Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cartas sobre la mesa

En 3 míseros días no supo nada de Steve.

No fue hasta que Rhodey llegó colérico a su torre y le contó lo que había sucedido con el soldado de Hydra: James Buchanan Barnes.

—¿Saben quién lo hizo? —Ni siquiera Tony supo por qué hizo esa pregunta.

—No, las cámaras de seguridad no lograron capturar nada. Alguien logró entrar al sistema y  borro todas las grabaciones. —El moreno golpeó la pequeña mesa con el puño lleno de frustración—. No logramos conseguir nada de información. Ese sujeto era sólo un muñeco en la sala de interrogación.

El castaño tenso la mandíbula y aspiro con enojo. El imbécil de Rogers había ido por ese idiota. Estaba completamente seguro.

—Tony. —Rupert lo miro con preocupación—. Ten cuidado. Ese sujeto está suelto y no sabemos si volverá a atacarte.

—No lo hará. —Aseguró el castaño en un susurro.

James no escucho lo dicho por Tony, sólo se limito a suspirar abatido. Hydra le estaba dando muchos problemas.

Continuaron conversando hasta entrada la tarde. Rhodey se fue no sin antes advertir una vez más a Anthony. Éste sólo asintio tratando de calmar un poco a su mejor amigo.

—Jarvis, mantente al márgen.

—"Si señor".

Tony no tuvo ganas de ir al taller, se sentía lo suficientemente estresado como para pensar en un nuevo proyecto, así que, vistiendo simplemente unos pantalones sueltos y una camiseta sin mangas se acostó en su cama y dejó que las preocupaciones, pensamientos y demás se durmieran junto con él.

El sonido de la nada comenzaba a sentirse extraño. Tony sabía que ya no estaba solo en la habitación.

—¿Terminaste tu importante misión? —Preguntó aún manteniendo los ojos cerrados y dándole la espalda.

—¿Te divertiste esta tarde con tu amiguito del ejército? —Preguntó de vuelta el rubio, quién se encontraba sentado a un lado de la cama.

Ambos permanecieron en un largo silencio.

—... Estuviste vigilandome. —Dijo más para sí.

—Siempre estoy al pendiente de ti. —La voz de Steve lo sedujo—. Cada día, a todas horas, no importa donde esté.

Tony se estremeció ante sus palabras.

Con lentitud, casi con flojera, se posicionó boca arriba, espero paciente cualquier explicación de parte del soldado, pero lo único que escucho, fue la respiración del rubio muy cerca de él.

Jadeo cuando lo sintió aspirar con fuerza en su cuello. Parecía un adicto a su aroma.

—Te ves tan sexy. —Steve mordió su mejilla, mientras sus brazos encerraban el cuerpo del contrario.

Tony fingió que tener los músculos de Rogers no le afectaba.

—Tenemos que hablar. —Dijo al mismo tiempo que se paraba de la cama.

Vio la mirada feroz del Capitán. Tenía que concentrarse y no dejarse llevar.

Steve lo miro con picardía para asentir.

—¿De qué quieres hablar?

—¿Qué se supone que soy para ti? —Directo, Tony estaba harto de darle vueltas al asunto— ¿Tu juguete?

Rogers alzó una ceja mientras guardaba silencio. Lo recorrió con la mirada y negó. Tony no podía ser algo momentáneo.

—Me ofendes. —Sus ojos miraron directamente los otros—. Tú para mi lo eres todo, Anthony.

—Una vez me dijiste que no creyera todo lo que dices. —Argumento Tony— ¿Cómo hacerlo ahora?

Steve se levantó de la gran cama, camino hasta el genio y lo tomó de las mejillas para verlo directamente.

—Te amo. —El soldado beso sus labios de manera suave—. De una extraña manera, pero lo hago.

Tony rodó los ojos.

—Idiota.

El soldado sonrió. No esperaba menos del millonario.

—Tal vez no lo creas, pero te lo mostraré, con acciones, día a día. —Aseguró.

El castaño no dejó de verlo. Aún así, no todo estaba resuelto.

—Si es como dices. —Anthony se aferró a su cuello—. Deja Hydra.

El rubio se mostró serio por un momento, después, se alejó del genio—. No creo que eso sea posible.

—Recuerdo perfectamente cuando dijiste que era yo antes que Hydra. —Peleó el filántropo.

—No creas todo lo que digo. —Se burló el soldado. Tony iba a insultarlo en todos los idiomas que conocía, pero Steve de nuevo lo interrumpió—. Escucha Anthony, tengo planes a futuro que van a beneficiarnos.

—¿Así? ¿En qué?

—Si yo me apodero de Hydra, tendrías un aliado muy poderoso. —La sonrisa de Rogers era confiada.

Tony se cruzó de brazos—. No pienso ser un asesino.

—Bien, no lo veas así. —El rubio se acercó de nuevo—. Tendrás a una poderosa organización cuidando tu espalda. —Continuó—. Piénsalo de está manera, si yo dejo Hydra, está no dejará de joder. Buscará matarte, hacer tratos sucios con alguno de tus inversionistas, robar tu tecnología... Hydra te tiene en la mira.

Stark tembló ante la posibilidad.

—Pero...

—No te estoy pidiendo que hagas algo que va en contra de tus ideales. —Rogers se encogió de hombros—. Te entiendo, en algún tiempo atrás tenía los mismos pensamientos que tú.

Tony no entendía del todo.

—Ve al grano. —Exigió molesto por tanta vuelta.

—Permanezcamos a bandos diferentes. —Aclaró—. Pero que eso no afecte nuestra relación.

El castaño analizó la situación.

Era un genio, y sabía perfectamente lo que implicaría la salida de Steve, el soldado de mayor importancia en la organización. Todo apuntaba a la muerte. Sin embargo, contando con Steve como líder de Hydra, él no tendría que preocuparse por tener a asesinos a sueldo pisando sus talones y buscando apoderarse de una tecnología que no iban a controlar.

Bandos diferente, pero jamás enemigos.

—De acuerdo. —Aceptó con cierto desagrado—. Pero te advierto que yo jamás estaré involucrado en tus sucios juegos.

Steve asintió aceptando la condición de Anthony.

Ambos se miraron. Tony con seriedad, Steve con diversión.

—¿Algo más? —Quiso saber el más alto.

El millonario recordó al soldado que trataba de matarlo.

—En realidad, dos cosas más. —Dijo—. Primera; ¿Quién dio la orden de matarme?

El Capitán sonrió ante el cuestionamiento. Era la pregunta que estaba esperando.

—Justin Hammer. —Stark soltó una maldición. Ese imbécil—. Pero de eso me encargaré yo. —Dijo Steve llamando la atención de Tony—. Con ellos iniciaré mi plan.

El castaño se encogió de hombros. Después de todo, no podía sentir misericordia alguna por ese sujeto.

—Segunda. —Anthony tenso la mandíbula— ¿Por qué diablos fuiste por Barnes?

El hombre de ojos azules abrazo al castaño disfrutando de los celos del mismo.

—Es parte fundamental para ejecutar mi plan, además, es mi amigo.

Tony se separó molesto.

—Más te vale que sea eso Rogers. —De nuevo se vio en los brazos de un contento soldado—. Te lo juro, en el momento en que me seas infiel, te castraré.

Steve comenzó a reir—. No pensé que fueras tan celoso.

—Vete a la mierda.

Terminando su discusión y aclarando la situación, Rogers no perdió más tiempo para llevarlo a la cama y empezar con el sexo de reconciliación.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro