12. La soledad y una futura visita familiar.
{With you, it's a better me. I guess what I'm sayin', I guess what I'm sayin'. I guess what I'm sayin' is, I....I fuckin' love you.}
(I.F.L.Y-Bazzi)
Al final logramos llegar a casa sanos y salvos, pero para eso tuvimos que llamar a los padres de Ela. Que nos llevaron a casa a mí y a Drake, y después se llevaron a Ela. Lo último que supe de Ela fue que estaba castigada sin salir, ya que me había mandado un mensaje por el móvil. Y la verdad que me parecía injusto, porque había sido culpa del imbécil de Drake.
Y encima todavía no había podido concluir mi broma, así que tuve que guardar lo poco que llevaba para terminarlo mañana. Bajé de mi habitación una vez lo dejé todo listo para continuar mañana. Me dirigí a la cocina encontrando a Drake hablando por llamada, imaginé que sería con su novia. Y estaba hablando sobre algo de quedarse aquí con ella por la noche.
—Que ni se te pase por la cabeza meter en mi casa a la zorra de tu novia porque no sale viva. Primer aviso —espeté cruzándome de brazos y fulminándole con la mirada desde la puerta de la cocina.
—No estaba hablando con mi novia, y no vamos a quedarnos en casa. Nos vamos a la de él —habló alzando una ceja mirándome con diversión—. ¿Acaso acabo de verte celosa?
—Ya te gustaría a ti —respondí frunciendo el ceño en su dirección.
—Pues la verdad es que opino que sería bastante interesante, ¿no crees? —me guiñó un ojo antes de coger su abrigo y desaparecer por la puerta hacia la calle.
Rodé mis ojos tratando de disimular una sonrisa y una vez se fue, me decidí por ver una película en Netflix. Hoy era miércoles, pero había decido no ir a clases y fingir estar enferma, y Drake ya había ido esa mañana por lo que no tenía que preocuparme tampoco por ello, aunque yo no me preocupaba por él y por su vida en absoluto. A mí me daba igual lo que él anduviera haciendo.
Estaba a un simple año de terminar el instituto, y eso lograba aterrorizarme por completo. Tendría que ir a la Universidad, a un lugar lejos de aquí ya que mis padres no consideraban ninguna cercana lo suficientemente buena para que yo estuviera en ella.
Me dirigí a la cocina y abrí un paquete de palomitas que puse a calentar en el microondas durante dos minutos. Me serví también una Coca-Cola en un vaso y después cogí mi bote de nutella para tener algo que comer en el caso de acabarme las palomitas con rapidez, que normalmente era eso lo que ocurría.
Esperé con paciencia a que las palomitas terminaran de hacerse, y una vez listas las puse en un bol llevándolas a mi habitación. Cerré la puerta para que nadie me molestara, y agarré un buen puñado para llevarlas a mi boca mientras buscaba que película iba a ver.
Esa vez me decidí a buscar una de fantasía, y cuando encontré la que me pareció adecuada, la dejé puesta mientras iba comiendo las palomitas.
Verme ver una película era una situación bastante cómica, porque siempre la comentaba, aunque estuviera sola. Si salía una escena graciosa, yo me reía; si salía una escena triste, yo lloraba; y si salía una escena que me transmitía odio, yo me quejaba y le cogía asco al personaje durante toda la película.
—¡En serio, eres idiota! ¡Dile de una vez lo que sientes por ella, vamos! —me quejé hablando con la pantalla de mi portátil tirándole una de las palomitas a la cara al personaje que ahora aparecía en ella.
En ese instante una llamada entrante apareció en mi teléfono. Alargué la mano para agarrarlo de la mesa donde estaba y acepté la llamada sin ni siquiera dignarme a mirar el número que era.
—¿Qué? —gruñí enfadada por tener que ponerle pausa a mi película.
—Veo que las cosas por ahí van bien —escuché la voz cargada de diversión de mi abuela al otro lado del teléfono.
—Oh, abuela. Perdóname, es que estaba viendo una película y me había indignado con una parte —aclaré sonriente acomodando el teléfono móvil en mi oreja.
—Está bien, mi niña. ¿Cómo van las cosas por ahí? Me he enterado de que la inútil de tu madre y el incompetente de tu padre te han dejado de niñero a un joven muchacho —comentó con curiosidad.
No la tenía delante, pero ya podía imaginármela alzando y bajando las cejas repetidamente. Así era mi abuela, al menos, la que era por parte de padre.
Yo adoraba a mi abuela, era demasiado parecida a mí. A pesar de que tenía una edad muy elevada, su lenguaje era casi igual de obsceno que el mío y aunque pudiera usar un vocabulario mucho más culto, le daba un poco igual. Además de que tenía un gran parecido a mí en el carácter también. Tenía mí mismo carácter.
—Las cosas por aquí van bien, quiero decir, que él es un grandísimo idiota y me cae muy mal. Pero manteniendo las distancias, no pasará nada alarmante entre ambos, al menos no hasta que lleve a cabo la broma que tengo pensada —dije riendo, está vez fui yo quien alzó y bajó sus cejas con diversión.
—Ah, ya, tus bromas. Espantaste a las otras niñeras con ellas, quizás te sirva para que él también se vaya a la mierda —comentó riendo—. Prometo hacerte una visita la semana que viene, tengo ganas de verte. Además, tengo que ver también al imbécil con el que han dejado a mi querida nieta.
—Claro que sí, abuela. Me alegraría mucho verte, tú sólo avísame cuando vayas a venir —asentí sonriendo.
—Bueno, mi niña. Tengo que irme. Tu abuelo no se aclara ni para hacerse un huevo frito, dios mío, que paciencia debo tener. Es muy inútil, tú nunca te cases, créeme que estando sola te irán mejor las cosas —dijo riendo mientras podía escuchar de fondo las quejas de mi abuelo sobre nuestra conversación.
Solté una carcajada al escuchar a mi abuelo y asentí sonriente.
—Dale recuerdos de mi parte al abuelo. Nos vemos pronto, adiós abuela —sonreí esperando su respuesta antes de colgar.
—Adiós, Mel. El inútil de tu abuelo te manda besos desde aquí —dijo riendo.
Reí divertida negando con mi cabeza antes de mandarle besos a ambos y colgar finalmente el teléfono. La verdad que una visita de la abuela no estaría nada mal. La echaba mucho de menos, y seguro que ella si sería capaz de mantener a raya al playboy.
—Melody, ¿me puedes echar una mano? —cuestionó Drake entrando por la puerta con sus manos cargadas de bolsas.
Alcé una ceja curiosa y puse mis ojos en blanco antes de dirigirme hacia él para ayudarle. Cogí la cantidad de bolsas que mis manos pudieron soportar y caminé hasta la cocina con ellas, dejándolas sobre la mesa de esta.
— ¿Qué hay en las bolsas? —cuestioné apoyándome en las puntas de mis pies para poder mirar dentro de ellas.
—Alcohol. Hay una fiesta en casa de un amigo esta noche, si quieres venir, estás invitada —pronunció encogiéndose de hombros.
Hice una mueca pensativa mientras miraba los diferentes tipos de bebidas alcohólicas que se encontraban en el interior de las bolsas. Realmente yo no era muy fanática de las fiestas, pero a veces no me molestaba ir a alguna. La oferta de Drake era tentadora, pero no estaba segura de querer ir. Sólo esperaba que Ela no se enterara del asunto, porque si no, entonces sí tendría que ir. No la dejaría sola.
—Ya veremos. Me lo pensaré —murmuré alejándome de él y de las bolsas comenzando a salir de la habitación.
—¿Te apetece hacer algo juntos? —cuestionó rascando su nuca algo nervioso.
Reí levemente negando con la cabeza. Me parecía surrealista que, sabiendo como es él, estuviera nervioso ante semejante tontería.
—¿Qué habías pensado, playboy? —cuestioné alzando una ceja con curiosidad.
—Había pensado en un maratón de películas de Netflix en el salón, si te parece bien, claro —sonrió levemente sin apartar su mirada de la mía.
La verdad era que, a veces sus ojos verdes y su mirada penetrante me podían llegar a poner muy nerviosa. Su mirada era muy firme y expresiva, era difícil ignorarla.
—Me parece bien —asentí levemente con mi cabeza—, espera unos segundos, ya vuelvo —comenté subiendo las escaleras hacia mi habitación.
Hice un moño mal hecho con mi cabello, y después fui a ponerme el pijama para estar más cómoda. No estaba en absoluto acostumbrada a la compañía, la mayoría de las veces me quedaba en mi casa sola viendo películas o leyendo. Sólo algunas veces salía para ir con Ela, Liam, Ethan, Kyle o Finn. Sí, así de triste era mi vida.
—Te advierto. Como me toques, intentes coquetear conmigo de nuevo o digas un comentario subido de tono, me largo —advertí señalándolo con mi dedo índice.
Su propuesta de ver una película juntos me había parecido algo tierno, y también me habría parecido cruel de mi parte rechazarla, al parecer si estaba interesado en hacerse amigo mío o en conocerme un poco más, cosa que no iba a permitir de todas formas. Pero, si se pasaba de la raya, me marcharía a mi habitación.
—Tranquila, nunca te tocaría, no me rebajaría a semejante nivel —dijo con burla alzando sus manos.
—Claro, el nivel que ocupas saliendo con Samantha ya es bastante bajo —dije en tono de burla.
—Eso no te lo voy a negar —murmuró más para sí mismo que para mí.
Me senté a su lado en el sofá y me removí incómoda al no saber qué contestarle a su última declaración. Le empujé ligeramente disimulando una sonrisa que amenazaba con escaparse de entre mis labios, y le hice una señal con mi cabeza señalando la televisión.
—Vamos a elegir película. Estoy segura de que tus gustos son diferentes a los míos —objeté mirando en la pantalla el inicio de Netflix con su logo.
—Quién sabe, quizás tenemos gustos parecidos —discutió mirándome mientras se cruzaba de brazos.
—Por favor, deja el tema de una vez. Tú y yo no somos amigos, ni nada en absoluto, y no lo seremos en el futuro tampoco —negué con mi cabeza pasando los diferentes títulos con el mando de la televisión—. Voy a poner The Society, y si no te gusta me da igual, es lo que vamos a ver —afirmé dando por finalizada la discusión.
—Esa serie la tengo guardada en mi lista de reproducción. Me parecía que tenía buena pinta. ¿Has visto? Nuestros gustos no se alejan tanto como tú pensabas —recalcó acomodándose en el sofá.
—¡Que olvides el tema ya, Drake! —exclamé con un suspiro mirando la pantalla.
—Está bien —accedió repitiendo mí misma acción.
Me aparté ligeramente dejando una distancia considerable entre ambos. Aclaré mi garganta algo incómoda mientras miraba la pantalla. La verdad era que no me había acostumbrado del todo a su presencia, y a veces lograba ponerme muy nerviosa.
Miramos el primer capítulo de la serie en silencio, hasta que me entró algo de sueño y me estiré cómodamente en el sofá sin importarme su presencia. Giré mi cabeza para mirarle y observé su perfil silenciosamente. Podía ver sus ojos verdosos mirar la pantalla con atención, su pelo castaño ligeramente despeinado y desordenado, —lo que le hacía ver sexy—, y fui descendiendo la mirada hacia su mentón, que daba a parar a una mandíbula marcada y una nuez bastante marcada también.
—¿Has terminado de comerme con la mirada ya, rubia? —cuestionó riendo mientras ladeaba ligeramente su cabeza en mi dirección, mirándome con curiosidad y perversión.
Por favor, este chico tenía el ego por las nubes. Yo me encargaría de bajárselo.
—No estaba comiéndote, imbécil. Sólo me preguntaba cómo podía existir alguien tan terriblemente feo —murmuré disimulando una sonrisa, que amenazaba con salir, con una mueca de horror.
—Eres una pequeña mentirosa. Sabes perfectamente que estoy muy bueno —comentó alzando ambas cejas en mi dirección y acercándose a mí de forma poco disimulada.
—No lo estás —contraataqué cogiendo el bol de palomitas vacío del suelo y poniéndolo entre nosotros para dejar un espacio.
—Si no lo estoy, ¿por qué estás tan nerviosa, Melody? —cuestionó con su voz algo ronca acariciando mis brazos con suavidad.
Por las hormonas, dah.
—No estoy nerviosa —mentí en un murmuro.
Estaba a punto de perder toda mi jodida cordura por unas simples caricias que él me estaba dando. Así que, luché contra mis sucios pensamientos de adolescente hormonal, y golpeé su mano apartándola.
—Eres una mentirosa —dijo sonriendo con autosuficiencia.
—Lo que digas, playboy. Me voy a mi habitación —anuncié rodando los ojos para levantarme del sofá y llevar el bol a la cocina.
—¿Por qué te vas? La serie estaba interesante—cuestionó fingiendo confusión.
—El problema aquí no es la serie, sino tú. Además, te dije que me iría si me tocabas. Y lo has hecho, así que, como buena mujer de palabra, me largo —espeté apresurándome a subir los escalones de la escalera de caracol para entrar en mi habitación.
Casi tres semanas que llevábamos viviendo juntos, y todavía no era capaz de adaptarme a tener que ver su horrible rostro todos los días. Y mejor ni hablar de sus intentos de coqueteo, y de amistad. Eso era todavía peor.
Ya no sabía cómo dejárselo más claro. Yo no soy como todas esas con las que se acuesta. Y no seré otra de esas a las que lleve a la cama. Sé que no lo parecía a simple vista, pero yo era virgen, porque a pesar de estar en el siglo XXI, para mí mi virginidad todavía valía algo. Y no me refería a llegar virgen al matrimonio y a esperar al supuesto''amor de mi vida'', me refería a reservarla hasta que estuviera preparada y a no dársela a cualquier gilipollas que se me cruzara por la calle y fingiera ser un caballero.
No, yo quería reservarla para alguien que me inspirara confianza. Y, quizás, para alguien que me quisiera, aunque sólo fuera como una amistad larga y duradera. Porque no, no creía que un día se me presentara un capullo en casa diciendo ser mi eterno compañero de vida y que resultara serlo de verdad.
Por favor, esto era la vida real. El amor no existía. Sólo era un invento porque la mayoría tenía ese constante miedo a quedarse solo, y a vivir de viejo con gatos y perros en solitario. El amor era sólo un estado mental, y muy absurdo a mi parecer. Pero, yo no le temía a la soledad, porque yo nací sola, he vivido estos años sola, y moriré sola. Al final te acostumbrabas a estar sola, la soledad en realidad era una buena compañera, porque siempre iba contigo allá a donde fueras.
¡Holaaa! De verdad, perdonad el retraso con la actualización. Me están mandando muchos deberes con esto de la cuarentena, y tengo que sacar todo el tiempo posible para poder hacérlos y pasar de curso.
Además de que veré como solucionar el problema de mis recuperaciones también. Pero bueno, basta de hablar de mis estupideces sin importancia. ¿Vosotros como estáis? ¿Cómo lleváis la cuarentena? ¿Tenéis a alguna persona cercana que esté infectada?
Espero que os vaya todo bien, tanto a vosotros como a vuestras familias. Sea como sea, no olvidéis lavaros bien las manos y no salir de casa a no ser que sea necesario. Ser prudentes, por favor, y dejad de pensar en vosotros mismos y pensad un poquito más en los demás. Que todos lo estamos pasando mal con este tema.
Olvidando ese tema también... ¡Espero que os guste mucho el capítulo! No olvidéis votar y comentar. 🥰
Al parecer Melody odia bastante a Drake, pero él quiere que sea su amiga para hacer la convivencia más fácil y ligera tanto dentro de casa como en el instituto. ¿Creéis que al final ella se hará su amiga y cambiará su opinión de él a lo largo de los meses, como dice Drake; o que seguirá odiándole por igual?
¿Que pensáis de Melody, y de Drake? ¿Os gusta Ela cómo amiga? ¿Que pensáis de Samantha? Ahora es momento de llenar esto a opiniones y comentarios, que para eso existe esa opción. Yo estaré leyendo todo y respondiendo los comentarios que vayáis dejando. Añado que la canción que aparece en este capítulo a mi me agrada mucho así que jajaja. Me parece la típica que una persona como Melody o Drake le dedicaría a la persona que quiere so. En fin.
Nos vemos pronto. ¡Kisses of chocolate!🥰
-needwoolf
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