Talia Ryder | Chaelisa
❝ Lisa estaba celosa y se lo hace saber indirectamente a Rosé. ❞
[ ♡ ]
—¿Sigues stalkeando a Chaeng?
Lisa frunció el ceño al escuchar la voz de Jennie detrás suyo. Había empleado ese tonito burlón que últimamente tanto usaba cuando se refería a la situación que ahora mismo estaba pasando.
¿Y cuál era esa y por qué la necesidad de Jennie de burlarse? Simple, Sus celos -aunque los negara-.
Desde el día en la Met Gala, donde Rosé entró del brazo de Anthony Vaccarello y salió tomando la mano de Talia Ryder. Desde que vio cómo recorrían todo New York y terminaban en su hotel. Desde entonces se siente así.
Su lado racional pensaba en que solo eran amigas, que la chica apenas tenía diecinueve años y que Rosé no le haría eso.
¿Pero hacerle qué exactamente?
Y ese era el principal problema, no había nada que pudiese hacerle porque simplemente no había nada entre ellas.
Sí, últimamente habían compartido momentos juntas, se habían acercado aún más que antes y, en una ocasión, mientras estaban en Los Ángeles con sus amigos tomando de más, puede que hayan tenido un acercamiento más amistoso de lo normal, pero no habían tenido nada más que eso. Entonces, ¿qué era lo que Rosé no le haría?
Ahora tenía otra cosa comiéndole la cabeza. ¿Por qué razón con esta chica se sentía así siendo que Rosé solía ser igual de amigable con las demás mujeres que conocía?
A ver, no era que Rosé fuese de diestra a siniestra coqueteando con todo lo que llevara un par de pechos y vistiese una falda, no. Pero vamos, que todos sabemos a lo que se refiere Lisa.
La cuestión es que no sabía a qué se debía la molestia que le generaba verlas ahí, en frente de la Torre Eiffel viéndose tan felices y cercanas. O bueno, sí sabía, pero no quería aceptalo. Porque de hacerlo, tendría que aceptar otras cosas de las que no estaba preparada.
Negando, decidió seguir viendo la timeline de su cuenta de Twitter. ¡Pero todo estaba repleto de lo mismo! ¿Cómo se supone que iba a dejar de pensar en eso cuando el internet se encargaba de restregárselo en la cara?
—Siempre creí que Rosie terminaría con una milf.
Volvió a escuchar a Jennie. Viró los ojos y tomó el brazo de la más baja con la intención de pararse, esta ayudándole.
—Son solo amigas —aseguró Lisa, su voz tratando lo más convincente posible. Tanto para Jennie como para ella.
—¿Amigas como tú y ella o amigas como ella y yo? —preguntó con picardía.
Lisa, quien empezó a caminar, se detuvo y volteó a mirarla con curiosidad. Muy bien, parecía que había cosas que ella no sabía.
—¿A qué te refieres? —preguntó con genuina curiosidad—. ¿Qué tipo de comparación es esa?
Jennie se encogió de hombros y respondió con desdén.
—Sé unas cositas.
¿Qué tipo de cosas podría saber? ¿Acaso Rosé le contó del pequeño desliz que tuvo? Bueno, es su mejor amiga, podría hacerlo. Pero aún así se trata de su intimidad, sería grosero de su parte y sabe que la rubia no haría eso.
Totalmente a la defensiva, esa fue la postura que había optado por tomar Lisa y la que Jennie pudo distinguir desde que dijo aquello.
El silencio se había hecho presente, Lisa ideando una manera de formular la pregunta sin que sonara nerviosa y Jennie lista para responderla.
Tosió, aclarando su garganta y preguntó.
—¿Se puede saber qué tipo de cosas?
—Tú lo sabes mejor que nadie —fue lo único que respondió la mayor.
Lisa iba a reclamarle pero se vio interrumpida por el sonido del celular de su compañera. La vio tomar el aparato y responder. Escuchando la conversación, supo que Jennie debía irse para poder seguir con los temas de su proyecto en solitario y ella se quedaría sola de nuevo. Cosa que agradecía, lo último que deseaba era pelear con la coreana.
Jennie se acercó para darle un beso en la mejilla y se despidió animadamente, no sin antes decirle que dejara de darle tantas vueltas al asunto.
Lisa escuchó la puerta cerrarse y suspiró. Decidió ir hacia su habitación y prácticamente tirarse sobre el suave colchón.
Estaba agotada, estuvo ocupada con unos asuntos del viaje que tendría dentro de veinticuatro horas y le dolía la cabeza de estar pensando en Rosé y su situación actual.
Cerró los ojos esperando a conciliar el sueño y se pasó la mano por el cuello, haciéndose un leve masaje.
Mala idea porque hizo que volviera el recuerdo que la ha estado invadiendo desde hace semanas.
Los Ángeles. Sus amigos. Un bar. Mucho alcohol. Rosé. Y ella.
Lo recuerda con claridad, nunca lo olvidaría. Lo recuerda como si hubiese sido ayer.
Y su mente se encargaba de darle las imágenes más claras posibles, era una película que se repetía incontables veces en su cabeza.
Estaban todos ahí, disfrutando de la noche, celebrando la estadía de las chicas en la ciudad.
Habían decidido rentar una parte del bar más lujoso de Los Ángeles para que pudiese estar tranquilamente. El ambiente era increíble, la música igual y sus amigos también.
Lisa había visto desde el gran balcón como Rosé había decidido alejarse un poco de la parte privada que tenían para ir a socializar con más personas. Siempre había sido así, la persona más carismática y amigable que había visto alguna vez, a veces hasta cree que olvida que es una de las artistas más famosas de los últimos tiempos y se pasea en cualquier sitio como si nada.
Miró cómo se apoyaba en la barra cerca a una chica con quien rápidamente entabló conversación. Estaba curiosa, nunca habían hablado de todo eso que solía ver en las redes y la verdad tampoco le interesaba, hasta ahora.
¿Qué tan cierto era lo que algunos fans decían acerca de su rubia amiga? ¿Le atraían las mujeres de esa forma? ¿Le desagradaban los hombres?
Torsió los labios, no era de su incumbencia. Pero tenía todo el derecho de sentirse dudosa así no lo quisiera.
Siguió mirandolas, mantenían una conversación amena por lo que pudo percibir. Notaba que la chica se reía y sutilmente golpeaba su brazo.
Coqueteó duro y puro.
Todos los sabían, Lisa lo sabía.
Y Rosé no parecía incómoda o molesta con esto, por el contrario le devolvía ciertos gestos.
Su mente viajando nuevamente a la pregunta que más le causaba curiosidad y creando una nueva: ¿le gustan las mujeres? ¿Se sentiría atraída por ella?
Se alejó del barandal confundida y regañandose a sí misma. ¿Qué le importa a ella lo que le guste o no a Rosé? ¿Y qué onda la segunda pregunta?
Será mejor dejar de beber. Solo piensas incoherencias, Lisa, se habló a sí misma.
Recuerda haberse sentado luego, haber visto a Rosé volver luego de treinta minutos, verla dirigiéndose hacia ella con dos bebida alcohólicas en sus la manos, haberle tendido una y ella haberla recibida.
Hablaron mucho, rieron y Lisa olvidó que no quería beber más.
De un momento a otro Lisa estaba dándole la espalda a Rosé, quien le daba un masaje en los hombros y cuello, ayudándole con el dolor del que se había estado quejando.
Lisa tragó saliva duramente y llena de valentía por el alcohol en su organismo, se atrevió a preguntar.
—¿Te gustan las mujeres?
Directa, sin miramientos ni conversaciones previas. Si no lo hacía así, nunca lo haría.
Rosé no se sorprendió y le respondió con toda la honestidad del mundo.
—Me encantan las mujeres.
El aliento caliente cerca a su oído la había hecho estremecer, el tono de voz que había empleado le erizó la piel. Pero optó por ignorarlo y solo asintió.
—¿Te molesta o algo? —su aliento seguía golpeándole el cuello, pero esta vez se escuchó más preocupada.
Lisa rápidamente negó con la cabeza y se volteó hacia ella, quedando así cara a cara con la rubia.
Recuerda haberle dicho que no, recuerda haberle explicado todo, recuerda haberla escuchado reír mientras le decía que era consciente de lo que decían sus fans de ella, recuerda haber escuchado cómo admitía que muchas veces hacía las cosas a propósito porque sabía lo que a ellas les gustaba.
Y recuerda muy bien cuando le preguntó qué pensaba de ella.
Y la Lisa acostada solo cerró los ojos con fuerza, colocando sus manos sobre su cabeza maldiciendose a sí misma y a Rosé.
Sobre todo a esta última.
Porque recuerda muy bien cuando le respondió esa pregunta, diciéndole que era la mujer más sensual y sexy que conocía y que si tuviese la oportunidad de estar con ella nunca la desaprovecharia.
Y luego recuerda como se le tiró prácticamente encima para besarla.
Llevaba meses sin besar a alguien, lo echaba de menos y Rosé lo hacía muy bien.
Habían compartido un beso increíble, cargado de deseo. No les importaba si las veían o no, ellas sólo querían besarse hasta el cansancio.
