
28. La cita y los celos.
{You're gone and I gotta stay. High all the time, to keep you off my mind. Ooh-ooh, ooh-ooh. High all the time.}
(Habits (stay high) — Tove lo)
Ela abrió mi armario en cuanto puso un pie en mi habitación y se había pasado la última hora rebuscando como una desquiciada y tirando toda mi ropa por los aires. Le había contado que hoy tenía una especia de cita con un amigo de la infancia que ella enseguida reconoció ya que los presenté cuando eran unos niños. Le enseñé una foto de cómo está hoy en día y lo que me dijo fue que necesitaba estar sexy porque era un tremendo dios griego tallado por los dioses.
Una de mis camisetas me dio de lleno en la cara y cerré mis ojos alzando mis manos exhalando aire de mi nariz con fuerza, pidiendo toda la paciencia posible en el interior de mi cabeza. Retiré la camiseta de mi cara de un manotazo mientras me cruzaba de brazos esperando a que Ela terminara de vaciarme el armario por completo. Parecía que la cita la tuviera ella, en vez de tenerla yo.
—Mel, tu armario es un desastre. No tienes nada bueno que ponerte para tu cita de hoy. Aquí hay más ropa negra que en un velatorio, ¿no podrías intentar comprarte cosas más coloridas?
—No.
—Sabía que me responderías eso, por desgracia.
Sonreí en respuesta y ella tiró de mi brazo llevándome escaleras abajo. Pasó por la cocina para coger un trozo de chocolate y llevárselo a la boca para después ponerse la chaqueta con rapidez mandándome a hacer lo mismo. Con pesadez y lentitud, me puse mi chaqueta mientras Ela sólo me miraba con el ceño fruncido, impacientándose.
—Nos vamos de compras pero ya —asintió frenéticamente cruzándose de brazos.
Suspiré guardándome la cartera en uno de los bolsillos de mis pantalones mientras me encogía de hombros en un pequeño asentimiento de cabeza. Esta iba a ser la compra más dolorosa de mi vida, porque ella sería quien elegiría mi ropa y estaba segura de que en ningún momento me dejaría comprarme lo que yo quisiera. Además, yo contaba en ir en camiseta y pantalones vaqueros, pero para Ela eso no era suficiente y tuvo la necesidad de renovar por completo casi todo mi armario entero.
—¡Drake, nos vamos de compras, volvemos luego! —chilló Ela esperando una respuesta por su parte para asegurarse de que la había escuchado, pero vamos, que seguramente él la había escuchado y todos mis vecinos también.
—¿Melody de compras? —preguntó con diversión mirándonos con curiosidad.
—Voy obligada, que conste en acta para después decírselo a mi abogado.
Ela rodó los ojos soltando una pequeña risa mientras negaba con la cabeza y volvió a estirar de mi brazo tirando de mi para intentar sacarme de casa. Me aferré al marco de la puerta como una desgraciada mientras Ela intentaba tirar de mi con toda la fuerza que podía. Fue Drake quien soltó mis dedos de la puerta, haciendo que Ela lograra arrastrarme mientras Drake, con una sonrisa entre divertida y sarcástica, agitaba su mano despidiéndose.
—Te la devolveré, tenlo por seguro.
Chillé, antes de desaparecer calle abajo con Ela tirando de mí. Me revolví para deshacerme de su agarre y le miré con una mueca de mala cara. A regañadientes, comencé a caminar a su lado suspirando. No me gustaba ir de compras, y tampoco me parecía que una salida con un amigo fuera motivo para comprarme nada nuevo. Además, yo adoraba el negro, y no quería ropa de colorines. No quería parecer un teletubie, porque Ela sería capaz de comprarme hasta la cosa más ridícula de cada tienda.
—Deja de quejarte, no estará tan mal. Y procuraré elegirlo según tus gustos, si no te gusta pues no lo compras y punto. ¿Trato?
Tras meditarlo un rato terminé por asentir en su dirección.
—Trato. Más te vale cumplir con él.
Sonrió satisfecha mientras avanzábamos por las calles llegando al centro de la ciudad, dónde están ubicadas la mayor parte de las tiendas de todo tipo. La primera tienda a la que entramos fue una de lencería. Miré a Ela con una ceja alzada mientras me cruzaba de brazos negando con mi cabeza. ¿Me estaba vacilando o qué? Es que ni de coña iba a comprarme ropa interior, ni de broma.
(...)
Bien podríamos haber hecho lo de tres doritos después ya que, a regañadientes, salimos de la tienda con una bolsa que contenía un nuevo sujetador junto a unas bragas a juego de tela. Al menos eran de color negro, porque me habían faltado segundos para matarla en cuanto las llevó a la caja y me sobornó con llamar a Ashton y decirle cuatro tonterías de las suyas. En parte, no tuve opción, estaba siendo sobornada.
—¿Ya habéis vuelto? —cuestionó Drake en cuanto pasamos dentro de casa.
—Pues sí, y hemos comprado muchas cosas —le respondió Ela con orgullo, a lo que hice una mueca—. Sube a tu habitación a darte un baño para prepararte, vamos, yo iré en un rato para ayudarte a arreglarte —Ela hizo un gesto con su mano para que subiera por las escaleras mientras cargaba con todas las bolsas. La miré de mala forma antes de comenzar a subir hacia mi habitación.
—Creo que no debes preocuparte... —fue lo que escuché murmurarle Ela a Drake antes de que subiera las escaleras.
Sacudí mi cabeza mientras entraba en mi habitación dejando todas las bolsas sobre mi cama, no me importaba de que estaban hablando. Suspiré antes de entrar al baño y desvestirme para llenar la bañera de agua, jabón y algunas sales de baño. Encendí unas velas aromáticas y apagué la luz poniendo música en mi móvil mientras me hundía por completo en la bañera, relajándome.
—¿Mel? —la voz de Drake resonó en mi habitación y yo abrí mis ojos bajo el agua, volviendo a sacar la cabeza del agua.
—Drake, estoy en la bañera. ¿Ha pasado algo? —cuestioné pasando mis manos por mi rostro para llevarme el agua de este.
—No, es que quería hablar contigo. ¿Me oyes? —cuestionó.
Sentí que se sentaba frente a la puerta del baño y sonreí levemente mientras le respondía de forma afirmativa para que supiera que si podía escucharle.
—¿Te gusta el chico ese con el que vas a salir hoy?
Su pregunta me desconcertó, y estaba a punto de responderle que ese no era asunto suyo y que no le importaba en absoluto lo que yo hiciera con Ash, pero algo me hizo pensar bien lo que iba a responder mientras respiraba hondo.
—Drake, sólo voy a salir a comer con él. Es un amigo de mi infancia, y, de momento, no siento nada más que eso por él.
—¿De momento?
—Drake, no es por hacerte sentir mal, pero te recuerdo que esto no es asunto tuyo y no debería de importante. Ahora, fuera de mi habitación.
Escuché que se levantaba de la puerta y se iba de mi habitación cerrando la puerta tras él. A veces me ponía muy nerviosa pero ahora, sorprendentemente, me sentía mal por lo que acababa de decirle. Tras unos segundos decidí salir de la bañera mientras enrollaba una toalla en mi cuerpo. Al final ni me había relajado ni mierda.
—Bien. Ya has salido. Venga, vamos a elegir la ropa —sonrió Ela, entrando a mi habitación.
—Ela, ¿tú sabes por qué Drake está actuando de forma extraña?
—¿A qué te refieres con que actúa de forma extraña?
—A que hace unos minutos estaba sentado en la puerta del baño preguntándome si sentía algo por Ashton.
Ela dejo escapar una risita mientras negaba con su cabeza y me respondía que esperaba que pronto lo entendiera todo. Yo sólo fruncí el ceño, ahora era ella la que actuaba de forma rara, aunque Ela siempre había sido un poco rara, así que ya estaba acostumbrada. Pero esta vez sí que no entendía nada.
Me puse la lencería que Ela me había comprado y observé como Ela comenzaba a rebuscar por las bolsas que habíamos estado comprando esa mañana. Me crucé de brazos y ella por fin pareció decidirse por algo. Un top negro que dejaba ver parte de mi ombligo y barriga, unos pantalones largos negros junto a mi chupa de cuero de siempre y una cadena bastante fina que iba envuelta en la barriga.
Sonreí y asentí satisfecha con la elección. No estaba nada mal, pero que nada mal. Ella sonrió contenta al ver mi reacción y comencé a ponerme la ropa mientras mi mejor amiga me cepillaba y secaba el pelo haciéndome ondas en el final de este, dejándolo ligeramente ondulado.
Cuando terminé de vestirme y ella de peinarme, abrió los cajones de mi baño para sacar todo mi maquillaje y comenzar a ver cuál me pondría. Decidió ponerme la base de maquillaje del tono correcto de mi piel, me hizo la raya de abajo de mi ojo y un eyeliner no muy largo, perfecto para mí. Después me puso un poco de colorete en mis mejillas, pero no en exceso para no parecer un payaso. Luego sombra de ojos oscura y un poco de highlighter.
Sonreí al espejo al ver el resultado. Era la primera vez que me veía así, y también era la primera vez que me sentía increíblemente guapa. Me giré hacia Ela para darle un abrazo y al separarnos ella comenzó a retirar con su dedo lágrimas falsas de sus ojos, a lo que le sonreí con algo de burla.
—Mi bebé ha crecido. Estás preciosa, Mel. Ahora ve con ese chico y cómetelo —alzó sus cejas con perversión.
—Cada día me sorprendes más con tus ocurrencias —respondí riendo mientras asentía con mi cabeza.
—Vamos abajo, quiero ver la reacción de Drake cuando te vea.
Fruncí el ceño ante sus palabras pero asentí saliendo de mi habitación con el móvil entre mis manos mientras revisaba si tenía algún mensaje o algo importante que tuviera que responder.
—Wow —un murmuro hizo que levantara la vista de mi móvil y sonriera con diversión ante su reacción—. Melody, estás... estás increíble.
—Gracias, playboy —sonreí ante sus palabras sin apartar mi vista de sus ojos, que me miraban de forma brillante y con atención.
El carraspeo de Ela hizo que apartara mi mirada y mi sonrisa. Me di cuenta de que estaban llamando a mi móvil y era Ash. Descolgué con una pequeña sonrisa y tras saludarlo anunció que ya estaba en la puerta de mi casa esperando a que saliera.
—En fin, tengo que irme. Ash está afuera con el coche. Nos vemos más tarde —anuncié poniéndome mi chaqueta despidiéndome de Drake y Ela que se estaban dando una sonrisa cómplice.
—¡Pásatelo bien! —exclamó Ela sonriendo.
—¡Pero no demasiado! —gritó Drake de vuelta, haciéndome reír.
Salí de casa y justo enfrente estaba Ash con su coche, como había dicho. Me senté en el asiento del copiloto mientras abrochaba mi cinturón y le daba dos besos en sus mejillas como saludo. Le pregunté a donde me llevaría para comer pero me respondió que era una sorpresa y que me gustaría. Yo sólo asentí con una pequeña sonrisa mientras me acomodaba y mi vista se dirigía hacia las carreteras por donde íbamos pasando.
Me fijé en que nos íbamos alejando de la ciudad así que simplemente me acomodé en el asiento intentando averiguar a donde me estaba llevando. Cuando llegamos me sentí profundamente sorprendida y también maravillada, me había traído a una playa. Yo adoraba el mar, desde que era muy pequeña, y él se había acordado de eso. Además, en New York no hay playa, a no ser que te alejes mucho de la ciudad y vayas más hacia la costa, lo que explica porque fue un viaje largo en el coche.
—Espero que te guste. He recordado que cuando eras pequeña solías decir que te encantaría coger un barco o una moto acuática e irte más allá de dónde alcanza la vista del mar desde la costa —murmuró, saliendo del coche y haciéndome sonreír.
Avancé hasta ponerme a su lado y tras cerrar el coche comenzó a dirigirse hacia uno de los restaurantes. Me llevó hasta uno que tenía unas vistas perfectas al mar, encima el sol brillaba mucho esa mañana y era completamente perfecto. Los camareros nos tomaron nota y luego se fueron nuevamente a la cocina.
—Había restaurantes más lujosos, pero pensé que quizás este te gustaría más por las vistas. Además, la comida es exquisita —sonrió.
—Es perfecto, Ash. No necesito que me lleves al restaurante más lujoso y caro del lugar. Cualquiera que me dé de comer me es suficiente —respondí negando con mi cabeza junto a una pequeña sonrisa ladeada.
En seguida los camareros trajeron la comida que cada uno había pedido. Yo pedí algo de pasta y él una lasaña de carne. Mientras comíamos, hablamos de todo. Nos pusimos al día mientras yo le contaba cómo me había ido estos últimos años y él me contaba todo lo que había estado haciendo y como le iba en la Universidad. Además de las locuras de su abuela, y yo le contaba las locuras de la mía. Estaba segura de que serían buenas amigas, pensábamos en juntarlas un día de estos cuando mi abuela volviera a visitarme.
—Bueno y, ¿cómo está tu hermano? Mi abuela me contó lo que le pasó. Lo siento muchísimo, Melody —murmuró acariciando mi mano con la suya sobre la mesa.
—Mi hermano está... No lo sé, simplemente está. Tengo mucho miedo respecto a él —murmuré apartando lentamente mi mano de la suya.
No me malinterpretéis. Es mi amigo de toda la vida, pero tampoco quería crearle ilusiones falsas con respecto a nosotros. Sin embargo, se levantó de su silla y fue directo a darme un abrazo que no dudé en corresponderle, y fue ahí cuando lo tuve clarísimo. Ashton siempre fue, es y será mi amigo. Pero simplemente eso, un amigo cercano. No podría ser capaz de verle como algo más y estoy segura de que para él era lo mismo.
En cuanto terminamos de comer y peleamos por ver quien pagaba la cuenta, me llevo a dar un paseo por la playa y disfruté muchísimo de su compañía. Pero tenía claro que posición ocupaba Ashton en mi vida. La misma que Ela, Liam, Ethan, Finn o Kyle. Volvimos al coche y me llevo nuevamente a mi casa. Dónde yo sabía que Ela empezaría a interrogarme y posiblemente Drake también.
—Me lo he pasado muy bien y me alegra haber vuelto a verte después de tanto tiempo, Mel —sonrió al dejarme justo en la puerta de mi casa.
—Yo también me lo he pasado bien y me alegra haberte visto nuevamente, espero que podamos repetir esto algún otro día.
Sonrió ante mi respuesta y asintió dejando un beso en mi mejilla antes de volver a subirse al coche y desaparecer por la carretera camino a su casa. Al abrir la puerta me encontré a Ela y a Drake tirando de mi hacia dentro de casa mientras cogían unas sillas y se sentaban en ellas, comenzando a hacerme preguntas de la cita.
—¿Te ha besado o te ha tocado o algo? Porque te juro que yo lo ma...—fue interrumpido por la colleja que Ela dio en su nuca.
—No, ni lo he besado ni le he nada. Sólo es mi amigo, ya os lo dije. A los dos —me crucé de brazos con diversión.
—Si sólo fuera tu amigo y sólo hubiera sido una salida amistosa, no te hubieras vestido así por él —espetó Drake. Se le notaba molesto, pero no sabía por qué.
—¿Y quién te ha dicho a ti que yo esté así vestida por Ash? Yo sólo quería verme bien, idiota. Él es mi amigo y seguirá siéndolo, pero de verdad que espero encontrar a alguien que no lo sea pronto para poder comerle la boca delante de tu cara —le respondí, sintiendo la ira apoderarse de mí.
—Tú sólo inténtalo y ya veremos si sale vivo —respondió con una sonrisa de autosuficiencia.
—Eres un completo imbécil, playboy —me levanté de golpe de la silla subiendo a mi habitación con rapidez.
Sólo pude escuchar como Ela comenzaba a regañarle diciendo que la había cagado nuevamente y que así no llegaríamos a nada bueno. Cerré de un portazo dándole una patada a mi mesita de la habitación mientras me sentaba en el suelo. Cogí mi móvil para llamar a Kyle.
—Pásame el teléfono de ya sabes quién. Me da igual, Kyle, sólo pásame su teléfono. Necesito de lo mío.
Refunfuñé ante las quejas de mi amigo y colgué el teléfono entrando en mis mensajes, Kyle me había pasado su número. El número de uno de los traficantes más conocidos pero peligrosos de New York. Albert Evans.
¡Hola, hola needlovers! Aquí dejo un nuevo capítulo de esta historia y espero que os guste muchísimo. Vaya, vaya, parece que Melody vuelve a meterse en problemas y que Drake está cagándola como de costumbre. Menos mal que está Ela para poner calma a la situación, aunque parece que ahora mismo no se le está dando muy bien AJSJASJ. El próximo capítulo os va encantar y no os preocupéis porque las cosas irán avanzando jiji.
Espero que no os indignéis mucho. En el próximo capítulo Melody se va a dar cuenta de algunas cosas bastante interesantes, pero no digo nada más eh, que no voy a hacer spoiler. Y pues espero que os guste mucho. Posdata: Ash es un amor, os juro que yo adoro.
Atte:
— Needwoolf.
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