiar su expresión indiferente.
Avergonzada, pero con el orgullo a flote, Aoi recogió con elegancia cada una de las cosas que se le cayeron sin responder a la provocación. Nanamine le hizo una seña al pelirrojo, y este asintió embobado sin pensárselo mucho, cualquier petición de la chica era esencial para él.
Natsuhiko se levantó con una cantimplora llena de jugo y la derramó fácilmente sobre la cabeza de la chica sucia, Aoi emitió un pequeño chillido por la frialdad del contenido y casi deja caer los objetos que había recogido.
—Ups, creo que alguien debería de irse —comentó como si nada el chico alto— a cambiar claro, je.
Sin esperar a que hicieran algo más, Aoi se retiró de ahí mirando a todas las direcciones para saber si alguien le había visto. Pero no, estaba sola.
—¿Y Aoi? Me dijo que se adelantaría...
Se acomodó una inocente y confundida Nene un rato después de que su amiga se había ido con la cola entre las patas sin siquiera imaginarse la razón. Observó cómo la chica de pelo verde se sentada junto a Tsukasa, contemplándolo fijamente antes de comenzar a comer, en ese fragmento de segundo, la sonrisa del menor se ensanchó de una manera que inquietó a su novia.
—Seguro lo pensó mejor y decidió irse, cariño~
—¿Irse? —preguntó angustiada la albina, ¿algo le había pasado a su amiga?—. ¿Por qué?
—Seguramente se siente incomoda —Sakura sorbió un poco de jugo que quedaba en la cantimplora con total indolencia y un rostro frío.
—¿Qué incómodo a Aoi?
—Tu y yo, mi amor —articuló maliciosamente tomando la mano de pareja—. Seguro siente envidia de nuestro puro amor~
Yashiro frunció levemente el ceño algo inconforme con eso, más cuando sintió el agarre de su pareja entrelazarse con sus dedos, las piernas le temblaron y sonrió vivamente, despabilándose por completo al sentirse muy avergonzada y feliz de recibir esa clase de trato.
Por lo que en ese momento, no lo tomo muy en cuenta, confiando en lo que su novio decía, olvidándose de preguntarle a su amiga directamente.
—¿Quién te hizo eso?
Akane apareció por el pasillo adyacente a los casilleros femeninos donde su querida crush estaba buscando ropa para cambiarse aguantándose las lágrimas de impotencia que sentía sobre el asunto. Jamás se había sentido más humillada, ¿esos eran los amigos de Yugi Tsukasa? Que horror.
—No me pasa nada, Akane-kun. Gracias —artículo cortante, lo menos que quería era un alboroto. Hablaría con ellos sobre el asunto, no quería problemas para Nene, apenas estaba comenzando una nueva relación e intuía que si hacía mucho alboroto al principio iba a dañarla mucho.
Tenía que aguantar.
Sintió una toalla caer sobre su cabeza y se giró hacia el dueño. Su amigo pelirrojo estaba cruzado de brazos dándole la espalda, sonrió en agradecimiento pese a que no le vio y comenzó a secarse.
Era un pequeño desliz. No iba a dejar que le hicieran a un lado solo por eso.
...
Tenía que admitir que las cosas no serían prácticas de seguir por el camino en el que iban, tendría que traer hasta siete mudas de ropa para poder irse a casa limpia y sin picazón en el cuerpo. No tenía suficientes uniformes para darse ese lujo.
Por más que había hablado con Sakura y Natsuhiko, estos continuaban estropeando su día con bromas de muy mal gusto. Dejaban caer líquidos extraños sobre su cabeza, colocaban agujas en sus zapatos de cambio, escondían sus libros, sus cuadernos, ¡incluso las flores que cuidaba en el salón! Y todo siempre cuando iban a reunirse con Nene, como si en silencio le estuvieran diciendo que no la querían cerca. Y siempre cuando su amiga se quedaban conviviendo con su novio, impidiéndole ver lo que hacían los otros dos.
Suspiro pesadamente colocándose el uniforme de educación física, siendo lo último que le quedaba para vestir ese día, pensando en cómo Yashiro había reaccionado la primera vez que le comento sobre el comportamiento de los amigos de su novio.
Se había mostrado incrédula y algo ofendida, no lo había expresado, pero tal parecía que no le gustaba la manera en que Aoi se expresaba de los amigos de su pareja. Por lo que la de cabellos azules decidió no hacerlo de nuevo hasta tener pruebas más contundentes. Era una situación delicada después de todo.
Pero ya había llegado demasiado lejos, estaban cerca de cumplir un año de pareja, un año donde ella había soportado en silencio los abusos de los amigos de su novio sin que la albina hiciera algo al respecto.
Comenzó a caminar a paso firme hacia el jardín, lugar donde tenía entendido que la pareja se encontraba. Si Yashiro no le escuchaba, hablaría con Tsukasa, eran cercanos suyos después de todo, ¿no? De seguro podría interceder por ella para que los mayores le dejaran de molestar.
Al llegar al jardín y ver a Tsukasa solitario viendo las plantas de su novia, la chica aprovechó para abordarlo y explicarle la situación. Siendo la primera vez que hablaba directamente con el menor de los Yugis. Los rumores que se decían sobre él, eran muy atinados.
Encorvado, con aires misteriosos, siempre observando todo como un enorme juego donde esperaba pacientemente por el siguiente movimiento. Sus ojos fríos y prepotentes, como si pudiera comerse el mundo de un bocado y no le importaría lo demás.
Aoi se sintió intimidada al verle de frente como si hubiera estado esperándola, dando una pequeña sonrisa maliciosa. Negó con la cabeza, eso sería raro incluso para el menor. Se armó de valor y le llamo como si nada, tragándose toda la inquietud que sentía.
—¡Yugi-san! ¡Hablemos!
—¡Si!
Aoi le narró con todos los detalles que podía como era el comportamiento de los involucrados para finalmente pedirle de favor que hablara con ellos para que la dejaran en paz. Ella no les guardaría rencor ni algo parecido, pero quería que dejaran de hacerle daño, solamente deseaba platicar con su amiga.
Tsukasa la escucho en silencio todo el rato, moviéndose de lado a lado como si tarareara una canción y no estuviera tratando un tema serio. Cuando tuvo su oportunidad para hablar, la sonrisa siniestra se alargó en su rostro.
—¿Por qué debería hacer eso? —preguntó con inocencia, Aoi trago duro negándose a retroceder.
—Porque están incomodandome, he estado apunto de pasar un reporte al director pero confío que contigo ellos escucharan para evitar esta clase de malentendidos —respondió con firmeza.
—¿Malentendidos? No hay ningún malentendido, querida~
La pelo azul quedó tan desconcertada que no pudo evitar el cuerpo acelerado del chico, orillándola en la pared y observándole con una expresión sombría.
Él sonreía.
—Lárgate de una vez, Yashiro ya no te necesita.
Su voz no sonaba juguetona ni maliciosa. Era un tono ronco y sin una pista de emoción, tan seria y fría que congeló el cuerpo de Aoi.
¿Qué estaba diciendo?
La sonrisa de Tsukasa se ensanchó de tal forma que parecía llenar la mitad de su rostro.
¿Qué estaba sucediendo...?
Las perlas azules se abrieron en demasía con la luz de la razón invadiendo su mente. Las acciones de los otros dos, la apatía de Tsukasa, el aislamiento de su amiga, su rotunda negación a ayudarle...
Era su culpa...
¡Él lo había planeado todo!
Apretó sus puños con fuerza y frunció el ceño. El de cabellos negros le pareció muy gracioso ver su expresión furiosa, pero le resbaló como mantequilla. Aoi no le intimidada.
—Piérdete, querida. O no te gustara lo que vendrá.
Sin vergüenza alguna, el joven le guiño un ojo volviendo a su tono juguetón, separándose de ella.
La chica sintió como su sangre hervía y se recriminada el hecho de quedarse ahí plantada sin responder ante la notable amenaza. Percibía como su rostro estaba rojo de la furia desatada, había aguantado todo eso en silencio porque no quería perjudicar a su amiga.
Creía que su silencio le traería paz y una pronta solución.
Pensaba que hablando las cosas podrían solucionarse de la mejor forma y podría proteger el corazón sensible de Yashiro.
Pero todo sus esfuerzos, sus lágrimas amargas por aguantar todo... ¡habían sido inútiles!
Había caído en un ciclo vicioso donde guardaba silencio, sufría, lloraba y luego se levantaba pensando que las cosas se mejorarían cuando no había hecho nada para cambiarlo mas lamentarse.
Pero ya no, Tsukasa se las iba a pagar. Eufórica, estiró su brazo hacia un balde que se usaba para llegar agua para las plantas, no tenía idea de cual era su contenido, lo unció que importaba es que estaba lleno de algo.
Lo tomo con fuerza y corrió hacia el chico completando su justicia de esa forma, haciéndole pagar por lo que le había hecho. Lo lanzó sin piedad sobre él, viendo como algo café y acuoso se deslizaba por el uniforme del menor de los Yugis.
Sonrió victoriosa cuando Tsukasa la fulminó con la mirada. Podría haberse carcajeado hasta el cansancio, ¡este sería el final para el noviazgo de su amiga! Iba a decirle todo lo que su manipulador novio era capaz de hacer y aunque detestaba forzar a alguien a cortar con otra persona, por esta vez haría una excepción y sacaría a su amiga del ciclo vicioso antes de ingresar.
Se descoloco al ver como el menor le sonría con burla para luego voltearse a otro lado y comenzar a lagrimear. ¿Qué se creía? ¿Qué alguien iba a creerse esas lágrimas de cocodrilo?
Era obvio que estaba fingiendo. Nadie se creía eso.
—¡Tsukasa-kun!
...O al menos eso había creído.
—¡¿Por qué hiciste eso, Aoi?! —El gritó colérico de Nene paralizó a su amiga más de lo que lo había hecho su pareja—. ¡¿No ves que está enfermo?! ¡¿Qué te pasa?!
—N-Nene...-chan... —susurró el chico siendo recibido por los brazos de su pareja, hiperventilando en su abrazo.
—Nene, no es lo que piensas —hablo con seriedad Aoi un tanto preocupada de cómo se habían tornado las cosas.
Pero Yashiro no la escuchaba, estaba pendiente en secar y consolar a su novio herido e indefenso.
«¡No es verdad!». Gritó tan fuerte en su mente que incluso sintió su garganta seca como si lo hubiera gritado. «¡Está fingiendo! ¡¿Cómo no te das cuenta?!».
—Ya, ya... estoy contigo, cariño. ¡Aoi, discúlpate!
Eso nunca.
—¡Por supuesto que no! —exclamó ofendida—. ¡Ese tipo es de la peor calaña! —Agregó señalándolo.
Tsukasa ahogó un llanto y se encogió en los brazos de su novia, como si ella pudiera protegerle de cualquier cosa. Aquello avivó la furia de ambas chicas, cada una por su propia razón en mente.
—¡No dejare que le hagas daño! ¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡Discúlpate, por favor!
—¡No lo haré!
—¡Es mi novio! ¡¿Cómo dices cosas tan horribles de él?!
—¡Él es una horrible persona, ¿cómo no te percatas?!
—¡Él me hace feliz! ¿Tan poco te importa mi felicidad?
—¡NENE! ¡He aguantado todo este tiempo solamente por ti! ¡Todo lo que este infeliz hace!
—¡¿Y quieres un premio?! ¡Tú ni siquiera te presentas en los almuerzos!
—¡Porque los amigos de este loco me acosan!
—¡Ahora ofendes a Saku-chan y Nastu-kun!
—¡NENE, POR DIOS! ¡MÍRAME! —Aoi se acercó alterada hacia su amiga, agitando sus brazos, la albina respondió alejando a su novio de ella—. Yo... ¿soy capaz de hacer? ¿Me crees... capaz...?
—Tú... tú me tienes envidia. Porque yo soy muy feliz con Tsukasa y no puedes aceptarlo que haya encontrado la felicidad antes que tú.
Aoi sintió como algo se quebrara dentro de ella. No estaba muy segura del qué. Si era su confianza, si era su aprecio, si era su cordura, o quizás el colmo de su paciencia. Pero permaneció paralizada a centímetros de tomar el hombro de su ¿amiga?
Sus grandes ojos cielo miraban incrédulos a Yashiro, como si no quisiera creer lo que había oído.
¿Envidia?
¿Era en serio?
¿Qué clase de tontería era esa?
Un tic apareció en uno de los ojos de Aoi conteniendo un fuerte grito de frustración que nunca fue emitido.
—Que mala amiga eres, Akane Aoi...
La voz inexpresiva de Sakura retumbó a un lado. Se colocó al lado de la albina y le dio un medio abrazo.
—Yashiro-san se ha esforzado tanto por esta relación y tú la menosprecias. Eso es muy detestable, ¿sabias?
Hipócrita e indolente, Sakura rodeó el cuerpo de Yashiro indicándole que estaba con ella pese a todo.
—Una verdadera amistad te apoya sin importar la situación —La de cabellos verdes sonrió de manera frívola a sabiendas que solo la joven Akane podría verla.
El cuerpo de la mencionada tembló e inconscientemente dio un paso atrás.
Jaque Mate.
Tsukasa levantó levemente su rostro y observó a Aoi, sonriéndole con mofa. Había ganado.
La chica peliazul sintió una enorme vergüenza asolar su cuerpo, pero no huyó. Permaneció un poco más enfrente pensando sus últimas palabras.
¿Había sido... una mala amiga...?
—Nene... Nos conocemos de hace mucho tiempo —comenzó con suavidad—. He velado por tu bien y ahora... ¿crees que ellos hacen un mejor trabajo que yo?
Yashiro no respondió y esta vez, Aoi sí corrió lo más lejos que pudo.
Muy lejos...
Su decisión había sido clara. Ese día, Akane Aoi se había retirado para siempre de la academia Kamome. Por supuesto, no sin antes asegurarse un par de castigos a los dos mecos que habían querido propasarse con ella.
Su intención había sido no volver y perder el contacto de todos los que estaban ahí. Pero Kou había insistido en llamarla cada tanto y el chico tenía esa aura que incitaba a hablar con él pese al tiempo. Por lo que cuando recibió una llamada que involucraba a Yashiro, había hecho una constancia para poder faltar ese día a su curso y asistir a la reunión que Kou había organizado con respecto al tema de la albina.
Creía que ya lo había olvidado, que había dejado atrás de una vez todas esas emociones que había vivido en su primer año de preparatoria y comenzar de nuevo. Pero cuando había escuchado el nombre de Yashiro había salido corriendo hacia ella como un mosquito hacia la luz.
Ahora se arrepentía, los chicos se traían entre manos un plan muy poco congruente, cómo ingresar a la casa de la pareja de su amiga y sacarla. Eso era demasiado llamativo y seguramente les meterían presos.
Necesitaban algo más directo, atacar de frente para enfrentarse de cara en cara con el demonio guardián de Yashiro, pero tal parecía que ninguno de los dos haría eso.
La última vez que Kou había intentado atacar de frente, Natsuhiko le había roto "por accidente" uno de sus brazos, yeso que aún cargaba el rubio. Mientras que con Amane la situación era algo más compleja al tratarse de su familia.
—Ya vuelvo...
Amane se retiró de la mesa, hacer planes conspiradores en su horario de trabajo no era la mejor idea. Ella casi se palmea la cara al darse cuenta que el lugar donde habían sido citados era el lugar donde trabajaba el mayor de los Yugis. Tal parecía que todo esto había surgido de la noche a la mañana y estaban aprovechando el furor que tenían.
Se preguntó para que la habían llamado a ella, cuando cambio de institución educativa no volteó hacia atrás. No consentiría luchar por alguien que no creyó en ella cuando le necesito, pero ahora estaba ahí, faltando a clases y escuchando todo lo que se podía saber sobre Yashiro.
Dejo de mover sus dedos y se levantó de la mesa. Algo del furor de los chicos se había pasado a ella y tenía que actuar ya mientras tenía el impulso.
—Daré una ojeada —dijo vagamente al pasar al lado del joven Minamoto, quien la volteó a ver sin comprender a que se refería—. La veré directamente primero para que ya esté más tranquila cuando ustedes vayan.
—¿Irás sola? —El rubio se levantó para ir con ella—. Te acompaño.
—Ya tengo compañía, ustedes dos arreglen sus asuntos y háganle algo bonito, ¿si?
Kou no pude agregar una réplica al ver como la chica de pelo azul salía rápidamente del lugar, tampoco pudo ver cómo está se tropezada con una amplia espalda que la recibió con la dulzura de una almohada.
—¿Trajiste lo que te pedí? —cuestionó envolviendo sus brazos alrededor de la espalda, el chico pegó una pequeña risa nerviosa.
—Si, cariño. Una caja de té de manzanilla y una libra de rábanos, para la rábanito más tontita de todas.
—Gracias, Akane-kun. Y por favor, no hagas alboroto.
Akane sonrió cruzando los dedos en la cara de su novia sin ningún ápice de vergüenza, si la seguridad de su diosa corría peligro, él saltaría en su defensa. Siempre leal y pendiente de ella pese a todo. Incluso le había acompañado en su retiro de la Academia sin insistir con sus explicaciones.
Enrollo su brazo alrededor del masculino y comenzaron a caminar rumbo a la casa de los Yugis, donde presuntuosamente se encontraba su ex compañera enferma.
Mediante avanzaba, pensó en el futuro que hubiera sido de aguantar ella el trato de los amigos del novio de Yashiro, ¿habría ganado su determinación y su voz habría llegado a Nene? ¿El noviazgo dañino se hubiera roto si ella se hubiera quedado cerca pese a que estaba sufriendo enormemente? ¿O quizás, por pelear por algo que podría hacerle daño a Yashiro al inicio pero salvarla luego provocaría que la mencionara le odiara?
Había tenido las manos atadas cuando la albina había decidido apoyar a su pareja en lugar de su amiga, y entonces ahí fue cuando se quedó sola. ¿Qué haría Yashiro al verla después de tanto tiempo sin comunicación? ¿La echaría ella o la echaría Tsukasa?
Apretó el agarre que llevaba sobre su pareja al pensar en el hermano menor de los gemelos. Crujió los dientes llena de ira y frustración.
Ella había huido tal y como él había querido.
Él había ganado. Pero el enfrentamiento no se había acabado, el tiempo había dotado a Aoi de una mejor armadura.
Esta vez no se separaría de Yashiro aunque ella no quisiera. Esta vez ganaría ella y sacaría a la albina de su poderío.
Esa sería su mejor venganza. La victoria ideal por sobre Tsukasa. Sólo así le regresaría el daño que le provocó y le ocasionaría una mayor dolencia que la imaginada, con Yashiro siguiendo adelante.
Tocó tres veces el timbre de los Yugis antes de ver a alguien asomarse, una mujer de largo cabello negro y mirada de igual tono, los miraba a ambos con una expresión gélida y desconfianza, casi como si quiera echarles una piedra encima.
—Venimos a ver a Yashiro Nene —habló el pelirrojo dando una pequeña reverencia, la mujer no respondió—. Traemos un presente para usted... —Akane le mostró la libra de rábanos y la mujer parecía un poco menos fría.
Alargó su mano para tomar la bolsa y los dejó pasar.
—Tienen 20 minutos —concluyó caminando hacia la cocina con bolsa en mano.
—Ya vi de donde es antipático Tsukasa —comentó en bajo el chico.
Aoi salió disparada sin escuchar del todo a su novio. La casa era un poco grande y la mujer ni siquiera se había tomado la delicadeza de indicar donde estaría su amiga, por lo que se apresuró para al menos hablar algo con ella. Ya estaba adentro, eso era un paso a su favor.
Ahora el obstáculo era encontrarla y esperar que su pareja hubiera salido para que no les interrumpiera.
—¡Nene! ¡Nene! ¡Nene! —exclama por el pasillo sin detenerse, esperando agilizar la búsqueda de esa manera.
Cosa que funciono.
Aoi sonrió y todos sus órganos pegaron un vuelco al ver a la albina asomarse por el pasillo. Una mascarilla yacía en su rostro para evitar el contagio, su cabello corto hasta los hombros, sus ojos débiles ante tantas cosas vividas, sus brazos y piernas flácidos y delgado. Había perdido mucho peso.
Los ojos escarlata se abrieron en demasía al ver a la de pelo azul en el pasillo, como si fuera un espectro que venía atacarla.
—¡Nene! —Aoi envolvió sus brazos en el cuerpo de Yashiro, ahora ella era más alta y por lo consumida que estaba, también era fácil de abrazar. Podía sentir su debilidad en cada fibra de su cuerpo.
—¿Q-Qué ha-haces aquí?
—Escuche de Amane que estabas enferma, así que vine a visitarte.
—¿P-Por qué?
La de cabello azul se separó levemente para ver a los ojos escarlata de la chica.
—Me preocupe y... quería verte.... ¿está mal?
—¡No, no! Puedes... tú.... emmm... cuando quieras.... Gracias...
El alivio sobrevino en su faz cuando no había sido rechazo lo que había recibido de parte de Yashiro y la volvió a abrazar.
—Si me dejas estar contigo, esta vez no me iré... —susurró decaída pese a todo, aguantándose las lágrimas.
Oh, Dios...
En verdad la había extrañado.
—Salgamos alguna vez, Yashiro, tu y yo. ¡Te invitaré todo lo que quieras!
—Si... me encantaría... pero...
Pese a que no continuó la frase, Aoi sabía lo que quería decir. Seguramente si la tenía aislada no consentiría que ella saliera, al menos no sin su compañía. La pelo azul estaba que si lo veía le daba un puñetazo en la cara, pero mantuvo la compostura.
—Puedo visitarte aquí si me lo permites —agregó sonando suave.
—¿E-En serio?
—Sip, y además —Aoi estiró mano hacia el reciente llegado Akane, este le puso los té para luego ser guiado a las manos de la albina—. Para que te mejores, estaremos en contacto, ¿si? ¿Tú quieres eso, verdad? —Yashiro asintió—. Entonces lucha conmigo y ya no pares, ¿está bien? —Yashiro volvió a asentir, sus grandes ojos destellaron un pequeño brillo de esperanza, ahora por fin parecía que la ceguera había disminuido.
—Mamá dijo 20 minutos —Del otro extremo del pasillo, Tsukasa sacó la cabeza sonriendo ampliamente sin gracia, esperando que se fueran sus dos invitados no deseados—. Aléjense de mi novia, ¿quién les dio permiso de acercarse a ella, no ves que esta delicada?
—¿Y por qué no la llevas con el médico aún?
—No es de tu incumbencia —soltó serio, observando de reojo a la chica pelo azul—. Nene-chan~. Vamos ven conmigo~. Vamos a bañarnos~. Y ustedes dos, lárguense, ¿quieren?
Nene titubeo un poco antes de comenzar a caminar hacia su pareja con la cabeza abajo, la verdad quería hablar un poco más con Aoi pero no quería ocasionar discusiones, ya estaba cansada de ello. Más cuando sintió el agarre de la de ojos cielos en uno de brazos y está se adelantaba hacia Tsukasa, sintió como parte de su energía había regresado.
La chica tomó el florero del pasillo y lo lanzó hacia el de cabellos negros sin titubear ni ponerse a pensar en el contenido. Tsukasa maldijo y la fulminó con la mirada.
—Ups, parece que alguien tiene que irse —expuso con una enorme sonrisa, hace mucho tiempo quería hacer eso de nuevo— a cambiarse, claro está.
Aoi giró su rostro de reojo para ver la expresión de la albina, está estaba paralizada en su lugar, un tanto preocupada pero no había rastro de furia en sus ojos. Finalmente, la pelo azul sentía que su amiga estaba entrando en cordura. Ya podía evaluar levemente su posición y aunque no expresara, quería cambiarlo. Era su oportunidad de pelear por ella junto a ella.
—Está vez, ganare yo, pequeño bastardo —casi escupió la chica al agacharse a la altura Tsukasa.
El mocoso alzo su vista e hizo una mueca.
—Ya lo veremos, perra.
Era momento de romper el ciclo vicioso.
[...]
Temática cinco:
Venganza.
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