Lisa suspiró, sentándose en la cama y pasándose la mano por la cara. De no haber sido por sus amigos, seguramente habrían acabado en algo más. Estaban prácticamente acostadas en el sofá, Rosé se había puesto sobre ella y la tocaba sin timidez.
Bien, dormir no serviría así que mejor se daría una ducha fría porque el recuerdo la había alterado un poco.
Agarró sus cosas y alistó la tina. Luego de estar lista, se metió y decidió poner un poco me música para crear un ambiente más relajado.
Tomó su celular y se odio al ver la aplicación de Twitter abierta una vez más.
Otra vez un montón de tweets mostrando a esa chica con su amiga.
Dios, ¿acaso solo seguía cuentas dedicadas a Rosé o tanto se habían alterado?
Solo son fotos, por favor.
Además a Rosé le gustan mayores.
Y los pechos grandes.
O bueno, eso leyó de una de sus fans un día.
¿Debería?
Podría.
Disimuladamente miró hacia abajo donde se notaba el valle de sus pechos sobresalir del agua de la tina.
Recuerda a Rosé haberle tocado mucho los pechos ese día, eso significa que le gustan, ¿no?
Pero tendría que pararse si quería sacar una buena foto donde se viesen bien, pues no mentiría: ella no tenía los pechos gigantescos ni nada por el estilo.
Suspiró y negó con la cabeza.
No dejes que los celos se apoderen de ti.
Volvió a revisar Twitter y lo que vio hizo que sus celos se terminaran apoderando de su lado racional.
Un tweet de un vídeo donde Rosé tomaba a Talia de la mano, guiándola hacia el auto donde estaban citando lo que ella una vez dijo acerca de la rubia siendo su hubby.
Ah no, eso si que no.
Rosé era su hubby, de nadie más.
Solo pueden referirse a ella de esa forma si se trata de las dos.
Así que llena de celos, se paró de la ducha totalmente mojada dándole igual si arruinaba el piso y se paró frente al espejo desnuda.
Encendió su cámara y posó sacando muchas fotos de su torso desnudo hacia arriba. Las miró totalmente satisfecha y envió algunas a Rosé.
¿Quería provocarla? Sí.
¿Se arrepentiría? Probablemente.
No pasaron ni cinco minutos cuando recibió respuesta.
Y fue cuando su lado racional volvió a salir a flote.
¿De verdad le había enviado nudes a su compañera de grupo?
Suspiró y miró el nombre de Rosé en la pantalla. Ahora mismo se odiaba por no tener habilitado la vista de mensajes en la pantalla de bloqueo.
Se mordió el labio mientras desbloqueaba el celular y entraba al chat.
Rosie
He visto muchas tetas, pero las tuyas son las más hermosas.
Sintió su cara calentarse y rió. Rosé podía ser muy descarada si se lo proponía.
Iba a responder pero llegó otro mensaje.
Rosie
Supongo que recuerdas lo que pasó ese día. Y no te preocupes, Talia es solo una amiga.
Mordió su labio y escribió.
Lili
Lo hago y me odio por no poder dejarlo pasar, perdona.
Decidió omitir la parte de Talia, no quería hacerle saber más de la cuenta que está celosa.
Rosie
No lo dejes pasar, por favor. Yo no me he podido sacar de la cabeza nada de lo que pasó ese día. Besarte fue increíble y si me dejas, lo haría de nuevo.
Lisa se rió y pudo corrorobar lo que tanto decían de la labia que tenía esa mujer.
Lili
Dentro de unas horas viajo.
Rosie
Lo sé. Cuando se acabe el evento podríamos escaparnos un rato. París es un sueño, lo sabes.
Lisa levantó una ceja, ¿acaso la llevaría a la Torre Eiffel también? Bien, estaba empezando a dudar de la creatividad de Rosé.
Lili
Ya vi la Torre Eiffel en la foto que subiste con esa chica.
Volvió a leer el mensaje y se maldijo.
Talia, su nombre es Talia. Así le enoje pensarlo.
Rosie
Jajaja, obviamente dejo lo más impresionante para ti. La Torre Eiffel es muy básica y de principiantes.
Lisa se reía con nerviosismo. Vale, no tenía que dudar de Rosé.
Lili
Creída. Eso espero, hubby.
Rosie
Nos vemos en unas horas, ma belle.
Bien, haberle hecho una escenita de celos parece que funcionó, ahora tenía una cita con su compañera de banda y sin querer salió del clóset.
Eso la hacía algo, ¿no?
Bueno, a nadie le importa.
Lo importante es que ella se había dejado llevar por lo que sentía y todo terminó bien.
© whorefrs
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