20. Murmuros y planes.
{You should know that baby you're the best. Yeah, more than you know. Yeah, more than you know. Your good intentions are sweet and pure but they can never tame a fire like yours. No it ain't over, until she sings.}
(More than you know — Axwell A Ingrosso.)
—¡Melody, despierta! ¡Llegamos tarde a clase! —escuché los gritos de Ela mientras me zarandeaba por los hombros, logrando que me levantara de un salto de la cama.
Bufé, pasando la mano por mi cabello. Traté de ordenarlo un poco con mis dedos y me apresuré a vestirme. Me puse unos shorts vaqueros y una simple camiseta negra algo corta de tirantes que dejaba ver mi ombligo y parte de mi abdomen.
Me puse unas Levi's negras para terminar el outfit y bajé apresuradamente hacia la cocina dejando que Ela terminara de arreglarse y vestirse. Cogí un zumo y una pieza de fruta y agarré otra para Ela mientras esperaba impacientemente balanceándome de un lado a otro a que Ela bajara.
—¡Ya estoy, ya estoy, ya estoy! ¡Corre, vámonos! —exclamó Ela bajando rápidamente las escaleras.
Cerré de un portazo y comenzamos a correr las dos hacia el instituto. No podía faltar más o si no estaría metida en un buen problema. Además, mi tío era el director pero no me pasaba ni una, y sería perfectamente capaz de llamar a mis padres. Me comí la pera con rápidos mordiscos mientras Ela sostenía una manzana en su boca, lo cual hizo que estallara en carcajadas al ver su boca abierta de par en par con la manzana metida en ella.
—¡Chicas! —escuché como Liam y Ethan agitaban sus manos en la entrada del instituto.
Al final tuvimos suerte, no llegamos tarde.
—¡Idiotas! —saludó Ela pronunciando con dificultad al tener la manzana en su boca, atrayendo la mirada de la gente que pasaba por ahí.
Nos dimos un rápido abrazo grupal y entramos juntos mientras Ela y yo caminábamos jadeantes tratando de recuperar el aire por la carrera que acabamos de hacer. Ela se había comido finalmente su manzana, y ahora tenía la boca libre y cerrada. Pero cada vez que lo recordaba, me entraban ganas de reírme otra vez.
—¿Qué os toca? —cuestionó Ethan.
—Matemáticas —respondimos Ela y yo al unísono, bufando a la vez.
—Está bien, a veces creo que las gemelas son ellas y no nosotros. La conexión mental es fuerte, y da miedo —dijo Ethan con un fingido tono de pánico.
Yo le sonreí cínicamente y le saqué el dedo. Él me sacó la lengua a forma de burla y nos fuimos cada uno a nuestras taquillas. Ahí saqué los libros necesarios y, cuando mi amiga terminó de coger los suyos, nos fuimos juntas a nuestra primera clase.
Mientras caminábamos charlando animadamente por el pasillo, las personas fueron empujadas por una pareja. Samantha Wilson y Drake Callen.
Alcé una ceja y me crucé de brazos mirándolos mal. Ahí estaban los dos creyéndose los reyes del instituto de nuevo. A veces me entraban ganas de ir a patearles la cara, y no en broma. Cuando Drake me vio, giró su rostro en mi dirección y con una sonrisa de diversión me dio un guiño de ojo que a su ''novia'' no le pasó desapercibido en absoluto. Ella me miró completamente seria, tratando de resultar amenazante. Yo agité mi mano, con falsa efusividad y una falsa expresión de alegría, y le saqué el dedo volviendo a mi expresión de seriedad a la que estaba acostumbrada.
—Nunca cambiarás —dijo Ela a mi lado en tono de burla.
—Pues no. La verdad es que no tengo pensado hacerlo —negué riendo.
—Oye y... ¿A qué ha venido ese guiño? —cuestionó Ela alzando sus cejas con perversión y codeándome con suavidad en uno de mis costados.
—Eso lo hace siempre, y se lo hace a todas —le aclaré rodando mis ojos y soltando un bufido antes de apartar su brazo.
—Lo que tú digas —murmuró con algo de diversión.
A veces me daba la sensación de que ella sabía cosas de las que yo no estaba informada. Pero luego me afirmaba a mí misma que sólo eran estúpidas imaginaciones mías.
Entramos juntas en clase y nos sentamos una al lado de la otra. El profesor llegó y comenzó a explicar. Todo iba normal hasta que sentí como una bolita de papel aterrizó sobre mi mesa. Fruncí el ceño y sostuve disimuladamente el papel entre mis manos comenzando a mirar por la clase desesperadamente en un intento de descubrir de dónde procedía.
