
18. Una explicación y una excursión fallida.
{ I got lipstick stamps on my passport, you make it hard to leave. Been around the world, don't speak the language. But your booty don't need explaining. All I really need to understand is when you talk dirty to me. }
(Talk dirty — Jason Derulo.)
Me revolví en el sofá al sentir como una mano acariciaba mi mejilla. Abrí los ojos con lentitud, acostumbrándome a la luz que salía de la ventana del salón. Ela estaba enfrente de mí, junto a Liam y Ethan, y estaban mirándome con una pequeña sonrisa mientras Ela me acariciaba para despertarme. Sea lo que sea, debía de ser grave, porque normalmente me tirarían un cubo de agua o me darían con algo en la cabeza.
—¿Chicos? ¿Qué hacéis aquí? —cuestioné confundida.
—Nos debes una explicación, Melody. Somos tus mejores amigos, sólo queremos ayudarte. Te queremos, todos —respondió Ethan.
Y entonces, todas las imágenes de ayer volvieron a mi mente. Los gritos, los insultos, el psicólogo, el puente, la droga, la fiesta... No sabía cómo se me había podido olvidar ni por un pequeño momento. Yo asentí y miré a mis amigos con una pequeña sonrisa. Lo que les tenía que explicar no era nada fácil, y hasta ellos podían verlo. Pero yo sabía que tarde o temprano tendría que contárselo todo.
—Os lo explicaré. La cosa empezó cuando mi hermano acabó en coma, ya sabéis. A partir de ahí las cosas se torcieron muchísimo para mí. No me sentía yo misma. Me sentía muy vacía y realmente mal. Estaba mal, y sigo estándolo. Ahí, un día que fui a visitar al hospital a mi hermano; un psicólogo me encontró y probó a hacer una sesión conmigo para ver si me funcionaba. Al ver que sí, acabé siendo una clienta habitual y tenía que pedir citas para verle, como todos. Luego, descubrí que me daban unos ataques de ansiedad muy fuertes, como ese que tuvimos cuando nos quedamos en mitad de la carretera — miré a Ela cuando dije lo último, ella asintió para que siguiera hablando—, y me dieron unas pastillas para la ansiedad. Y hay una cosa más, pero creo que eso podéis verlo por vosotros mismos — murmuré, subiendo a mi habitación siendo seguida por ellos.
Cuando llegamos, alcé el colchón dejando a la vista varios paquetes de tabaco, marihuana, cocaína y alguna que otra droga más. Ela se cubrió la boca con una de sus manos de forma temblorosa. Creía que debía de ser un shock para ellos, porque nunca les había hablado sobre nada de esto. Liam me atrajo hacia su pecho y me abrazó con fuerza acariciando mi cabello.
—Nosotros estamos aquí, Melody. Siempre lo hemos estado y siempre lo estaremos. No tienes nada de lo que avergonzarte, no pasa nada —murmuró Liam, sorprendiéndome.
Normalmente Liam era más callado. No en el sentido tímido, sino en el sentido frío, como yo. Suponía que por eso Liam y yo hablábamos más, y Ethan y Ela hablaban más. Miré a mis amigos, reunidos en aquella habitación. Ellos me sonrieron y asintieron ante las palabras de Liam, luego se acercaron y se unieron al abrazo formando uno de grupo. Sonreí, porque por primera vez me sentía bien. Ellos me hacían sentir bien.
—Os quiero, idiotas —murmuré.
Ellos rieron y respondieron que también me querían. Nos separamos y entonces me acordé de mi abuela. No estaba cuando me desperté y Drake tampoco.
—¿Y mi abuela? —pregunté confusa.
—Se ha ido a comprar. Y Drake ha dicho que iba a dar una vuelta con un amigo —respondió Ela y se encogió de hombros.
—Bueno, ahora ya lo sabéis todo —respondí con una pequeña sonrisa.
—Claro que sí. Y te apoyamos, cómo siempre lo hemos hecho. Te ayudaremos en todo lo posible, y te escucharemos cuando lo necesites —aclaró Ethan.
Yo asentí, riendo.
—A mí me duele un poco el hecho de que no confiaras en nosotros como para contárnoslo antes, pero no importa. Tienes nuestro apoyo —respondió Ela.
—Lo sé, lo siento. Es que no estaba preparada para contar algo así. Abrirme emocionalmente me cuesta mucho, ya sabéis —me excusé.
