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21. Una fiesta de pijamas caótica.

{Talking with my lawyer she said "Where'd you find this guy?" I said, "Young people fall in love with the wrong people sometimes"}

(Moral of the story Ashe. )


—Me parece una gran idea, ¿estoy invitado, verdad? —el tono de burla de Drake ante esa pregunta se les hizo demasiado insoportable a mis oídos. Mucho más de lo que ya lo era normalmente.

—Pues claro que no —negué rápidamente con mi cabeza alzando mi ceja derecha, recalcando lo obvia que era la respuesta a aquella estúpida pregunta.

— ¿Vais a hacer una fiesta en mi propia casa y no me vais a invitar? — cuestionó con una mueca para fingir indignación.

—Ten cuidado con lo que dices, esta no es tu casa, playboy — le apunté con mi dedo a forma de amenaza—. Y no es la fiesta que tú crees, es una fiesta de pijamas entre amigos —dije recalcando la última palabra—. Y tú, desde luego, no estás invitado a estar en ella.

—Todavía será mi casa durante cinco meses y una semana, aproximadamente —espetó refunfuñando.

Idiota. Narcisista. Insoportable. Arg.

Después de lo ocurrido en el bar el otro día, me puse a pensar que quizás había descuidado un poco a mis amigos estos últimos meses. Cuando les pregunté qué pensaban al respecto, me dijeron que todo estaba bien y que en ningún momento se habían sentido desplazados o dados de lado. Aun así, la decisión de hacer algo todos juntos para compensarlo, ya estaba tomada. Y se me ocurrió que, por una vez, algo tranquilito no estaría mal. Por eso opté por una fiesta de pijamas. Pero, con los personajes que tenía como amigos, todo era posible; y encima si Drake se quedaba, sería todavía peor.

—Yo no lo veo tan mala idea —escuché la voz de Ethan sonar detrás de mí.

No le di tiempo a decir nada más. Giré sobre mis talones y le mandé varios metros bajo tierra con mi mirada. Rápidamente se le borró la sonrisa de la cara y carraspeó sonoramente volviendo a abrir la boca, esta vez diciendo palabras completamente diferentes y contrarias a las que había dicho al principio.

—Me parece horrible, si, una horrible idea.

Sonreí satisfecha ante la respuesta y vi como Drake rodaba los ojos y fruncía el ceño. Pero no estaba sorprendido, lo que era normal, él sabía perfectamente que no tenía límites en cuanto a él.

—Pues lo siento mucho pero conmigo las amenazas no funcionan. Yo sí que pienso que es una buena idea —contraatacó Ela, detrás de mí.

Auch, la traición.

—Lo mismo digo —se encogió Liam de hombros.

Genial. Ahora esto era un dos contra dos. Las opiniones estaban empatadas.

—Y yo opino que debería quedarme —añadió Ethan con una media sonrisa ladina que mostraba toda la diversión que le proporcionaba la discusión.

—Oh venga, Melody, no será para tanto —escuché a Liam encogiéndose de hombros. Sus manos estaban metidas en sus bolsillos y su mirada fija en la mía, retándome.

—Y yo que pensaba que ya éramos amigos. Me dueles —dijo Drake apoyando su mano en su pecho, fingiendo estar ofendido. Todo un drama king. O, mejor dicho, un stupid king.

—Por supuesto que no somos amigos, playboy. Y yo que pensaba que eso ya había quedado claro —le respondí con sarcasmo.

—Venga Melody, será divertido —insistió Drake formando un pequeño puchero.

Que tierno...digo, iugh.

—Vale, vale. Está bien. Puedes quedarte con nosotros esta noche, pero deja ya de tocarme las narices con el tema —espeté con un bufido de cansancio.

—¡¡Sí!! —gritó victorioso por haber ganado la discusión—. Digo, gracias por invitarme —corrigió inocentemente a lo que yo le miré con diversión.