''Hoy llegaré algo tarde, tengo entrenamiento de fútbol americano para el partido de dentro de unos días. No me esperes, niña mimada.''
Inmediatamente dirigí mi mirada a Drake y le miré ladeando levemente mi cabeza con una expresión seria. Me encogí de hombros de forma exagerada para darle a entender que me importaba bien poco lo que tuviera que hacer esa tarde. Él sólo me regaló una sonrisa que obligó a mis labios a curvarse ligeramente para darle otra sonrisa, cargada de diversión.
Después recordé que no tenía su número de teléfono y que quizás esa era la razón por la cual se había comunicado conmigo vía papel volador en mitad de una clase de matemáticas imposible de entender. Golpeé la punta de mi lápiz en mis labios e hice una mueca cuando me di cuenta de todas las cosas que la profesora había anotado en la pizarra en menos de dos minutos. Solté un bufido y dejé caer mi frente sobre la mesa para después alzar la cabeza de nuevo con una mueca de aburrimiento y asco.
Resoplé por lo bajo y comencé a copiar los apuntes de la profesora y a tratar de resolver los malditos ejercicios. Los miré fijamente, como si se pudieran resolver solos. Y sentí como si los números de mi libreta se estuvieran burlando de nuevo de mí.
Otra bolita de papel aterrizó a mi lado, así que la abrí.
''La solución es sesenta y dos elevado a cuatro''.
Miré confusa a Drake, pero él no me estaba mirando a mí, por lo que deduje que él no me había mandado el papelito. Además, no veía a Drake como un matemático estrella, a decir verdad. Comprobé si es cierto el resultado, y efectivamente me daba lo mismo que ponía en el papel. Moví mi cabeza con suavidad, apartando mis pensamientos y tiré la bolita a la papelera de la clase, junto a las anteriores.
(...)
El resto de las clases pasaron con normalidad, sin bolitas de papel, ni listos intentando ayudarme con los ejercicios. En ese momento Ela y yo salíamos del instituto para irnos a casa de una vez por todas. Entonces mi móvil sonó con el tono de llamada de ''Bruises — Lewis Capaldi'' e inmediatamente supe que se trataba de Finn. Ambos nos teníamos esa canción agregada en el teléfono del otro porque fue la canción que sonaba en el hospital el día que nos conocimos. La cantamos juntos, y eso consiguió calmarme un poco.
—¡Finn! ¿Qué tal todo por ahí? —me apresuré en responder.
—Muy bien, ¿y tú qué tal las clases? —me respondió.
—Bien también, aunque algo aburridas —confesé con diversión.
— ¿Tienes algo que hacer ahora? —me preguntó, a lo cual yo respondí con una negación—. Genial, pásate por el hospital y cuando acabe mi turno te llevo a tomar un batido o lo que quieras. ¿Te parece?
—Claro, me parece un gran plan.
—Estupendo. Nos vemos ahora. ¡Hasta luego!
—Adiós, idiota.
Colgué el móvil volviendo a guardármelo en el bolsillo. Ela me miró confundida y curiosa ante la llamada que acababa de recibir. Yo sólo le sonreí ladeadamente y me encogí de hombros explicándole que era uno de mis amigos y que quería quedar conmigo para tomar algo esa tarde. Ela asintió y me sonrió despidiéndose de mí porque ya se iba a marchar hacia su casa. Le abracé y agité mi mano en su dirección para despedirme mientras ponía rumbo hacia el hospital. Ahora que recordaba, hacía ya algunas semanas que no visitaba el hospital y estaría bien saber cómo iban las cosas por allí. Seguramente Finn me pondría al día.
Entré en el hospital y saludé a las dependientas para después subir al piso dónde estaba mi hermano. Quería verlo antes de irme, necesitaba ponerle al día con las cosas que habían pasado estas últimas semanas.
Deslicé la puerta de la habitación y la cerré detrás de mí. Me senté en aquella dichosa silla que siempre estaba ahí, esperando a que yo llegara para sentarme en ella. Entrelacé las manos de mi hermano junto a las mías y jugué con sus dedos.
