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30. Albert Evans y drogadictos anónimos.

{Cos I've got an elastic heart. I've got an elastic heart. Yeah, I've got an elastic heart. And I will stay up through the night. Let's be clear won't close my eyes. And I know that I can survive}

(Elastic heart — Sia)


—Melody Evenson, cuánto tiempo, ¿verdad? —sonrió en cuanto me vio cruzar la esquina en la que habíamos quedado.

Albert Evans. Narcotraficante, peligroso, y jodidamente atractivo. A pesar de tener veintisiete años y estar a punto de cumplir los veintiocho, parecía que la edad no le pasaba factura. Nos conocimos cuando yo tenía catorce años y él veinticuatro. Durante un tiempo fue algo así como mi mentor, él me enseñó todo lo que sé ahora. Me encontró en una de las carreras de motos a las que suelo asistir, decía que me veía cara de ser una niña inteligente. Él me inició en el mundo de la droga más allá del tabaco. Y ojalá nunca le hubiera conocido.

—Albert Evans. Han pasado casi dos años, la última vez que nos vimos yo tenía quince. Veo que la edad sigue sin pasarte factura —una sonrisa divertida asomó de mis labios, él odiaba que mencionaran su edad.

—Y yo veo que sigues siendo la misma niña inteligente que hace tres años. Es un placer volver a verte, rubia. He traído lo que me has encargado —sonrió, extendiéndome una bolsita con un líquido junto a una pequeña jeringa.

—Perfecto —le extendí el fajo de dinero a su vez con una pequeña sonrisa ladeada mientras me guardaba en una pequeña bolsa las cosas que me había dado.

—Oye, rubia. No te pongas nerviosa, pero creo que hay alguien espiándonos. Estate quietecita, finge que somos amigos del alma y ríete con toda la confianza del mundo, porque como sea la pasma, estamos jodidos los dos —murmuró acercándose a mí para darme un abrazo dejando atrás a sus guardaespaldas, que controlaban el perímetro desde lejos.

Reí como había pedido, como si me hubiera contado la anécdota más graciosa del mundo, y correspondí su abrazo suplicando porque no fuera la policía. Estaba claro que me arriesgaba a que lo fuera, ya que llevaban intentando seguirle el rastro desde hacía tiempo, pero nunca lo han conseguido.

—Falsa alarma, sólo era un cotilla. Dice que te conoce, ¿sabes quién es? —llamó a uno de sus guardaespaldas que traía agarrado del cuello de la camisa a un chico.

Tenía un ojo algo amoratado, al parecer se había intentado resistir a los guardaespaldas, pero aun así lo pude reconocer de inmediato. Me acerqué a él a paso rápido, pero el brazo de Albert detuvo mis pasos.

—Lo conozco, suéltalo ahora mismo —pronuncié con asco, apartando su brazo de en medio de mi camino.

—¿Es de confianza? Porque si no lo es... —chasqueó sus dedos haciendo que el gran guardaespaldas que le tenía sujetado por el cuello de la camisa posicionara sus manos en su cuello, haciendo presión. Vi como Drake peleaba por conseguir algo de aire.

—Es de completa confianza, y como no lo sueltes ahora mismo te juro que te arrepentirás. Déjale libre, Evans, y no me veré obligada a demostrarte todo lo que he aprendido en los últimos dos años —escupí con odio, acercándome a él de manera amenazante.

—Está bien, rubita. Soltadle —volvió a chasquear los dedos y Drake cayó al suelo, respirando hondamente, tumbado—. Si hay algo que he aprendido en el año que estuve enseñándote, fue a no subestimarte. Ahora recoge a tu chico y largaros de aquí ahora mismo.

—Drake, hey, ¿te encuentras bien? —me agaché a su altura llevando una mano a su rostro, acariciando su mejilla y su pelo mientras él relamía sus labios y se incorporaba con mi ayuda. Albert y sus guardaespaldas ya se habían marchado.

Drake asintió respirando ya con más normalidad, mientras la yema de mi dedo se dirigía al contorno de su ojo amoratado. No tenía buen aspecto, pero en parte se lo merecía. Me había estado siguiendo.

—¿Me explicas por qué me estabas espiando? —cuestioné, cruzándome de brazos mientras avanzaba calle abajo con él caminando a mi lado.

—Intentaba salvarte, pero veo que ha sido al revés —me respondió con burla.

—¿Salvarme? ¿De qué?

Alcé una ceja, confusa. No sabía a qué se estaba refiriendo. Porque si Albert le conociera no le habría golpeado ni me habría amenazado con él.

—Conozco a Albert y él me conoce a mí. Pero tampoco he terminado de entender su comportamiento y el porque me ha amenazado así —murmuró en respuesta, acariciando la parte de su cuello, adolorido.

Me quedé en silencio, caminando pensativa. No me costó demasiado tiempo entender que era lo que pasaba, y suspiré girándome para enfrentar a Drake.

—No te estaba amenazando a ti, Drake. Estaba amenazándome a mí contigo, probando hasta donde podía llegar. Me ha encontrado un punto débil, ahora sabe dónde tiene que dar si la cago en algún momento o si le apetece hacerme daño. En ningún momento él debe de saber que estás viviendo conmigo, es mejor si cree que estamos separados, así no sabrá donde encontrarte —respondí con una mueca—. Nunca dudes de lo que hago, siempre voy a tener razones y explicaciones para las decisiones que tomo y las acciones que llevo a cabo —murmuré de memoria lo que Albert me decía cuando era una niña y a veces me llevaba con él a hacer encargos o recogerlos.

—Veo que lo conoces bastante bien, pero ¿por qué le conoces? ¿Acaso sabes a lo que se dedica? Es peligroso, Melody. Y no te estaba espiando realmente, yo venía de un sitio, os vi en el callejón y me quedé a mirar por curiosidad —respondió con indignación, cruzándose de brazos por igual. Sonreí.

—¿Y a eso como le llamas tú si no es espiar?

—Mirar con atención. Sólo eso. Y responde a mi pregunta de una vez, no cambies de tema. ¿De qué le conoces?

—Él me metió en el mundo de las drogas cuando yo tenía catorce años, éramos cercanos, fue algo así como mi mentor durante un tiempo. Hacía casi dos años que no le veía.

—¿Y por qué has vuelto a verle?

—Ya son demasiadas preguntas, Drake —sonreí levemente de forma ladina—. Vamos a casa, a dejar unas cosas, y de ahí nos vamos al hospital. Quiero que Finn te revise ese ojo, no tiene buen aspecto.

Drake asintió y nos encaminamos a casa para que pudiera dejar la bolsa con las cosas que había adquirido en mi habitación, en uno de los cajones donde sé que no miraría nadie. Drake cogió algunas cosas y cerramos la puerta para caminar a paso apresurado hacia el hospital. Al menos yo, no quería quedarme a solas con Drake, no quería sincerarme con él demasiado.

—Creo que hoy Finn no tenía mucho trabajo, lo más probable es que pueda atendernos tarde o temprano —sonreí de boca cerrada y con mis labios apretados, dirigiéndome hacia su consulta tras saludar a los empleados que me iba encontrando.

—A veces se me olvida que pasas mucho tiempo aquí —mencionó Drake, haciéndome abrir mis ojos con sorpresa.

En ese momento se me cayó el alma a los pies y me preocupé considerablemente de que tantas cosas sabía Drake sobre mí, porque había cosas que yo no quería que él supiera, como la mierda en la que estoy metida emocionalmente y todas las pastillas que tengo que tomarme. No quería ser una carga para él.

—¿Cómo dices?

—Me refería a todas las veces que vienes a visitar a tu hermano y a los niños enfermos.

—Ah, cierto. En el fondo estar aquí no es tan horrible, te acostumbras al ambiente. Tarde o temprano, todos tendremos que estar aquí.

—Bueno, yo no podría acostumbrarme al ambiente. Son muchas las personas que mueren aquí día tras día, a mí se me haría demasiado triste y depresivo.

Mordí mi labio inferior ante su respuesta y me encogí de hombros parándome frente a la puerta de la consulta de Finn, llamando en ella con mis nudillos y esperando a que me abriera. En cuanto abrió y me vio sonrió, abrazándome. Después se separó para saludar a Drake con su típico apretón de manos, sorprendido por verle ahí. Yo sólo le di una mirada a modo de advertencia, indicándole que no le contara nada porque realmente él no sabía nada y estaba bien así. Finn asintió, entendiéndolo e hizo una mueca al ver el ojo morado de Drake.

—Tío, ¿qué te ha pasado? Te han dado con rabia, eh —dijo Finn con burla.

Drake le regaló una mueca y rodó sus ojos negando con la cabeza. Yo simplemente reí ante la escena y di un empujón a Drake para quedar frente a Finn.

—Simplemente revísalo, ¿puedes? Yo espero en la cafetería. No he desayunado y tengo algo de hambre.

Finn asintió y yo les dejé solos mientras iba hacia la cafetería. Un mensaje sonó en mi móvil y yo fruncí mi ceño confusa al leerlo. Decía que fuera a la primera reunión de drogadictos anónimos, que tenía que dejar las drogas. Podría haber sido un amigo mío simplemente preocupándose, pero sólo lo sabía Finn y era un número que yo no tenía agregado en el teléfono.

Miré a mi alrededor como una lunática y moví mi cabeza negando. Quizás sólo era una estúpida broma, además, sólo era un mensaje, tampoco es que ahora me fueran a asesinar a la vuelta de la esquina.

—Un café con leche y caramelo, y un donut de chocolate por favor —pedí una vez llegué al piso de la cafetería y me planté frente a la barra.

La camarera asintió regalándome una sonrisa y unos minutos después me dejó delante lo que había pedido. Sonreí, agradeciéndole y asentí pagándolo todo para después volver a sentarme a comer tranquilamente y a beberme mi café. Comí con tranquilidad mientras me sumía en mis pensamientos de forma concentrada.

Sonreí levemente al ver a Drake pidiéndose un café y sentándose junto a mí en mi mesa, con su taza entre sus manos. Alcé mi cabeza al tenerlo sentado frente a mí, y sonreí perdiéndome en su mirada. Esto cada vez se ponía más difícil de lo que parecía.

—¿Cómo te sientes? ¿Cómo está tu ojo? —cuestioné dándole un sorbo a mi café, cubriendo mi labio superior con el inferior para limpiar el rastro de espuma de este.

—Finn ha dicho que está todo bien, sólo esta algo hinchado. En unos días ya no tendré nada y podré ver perfectamente.

—Genial, me alegra oírlo. Tengo que irme, que tengo cosas que hacer. ¿Nos vemos más tarde en casa? —le di una sonrisa antes de salir de la cafetería.

—Está bien, nos vemos luego en casa.

Sonreí asintiendo con mi cabeza y me levanté de la silla dejando un beso en su mejilla antes de salir de la cafetería. Miré la hora en mi reloj y suspiré sacando mi móvil poniendo el GPS con la dirección del lugar donde tenía que hacer la terapia. La verdad es que no tenía muy claro que me funcionara para dejar las drogas y es que tampoco tenía ganas de dejarlas. Yo estaba bien... más o menos.

Suspiré cuando llegué frente al local y entré con calma, sorprendiéndome al verle ahí en frente. ¿Kyle venía a este tipo de reuniones? Nunca me lo había dicho, si además era el que más drogas consumía de los dos.

—¡Kyle! ¿Eres tú el que me ha mandado el mensaje? —cuestioné confusa al tenerlo delante, con una pequeña sonrisa.

—¿Mensaje? No, yo no te he mandado nada, Mel. ¿Qué haces aquí? —me preguntó, dejándome más confundida que antes.

—No importa. Pues estoy aquí para... Espera, ¿qué haces tú aquí?

Ambos nos miramos con confusión, pero fuimos interrumpidos por el saludo del hombre que presentaba las sesiones. Él se presentó con normalidad y nos pidió que todos dijéramos nuestro nombre y nos presentáramos contando algo sobre nosotros.

—Hola, me llamo Kyle y estoy aquí porque soy drogadicto. Soy demasiado dependiente de las drogas, y eso hace que no pueda ayudar a una buena amiga cercana que tengo como debería, lo cual es frustrante porque está pasando por un mal momento y no quiero que se sienta sola. Tiene todo mi apoyo, aunque no lo vea. Gracias.

Sonreí negando con mi cabeza cuando escuché las palabras de Kyle. Me sorprendió ver que realmente él pensaba que yo creía que no tenía su apoyo como amigo, o que no me estaba ayudando en nada. Él era mi amigo, le apreciaba mucho y era una de las personas más cercanas que tenía. Claramente me preocupaba por él, al igual que yo sabía que él se preocupaba por mí. Me levanté de la silla con decisión.

—Hey, soy Melody. Soy drogadicta también, empecé cuando tenía catorce años. Tengo un amigo cercano que curiosamente piensa que no me está ayudando como debería o que no significa nada para mí. Yo sólo quiero decir que aprecio muchísimo su amistad tanto como le aprecio a él, que me preocupo por él tanto como sé que él se preocupa por mí. Y que no necesito que esté cada segundo del día a mi lado para saber que tengo su apoyo y cariño, y que no estoy sola. Gracias.

Kyle me miró con una pequeña sonrisa, ignorando los aplausos de la gente ante nuestra presentación. Le devolví la sonrisa, atendiendo a la gente que comenzaba a levantarse y presentarse de forma valerosa. Asentí en su dirección y en cuanto terminó la sesión, decidió acompañarme a casa para que no fuera sola.

—¿Crees que esto hará que dejemos las drogas? —le pregunté, curiosa por su respuesta.

—No. Creo que es más bien una forma de desahogo, pero quizás algún día pueda salvarnos de ellas.

Sonreí en respuesta dejando un beso en su mejilla a forma de despedida cuando ya habia llegado a la puerta de mi casa. El recuerdo de saber que mañana ya iba a ser mi cumpleaños me aterraba. No quería tener que acudir a un entierro en un día tan especial. Mañana por la noche, si Jake no despertaba, moriría. Y yo iba a pasarme todo mi decimoséptimo cumpleaños pensando en ello. Lo quería conmigo en un día tan especial, y había pocas probabilidades de que eso pasara.

—¿Ese era el capullo que vino la otra vez? —escuché la voz de Drake cuando pasé dentro de casa.

—Sí, era Kyle. Y deja de llamarle así, por favor. Es mi amigo, y creo que podríais llevaros bien si dejaras de ser tan idiota con él.

Drake sonrió con diversión dejando sus labios durante varios segundos apoyados en mi mejilla, en un beso ligeramente sonoro sobre esta. Sonreí y la miré de forma ladeada con curiosidad, no entendía a que se debía su comportamiento.

—Mañana es tu cumpleaños, Mel.

—Lo sé, Drake. Tengo miedo.

—También lo sé, Mel. Pero todo saldrá bien, ya lo verás.

Envolvió sus brazos a mi alrededor en un suave abrazo mientras con sus manos frotaba mis brazos para darme ánimo. El momento decisivo sería mañana, y yo no estaba lista para enfrentarme a algo tan grande aun con el apoyo de mis amigos siempre conmigo.






























































































































¡Hola, hola needlovers! ¡Aquí traigo otro capítulo de Limerencia! Pero ten cuidado, esto es una doble actualización y como Wattpad avisa muy asá, revisa que has leído el capítulo que he subido hoy mismo antes de este. ¡Y disfruta de la lectura!

Quiero leer opiniones, saber que os ha parecido. Así que no os olvidéis de votar y de comentar.

¡Nos vemos pronto! ¡Kisses of chocolate!

— Needwoolf.

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