—Lo entendemos, tranquila —asintieron todos a la vez.
Me quedé mirando a la nada, sin saber que decir. Mis amigos se levantaron del suelo, y Ethan extendió sus manos para levantarme también.
—Bueno, ya vale de cosas tristes. Hagamos algo juntos —sugirió Liam, sonriendo levemente.
—Me parece bien. ¿Qué habéis pensado? —cuestioné curiosa.
—¿Playa? —cuestionó Ethan.
—No. Mejor no, pensemos algo diferente —me apresuré a negar. La playa ahora mismo no me traía buenos recuerdos.
Ela me miró seria. Porque ella sabía lo que había pasado en esa playa, mi abuela se lo había contado. Al final acordaron en hacer una ruta senderista por el monte y a mí me pareció bien. Los chicos se marcharon a organizarse sus cosas y Ela se quedó conmigo para que no estuviera sola. Algo me decía que ahora los iba a tener pegados a mí todo el día.
—Algún día tendréis que hablar —soltó Ela, organizando sus cosas.
—No sé a qué te refieres —negué terminando de preparar las mías.
—Mientes. Lo sabes perfectamente —se cruzó de brazos, mirándome fijamente—. Las cosas que os dijisteis aquel día en la playa...
—Ela, olvídalo. Yo le solté todo eso porque estaba harta, harta de él, harta de mí misma y harta de todo. Simplemente exploté y le dije todo lo que se me ocurrió para alejarlo de mí. Él me respondió de la misma forma, y me dio a entender que era lo que pensaba de mí. De hecho, lo dejó muy claro —argumenté comenzando a meter con fuerza la botella de agua en mi mochila.
—Lo alejas de ti porque no confías en él lo suficiente. Y porque tienes miedo de hacerle daño, o de que él te lo haga a ti. Pero, pienso que no deberías haberlo hecho. Y estoy segurísima de que él no piensa esas cosas de ti y sólo las dijo para defenderse de lo que tú le dijiste. Sólo fue un momento de rabia puntual. Por favor, dale una oportunidad, sólo una —me suplicó Ela.
Procesé las palabras que Ela me había dicho, pero terminé por negar con mi cabeza. Me rendía. Porque ya estaba cansada de darle oportunidades a Drake. Siempre las fastidiaba. Y, aunque a veces no lo pareciera, yo seguía siendo persona, con mis emociones y esas cosas. Y las personas acababan por cansarse de dar cosas sin recibir nada a cambio.
—Siento que tu shippeo no saliera bien, pero estaba claro que no iba a pasar nada entre nosotros. Él y yo somos muy diferentes, no tenemos nada en común. Además, cuando estás enfadado no mientes; me ha quedado clara la opinión que tiene de mí, así que —di la conversación por finalizada colgando la mochila en mi hombro.
—Pero tu mentiste, Melody... —murmuró apenada.
—Yo no mentí. Realmente pensaba eso de él —le aclaré, saliendo de la habitación.
—¡Puede que tú te quieras seguir engañando de esa forma, pero así no son las cosas, y en el fondo lo sabes! —la escuché gritar antes de salir de la habitación.
Liam y Ethan ya esperaban fuera con sus respectivas mochilas. Esperamos a que Ela terminara con sus cosas y bajara, y cuando lo hizo comenzamos a caminar por las calles, hacia las afueras de la ciudad, a un pequeño pueblo no muy lejano con monte de sobra. Até bien los cordones de mis deportivas para no caerme, y seguimos avanzando.
El verano ya se estaba acercando, así como mi cumpleaños. Mis amigos no querían tocar el tema, porque ya sabían lo que pasaría el día de mi cumpleaños, así que se mantenían al margen sin preguntar nada, lo cual me alegraba y me proporcionaba un gran alivio a la misma vez.
—El pueblo está por ahí —señaló Liam a la derecha, cuando nos paramos en un cruce.
Nosotros asentimos y continuamos andando en esa dirección. Hablábamos sobre cosas triviales mientras caminábamos para así matar el tiempo e ignorar el dolor que comenzaba a aparecer en nuestros pies por caminar con peso excesivo en nuestra espalda. Visualizamos el pueblo a lo lejos y sonreímos aliviados al poder descansar un poco.
—¿Queréis agua? —Ethan sacó su botella y nos la ofreció, nosotros bebimos de ella.
Luego continuamos nuestro camino. Al llegar al monte aplaudimos y seguimos caminando hasta adentrarnos en él. Luego nos sentamos a descansar y nos tumbamos viendo como la tarde comenzaba a caer. Habíamos tardado mucho más de lo que pensaba que tardaríamos, y por la cara de mis amigos al ver el sol, estaba segura de que pensaban lo mismo que yo.
Pasaron unas horas, y decidimos que ya era hora de volver o anochecería con nosotros en el monte. Volvimos al pueblo, y justo cuando llegamos para sentarnos en un banco, la noche cayó encima de nosotros. Suspiramos al darnos cuenta.
—No podemos volver. No tenemos coche e ir por la noche andando a tanta distancia no es seguro —aclaró Liam.
—Hay dos opciones. O nos quedamos en el pueblo a esperar a que amanezca, o llamamos a alguien para que vengan a buscarnos en coche —respondió Ethan, hiperventilando.
Habíamos bajado hacia el pueblo corriendo, porque sabíamos que había comenzado a anochecer y queríamos estar en el pueblo cuando eso pasara, al menos. Traté de regular mi respiración también, y cuando finalmente lo logramos tras unos minutos, vi a Ela alzar una ceja algo confusa.
—Pero... ¿A quién llamamos? —cuestionó ella.
Si llamábamos a sus padres o a los de ellos, entonces estarían castigados de por vida. Entonces, los tres a la vez, giraron sus cabezas y se giraron para mirarme. Y yo, como persona normal, miré hacia atrás como si la cosa no fuera conmigo. Ellos bufaron y Ela rio negando con su cabeza. Comenzaron a asentir a la vez mirándome, mientras que yo negaba efusivamente. No, ni de broma iba a llamar a mi niñero.
—Vamos, Melody. No nos queda otra —suplicó Ela, tiritando de frío.
Entonces me acordé de mis otros amigos. De Finn, y de Kyle. Llamaría a alguno de ellos y problema solucionado. Tampoco quería que mis amigos se murieran aquí de frío y hambre.
—Ya sé a quién llamar —me levanté alejándome de ellos para poder hablar con tranquilidad.
Desbloqueé mi iPhone y busqué el número de Finn en mi lista de contactos. Lo marqué y esperé a que me contestara. Al tercer tono, su voz se escuchó al otro lado de la línea.
—¿Melody? ¿Estás bien? ¿Todo va bien? —preguntó preocupado.
—Bueno, más o menos. Estamos en un pueblo a varios kilómetros de la ciudad. Estoy con mis amigos, y a esta hora es demasiado arriesgado volver andando a casa. No tenemos coche. Y si nos quedamos aquí, nos enfermaremos a causa del frío; en este pueblo estamos a varios grados bajo cero y no vamos bien abrigados para la situación —suspiré al darle una mirada a mis amigos, que se abrazaban entre ellos para darse calor.
—Eso suena horrible. De verdad que me encantaría ayudar, pero estoy trabajando. Puedes llamar a otra persona, o esperar a que salga de mi turno y que vaya para allá. ¿No tenías un niñero? Deberías llamarle a él. Su trabajo es ocuparse de ti, ¿no? Pues que cumpla su función —respondió, relajado. Pero me parecía que, por su tono de voz, estaba mosqueado.
—Gracias de todas formas. Y no, no le pienso llamar. Aún me queda alguien más. No hace falta que vengas, tú trabaja tranquilo y cuando llegue a casa te mando un mensaje —le respondí, mordisqueando mi labio inferior, nerviosa.
Él asintió y se despidió de mí, colgando la llamada. Busqué a Kyle entre mis contactos y marqué su número. Al segundo tono respondió a la llamada. De fondo se escuchaba música a todo volumen, y Kyle se reía.
—¿Sí? —preguntó riendo fuertemente.
Estaba borracho.
—Kyle... ¿Estás borracho? —alcé una ceja.
—No —dijo alargando exageradamente la vocal.
—Ya, no importa. Pásatelo bien —colgué, suspirando.
Aunque Kyle si pudiera venir, estaba borracho. No podría conducir, y sostenerse en pie seguramente tampoco podría hacerlo. Miré a mis amigos, que me observaban esperanzados. ¿Qué se suponía que iba a hacer yo ahora?
