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13

Sentí que la mayoría de edad tardó el doble de lo que me faltaba para llegar, pero al final cumple años. Mis dieciocho años.

Fueron Daryl y Merle los que llegaron a la casa de acogida esa misma mañana. Fue nuestro plan. Venían por mis cosas, para subirlas a la camioneta y llevarlas a la cabaña.

La cara de mis padres de acogida fue épica, muy graciosa. Sé que los hermanos no se ven como las mejores personas que uno puede ser amigo, no me sorprendería que hasta hubieran pensado que proxenetas o algo así.
Casi me ruegan que me quede más tiempo, pero al final no lo hicieron porque el Estado ya no les pagaría por mí, para mantenerme. Yo traté de tranquilizarlos lo mejor posible, prometiéndoles que estaría bien y aclarando que conocía a los Dixon desde hace mucho tiempo. Al final, me agradaban mis tutores, aunque sabía que no los volvería a ver de nuevo, y eso no me importaba. Fue un proceso y estaba bien con eso.

Me despedí de los niños y salté a los asientos traseros de la camioneta con una sonrisa en mi rostro. Ahora empezaba mi nueva vida.

Pasé la tarde limpiando y acomodando mis cosas, Merle se quedó dormido en el sofá después de tomar unas cuantas cervezas. Daryl me ayudó un poco y cuando quise ir a comprar comida, robamos la camioneta de Merle y fuimos hasta el mercado más cercano.

Yo no podía dejar de mirarlo mientras conducía, su perfil, su seriedad. Como usaba un solo brazo para mover el volante, las venas marcándose en su brazo cuando usaba los cambios... Su brazo apoyado en mi asiento, casi tocándome.

Me mordí la lengua y me vi obligada a mirar al frente. Pensé en cosas horribles como vómitos de borrachos, algún hombre muy peludo y la picazón que te da la varicela (me había dado a los seis años), todo lo necesario para sacármelo de la cabeza.

Luego de que descubrí que me gustaba Daryl, bueno, los primeros dias estuvieron bien, incluso las primeras semanas. Pero después, cada momento a su lado se había vuelto una tortura. Tenerlo cerca y no poder abrazarlo, besarlo, decirle lo que sentía... Maldición. La pasaba fatal.

Sabía que ahora pasaría cada día con él ya que era libre, y solo me quedaban dos alternativas: se me pasaban los sentimientos, es decir que me terminaba por acostumbrar a eso.... O aguantaba hasta explotar y me arriesgaba.

Y no, no podría ser la segunda opción. Porque uno: sí me correspondía, podía ser que todo saliera mal o las cosas se pusieran raras con Merle.
Dos: sí no me correspondía... No quería pensar en eso tampoco, podría arruinar todos estos años de amistad.

Así que yo elegía pensar en cosas asquerosas o dolorosas cuando sentía que iba a lanzarme sobre él. Y así llevaba sobreviviendo los últimos días.

A la noche festejamos en el bar (no quería limpiar el desorden de mi cabaña luego de la fiesta, así que era mejor hacerlo allí). Había un pastel espectacular y en un descuido, me ahogaron con el.

—¡Hijos de puta! —escupí el pastel y traté de limpiarme un poco, porque no veía nada, solo oía las risas de todos, siendo las de los hermanos las que más resaltaban, así que tomé toda la crema qué tenía en la cara con mis manos.
—¡Feliz libertad... —gritó Merle, entonces dí con él y le restregué el contenido de mis manos por todo el rostro—, pequeña perra! —gritó molesto empujándome, aunque al final rió.

Por fin pude ver algo y visibilicé a Daryl. Sonreí con soña.

—¡Oh, no, Lil, ni se te ocurra!

Trató de huir, pero le salté a la espalda. Lo rodeé con mis piernas y brazos para sostenerme y lo llené del pastel todo lo posible.

—No, no, eres una... mierda, maldita, Lil, no —repetía mientras reía por mi juego.

Entonces... No sé de dónde salieron, pero nos rodearon nuestros amigos, los que conocimos del bar, las cartas y el billar. Tenían huevos en las manos.

Daryl y yo lo notamos y nos quedamos demasiado quietos, paralizados del miedo. Y ellos nos atacaron. Nosotros gritamos.

Albert no pudo molestarse por lo sucio que quedó el bar ya que fue su idea. Con Daryl nos metimos en el baño para lavarnos un poco. Cara, brazos, cabello, tratamos de limpiar nuestra ropa con papel de baño lo mejor posible, ayudándonos entre los dos.

La pasamos muy bien. En un momento me puse tan ebria que no dejaba de molestar a Daryl. Una parte de mi consciencia decía «para, para, para ya, te estás avergonzando, se va a dar cuenta».
Pero era imposible controlarlo, estaba muy desinhibida. Por suerte, no hice nada de lo que me arrepintiera; nada pasó de unas burlas y bromas, todo por cuánto enamorada, feliz, enojada y ebria estaba.

Albert casi nos hecha a patadas como a las diez de la mañana. Jamás habíamos durado tanto tiempo allí... Al salir el sol nos quemaba como si fuéramos vampiros. Merle condujo y por suerte, no fuimos detenidos por patrulleros, ni chocamos. Llegamos a salvo a la cabaña, justo antes de que él se lanzara a un costado del bosque a vomitar.

Yo me metí en la bañera, porque no podía dormirme toda sucia. En un momento, la puerta se abrió con un Daryl muy asustado, que se relajó al verme, pero al darse cuenta de que estaba desnuda, miró al techo y luego hacia afuera.

—¿Qué haces? —pregunté, arrastrando las palabras.
—Te estaba hablando. No respondías. No sabía sí te habías quedado dormida y te ahogaste —respondió.

Había estado algo ida en mi mente, así que asentí.

—No te oí. Ya salgo —contesté, seguía algo distraída.

Simplemente me levanté y me rodeé con una toalla antes de rozarlo al pasar por el marco de la puerta.

—Buenas noches —saludé sin girarme.

Ellos se quedaron a dormir, pelearon por el sofá más grande, que se lo quedó Merle. Daryl se las ingenió juntando los dos pequeños, aunque lucía algo incómodo en donde dormir. Luego fue que les avisé que había un cuarto de invitados que podían usar, fueron hasta allí tan rápido que me marearon.

Teníamos una rutina. Yo era la primera en levantarme, iba a trabajar. Había conseguido empleo de mañana como cajera de un mercado y en la tarde como ayudante de un cocinero. Idealmente, hubiéramos sobrevivido bien con solo uno de mis empleos, pero Merle y Daryl se metían en problemas y a veces yo tenía que pagar algunas deudas ilegales si no quería que les cortaran un dedo y me lo enviaran en una caja. O debía pagar alguna multa por velocidad, por conducir ebrios y hasta alguna fianza cuando tenían alguna pelea y terminaban tras las rejas.

Cocinaba el desayuno, comía y les dejaba a Daryl y Merle para cuando se despertaran. Al volver del trabajo, limpiaba un poco y obligaba a quién estuviera en la casa a ayudarme (en general, era Daryl). Cuando Merle se levantaba, comía y se iba a buscar algún trabajo para ganar dinero, tenía muchos, pero siempre eran ocasionales. Daryl se quedaba en la cabaña hasta la tarde, cuando iba a trabajar a un taller mecánico.

Nos solíamos encontrar en la noche en el bar de Albert. Muchas veces yo me retiraba temprano por mi trabajo del día siguiente. Me manejaba en la bicicleta, Daryl había logrado comprar una motocicleta y Merle seguía con su vieja camioneta. Daryl temía por mi seguridad cuando me iba en la noche del bar, así que prefería llevarme en la moto a casa y yo dejaba mi bici en la parte trasera de la camioneta de Merle, para que él la trajera de vuelta a la cabaña.

Me parecía muy bonito que Daryl prefiriera traerme a casa que quedarse en el bar pasándola bien.
En especial, cuando veía que estaba hablando muy animado o cercano a alguna mujer. Era un hombre increíble, aunque siendo sincera, son incontables las veces que quise venir a casa solo para que él se alejara de esas chicas.

Por eso era el hombre de mis sueños. Ni siquiera éramos pareja y él podía dejar todo por ayudarme, por protegerme, porque me quería... Aunque no fuera igual a como yo lo quería a él.

—Oh, daryl... —gemí, sintiendo los besos bajar por mis pechos. Entonces la boca se despegó de mi piel.
—¿Quién es Daryl? —preguntó.

Abrí los ojos y lo miré, con su pelo rojo y sus ojos verdes era guapísimo. Pero no era él. No era Daryl.

Daryl era el hombre de mis sueños... Y en mis sueños se quedaría.

—Perdona, nadie. No importa. Continuemos —contesté antes de volver a besarlo para distraerlo.

No era la primera vez que me pasaba y no sería la última tampoco. Muchos se ofendían, pero por suerte a varios no les importaba. Solo buscaban un revolcón, yo también, ¿entonces qué importaba que estuviéramos deseando a otras personas en el medio?

Al terminar, me acomodé la ropa, el pelo y el maquillaje en el viejo espejo del baño de mujeres. Luego salí y lo primero que ví fue cómo una mujer abofeteaba con expresión muy furiosa a Merle.

Entonces este la tomó por los hombros, la empujó contra una pared y la besó dejando ir sus instintos más salvajes. Ella rápido aceptó y lo siguió, con muchas ganas.

Merle no le hacia ascos a ninguna mujer. Mucho menos a una con carácter. Eran sus favoritas.

Daryl, por otro lado (y por suerte), estaba solo, disfrutando de una cerveza fría y un partido de billar.

Me dirigí a la barra por un whisky en las rocas y luego me senté sobre el borde de la mesa de billar, al lado de Daryl. Sus ojos dieron en mis zapatillas, luego subieron por mis piernas hasta mi short y desvió la vista de nuevo al juego. Yo tomé de mi vaso y observé a los presentes.

Ví a una pelirroja. Esa pelirroja. No sabía su nombre, pero la odiaba.
Tenía un novio, muy infiel e idiota que un día me observó por demás. Ella pensó que yo estaba correspondiéndole o algo así, cuando ni siquiera me interesaba el sujeto.

—¡Eres una zorra! Provocadora... —me gritó apuntándome con su dedo y lo clavó en mi pecho múltiples veces.

Yo respiraba hondo, tratando de no cometer una locura. Esa noche estaba contenta y no quería pelear, había estado esperando que los hermanos llegaran al bar así que estaba sola todavía. Traté de razonar con ella, que además era bastante nueva en aquel bar, la había visto con su novio unas cuatro veces. Sí los otros clientes del lugar debían apoyar a alguien, sería a mí, que me conocían desde hace años. El propio Albert echaría a esa chica y a su novio sí yo se lo pedía, pero no lo hice. Juro que intenté razonar, de verdad. Mucho. Pero hay personas a las que no les funciona el cerebro, es así de simple.

—¿En serio te atreves a decirme qué no lo estabas buscando, con esa ropa que llevas? Sí seguro eres prostituta.

No me sorprendería que hasta la música se hubiera detenido. Todos callaron y nos miraron, por fin, porque habían tratado de ignorarnos, dejando que nos arreglemos solas, ya que no parecía ser nada grave. Pero yo sabía que igual nos estaban oyendo, porque aquel chisme valía oro.

«—¿Te defenderás o te quedarás tirada como una perra?» decía la voz de Merle en mi cabeza.

Y le rompí la jodida nariz de un puñetazo. Ella se lanzó sobre mí, enfurecida, pero solo atinó a rasguñarme un poco y jalar mi cabello. Yo fui directo a los puños e incluso le di un cabezazo, con el cual perdió algunos dientes.

A su novio lo seguí viendo en el bar, y luego de un tiempo, ella terminó por regresar, no me dirigís ninguna palabra, pero sí me lanzaba unas cuantas miradas de molestia.
Al parecer ella y su novio habían terminado porque ahora iban en diferentes horarios, no juntos; tal vez trataban de no encontrarse o podría ser solo una casualidad. Una vez coincidieron y yo me encargué de que viera como me frotaba contra la entrepierna de su ex, solo para molestarla, y a partir de ese dia decidió ignorarme. Yo hice lo mismo.

Sentí la mano de Daryl en mi muslo, atrayéndome de nuevo al presente. Era un gesto que solía hacer cuando jugaba, estaba nervioso y necesitaba algo de suerte. Me tocaba la pierna, a veces el hombro, a veces el brazo. Al principio, lo hacia por un poco de confort, por los propios nervios, como si yo pudiera relajarlo con mi toque. Luego se dio cuenta que comenzaba a ganar las partidas, entonces comenzó a hacerlo pensando que yo le daba suerte.

«Mi chica de la suerte», me llamaba en el bar. Y «Lil» en casa.

Yo aún no sabía cómo podía sobrevivir a ese hombre. Cada vez que lo escuchaba decirme aquello con su voz grave o acariciarme así... Me derretía completamente.

N/A: OMG, hay más vistas, votos y me estan agregando a sus hemrosas listas de lectura. Se los agradezco infinitamente💖

Aquí el capítulo de la semana. Una pequeña parte de mí siente que capaz estoy haciendo la historia muy larga, cuando comencé a escribir no planeé que fueran más de 15 capítulos de esta primera parte. Pero al final, creo que serán 25 y unos extras.

Sucede qué, soy fan del «mostrar, no contar», porque mejora la lectura, la historia, los personajes, la trama, todo. Pero mostrar tantos años de la vida de Lilith, en donde suceden tantas cosas, en tan «pocos capítulos» y tratar de que no quede todo muy rápido, como con los saltos de tiempo, está difícil😂

Tranquilamente podría hacer de esta primera parte 35 o 40 capítulos, pero tampoco es mi idea. ¡Ya tengo muchas ganas de llegar al cambio! Pero obvio es necesario contar todo esto, porque al fin y al cabo, es la historia de Lilith y yo LA AMO😅🥰

¿Qué les va pareciera todo hasta ahora?

Este es el capítulo de esta semana y les prometo que en cuanto termine de escribir la primera parte, pasaré a dos capítulos semanales. No voy a poder darles un maratón de toda la novela porque necesito tiempo para hacer la 2da parte yyyyyy... OTRA HISTORIA UBICADA EN ESTE MISMO UNIVERSO.

Quiero decir, con el mismo Daryl que están leyendo aquí, con la misma Lilith incluso, pero diferente protagonista. Se llamará Kayden, es una soldado, será hermana menor de Rick y sucederá entre la primera parte de esta novela y la segunda. O sea, deberían leerlas intercaladas🤭 Y no se preocupen, porque el interes amoroso de Kayden también será Daryl. Habrá mucho drama por aquí🔥 Y espero leer sus teams y que ship más les gusta cuando la lean🥰

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