Me fue inevitable reírme ante su reacción. Alcé la mirada negando con mi cabeza para mirarle. Sus ojos verdes analizaban las curvas de mis labios mientras mis ojos azules se fijaban en los suyos fijamente. El carraspeo de mi amiga la castaña, hizo que desviara la mirada hacia ella. Ladeé mi cabeza curiosa ante su llamada de atención, ella sólo me miraba divertida y yo sin entender nada. Pero me fijé un poco más en los rasgos de mi amiga y de los gemelos, los cuáles miraban la escena con una mueca en el rostro que interpreté como una de burla.

¿Éramos feas? No, la verdad es que no. No éramos presumidas ni egocéntricas, pero tampoco éramos unas idiotas; en nuestras casas había espejos y quizás éramos tontas, pero no ciegas. Ela era castaña de ojos azules, aunque iban acercándose más a un gris bastante curioso y único; uno de esos colores que pocas veces se ven. Sus pestañas largas y sus cejas perfectas, además de sus curvas. Y luego yo, rubia de ojos azules con facciones definidas. No era gorda, ni delgada. Pero tenía que hacer ejercicio para no acabar como una foca porque admito que la nutella siempre me había gustado de más.

Y luego estaban Liam y Ethan, que eran gemelos y la verdad es que eso les hacía ser clavaditos físicamente. Morenos de ojos claros — entre verdes y azules—, casi pelinegros, estaban apuntados a un gimnasio desde hace un par de años y se notaba bastante por sus abdominales marcados. Liam adoraba montar en su skate junto a su querida soledad, Ethan jugaba al fútbol americano en el equipo del instituto junto a Drake. Liam era mucho más reservado, y Ethan era más simple. Liam era antisocial total y Ethan era muy amigable. Liam vestía de negro, Ethan con colores. Ela se llevaba mejor con Ethan, y yo con Liam; a pesar de que este último no solía hablar mucho ni compartir sus opiniones.

No sabía porque, simplemente me había dado por analizarlos, también por su personalidad. Ela era divertida y alocada, además de que siempre salía con chicos porque decía que ''el amor de su vida podría estar en cualquier parte'', era muy soñadora pero tampoco era un problema.

Ethan era divertido y a veces gracioso. De los pocos que aguantaban mi mal carácter y mi constante sarcasmo. Jugaba al fútbol americano y tenía muchos amigos dado que era alguien muy sociable y amigable. No solía estar con muchas chicas, a no ser que fueran sólo de una noche.

Liam era todo lo contrario a su hermano. Callado, reservado, con sarcasmo e ironía siempre puestos en sus pocas palabras. Adoraba montar en skate y la verdad es que lo hacía genial. Siempre iba solo a casi todo, a no ser que le acompañáramos nosotros o su hermano. Aunque tengo que decir, que Liam no era muy mujeriego pero si se había relacionado con algunas chicas de forma amorosa. Sólo que no había funcionado, por eso entonces seguía soltero.

—En fin, tengo que irme. Pasado mañana es el partido y tengo que entrenar, y tú también —señaló a Ethan asintiendo—. Así que nos vemos allí.

—Espérame y vamos juntos —anunció Ethan recogiendo su móvil y llaves para irse junto a Drake.

Observamos a ambos marcharse de mi casa y me di la vuelta mirando confundida a Liam cuando le vi recoger sus cosas. Me crucé de brazos y alcé una ceja de manera algo autoritaria, no iba a irse; teníamos cosas que hacer y él iba a ayudarnos a prepararlas.

—¿Dónde te crees que vas?

—Pues pensaba dar unas vueltas con mi skate y volver a mi casa. ¿Por qué preguntas?

—Tú no te vas a ningún lado. ¿Te crees que la fiesta de pijamas se va a montar sola o qué? Porque la respuesta es un gran NO. Tenemos que comprar comida y organizar algunas cosas, y tú nos ayudarás a hacerlo. No pienses que te vas a escapar —dije divertida.

—¡Oh, venga ya! —se quejó en un bufido.

—Deja de comportarte como un niño pequeño, cállate y ayúdanos.

Liam miró mal a Ela ante sus últimas palabras y esta sólo se encogió de hombros y le sacó el dedo de en medio como gran chica madura que era. Reí ante su pequeña discusión y negué con mi cabeza rodando mis ojos. No estaba segura de cuál de los dos era más estúpido, creo que ambos estaban al mismo nivel de corta inteligencia.