Solté un sonoro bufido al darme cuenta de que no podía hacer nada. Porque no iba a llamar a Drake ni aunque quisiera hacerlo. Mi orgullo ni siquiera me dejaba marcar su número de teléfono. Él me había hecho daño, y mi psicólogo tenía razón. La indiferencia es el mejor castigo, y la mejor solución.
El sonido de un coche parándose justo en la autopista dónde estábamos nosotros, me alertó. Tocó el claxon y el conductor del coche bajó del mismo, cruzándose de brazos y apoyándose en la puerta del piloto. Mi labio inferior temblaba de frío y seguramente ya estaba morado. El conductor se acercó a nosotros, y cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad por fin pude verlo.
—¿Esperáis una invitación para subir o qué? —la voz burlona de Drake se hizo presente en el ambiente.
Pero yo no le había llamado, entonces... ¿Cómo sabía dónde estábamos? ¿Alguno de mis amigos le había llamado? Ela sonrió mirándome y me abrazó, pensando que yo le había llamado. Me lo agradeció, y dijo que se alegraba de que hubiera decidido apartar mi orgullo. Luego se montó en los asientos de atrás junto a Ethan y Liam, y a mí me tocó ponerme de copiloto.
Cuando llegáramos a casa, le preguntaría cómo nos había encontrado. Dejamos a Ela en su casa y luego fuimos a la de Ethan y Liam. Besaron mi mejilla y me dijeron que me cuidara, después entraron los dos entre empujones a su casa. Apreció su madre, me agradeció haberlos traído de vuelta y los agarró de una oreja arrastrándolos hacia dentro. Yo reí, y me quedé mirando por la ventana hasta que llegamos a casa.
Entré en casa y dejé la mochila a un lado para correr a la cocina a hacerme un chocolate caliente. Drake me dijo que mi abuela estaba preocupada y al final se había quedado dormida mientras él me venía a buscar. Le di un sorbo al chocolate, notando como mi cuerpo ya comenzaba a entrar en calor. Miré a Drake confusa. Y él me devolvió la mirada con diversión.
—¿Cómo sabías dónde estaba? —le cuestioné, cruzándome de brazos.
—Un pajarito me lo dijo —respondió guiñándome el ojo para después subir a su habitación.
Un pajarito. Pues me encargaré de matar al pajarito y comérmelo asadito.
Suspiré antes de meterme en mi habitación y ponerme a ver Netflix mientras me terminaba el chocolate. Hoy había sido un día bastante extraño, y movidito a la vez.
—Por cierto, tu abuela quiere que hablemos sobre lo que pasó en la playa —interrumpió mi película Drake, entrando en mi habitación.
—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar. Me dejaste muy claro lo que pensabas de mí aquel día —le ignoré, mirando mi película mientras le daba un sorbo a mi chocolate.
Lo vi negar con la cabeza desde la puerta y soltar un pequeño suspiro.
—Tan lista para algunas cosas, y tan tonta para otras —espetó, saliendo de mi habitación completamente serio.
Fruncí el ceño. No había entendido a lo que se refería así que simplemente ignoré lo que me había dicho y terminé por bostezar, dejando lo que me quedaba de chocolate sobre la mesa. Cerré el portátil dejándolo sobre la mesa y pensé una simple cosa antes de dormirme profundamente.
¿Qué secretos ocultas?
¡Hola, hola needlovers! Sé que habéis estado esperando nuevo capítulo so... Aquí lo tenéis y espero que os guste mucho mucho. Estoy avanzando en el próximo capítulo también pero voy despacio a causa de que estoy de recuperaciones y necesito recuperar todo lo que tengo para no pasar con ninguna pendiente al próximo curso.
¿Qué pensáis de la relación entre Bryan, Derek, Ela y Melody? Yo creo que son muy buenos amigos. ¿Que creéis que oculta Drake? Os haré un pequeño adelanto a los que estáis leyendo esto: en el próximo capítulo descubriréis un secreto de Drake que molestará a Melody. ¿Que creéis que será? Pd: la canción de multimedia es simplemente porque me gusta mucho y la he estado escuchando muy a menudo. La escuché mientras escribía el capítulo so.
En fin, os dejo leer en paz. Votad y comentad que os pareció.
Nos vemos pronto. ¡Kisses of chocolate!🥰
—Needwoolf.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro