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XVI: Masaje.

(Mini maratón 2/?, mientras más comenten, actualizo más rápido.)

—¿Entonces te tienes que quedar aquí?

Cuestiono Charlie viendo la gran casa detrás de la morena, ella asintió.

Charles se ofreció a acompañarla después de salir del Luxury, pero esta vez no fueron hacia el edificio departamental donde vivía la familia Castiello, si no que caminaron a cuatro calles del bar para llegar a una pequeña pero linda casa con fachada de color blanca.

—Sí, More me pidió de favor que la cuidara por esta noche, ya que salió con tu amigo el peli azul...

—Con Razvan, cierto que están saliendo —Se detuvo en el umbral de la puerta viendo como buscaba las llaves en su bolsa — ¿No te da miedo quedarte sola?

Una sonrisa traviesa adorno el rostro de Airam para verlo con un brillo en los ojos.

—¿Por qué? ¿Piensas quedarte conmigo?

Las comisuras de los labios del pelirrojo se alzaron con un aire de coquetería, últimamente se sentía con más confianza a lado de ella y tenía ciertas acciones que resultaban demasiado atractivas para Airam, como esas semi sonrisas que reflejaban un aire de galantería.

—Ya sabes...podría ser de ayuda por si alguien intenta meterse a tratar de robar algo, o si se presenta algún incendio.

—Me gustaría ver que tan bueno eres con la manguera.

Las puntas de las orejas de Charlie se tiñeron de rojo al igual que sus mejillas entendiendo el doble sentido del comentario de Airam, la sensación de calor comenzó a recorrerlo de pies a cabeza sabiendo lo que tal vez pasaría, sonrió internamente al recordar que Razvan lo llevo hace unos días a una farmacia muggle para comprar ese método anticonceptivo llamado conde, varias veces ya lo había usado porque Castiello se lo daba antes de tener sexo, ahora quería estar preparado para cualquier ocasión.

Dejo que la morena entrara para seguirla tomándola por atrás de la cintura dejando que lo guiara.

—¿Vive sola?

Murmuro contra la oreja de la más baja y con una leve patada hacia atrás hizo que la puerta se cerrara.

Airam se estremeció al escuchar la ronca voz y sentir el cálido aliento rozándole la oreja, el aroma a lico llego hasta sus fosas nasales al igual que el aroma a bosque y fuego que desprendía el varón.

—Si...es de Argentina, pero después de que su hermano falleciera decidió mudarse lejos de ahí —explico un poco de la vida de su amiga pelirroja—, sus padres murieron cuando era niña, así que ya no existía nada que la atara a su país natal, quiso iniciar una nueva vida lejos de todo.

Encendió la luz de la sala dejando ver tres sillones de color beige que hacían juego con las paredes de tono café claro decoradas con diversos cuadros de paisajes y algunas fotografías, Charlie se quedó mirando las fotos en espera que se movieran tal y como lo hacían las mágicas, pero se llevó una gran decepción al no ver nada.

Luego soltó un suspiro, recordando que era una casa muggle, sin duda tenían muchas diferencias entre ambos mundos.

—Me imagino que fue demasiado difícil para ella.

Soltó a Airam dejando que se sentara en el sillón de dos plazas, él tomo asiento a lado de ella.

—Sí, son cosas que no se superan. Solo aprendes a vivir con el dolor.

Se hizo el cabello hacia atrás hasta formar una coleta la cual sostuvo con una diminuta liga que llevaba en la muñeca izquierda, Charlie se tomó unos segundos para admirar su perfil: nariz recta, labios carnosos con un suave tono rosado y unos expresivos ojos que eran adornados de una frondosa pestaña oscura, la piel canela era iluminada por la tenue luz dándole un suave brillo que la hacía lucir más hermosa de lo que por sí ya era.

Charle movió la cabeza para liberar un poco de la tensión que tenía en el cuello, esos últimos días resultaron demasiado estresantes debido al trabajo en el santuario y también por evitar que Airam descubriera algo del mundo mágico al que pertenecía.

—¿Te duele?

Inquirió Airam notando como movía la cabeza y los hombros.

—Un poco, creo que es debido al estrés.

Ella se acercó pasando las yemas de los dedos sobre el varonil hombro izquierdo que era cubierto por una camisa de franela a cuadros rojos y negros, el cuerpo de Charlie reacciono de inmediato destensándose con facilidad y sintiendo que haría cualquier cosa que ella pidiera.

—¿Quieres que te haga un masaje? —brindaba suaves caricias con las yemas para dejar por completo la mano y hacer un poco de presión—, podría ayudarte a que te relajes...

—¿No te molesta—la voz de Charlie salió más ronca de lo esperado, giro con suavidad el rostro para verla, las pupilas se encontraban dilatadas cubriendo gran cantidad del característico color azul—...hacerlo? Tal vez estés cansada...

Ella negó, jugando con el cuello de la camisa y dejando un pequeño beso en la mejilla del más alto.

—Para nada, anda quítate la camisa y ponte de espaldas hacia a mí.

Trago saliva y asintió sentándose de forma recta, llevo las manos a los botones de su camisa para comenzar abrirlo dejando ver el tonificado torno, si bien no hacia ejercicio, era gracias al trabajo duro en el santuario que tenía un buen cuerpo, no musculoso, pero si robusto con brazos y espalda trabajada.

Dejo la camisa de lado quedando desnudo del torso, Airam sonrió disfrutando de la vista, Charlie se dio la vuelta dejando la espalda expuesta ante ella.

Llevo las agiles manos a la pecosa espalda pasando las uñas con suavidad y subiendo lentamente hasta los fornidos hombros brindándole suaves caricias, la piel de Charles era cálida y suave, el aroma a bosque era más fuerte. Airam se paró sobre las rodillas masajeándole los hombros.

La sensación era simplemente maravillosa, cada caricia era mejor que la anterior, las manos de Airam eran suaves, pero sabía aplicar fuerza en los puntos exactos, el cuerpo de Charlie se sentía tan relajado que sin darse suelta soltó un varonil gruñido que fue música para los oídos de la mujer.

—¿Lo estas disfrutando?

La voz de Airam era seductora, ella era la única que despertaba las pasiones más profundas de Charlie, llevándolo a un punto en que nada lo hacía sentir completo más que estar en medio de su pierna, volviéndola suya una y otra vez.

—Demasiado...

Respondió con un tono sumiso, la habitación se sentía demasiado caliente y tensa, el miembro viril del pelirrojo era apretado por el bóxer y pantalón, su erección era inminente, sentía como bombeaba de tan duro que estaba con tan solo un pequeño masaje.

—Me alegro.

Murmuro inclinándose dejando pequeños y húmedos besos detrás de la oreja sin dejar de masajearle los hombros, bajo las manos recorriéndole los omoplatos, Charle se estremeció y ella sonrió contra su piel al darse cuenta.

Apretaba los ojos con fuerza tratando de tener un autocontrol antes de darse la vuelta para besarla de manera salvaje, no quería que creyera que solo la veía como alguien con quien tener sexo, pero su cuerpo le exigía cogerla de una vez como si no hubiera mañana.

—Charlie —murmuro mordiéndole la punta de la oreja —...te deseo tanto.

Soltó un gruñido gutural, al darse la vuelta se la topo, sus oscuros ojos parecían más profundo con un brillo que sentía estar frente a un drago a punto de comerse a una diminuta cabra que ni, aunque lo quisiera podría escapar.

Con facilidad la tomó de la cintura para sentarla sobre su regazo, las piernas de Airam quedaron en cada lado de las de él sintiendo el miembro del pelirrojo golpear contra su sexo sobre el pantalón, la humedad aumento al darse cuenta lo duro que estaba con tan solo un masaje.

—No sabes el gran poder que tienes sobre mí, Airam.

Hablo con voz ronca cargada de deseo, tenía las manos en la cadera de Airam moviéndola suavemente sobre él para que sintiera su erección, ella le acaricio el rostro hasta llevar la mano atrás de su cabeza y jalarlo con suavidad del cabello provocando que la viera a los ojos, se inclinó para besarlo con fiereza mordiéndole el labio inferior robándole un jadeo que aprovecho para meter la lengua y jugar con la de Charles volviendo el beso a francés.

Las grandes manos de Charlie terminaron en el carnoso trasero que amasaba sin medir su fuerza, sabiendo que dejaría varias marcas que seguirían el día siguiente.

Ambos cuerpos parecían gritarse las grandes ansias que tenían por volverse uno solo y saciar sus más oscuros deseos.

Los labios de Airam forman un húmedo camino de besos recorriendo la mandíbula para bajar hacia el cuello el cual se empeña en besar y dejar pequeñas marcas rojas después de jalar la piel con los dientes y succionar, Charles echa la cabeza hacia atrás dándole un mayor acceso deseando no tener ninguna prenda de ropa entre ambos, el deseo es tan palpable que las caricias parecen brasas de fuego contra las pieles, ambos tenían una tensión sexual increíble desde el momento que se conocieron, como si estuvieran destinados a tener ese tipo de encuentro una y otra vez.

Airam se alejó unos centímetros llevando sus finas manos hasta el final de la blusa que cubría su torso y alzarla dejando ver el vientre plano y los pechos bien formados, la lanzo a un lado, y Charlie solo sonrió acercándola más a él para hundir la cara en el canalillo de los senos de Airam disfrutando el aroma a chocolate.

Las manos de la Castiello se perdían en la mata pelirroja, un jadeo salió de su boca cuando la húmeda lengua de Charlie hizo contacto contra su piel, dejo las cintura para subir hasta el broche del sostén que quito de inmediato para liberar lo que tanto ansiaba, varios pequeños y traviesos besos recorrían cada pedazo de piel en algunos momentos los dientes rozaban los pecho de la morena, ella se mordía el labio inferior sonriendo con gozo, se sentía en el paraíso, si bien Charlie no era dulce, sus caricias algo toscas y descuidadas causaba que su excitación creciera como la espuma del mar.

Atrapo el pezón entre los labios chupándolo y dejándolo lleno de saliva, lo mordía con suavidad buscando no hacerle daño, los jadeos de Airam aumentaban su lujuria, era cuestión de minutos para poder estar dentro de ella disfrutando de la calidez que le brindaban sus paredes vaginales.

Airam lo tomo del cabello para alejarlo de su pecho, el alzo la mirada viéndola con curiosidad y molestia.

—Las reglas hoy las pongo yo.

Murmuro parándose, Charles la seguía con la mirada, era una imagen magnifica; sus senos se movían ante cada paso, el cabello despeinado dándole una imagen más salvaje y tentadora, moría por dentro a la espera, solo lo hacía sufrir tal vez era su castigo por haberse alejado todos esos días.

Ella se detuvo frente a él, se desabrocho el pantalón quitándose los zapatos para bajarlo quedando en una pequeña braga de encaje negro, Charles soltó un suspiro cuando se dio la vuelta distinguiendo como el diminuto hilo se pedía entre el trasero de la castaña, era una imagen que guardaría de por vida, quería perder el rostro en medio de sus nalgas hasta no poder más.

Airam quedo semi desnuda, extendió la mano para acariciarle la barbilla y hacer que la viera a los ojos, con una voz llena de dominio le ordeno

—:Híncate frente a mi...

Él no pareció pensarlo, su cuerpo respondió por si solo para ponerse de pie y de inmediato hincarse frente a ella, el rostro del pelirrojo quedaba de forma directa contra el sexo de Airam aun cubierto por el encaje, sentía el dulce aroma que desprendía lo que provoco que salivara ante las ansias de pasar la prueba deleitándose de ese sabor.

Alzo la mirada, observándola era completamente perfecta y en un poco más la volvería completamente suya. Airam le acariciaba el corto cabello pelirrojo.

—Besa, Charles.

Lo guio hacia su entre pierna, y el sin dudarlo comenzó a repartir besos sobre la tela aspirando más ese aroma a sexo, daba suaves succiones llenando de saliva la tela y bajando hasta llegar a la parte media que se encontraba más mojada.

Los suaves jadeos y suspiros de Airam inundaban la sala, su cuerpo se sentía completamente caliente y la mente la tenía embargada de una espesa nube de placer.

Al darse cuenta que ella no le daba ninguna otra orden, decidió llevar las manos a los costados de la castaña deslizando lentamente las bragas por sus bien torneadas piernas dejándola completamente expuesta, se tomó unos segundos recorriéndola con la mirada, la imagen ante él era la mejor obra de arte que en su vida había visto, la piel morena brillaba bajo la luz, sus pechos tenían los pezones erectos como si esperaran por ser atendidos por Charles, y su monte de venus tenía una fina capa de vello la cual formaba un triángulo, como si de una flecha se tratara indicando hacia sus pliegues, tenia pequeñas gotas de fluidos, el Weasley se mordió el labio inferior.

Amabas miradas se cruzaron, él le lanzo un guiño y volvió a besar su monte de venus, con ayuda de los dedos froto los pliegues y gracias a su humedad resbalaban con facilidad.

—Dios —murmuro Airam llena de placer echando la cabeza hacia atrás sin dejar de acariciarle el cuero cabelludo—. Sigue así, Charlie.

Pidió, él no tenía la intensión de detenerse en un buen rato, con suavidad tomo la pierna izquierda de Airam poniéndola sobre su hombro, la morena agradecía tener mucha fuerza en las piernas porque si no se habría caído de bruces en el suelo.

La boca de Charlie marco un suave camino de besos hasta sus labios vaginales que estaban inflamados esperando ser atendidos por él, soltó un suave suspiro que estremeció a la Castiello y dio el primer lengüetazo recorriendo toda la división de ambos pliegues, el sabor agridulce inundo sus papilas gustativas comprendiendo que nunca en su vida había probado algo tan igual, ni siquiera el licor más delicioso del mundo se comparaba.

La húmeda y ágil lengua recorría todo el sexo de la mujer, lo único que se escuchaban eran los jadeos de Airam y los sonidos de sorbos que daba Charlie, abrió los labios vaginales introduciendo la lengua para alcanzar el carnoso botón que se encontraba rojo y demasiado sensible, dio inicio a moverlo de arriba hacia abajo y después de forma circular, la barbilla del varón se llenó de fluidos sintiendo como la pierna femenina lo apretaba y la pequeña mano empujaba más su cabeza como si quisiera ahogarlo en esa húmeda vagina.

Charles sonreía internamente siguiendo con los mismos movimientos, una mano la aferro al muslo desnudo y la otra la llevo a su centro introduciendo en una fuerte estocadas dos dedos.

—¡Mierda!

Gruño Airam, los largos y masculinos dedos marcaban un compás de adentro hacia afuera sin llegar a sacarlos, alternaba con movimientos circulares metiéndolos más a fondo hasta topas con el punto G y dar suaves golpes para aumentar el placer.

Le resultaba demasiado adictivo el sabor de Airam, era como si él fuera un pobre sediento en medio del desierto y ella la única fuente de agua fresca, no se cansaría de beber de ahí hasta saciar su sed.

Los movimientos de los dedos de Charlie mezclado con sus lengüetazos y sorbos eran demasiado para Airam, sentía desmayarse por tanto placer. Su vientre bajo se contrajo y las paredes vaginales se apretaron contra los dedos del pelirrojo, ni siquiera pudo hablar soltando un gemido demasiado audible para liberarse sobre los dedos del Weasley.

Él sonrió saliendo con cuidado de ella para recorrer toda su entrada con la lengua hasta limpiar la última gota de ese líquido que consideraba un elixir que no debía de ser desperdiciado.

Airam tenía la respiración agitada y las piernas le temblaban, con cuidado bajo la que tenía sobre el hombro de Charlie dejando que él se parara de forma erguida, la fina barba estaba húmeda al igual que la punta de su nariz provocando que brillara.

Sin dejar que dijera nada, Charles la atrajo para besarla de manera brusca, dejando que probara su propio sabor que mezclado con la saliva del más alto daba como resultado un sabor demasiado rico.

Airam lo empujo con suavidad hacia el sillón recorriéndole el torso con la mano y desabrochándole el cinturón junto con el pantalón, Charlie saco de su bolsillo el pequeño empaque plateado para dejar caer los desgastados jeans de mezclilla quedando en bóxer donde se marcaba su gran erección, sentía el líquido pre seminal recorrerlo y el roce con la ropa le lastimaba.

—Estas tan duro.

Murmuro la morena entre besos acariciando su miembro sobre la tela alternando movimientos circulares y subiendo de arriba abajo, disfrutando de sentir como se endurecía más si eso era posible.

Bajo el bóxer liberando el pene de Charlie, rompió el beso y sonrió ante la imagen de las venas marcadas y la punta completamente roja y brillosa debido a las finas gotas del líquido, él quedo sobre el sillón y con una velocidad sorprendente saco el condón colocándoselo con facilidad.

—¿No piensas venir?

Cuestiono con un brillo lleno de morbosidad en los ojos, Airam asintió para subirse sobre él sosteniéndose de sus grandes hombros y rozando la erección con su propio sexo, Charles la tomo de la cintura moviéndola con suavidad y después de unos segundos de esa manera tomo su pene para meter solo la punta, soltó un gruñido en cuanto Airam dio un sentón haciéndolo entrar por completo.

La cadera de la mexicana se movía con fuerza como a ambos les gustaba.

Charlie aferraba las manos a la cadera de Airam, enterrando los dedos en la piel donde seguramente dejaría marcas que demostrarían que la hizo suya esa noche, a ninguno les importaba eso, por el contrario, el comenzó a mover la pelvis para que las embestidas se volvieran más profundas y secas.

Airam se mordió el labio inferior al darse cuenta lo mucho que gemía, así que decidió dejar de hacer tanto ruido, sintió como él aumentaba la fuerza para rodearle la cintura con solo un brazo y llevar la otra mano hasta su cuello donde hizo un poco de presión jalándola hacia él obligándola a que lo viera a los ojos.

—No lo hagas —mascullo con voz gutural, los ojos azules estaban opacos por el placer poniendo ímpetu en cada movimiento—...quiero escuchar esa linda voz decir mi nombre.

Airam salto un jadeo aún más excitada por esa frase, ninguno estaba dispuesto a parar en un buen rato hasta saciar el apetito sexual que se despertaban mutuamente.  

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