—Oye, Melody, ¿cómo es que tu abuela no anda por aquí haciendo de las suyas? La última vez tampoco la vimos —cuestionó Ela.

—Es que los dos días anteriores se los ha pasado haciendo un tour con unas viejas amigas que tenía aquí, así que sólo llegaba para dormir porque también comía y cenaba fuera. Luego hoy me ha dicho que se iba a jugar al bingo y a la petanca, y esta mañana estaba en la playa con las mismas amigas —respondí encogiéndome de hombros.

No mentía cuando decía que esa señora tenía más vida en una sola extremidad que nosotros en todo nuestro cuerpo, y se supone que nosotros éramos los jóvenes, pero vaya que mi abuela sabía arreglárselas bien sola. Ella vivía cada día como si fuera el último, porque realmente nunca sabía si en algún momento un día cualquiera sería ese final que ella ya esperaba. Y me parecía bien, porque ella estaba valorando todo lo que las demás personas no valoramos a tiempo.

Cuando envejecías y te dabas cuenta de que te quedaba poco tiempo, ahí es cuando realmente empiezas a valorarlo todo. Pero si empezáramos mucho antes, ya de más jóvenes, quizás la vida sería de otra manera. Quizás sería mucho más fácil y divertida, y no habría tantos problemas como los había.

Observé una foto que colgaba de una de las paredes a forma de retrato. Éramos mi hermano, yo y mis padres. Mi madre y mi padre miraban a la cámara con una pequeña sonrisa, mi hermano me abrazaba con uno de sus brazos y yo salía riendo, feliz. Porque en esos momentos si lo era, muchísimo.

Mis padres no siempre tuvieron el trabajo que los mantenía tan ocupados, no siempre fueron serios y tan despreocupados en cuanto a sus hijos. Hubo buenas épocas, las mejores de hecho, con toda la familia junta. Pero, por desgracia, eso ya pasó hacía varios años. Mi madre siempre fue muy alegre y gentil, y mi padre era gracioso y sabio. Siempre sabía que decir en cada ocasión, y siempre me enseñaba cosas nuevas sobre la vida. Por eso, cuando llegaban, tenía la suerte de no ir dando palos de ciego.

Ela se posicionó a mi lado, mirando la misma foto con nostalgia. Ella estaba presente en ese momento, había venido a jugar conmigo ese día y le dije que esperara unos segundos en mi habitación a que me hiciera la foto familiar. Pero ella bajó y se quedó al lado del fotógrafo mirándonos, con una sonrisa.

—¿Sabes? Acabo de recordar aquello que te dijo tu padre el día que vimos juntas la película romántica esa cursi. ¿Cómo era? Ah sí, el diario de Noa. Era tu favorita, la veías una y otra vez sin parar a pesar de que odiabas el romance —dijo con una sonrisa plantada en sus labios.

—Lo sé, era toda una cursi de pequeña —respondí con algo de burla al recordar la escena.

—No eras cursi, eras una niña pequeña. Así como todos lo hemos sido. Pero creciste, y ahora odias las cosas cursis —rio asintiendo.

Sí, las odiaba. Pero no del todo. Había todavía una pequeña parte de mí que las adoraba y les enternecía, pero era muy pequeña así que era muy fácil que pasara desapercibida y acabara ignorándola y pasando a los pocos segundos. Como el efecto de alguna medicina, sólo que mucho más rápida.

—Recuerdo lo que pasó como si ocurriera ayer. Terminó la película y tú dijiste que querías encontrar a una persona así y yo te respondí que eso solo pasaba en las películas. Dije que yo no quería novio y que nunca lo tendría —comenté, ante el recuerdo—. Y mi padre me dijo que sería genial, si eso fuera real. Yo le miré confusa, porque no entendí lo que me estaba diciendo. Entonces me dijo que en algún momento, en el menos esperado, llegaría alguien con quien sentiría ese click, aunque no pasara como en los libros y películas, ese alguien llegaría. A día de hoy sigo pensando que era una simple tontería típica que se les dice a las niñas pequeñas para que sean felices imaginando algo que nunca va a pasar —negué con la cabeza, sonriendo.

—Yo no creo que sea una tontería. Nunca lo he creído. Y si, un día de estos, cuando menos te lo esperes. Sé que habrá alguien para ti esperando en algún sitio, si es que no ha llegado ya, claro...

— ¿Qué quieres decir? —alcé una ceja cruzándome de brazos para encararla y mirarla confundida.

—Nada, olvídalo. Tenemos que preparar la comida y todo antes de que vuelvan los chicos. Veamos como lo hacemos —respondió, ignorando olímpicamente mi última pregunta.

—Pues Liam comprará la comida. Y mientras, tú y yo arreglamos la casa y mi habitación. Ten —dije entregándole una lista a Liam que había escrito mientras hablaba.

La comida constaba básicamente de chetos, golosinas, chocolates y muchos dulces. Junto con refrescos y también ingredientes para hacer un pastel o galletas, porque nunca se sabía. Y, con lo tragones que eran, seguramente se quedarían con hambre en algún momento de la noche y nos tocaría hacer algo de comer. Tenían un jodido agujero negro por estómago, aunque aquí también debía incluirme a mí misma.

—Está bien, vuelvo dentro de unos minutos.

Liam cogió la lista y se marchó de casa subido en su skate. Lo bueno de vivir en una ciudad grande, era que podías encontrar tiendas de lo que fuera en cualquier esquina. Así que estaba segura de que Liam tardaría poco en volver con la comida.

Subimos a mi habitación y la ordenamos rápidamente guardando toda la ropa esparcida en la silla del escritorio y en el suelo en su sitio. Luego cogimos todos los objetos de valor de la casa y los guardamos en uno de los armarios por precaución, ya que no quería romper nada. No nos hizo falta arreglar nada más ya que la única habitación que usaba era la mía y la del pequeño gimnasio que había, el resto de la casa seguía ordenada como el día en el que se fueron mis padres, hacía unos cuatro meses. No había recibido ni una sola llamada suya desde ese día, eso decía mucho de cómo eran ellos ahora.

—¡Ya he vuelto! —escuchamos un grito proveniente de la entrada.

Bajamos de nuevo, encontrándonos a Liam cargando tres bolsas de comida y su skate en su otra mano con algo de dificultad. Le ayudamos a dejar las bolsas en la cocina y le dejé guardar el skate en el armario con el resto de las cosas de la casa.

Habíamos tardado un poco más de lo previsto y ya eran las nueve de la tarde, Ethan y Drake no debían de tardar ya mucho. Cuando escuché el timbre me levanté para abrirles la puerta a los chicos.

—Mirad quién por fin aparece —dije con burla al abrir la puerta.

Pero cuando alcé la mirada no me encontré con la mirada burlona de Drake, ni con la amigable de Ethan. Lo único que sentí fueron varios empujones y un montón de gente entrando a mi casa de golpe.

Ela y Liam me miraban entre confundidos y sorprendidos, al igual que yo que estaba en shock total. La gente llevaba bebidas en las manos y gritaban como unos locos por la fiesta. Incluso se metió un DJ a mi casa y comenzó a pinchar la música en el salón. No tenía ni idea de que estaba pasando.

¿Quién mierda es toda esta gente y qué está pasando aquí?


¡Hola, hola needlovers! Aquí tenéis un nuevo capítulo que espero que os guste mucho mucho. Lo empecé a principio de semana para poder acabarlo entre ayer y hoy. Como se me han cambiado los planes de esta noche y ceno fuera, lo subo desde el móvil. Así que cualquier fallo es por eso.

Espero que estéis todos bien. Por favor, lavaros las manos y usar mascarilla, y tener cuidado. ¡Cuidaros mucho!

¿Que creéis que ha pasado? ¿Y qué pasará en el próximo capítulo? ¿Opiniones de los personajes y el capítulo!

¡Nos vemos pronto! ¡Kisses of chocolate! 🥰

—Needwoolf.





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