—Hola, Jake. En estos últimos días han pasado varias cosas. La semana pasada la abuela llegó a casa para darme una sorpresa, y si me la dio; pero no sólo a mí, sino también a Drake —comenté, soltando una ligera risa al recordar la cara que el susodicho puso—. Ese mismo día le había hecho una broma y le había tintado el pelo de rosa chillón, no te preocupes; sigue llevando el tinte y ahora va a todas partes con una gorra o la capucha de sus sudaderas puesta —confesé, riendo—. Hmmmm, Ela, Ethan y Liam ya saben que es lo que está mal conmigo. Drake ya me ha pedido disculpas por la discusión de la playa y, ¿sabes? Me he enterado de que él y Finn son mejores amigos. Me lo habían ocultado, pero se disculparon y yo terminé por perdonar a Finn, después de todo él logra entenderme mejor que nadie —añadí, encogiéndome suavemente de hombros—. Y creo que ya está... Por favor, vuelve conmigo. No creo que pueda soportarlo si me dejas sola. Yo no puedo hacerlo sola. Por favor —le rogué apretando sus manos entre las mías—. Me encantaría saber si puedes escuchar lo que te digo, aunque lo dudo mucho. Pero, si me estás oyendo, necesito ser un poco egoísta esta vez y pedirte que no te vayas y no me dejes sola. Te necesito como si fueras el aire que respiro, así de importante eres para mí. Eres mi hermano mayor, y sé que siempre serás la persona que me levantará las veces que sean necesarias cuando yo me caiga. No soportaría que tú me dejaras, así que no lo hagas, por favor —pronuncié, acariciando su cabello e inclinándome para depositar un beso en su frente.
—Estoy seguro de que sí puede oírte —escuché una voz desde la puerta de la habitación.
Ni siquiera me hizo falta girarme para saber quién era. Negué con la cabeza y me encogí de hombros mientras sentía como un nudo se formaba en mi garganta, apretándola con fuerza. Yo no creía que él me estuviera escuchando.
—No lo creo. Si me estuviera escuchando, se despertaría. Pero no lo ha hecho; Finn. Él no se despierta y cada minuto que pasa es cada minuto más que me duele y me asusta. Porque temo perder a la única persona que siempre me ha querido sin importar nada. En mi último cumpleaños le prometí que él estaría para ver los próximos. Pero si en mi próximo cumpleaños él no se despierta entonces le habré prometido algo que no voy a ser capaz de cumplir y yo odio eso, y no... —intenté acabar la frase, pero mi labio inferior comenzó a temblar levemente y el nudo en mi garganta apretó con más fuerza, prohibiéndome hablar.
Apreté mis ojos con fuerza, no quería llorar. Estaba harta de llorar.
—Ven aquí —indicó, abriendo sus brazos y envolviéndome entre ellos en un abrazo reconfortante que logró hacerme sentir mejor—. Vamos, salgamos de la habitación. Te debo un batido, que yo recuerde.
—Vale —asentí en un murmuro, comenzando a caminar a su lado fuera del hospital—. ¿A dónde iremos?
—A la cafetería de los pasteles del centro —respondió, sonriendo levemente.
—Adoro esa cafetería —dije, sonriendo.
—Lo sé.
La llamábamos así porque los pasteles que hacían en esa cafetería eran geniales. Habían de diferentes tipos, formas y con diferentes sabores y adornos. Estaban hechos a mano y artesanalmente, lo que les daba un toque todavía más delicioso. Apenas solía ir a esa cafetería, antes iba mucho más. Pero dejé de hacerlo cuando mi hermano acabó en el hospital. De hecho, después de eso, estuve como dos meses sin salir de mi casa; con depresión. No tenía ganas de nada, no quería comer, ni ver a nadie, ni hablar con nadie; ni siquiera de levantarme de la cama. Sólo tenía ganas de dormirme y no volver a despertarme. Y temo que algún día eso vuelva a suceder.
Cuando llegamos a la cafetería Finn me abrió la puerta dejándome pasar primero, a lo que le sonreí agradeciéndole y pasé dentro con él andando detrás de mí. En cuanto vimos una mesa fuimos a sentarnos rápidamente antes de que alguien llegara a quitárnosla.
—Oye, ¿esos de ahí no son tus amigos? —cuestionó con una ceja alzada, a lo que yo me giré hacia dónde apuntaba su dedo; confusa.
Efectivamente unas mesas más adelante estaban Ela, Liam, Ethan y... ¿Drake? ¿Qué hacían con él? ¿Y por qué no me habían dicho que habían quedado? Los miré con confusión. Ninguno de ellos se había dado cuenta todavía de nuestra presencia. Finn me miró algo incómodo ante la escena, pero con una pequeña sonrisa adornando su rostro como muestra de apoyo y compresión. Seguramente él sabía lo que estaba pensando en esos momentos.
Me siento algo desplazada.
—Hey, está bien. Podemos irnos a otro sitio si quieres —me dijo Finn, dándole un suave apretón a mi hombro en un gesto de comprensión.
—No, está bien. No me importa —me encogí de hombros, de manera indiferente. Aunque realmente sí que me sentía algo dolida.
—Como quieras. ¿Qué vas a pedir? —cuestionó, atento a mi respuesta.
—Un batido de chocolate y nata, y un par de pasteles —murmuré, frotando mis sienes con suavidad.
—Vale... ¿Segura de qué estás bien? —me miró, preocupado.
—Sí, sí. Es que me extraña que no me hayan llamado para quedar y que Drake esté ahí —confesé, con mis labios ligeramente apretados en una fina línea.
—Seguro que no es nada, no deberías preocuparte. ¿Tienes tus pastillas de la ansiedad? Por si acaso —añadió, sonriente.
—Sí, siempre las llevo encima. Ya sabes, por si acaso —respondí con algo de diversión.
Había venido con mi amigo a comer algo y a pasar una buena tarde. Y no quería que ese pequeño despiste hiciera que se fastidiara todo. Finn me sonrió de vuelta y pidió ambos pedidos. En un rato terminamos de comer y él se ofreció a llevarme a casa, a lo cual yo asentí porque no me apetecía nada caminar.
Cuando salíamos del local pude ver por una de las ventanas como mis amigos sonreían, reían y murmuraban cosas entre ellos. Al parecer mi mejor amiga notó la mirada de alguien, ya que se dio la vuelta y miró atentamente por la ventana. En cuanto me vio, frunció el ceño confusa y llegué a ver como pronunciaba mi nombre. Todos en la mesa se giraron a verme, pero yo sólo seguí caminando con Finn sin volver a darme la vuelta.
Cuando llegué a mi casa dejé las llaves en la mesa del recibidor y me quité la chaqueta para colgarla en la percha. Lavé los platos, barrí la casa y después me preparé algo para cenar. Por último simplemente dejé algo para Drake en el microondas y yo subí a mi habitación a leer o ver Netflix hasta quedarme dormida. Antes de ello, me asomé a la habitación de mi abuela encontrándomela profundamente dormida. Sonreí, y me marché a mi habitación sin hacer mucho ruido para no despertarla. No tenía ganas de hablar con nadie en esos momentos y, si se despertaba, tenía muy claro que me haría un interrogatorio completo.
Y mentiría si dijera que no me sentía triste. El hecho de ser desplazada, olvidada, odiada o reemplazada por alguien mejor entre mi círculo de amigos; era algo que me aterrorizaba. Porque yo sin mis amigos no era nada, y no sabría que hacer sin ellos. Estaría dando palos de ciego todo el día y a todas horas. Y dejaría de ser yo misma.
Y quizás no se lo decía mucho, porque no se me da nada bien expresarme emocionalmente, pero eran muy importantes para mí.
¡Hola, hola needlovers! Aquí tenéis otro capítulo de esta novela. ¿Os cuento un secreto? Tengo muchísimas ganas de acabarla y, muy posiblemente, antes de que acabe el año esté completada. Ya aclaré en un anuncio publicado en mi tablero (aún sigue ahí, por si te apetece leerlo para entender ciertas cosas) que esto será una trilogía, si señor, y tengo planeados los próximos libros ya con su trama, sus personajes, su entorno, etc. Sólo tengo algo que decir y es que pase lo que pase en este libro, al final, entended que es necesario para el próximo. Eso quería decir. Aunque no os asustéis, aún estamos lejos de un final. Promise.
Y las preguntas de hoy. ¿Qué creéis que hacían todos ahí reunidos? ¿Por qué no avisaron a Melody? ¿Qué pensáis de Finn? Todo tiene un porque y una explicación, pero quizás tarde varios capítulos en aparecer; así que sería genial escuchar vuestras teorías, etc, etc.
Y añado que también, cuando pueda volver a usar instagram al completo y de forma normal, os plantearé algunas encuestas, dinámicas y preguntas que me encantaría que respondiérais. Yo, antes de subir dichas cosas, os avisaría con un anuncio en mi tablero que voy a publicarlo. Para que, la gente que me sigue y que está interesada, esté activa y responda o participe. Si que podéis mandarme mensajes y preguntarme lo que queráis por instagram o decirme cualquier cosa. Pero no puedo subir historias ni resubirlas, so.
¿Y os cuento algo? La chica del vídeo de la canción me recuerda muchísimo a Melody, sería prácticamente ella si tuviera el pelo largo. Pero en serio, me recuerda mucho a ella; tan alocada, exótica y cautivadora a la vez que ruda. Sólo le faltaría ese pequeño detallito del cabello largo. ¿Vosotras que creéis? P.D = amo la canción, jsjsjs.
¡Eso es todo, a leer! Espero que os guste mucho el capítulo.
¡Nos vemos pronto! ¡Kisses of chocolate! 🥰
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